Quimiocinas
Quimiocinas CXC
Quimiocinas CC
Receptores de Quimiocina
Quimiocina CCL5
Quimiocina CXCL10
Proteínas Inflamatorias de Macrófagos
Quimiocina CCL2
Quimiocina CCL4
Quimiocina CXCL1
Quimiocina CCL3
Quimiocinas CX3C
Quimiocina CXCL11
Citocinas
Quimiocina CCL7
Proteínas Quimioatractivas de Monocito
Quimiocina CXCL2
Quimiotaxis de Leucocito
Receptores de Interleucina-8B
Quimiocina CXCL5
Interleucina-8
Sistema del Grupo Sanguíneo Duffy
Receptores CXCR3
Quimiocina CCL19
Quimiocina CCL21
Factores Quimiotácticos
Quimiocina CCL17
Receptores CCR2
Quimiocina CCL8
Receptores CCR1
Quimiocina CCL11
Quimiocina CXCL12
Monocinas
Quimiotaxis
Inflamación
Quimiocina CCL22
Receptores de Interleucina-8A
Células Cultivadas
Ratones Consanguíneos C57BL
Quimiocina CCL1
Quimiocina CCL24
Receptores CCR5
Movimiento Celular
Quimiocina CXCL6
Quimiocina CX3CL1
Receptores CCR3
ARN Mensajero
Mediadores de Inflamación
Receptores CXCR4
Infiltración Neutrófila
Receptores CCR10
Péptidos y Proteínas de Señalización Intercelular
Quimiocina CXCL13
Neutrófilos
Monocitos
Quimiocina CCL20
Leucocitos
Receptores de Citocinas
Macrófagos
Transducción de Señal
Ratones Noqueados
Linfocitos T
Regulación de la Expresión Génica
Ratones Consanguíneos BALB C
Receptores CCR7
beta-Tromboglobulina
Receptores CCR4
Factor de Necrosis Tumoral alfa
Regulación hacia Arriba
Pulmón
Interferón gamma
Reacción en Cadena de la Polimerasa de Transcriptasa Inversa
Células Dendríticas
Ensayo de Inmunoadsorción Enzimática
Inmunidad Innata
FN-kappa B
Receptores CCR8
Modelos Animales de Enfermedad
Lipopolisacáridos
Citometría de Flujo
Factor Plaquetario 4
Receptores CCR6
Línea Celular
Eosinófilos
Células TH2
Factores Quimiotácticos Eosinófilos
Células TH1
Expresión Génica
Células Epiteliales
Ligandos
Receptores CXCR5
Perfilación de la Expresión Génica
Leucocitos Mononucleares
Quimiocina CCL27
Líquido del Lavado Bronquioalveolar
Sustancias de Crecimiento
Inhibición de Migración Celular
Activación Neutrófila
Molécula 1 de Adhesión Intercelular
Inmunohistoquímica
Datos de Secuencia Molecular
Células Endoteliales
Análisis de Secuencia por Matrices de Oligonucleótidos
Moléculas de Adhesión Celular
Interleucina-6
Receptores de Interleucina
Linfocitos T CD4-Positivos
Activación de Linfocitos
Receptores de Superficie Celular
Interleucina-1beta
Receptores Toll-Like
Interleucina-1
Ratones Transgénicos
Factores de Tiempo
Secuencia de Aminoácidos
Endotelio Vascular
Linfocitos
Rodamiento de Leucocito
Comunicación Celular
Microglía
Molécula 1 de Adhesión Celular Vascular
Marcadores Biológicos
Antígenos CD
Medios de Cultivo Condicionados
Macrófagos Alveolares
Regulación hacia Abajo
Tejido Linfoide
Unión Proteica
Técnicas de Cocultivo
Interleucinas
Modelos Inmunológicos
Receptores del VIH
Ganglios Linfáticos
Proteínas Angiostáticas
Linfocitos T CD8-positivos
Células del Estroma
Neovascularización Patológica
Interleucina-17
Fibroblastos
Activación de Macrófagos
VIH-1
Diferenciación Celular
Linfotoxina beta
Receptor Toll-Like 4
Receptores de Interleucina-17
Integrina alfa4beta1
Mucosa Respiratoria
Membrana Sinovial
Ovalbúmina
Reacción en Cadena en Tiempo Real de la Polimerasa
Artritis Reumatoide
Receptor Toll-Like 2
Mastocitos
Glucosaminoglicanos
Subgrupos de Linfocitos T
Astrocitos
Interleucina-1alfa
Interleucina-10
Células Asesinas Naturales
Receptor Toll-Like 3
Proliferación de la Célula
Alérgenos
Endotelio Linfático
Las quimiokinas son un tipo de citocinas, o moléculas de señalización celular, que desempeñan un papel crucial en la comunicación entre las células inmunes. Se caracterizan por su capacidad para atraer y activar células específicas, particularmente leucocitos (un tipo de glóbulos blancos), hacia sitios específicos en el cuerpo.
Las quimiokinas interactúan con receptores de quimiocinas ubicados en la superficie de las células objetivo. Esta interacción desencadena una cascada de eventos intracelulares que pueden resultar en la activación, proliferación, migración o diferenciación de las células inmunes.
Las quimiokinas se clasifican en cuatro grupos principales (CXC, CC, CX3C y C) según la posición de los dos primeros cisteínos conservados en su estructura proteica. Cada grupo tiene diferentes funciones y se asocia con diferentes respuestas inmunes.
En resumen, las quimiokinas son un tipo importante de moléculas de señalización que desempeñan un papel clave en la regulación del sistema inmunitario y la respuesta inflamatoria.
Las quimiokinas CXC son un subgrupo de quimiokinas, un tipo de moléculas de señalización celular que desempeñan un papel crucial en la regulación de la respuesta inmune y la inflamación. Las quimiokinas se identifican y clasifican según la presencia y la posición de cuatro residuos de cisteína conservados en su estructura proteica.
Las quimiokinas CXC, también conocidas como quimiocinas α, contienen cuatro aminoácidos (un residuo de xilulina o cualquier otro aminoácido) entre los dos primeros residuos de cisteína. Esta subclase incluye varios miembros, como CXCL1 (GRO-α), CXCL8 (IL-8), CXCL9 (MIG), CXCL10 (IP-10) y CXCL12 (SDF-1).
Estas moléculas se unen e interactúan con receptores específicos de quimiokinas, que son proteínas G acopladas a la membrana celular. La activación de estos receptores desencadena una cascada de eventos intracelulares que resultan en la quimiotaxis o direccionamiento de células inmunes como neutrófilos, monocitos y linfocitos T hacia sitios de inflamación o tejidos lesionados.
Además de su función en la respuesta inmune y la inflamación, las quimiokinas CXC también desempeñan un papel importante en la angiogénesis (formación de vasos sanguíneos nuevos), el crecimiento y desarrollo celular, y la homeostasis tisular. Algunas quimiokinas CXC, como CXCL12, también están involucradas en la migración y supervivencia de células madre y progenitoras hematopoyéticas.
La disregulación o alteración de las vías de señalización de quimiokinas CXC se ha relacionado con diversas enfermedades, como cáncer, enfermedades autoinmunes, infecciones y trastornos neurológicos. Por lo tanto, comprender el papel de estas moléculas en la fisiología y patología humanas puede ayudar a desarrollar nuevas estrategias terapéuticas para tratar diversas enfermedades.
Las quimiokinas CC, también conocidas como quimiocinas beta, son un subgrupo de quimiokinas, un tipo de moléculas de señalización celular pequeñas. Las quimiokinas son proteínas que participan en la comunicación celular y desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria y la inflamación.
Las quimiokinas CC se denominan así porque tienen una estructura característica con dos cisteínas adyacentes en la posición N-terminal followed by other amino acids before a third cysteine (hence, C-C). Este patrón de disposición de las cisteínas distingue a este subgrupo de quimiokinas de otros subgrupos, como los de quimiokinas CXC y CX3C.
Las quimiokinas CC desempeñan un papel importante en la activación y el reclutamiento de células inmunes, como leucocitos y macrófagos, hacia sitios de inflamación o infección. También están involucradas en la regulación de la proliferación celular, la diferenciación y la apoptosis. Algunos ejemplos de quimiokinas CC incluyen RANTES (Regulated upon Activation, Normal T Cell Expressed and Secreted), MIP-1α (Macrophage Inflammatory Protein-1α) y MCP-1 (Monocyte Chemoattractant Protein-1).
Las quimiokinas CC se unen e interactúan con receptores específicos de quimiocinas en la superficie de las células diana, lo que desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación y el reclutamiento de células inmunes. Los receptores de quimiokinas CC pertenecen a la familia de receptores acoplados a proteínas G (GPCR) y se designan como CCR1, CCR2, CCR3, etc. La disfunción o alteración en la expresión de quimiocinas y sus receptores se ha relacionado con diversas enfermedades inflamatorias y autoinmunes, como la artritis reumatoide, el asma y el VIH/SIDA.
Los Receptores de Quimiocinas son un tipo de proteínas transmembrana que se encuentran en la superficie celular y desempeñan un papel crucial en la respuesta inmune y la inflamación. Estos receptores interactúan con las quimiocinas, un grupo de pequeñas moléculas señalizadoras involucradas en la comunicación celular.
La unión de una quimiocina a su respectivo receptor desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación de diversas vías de señalización, lo que resulta en una variedad de respuestas celulares, como el reclutamiento de células inmunes al sitio de inflamación o lesión, la regulación del crecimiento y diferenciación celular, y la inducción de la apoptosis (muerte celular programada).
Los receptores de quimiocinas se clasifican en dos grupos principales según su estructura y función: los receptores de quimiocinas CC (que interactúan con quimiocinas que contienen dos cisteínas consecutivas) y los receptores de quimiocinas CXC (que interactúan con quimiocinas que contienen cuatro aminoácidos, generalmente dos cisteínas, entre ellas).
La disfunción o alteración en la expresión de los receptores de quimiocinas se ha relacionado con diversas patologías, como enfermedades autoinmunes, cáncer y enfermedades infecciosas. Por lo tanto, el estudio de estos receptores y sus ligandos es de gran interés para el desarrollo de nuevas terapias dirigidas a tratar estas enfermedades.
La quimiocina CCL5, también conocida como Regulatory T cell-attracting chemokine (RTAC) o Regulated upon Activation, Normal T Expressed and Secreted (RANTES), es una pequeña proteína señalizadora involucrada en la respuesta inmunitaria. Es una citocina quimioatrayente que pertenece a la familia de las quimiokinas y se codifica por el gen CCL5.
La CCL5 es producida por una variedad de células, incluyendo células T activadas, fibroblastos, células endoteliales y células estromales. Se une e interactúa con los receptores CCR1, CCR3, y CCR5, que se expresan en una variedad de células inmunes, incluyendo linfocitos T helper, linfocitos T citotóxicos, basófilos, eosinófilos, y células natural killer.
La CCL5 juega un papel importante en la quimiotaxis (movimiento guiado) de células inmunes hacia sitios de inflamación o infección, y también está involucrada en la activación y proliferación de células T. La CCL5 ha sido asociada con una variedad de procesos fisiológicos y patológicos, incluyendo la respuesta inmunitaria antiviral, el rechazo de trasplantes, y diversas enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
La quimiocina CXCL10, también conocida como interferón gamma-inducible proteína 10 (IP-10), es una pequeña molécula de señalización perteneciente a la familia de las citokinas CXC. Es producida principalmente por células monocíticas, endoteliales y fibroblastos en respuesta a estimulación por interferón gamma (IFN-γ).
La función principal de la quimiocina CXCL10 es atraer y activar células del sistema inmune, especialmente linfocitos T y células natural killer (NK), hacia sitios de inflamación o infección. Esto sucede mediante la unión a su receptor específico, CXCR3, expresado en la superficie de estas células inmunes.
La sobrexpresión de CXCL10 se ha asociado con diversas condiciones patológicas, como enfermedades autoinmunitarias, infecciones virales y cáncer, lo que sugiere su papel como mediador proinflamatorio y potencial diana terapéutica.
La quimiocina CXCL9, también conocida como monokina inducible por interferón gamma (MIG), es una pequeña proteína soluble que pertenece a la familia de las quimiocinas. Las quimiocinas son moléculas de señalización que desempeñan un papel crucial en la respuesta inmune y el desarrollo de enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
La CXCL9 se expresa principalmente en células endoteliales, macrófagos y células dendríticas después de la activación por interferón gamma (IFN-γ), un importante mediador del sistema inmune. La CXCL9 actúa como un atractante quimiotáctico para los linfocitos T, especialmente aquellos que expresan el receptor CXCR3, lo que promueve su migración y activación en sitios de inflamación o infección.
La CXCL9 desempeña un papel importante en la respuesta inmune adaptativa, particularmente en la defensa contra patógenos intracelulares como virus y bacterias. Sin embargo, también se ha implicado en diversas enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico y la esclerosis múltiple, donde su sobreproducción puede contribuir a una respuesta inmune excesiva y daño tisular.
En resumen, la quimiocina CXCL9 es una proteína de señalización que desempeña un papel crucial en la regulación de la respuesta inmune, atrayendo células T a sitios de inflamación o infección y contribuyendo al desarrollo de enfermedades autoinmunes cuando está desregulada.
Las quimiokinas C, también conocidas como CC quimiokinas o quimiokinas beta, son un subgrupo de quimiokinas, que son pequeñas moléculas de señalización proteica involucradas en la respuesta inmune y la inflamación. Las quimiokinas C contienen cuatro cisteínas disulfuro estabilizadas en una configuración específica, con las dos primeras cisteínas unidas entre sí y seguidas por el resto de la molécula.
Las quimiokinas C desempeñan un papel crucial en la activación y reclutamiento de células inmunes, como leucocitos y linfocitos T, hacia sitios de inflamación o infección. También están involucradas en la regulación de la proliferación y diferenciación celular, la angiogénesis y la homeostasis tisular.
Algunos ejemplos comunes de quimiokinas C incluyen CCL2 (monocitoquimioattractante-1 o MCP-1), CCL3 (macrofagina-1 alfa o MIP-1α), CCL4 (macrofagina-1 beta o MIP-1β) y CCL5 (regulada por activación y quimioquinasa expresada en T linfocitos o RANTES). Las mutaciones genéticas o las alteraciones en la expresión de estas quimiokinas se han relacionado con diversas enfermedades inflamatorias, autoinmunes y neoplásicas.
Las proteínas inflamatorias de macrófagos (MIP, por sus siglas en inglés) son un grupo de citocinas proinflamatorias que se producen y secretan principalmente por macrófagos, aunque también pueden ser sintetizadas por otras células del sistema inmune como neutrófilos y linfocitos. Las MIP desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria innata, atrayendo células inflamatorias al sitio de una infección o lesión a través del proceso de quimiotaxis.
Existen varios tipos de proteínas inflamatorias de macrófagos, cada una con su propia función específica en la respuesta inmunitaria. Algunos ejemplos incluyen:
1. MIP-1α (CCL3): Esta proteína ayuda a reclutar células inflamatorias como linfocitos T, monocitos y neutrófilos al sitio de una infección o lesión. También puede inducir la activación y diferenciación de células presentadoras de antígeno, como macrófagos y células dendríticas.
2. MIP-1β (CCL4): Similar a MIP-1α, esta proteína también participa en el reclutamiento de células inmunes al sitio de una infección o lesión. Además, puede desempeñar un papel en la activación y proliferación de linfocitos T.
3. MIP-2 (CXCL2): Esta proteína es un potente atractante de neutrófilos y monocitos, lo que contribuye a la acumulación de estas células en el sitio de inflamación.
4. MIP-3α (CCL20): Atrae células dendríticas y linfocitos T helper 17 al sitio de inflamación, desempeñando un papel importante en la respuesta inmune adaptativa.
Las proteínas MIP están involucradas en diversos procesos fisiológicos y patológicos, como la inflamación, la inmunidad innata y adaptativa, el cáncer y las enfermedades autoinmunes. Su regulación adecuada es crucial para mantener un equilibrio homeostático y prevenir enfermedades.
La quimiocina CCL2, también conocida como proteína 10 inducible por interferón gamma o MCP-1 (Monocyte Chemotactic Protein-1), es una pequeña molécula de señalización que pertenece a la familia de las quimiokinas. Las quimiokinas son un grupo de citocinas que desempeñan un papel crucial en la regulación de la respuesta inmunitaria y el tráfico celular, especialmente durante los procesos inflamatorios y de inmunidad innata.
La CCL2 se produce principalmente por células endoteliales, fibroblastos, macrófagos y células musculares lisas. Esta molécula se une específicamente a los receptores CCR2 (Receptor de Quimiocina 2) en los leucocitos, particularmente monocitos, basófilos y células T reguladoras, atrayéndolos hacia el sitio de inflamación o lesión tisular. La activación de la vía CCL2/CCR2 desencadena una cascada de eventos que conducen a la migración y activación de células inmunes, lo que ayuda en la eliminación de patógenos y promueve la reparación tisular.
Sin embargo, un exceso o persistencia de la señalización CCL2/CCR2 también se ha relacionado con diversas enfermedades inflamatorias y autoinmunes, como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, la aterosclerosis y el cáncer. Por lo tanto, la CCL2 es un objetivo terapéutico prometedor para el desarrollo de estrategias de intervención en estas condiciones patológicas.
La quimiocina CCL4, también conocida como proteína 10 inducible por interferón gamma (IP-10), es una pequeña molécula de señalización que pertenece a la familia de las citokinas. Las quimiocinas son un tipo de moléculas de señalización que desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria y el tráfico celular.
La CCL4 es producida por una variedad de células, incluyendo los macrófagos, fibroblastos y células endoteliales, en respuesta a estimulación inflamatoria o infecciosa. La CCL4 se une a su receptor específico, el receptor CXCR3, que se expresa en una variedad de células inmunes, incluyendo los linfocitos T y los monocitos.
La unión de la CCL4 a su receptor desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación y migración de las células inmunes hacia el sitio de inflamación o infección. La CCL4 ha demostrado jugar un papel importante en la respuesta inmune contra una variedad de patógenos, incluyendo virus, bacterias y parásitos.
Además, la CCL4 también se ha asociado con una variedad de enfermedades inflamatorias y autoinmunes, como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple y el lupus eritematoso sistémico. Por lo tanto, la CCL4 es un objetivo terapéutico prometedor para una variedad de enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
La quimiocina CXCL1, también conocida como growth-regulated oncogene-alpha (GRO-α), es una pequeña proteína soluble perteneciente a la familia de las citokinas llamadas quimiocinas. Las quimiocinas son moléculas de señalización celular que desempeñan un papel crucial en la inflamación, inmunidad y angiogénesis, entre otros procesos biológicos.
La CXCL1 específicamente se clasifica como una quimiocina de tipo ELR (glutamato-leucina-arginina), lo que significa que contiene un motivo tripeptídico en su región N-terminal, el cual es importante para su interacción con los receptores CXCR2. Los receptores de quimiocinas son proteínas transmembrana que se unen a sus ligandos correspondientes (las quimiokinas) y desencadenan una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación y migración de células inmunes.
La CXCL1 es producida por diversos tipos celulares, incluyendo células endoteliales, fibroblastos, macrófagos y neutrófilos, en respuesta a estímulos proinflamatorios como bacterias o sustancias químicas dañinas. Su función principal es atraer y activar neutrófilos hacia el sitio de inflamación o lesión tisular, donde desempeñan un papel crucial en la eliminación de patógenos y desechos celulares.
Además de su papel en la respuesta inmune innata, la CXCL1 también ha sido implicada en diversos procesos tumorales, como el crecimiento, progresión y metástasis del cáncer. Su sobrexpresión se asocia con un pronóstico desfavorable en varios tipos de cáncer, lo que la convierte en un objetivo potencial para el desarrollo de terapias antitumorales.
La quimiocina CCL3, también conocida como MIP-1α (Macrophage Inflammatory Protein-1 alpha), es una proteína pequeña que pertenece a la familia de las citokinas, específicamente a las quimiokinas. Las quimiokinas son moléculas señalizadoras que desempeñan un papel crucial en la regulación de la respuesta inmune y el tráfico celular durante los procesos inflamatorios y la inmunidad.
La CCL3 se sintetiza y secreta principalmente por células inmunes como macrófagos, linfocitos T y células dendríticas en respuesta a diversos estímulos, como infecciones o lesiones tisulares. Esta citokina se une a receptores específicos en la superficie de células blancas de la sangre, lo que desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación y migración de estas células hacia los sitios de inflamación o infección.
La CCL3 juega un papel importante en la respuesta inmune al ayudar a reclutar células efectoras, como linfocitos T y células asesinas naturales, al sitio de una infección o lesión. También participa en la regulación de la activación y diferenciación de células inmunes y puede interactuar con otras citokinas para modular la respuesta inflamatoria. Los desequilibrios en la producción y función de la CCL3 se han asociado con diversas afecciones patológicas, como enfermedades autoinmunes, infecciones y cáncer.
Las quimiokinas CX3C son un subgrupo específico de quimiokinas, que son moléculas de señalización pequeñas involucradas en la comunicación celular, especialmente en la respuesta inmunitaria. Las quimiokinas guían el movimiento de células inmunes hacia los sitios de inflamación o lesion.
La designación "CX3C" se refiere a la disposición particular de las cisteínas en la estructura de la proteína. Todas las quimiokinas tienen cuatro dominios de cisteína, pero en el caso de las CX3C, las dos cisteínas centrales están separadas por otras tres aminoácidos (de ahí "CX3C").
Un ejemplo bien conocido de quimiokina CX3C es la fractalkina (también conocida como CX3CL1). La fractalkina es única entre las quimiokinas porque está unida a la membrana celular en lugar de existir como una molécula soluble. Actúa como un receptor de adhesión para ciertos glóbulos blancos, además de su función como quimiocina.
La quimiocina CXCL11, también conocida como interferón inducible T-cell alpha chemoattractant (I-TAC) o interferón gamma-inducible protein 9 (IP-9), es una pequeña proteína soluble que pertenece a la familia de las quimiocinas. Las quimiocinas son moléculas de señalización que desempeñan un papel crucial en la regulación del tráfico celular y la activación de los leucocitos durante respuestas inmunes e inflamatorias.
La CXCL11 se une e interactúa con su receptor específico, el CXCR3, que está presente en diversos tipos de células inmunes, como linfocitos T helper 1 (Th1), linfocitos T citotóxicos (Tc) y células natural killer (NK). La unión de la CXCL11 a su receptor CXCR3 desencadena una cascada de señalización intracelular que resulta en la quimiotaxis o movimiento direccional de estas células hacia el sitio de liberación de la quimiocina.
La expresión de la CXCL11 se induce principalmente por interferón gamma (IFN-γ), un importante mediador de la respuesta inmunitaria Th1. Por lo tanto, la CXCL11 desempeña un papel fundamental en la coordinación y el reclutamiento de células inmunes efectoras durante las respuestas inmunitarias adaptativas, particularmente aquellas involucradas en la defensa contra patógenos intracelulares, como virus y bacterias.
Además de su función inmunitaria, la CXCL11 también ha demostrado participar en procesos fisiopatológicos relacionados con diversas enfermedades, como cáncer, artritis reumatoide, esclerosis múltiple y enfermedad inflamatoria intestinal. Por lo tanto, la CXCL11 representa un objetivo terapéutico potencial para el tratamiento de estas afecciones.
Las citocinas son moléculas de señalización que desempeñan un papel crucial en la comunicación celular y el modular de respuestas inmunitarias. Se producen principalmente por células del sistema inmunológico, como los leucocitos, aunque también pueden ser secretadas por otras células en respuesta a diversos estímulos.
Las citocinas pueden ser clasificadas en diferentes grupos según su estructura y función, entre los que se encuentran las interleuquinas (IL), factor de necrosis tumoral (TNF), interferones (IFN) e interacciones de moléculas del complemento.
Las citocinas desempeñan un papel fundamental en la regulación de la respuesta inmunitaria, incluyendo la activación y proliferación de células inmunes, la diferenciación celular, la quimiotaxis y la apoptosis (muerte celular programada). También están involucradas en la comunicación entre células del sistema inmune y otras células del organismo, como las células endoteliales y epiteliales.
Las citocinas pueden actuar de forma autocrina (sobre la misma célula que las produce), paracrina (sobre células cercanas) o endocrina (a distancia a través del torrente sanguíneo). Su acción se lleva a cabo mediante la unión a receptores específicos en la superficie celular, lo que desencadena una cascada de señalización intracelular y la activación de diversas vías metabólicas.
La producción y acción de citocinas están cuidadosamente reguladas para garantizar una respuesta inmunitaria adecuada y evitar reacciones excesivas o dañinas. Sin embargo, en algunas situaciones, como las infecciones graves o enfermedades autoinmunitarias, la producción de citocinas puede estar desregulada y contribuir al desarrollo de patologías.
La quimiocina CCL7, también conocida como monocita chemoattractante protein-3 (MCP-3), es una pequeña proteína soluble que pertenece a la familia de las quimiokinas. Las quimiokinas son moléculas de señalización celular que desempeñan un papel crucial en la respuesta inmune y el desarrollo de enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
La CCL7 se une e interactúa con receptores específicos, como el receptor CCR2, que se expresa en células inmunes como monocitos, linfocitos T y dendriticas. Esta interacción desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación y migración de estas células hacia sitios de inflamación o lesión tisular.
La CCL7 se produce y secreta por diversos tipos celulares, incluyendo macrófagos, fibroblastos y células endoteliales, en respuesta a estímulos proinflamatorios como lipopolisacáridos (LPS), interferón-gamma (IFN-γ) e interleucina-1β (IL-1β). Su función principal es reclutar y activar células inmunes para ayudar en la eliminación de patógenos y participar en la remodelación tisular durante la resolución de la inflamación.
Sin embargo, un exceso o persistencia de CCL7 y otras quimiokinas puede contribuir al desarrollo y progresión de diversas enfermedades, como aterosclerosis, artritis reumatoide, esclerosis múltiple y cáncer. Por lo tanto, el equilibrio adecuado de la producción y acción de las quimiokinas, incluida la CCL7, es fundamental para mantener la homeostasis del sistema inmune y prevenir enfermedades.
Las proteínas quimioatractantes de monocitos (MCP, por sus siglas en inglés) son un tipo de citokinas, o moléculas de señalización, que pertenecen a la familia de quimiocinas CC. Estas proteínas desempeñan un papel crucial en la regulación del sistema inmune y la inflamación.
Las MCP se unen a receptores específicos en la superficie de los monocitos, un tipo de glóbulos blancos, y atraen a estas células al sitio de inflamación o les permiten migrar a través de los tejidos. Existen varios subtipos de MCP, siendo la más comúnmente estudiada la MCP-1 (también conocida como CCL2).
La MCP-1 se produce en respuesta a diversos estímulos, como infecciones virales o bacterianas, lesiones tisulares y enfermedades crónicas. Su función principal es reclutar monocitos al sitio de inflamación, donde se diferencian en macrófagos y participan en la eliminación de patógenos y desechos celulares. Sin embargo, un exceso o persistencia de MCP-1 y otras quimiocinas puede contribuir al desarrollo y progresión de diversas enfermedades inflamatorias y autoinmunes, como la aterosclerosis, la artritis reumatoide y el VIH.
En resumen, las proteínas quimioatractantes de monocitos son un grupo de citokinas que desempeñan un papel fundamental en la regulación del sistema inmune y la inflamación, atrayendo a los monocitos al sitio de lesión o infección.
La quimiocina CXCL2, también conocida como proteína inducible por interleucina-1 (IP-10), es una pequeña citocina perteneciente a la familia de las citokinas C-X-C. Es producida por diversos tipos de células, incluyendo células endoteliales, fibroblastos y células inflamatorias como los macrófagos y neutrófilos.
La función principal de la quimiocina CXCL2 es atraer y activar células del sistema inmune, especialmente células neutrófilas, hacia sitios de inflamación o lesión tisular. Esto se logra mediante la unión de la CXCL2 a su receptor específico, el receptor C-X-C tipo 2 (CXCR2), lo que desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la migración y activación de células inmunes.
La quimiocina CXCL2 está involucrada en diversos procesos fisiológicos y patológicos, como la respuesta inmune innata, el desarrollo del sistema nervioso central, la angiogénesis y la tumorigénesis. En particular, se ha asociado con enfermedades inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide y la enfermedad inflamatoria intestinal, así como con el cáncer y la metástasis.
La quimiotaxis de leucocitos es un proceso biológico en el que los leucocitos (un tipo de glóbulos blancos) se mueven siguiendo un gradiente de concentración de químicos, generalmente moléculas señalizadoras conocidas como quimiocinas. Este proceso desempeña un papel crucial en la respuesta inmune del cuerpo, ya que ayuda a los leucocitos a localizar y migrar hacia los sitios de inflamación o infección en el cuerpo.
Cuando una célula dañada, un patógeno u otra célula libera quimiocinas, se crea un gradiente de concentración con niveles más altos de quimiocinas cerca del sitio de la lesión o infección. Los leucocitos tienen receptores en su superficie que pueden detectar estas moléculas señalizadoras y responder a ellas mediante un proceso llamado transducción de señales, lo que hace que los leucocitos extiendan pseudópodos (proyecciones citoplasmáticas) hacia el gradiente químico y migren en esa dirección.
Este fenómeno es fundamental para la defensa del cuerpo contra las infecciones y lesiones, ya que permite a los leucocitos llegar al lugar donde se necesitan y desempeñar sus funciones, como fagocitar patógenos o eliminar células dañadas. Sin embargo, la quimiotaxis de leucocitos también puede desempeñar un papel en procesos patológicos, como las respuestas inflamatorias excesivas y las enfermedades autoinmunes.
Los receptores de interleucina-8 (IL-8) son un tipo de receptor acoplado a proteínas G que se une a la interleucina-8, una citocina proinflamatoria. Existen dos subtipos de estos receptores, IL-8R A y IL-8RB, también conocidos como CXCR1 y CXCR2 respectivamente.
IL-8RB, o CXCR2, es un receptor que se une a varios ligandos, incluyendo la interleucina-8 (IL-8), la interleucina-8 tipo alpha (IL-8α), la interleucina-8 tipo beta (IL-8β), la interleucina-8 tipo gamma (IL-8γ), la growth-regulated oncogene-alpha (GRO-α), GRO-β, GRO-γ, neutrophil-activating peptide-2 (NAP-2) y epithelial neutrophil-activating peptide-78 (ENA-78).
La unión de estos ligandos a IL-8RB activa una variedad de respuestas celulares, incluyendo la quimiotaxis y la activación de los neutrófilos, lo que lleva a una respuesta inflamatoria aguda. La sobrexpresión o la disfunción de este receptor se ha relacionado con varias enfermedades, incluyendo la artritis reumatoide, el asma y el cáncer.
La quimiocina CXCL5, también conocida como ENA-78 (epitelial neutrophil activating peptide-78), es una pequeña proteína soluble que pertenece a la familia de las citokinas llamadas quimiocinas. Las quimiocinas son moléculas de señalización celular que desempeñan un papel crucial en la respuesta inmune y la inflamación.
La CXCL5 es producida principalmente por células epiteliales, fibroblastos y macrófagos en respuesta a diversos estímulos, como bacterias o citokinas proinflamatorias. Su función principal es atraer y activar neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos que desempeñan un papel central en la defensa del organismo contra las infecciones. La CXCL5 se une y activa su receptor específico, el CXCR2, lo que provoca la quimiotaxis de los neutrófilos hacia el sitio de inflamación o infección.
La CXCL5 ha sido implicada en diversos procesos fisiológicos y patológicos, como la respuesta inmune, la cicatrización de heridas, el cáncer y las enfermedades autoinmunes. Su nivel sérico o local puede utilizarse como marcador de inflamación aguda o crónica y está asociado con diversas patologías, como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal y el cáncer de pulmón.
La interleucina-8 (IL-8) es una proteína química que actúa como un importante mediador del sistema inmunológico. Es producida principalmente por células blancas de la sangre llamadas macrófagos en respuesta a diversos estímulos, incluyendo bacterias y otras sustancias extrañas.
La IL-8 pertenece a una clase de moléculas conocidas como citocinas, que son mensajeros químicos utilizados para regular la respuesta inmunitaria. Específicamente, la IL-8 es un tipo de citocina llamada quimiokina, las cuales atraen y activan ciertos tipos de células blancas de la sangre, particularmente los neutrófilos, hacia el sitio de una infección o inflamación.
La IL-8 desempeña un papel crucial en la respuesta inmunitaria innata, que es la primera línea de defensa del cuerpo contra las infecciones. Sin embargo, también se ha asociado con diversas condiciones patológicas, como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal, el asma y el cáncer, entre otras.
El sistema del grupo sanguíneo Duffy, también conocido como el sistema Fy, es un sistema de grupos sanguíneos basado en la presencia o ausencia de antígenos Duffy (Fya, Fyb y Fyx) en los glóbulos rojos. Estos antígenos son proteínas que se unen a ciertos tipos de moléculas, incluyendo algunos parásitos como el Plasmodium vivax, que causa la malaria.
La proteína Duffy está compuesta por dos partes: Fya y Fyb. La presencia o ausencia de estas partes determina el tipo de grupo sanguíneo Duffy de una persona. Hay cuatro tipos principales de grupos sanguíneos Duffy: Fy(a+b+), Fy(a+b-), Fy(a-b+) y Fy(a-b-).
La distribución de los diferentes tipos de grupo sanguíneo Duffy varía entre diferentes poblaciones. Por ejemplo, la mayoría de las personas de ascendencia europea son Fy(a+b+), mientras que la mayoría de las personas de ascendencia africana son Fy(a-b-). La ausencia del antígeno Duffy ofrece una cierta protección contra la infección por Plasmodium vivax, ya que este parásito no puede infectar los glóbulos rojos que carecen de este antígeno.
Los receptores CXCR3 son un tipo de receptores acoplados a proteínas G que se encuentran en la superficie celular. Se unen específicamente a ciertas quimiocinas, como la IP-10 (interferón gamma-inducible protein 10), I-TAC (interferon-inducible T-cell alpha chemoattractant) y MIG (monokine induced by interferon gamma).
Estos receptores desempeñan un papel importante en la respuesta inmune y la inflamación. Se expresan predominantemente en células T helper 1 (Th1), células T citotóxicas y células naturales killer (NK). La unión de las quimiocinas a los receptores CXCR3 desencadena una cascada de señalización que resulta en la activación y migración de estas células hacia sitios de inflamación o infección.
La activación de los receptores CXCR3 también se ha relacionado con el desarrollo de diversas enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide, lo que sugiere que pueden ser objetivos terapéuticos prometedores para tratar estas condiciones.
La quimiocina CCL19, también conocida como Macrophage Inflammatory Protein-3β (MIP-3β) o Exodus-2, es una pequeña proteína soluble que actúa como un potente atractante y activador de células inmunes. Forma parte de la familia de las quimiokinas CC, que son moléculas señalizadoras involucradas en la respuesta inmune y el desarrollo de los tejidos linfoides.
La CCL19 se expresa principalmente por células presentadoras de antígenos, como las células dendríticas, y por células estromales especializadas en los ganglios linfáticos. Esta quimiocina se une con alta afinidad a su receptor CCR7, el cual está expresado en células T activadas, células B maduras y algunas subpoblaciones de células dendríticas.
La unión de la CCL19 a su receptor CCR7 desencadena una cascada de señalización intracelular que resulta en la quimiotaxis o movimiento dirigido de las células inmunes hacia los gradientes de concentración de esta quimiocina. Esto es fundamental para el tráfico y posicionamiento adecuado de las células inmunes en los ganglios linfáticos, donde pueden interactuar con otras células del sistema inmune y desencadenar respuestas adaptativas contra patógenos o agentes nocivos.
En definitiva, la quimiocina CCL19 es un importante mediador químico en la regulación de la migración y activación de células inmunes, desempeñando un papel clave en el mantenimiento de la homeostasis del sistema inmune y en la respuesta a diversos estímulos inflamatorios o infecciosos.
La quimiocina CCL21, también conocida como SCYA21 o TCA-3, es una proteína que pertenece a la familia de las quimiokinas, moléculas de señalización que desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria y el tráfico celular. La CCL21 está involucrada en la quimiotaxis de células inmunes específicas, como los linfocitos T y B, hacia los ganglios linfáticos, donde se activan y diferencian para ayudar a combatir las infecciones o las enfermedades.
La CCL21 se expresa principalmente en células endoteliales de alta endotelial venular (HEV) presentes en los ganglios linfáticos y la médula ósea. Esta quimiocina se une a receptores específicos, como el CCR7, localizados en la superficie de las células inmunes objetivo, lo que desencadena una cascada de señalización intracelular que conduce a la migración y activación de estas células.
La CCL21 juega un papel importante en la homeostasis del sistema inmune y en la respuesta inmunitaria adaptativa, y su disfunción ha sido asociada con diversas patologías, como enfermedades autoinmunes e inflamatorias.
Los factores quimiotácticos son moléculas señalizadoras que atraen y guían el movimiento de células, especialmente células inmunes como neutrófilos, eosinófilos, basófilos, monocitos y linfocitos, hacia los sitios de inflamación o infección en el cuerpo. Estas moléculas se producen durante una respuesta inmune o como resultado de una lesión tisular y desempeñan un papel crucial en la migración y activación de células inmunes para ayudar a combatir infecciones, eliminar agentes patógenos y promover la curación de heridas. Ejemplos de factores quimiotácticos incluyen interleucinas, quimiocinas, factor de necrosis tumoral (TNF) y complemento C5a.
La quimiocina CCL17, también conocida como TARC (del inglés Thymus and Activation-Regulated Chemokine) o CC chemokine ligand 17, es una proteína de aproximadamente 9 kDa que pertenece a la familia de las quimiocinas. Las quimiocinas son un tipo de citocinas (moléculas señalizadoras) involucradas en la respuesta inmunitaria y el desarrollo de células sanguíneas.
La CCL17 se produce principalmente por células presentadoras de antígenos, como los macrófagos y las células dendríticas, y atrae específicamente células T reguladoras y células T helper 2 (Th2) hacia los sitios de inflamación. La estimulación de estas células es crucial en la respuesta inmunitaria frente a parásitos y en el desarrollo de alergias e hipersensibilidades tipo Th2.
La CCL17 se une a su receptor CCR4, expresado principalmente por células T helper 2 (Th2) y células T reguladoras, para mediar sus efectos quimiotácticos. Los niveles elevados de esta quimiocina en sangre o tejidos se han asociado con diversas enfermedades inflamatorias y autoinmunes, como la dermatitis atópica, el asma y la esclerosis múltiple.
Los receptores CCR2, o Receptores de Quimiocinas 2, son un tipo de receptor acoplado a proteínas G que se localiza en la membrana celular. Se unen específicamente a una quimiocina llamada CCL2 (Quimiocina de Atracción de Monocitos-1), también conocida como MCP-1 (Monocyte Chemotactic Protein-1).
La unión de la quimiocina al receptor CCR2 desencadena una cascada de eventos dentro de la célula, lo que resulta en la activación de diversas vías de señalización celular. Esta interacción juega un rol crucial en la regulación de procesos inflamatorios y del sistema inmune, particularmente en la movilización y migración de células inmunes, como los monocitos y los linfocitos T, hacia sitios de inflamación o lesión tisular.
La disfunción o alteraciones en la expresión de los receptores CCR2 se han relacionado con diversas patologías, incluyendo enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y ciertos tipos de cáncer. Por lo tanto, el estudio de estos receptores y su papel en los procesos fisiopatológicos es de gran interés para la comunidad científica y médica.
La quimiocina CCL8, también conocida como monocita chemoattractante protein-1 (MCP-1), es una pequeña proteína soluble que pertenece a la familia de las quimiokinas. Las quimiokinas son moléculas de señalización que desempeñan un papel crucial en la regulación del tráfico celular, especialmente en la respuesta inmune y la inflamación.
La CCL8 se expresa y secreta principalmente por células endoteliales, macrófagos, fibroblastos y células dendríticas. Esta quimiocina se une y activa específicamente a los receptores de quimiocinas CCR1, CCR2 y CCR5, que se expresan en la superficie de varios leucocitos, incluidos linfocitos T, monocitos y células natural killer (NK).
La función principal de la CCL8 es atraer y activar monocitos y otros leucocitos hacia los sitios de inflamación o lesión tisular. Esto facilita la eliminación de patógenos, agentes nocivos y células dañadas, así como la iniciación de reparaciones tisulares. Sin embargo, un exceso o persistencia de CCL8 y otras quimiokinas puede contribuir al desarrollo y progresión de enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
En resumen, la quimiocina CCL8 es una molécula de señalización que regula el tráfico celular, especialmente de monocitos, durante procesos fisiológicos como la respuesta inmune y la inflamación, pero también puede desempeñar un papel en diversas patologías cuando su expresión y activación están alteradas.
Los receptores CCR1 (Receptores de Quimiocinas con Dominio 1 de unión a Complejos) son un tipo de receptores acoplados a proteínas G que se encuentran en la membrana celular. Forman parte del sistema inmunitario y están involucrados en la respuesta inflamatoria y el tráfico de células inmunes.
Los receptores CCR1 se unen específicamente a una familia de quimiocinas, que son pequeñas moléculas señalizadoras liberadas por células del sistema inmune en respuesta a una infección o lesión. La unión de la quimiokina al receptor CCR1 desencadena una cascada de eventos dentro de la célula que pueden incluir la activación de enzimas, el cambio en la expresión génica y la movilización de las células.
Los ligandos (moléculas que se unen a un receptor) conocidos para CCR1 incluyen RANTES (Regulated upon Activation, Normal T Cell Expressed and Secreted), MIP-1α (Macrophage Inflammatory Protein-1α) y MCP-3 (Monocyte Chemoattractant Protein-3).
La activación de los receptores CCR1 juega un papel importante en la respuesta inmunitaria, pero también se ha implicado en diversas patologías, como la artritis reumatoide, el asma y la enfermedad de Alzheimer. Por lo tanto, los fármacos que bloquean o modulan la actividad de estos receptores se están investigando como posibles tratamientos para estas enfermedades.
La quimiocina CCL11, también conocida como eotaxina-1, es una pequeña proteína soluble que pertenece a la familia de las quimiokinas. Las quimiokinas son moléculas de señalización que desempeñan un papel crucial en la regulación del tráfico celular, especialmente en la respuesta inmunitaria y la inflamación.
La CCL11 se une e interactúa con los receptores chemokine (CC motif) receptor 2 (CCR2) y CCR3, que se expresan predominantemente en células inmunes como los eosinófilos, basófilos y linfocitos T helper 2. La unión de la CCL11 a estos receptores desencadena una cascada de señalización intracelular que resulta en la activación y migración de estas células inflamatorias hacia los sitios de lesión o infección.
La CCL11 se produce y secreta por diversos tipos de células, como las células endoteliales, fibroblastos y macrófagos, en respuesta a estimulos inflamatorios o al daño tisular. La CCL11 ha sido implicada en varios procesos fisiopatológicos, incluyendo el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las reacciones alérgicas y la neurodegeneración.
La quimiocina CXCL12, también conocida como estromal celular derivada factor alpha-1 (SDF-1α), es una pequeña molécula proteica perteneciente a la familia de las quimiokinas. Las quimiokinas son un grupo de citocinas que participan en la comunicación celular y desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria, la inflamación y la homeostasis tisular.
La CXCL12 se sintetiza y secreta por diversos tipos de células, como las células endoteliales, estromales y algunas células inmunes. Esta molécula se une específicamente a los receptores CXCR4 y CXCR7, que se expresan en una variedad de células, incluyendo células progenitoras hematopoyéticas, linfocitos T y B, células endoteliales y células tumorales.
La unión de la CXCL12 a sus receptores desencadena una cascada de señalización intracelular que regula diversos procesos biológicos, como:
1. Quimiotaxis: La CXCL12 actúa como un atractante químico para las células que expresan sus receptores, guiándolas hacia los gradientes de concentración de esta molécula. Este proceso es fundamental durante el desarrollo embrionario, la migración de células inmunes y la metástasis de células tumorales.
2. Supervivencia y proliferación celular: La activación de los receptores CXCR4 y CXCR7 por la CXCL12 promueve la supervivencia y el crecimiento de las células, lo que resulta en una mayor proliferación y resistencia a la apoptosis.
3. Angiogénesis: La CXCL12 desempeña un papel importante en la angiogénesis, el proceso mediante el cual se forman nuevos vasos sanguíneos a partir de vasos preexistentes. Esto es crucial durante el desarrollo embrionario y en la respuesta a lesiones tisulares, pero también puede contribuir al crecimiento y diseminación de tumores malignos.
4. Inflamación y respuesta inmunitaria: La CXCL12 regula la migración y activación de células inmunes, como los leucocitos, durante la respuesta inflamatoria y la defensa contra patógenos. Sin embargo, un desequilibrio en la expresión de esta molécula puede contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunes o crónicas.
Debido a su amplio espectro de actividades biológicas, la CXCL12 y sus receptores constituyen objetivos terapéuticos prometedores para el tratamiento de diversas enfermedades, como cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos neurológicos y enfermedades autoinmunes.
Desde el punto de vista médico, no existe un término específico llamado "monocinas". Es posible que pueda haber una confusión con el término "monoclonal" o "anticuerpos monoclonales", que se refieren a un tipo particular de proteínas producidas en laboratorio. Los anticuerpos monoclonales son versiones artificiales de las proteínas humanas importantes llamadas anticuerpos, que ayudan a combatir las infecciones.
Los anticuerpos monoclonales se fabrican al hacer que un tipo específico de célula inmunitaria, una célula B, produzca solo un tipo de anticuerpo que se une a un único antígeno (una sustancia extraña que provoca una respuesta inmunológica). Esta característica los hace útiles en el tratamiento de diversas afecciones médicas, como ciertos tipos de cáncer y enfermedades autoinmunitarias.
Si buscaba información sobre "monocinas", por favor proporcione más contexto o verifique la ortografía para asegurarse de que no haya malentendidos. Si tiene preguntas adicionales, estaré encantado de ayudarlo.
La quimiotaxis es un fenómeno biológico en el que células u organismos individuales, incluida la mayoría de los tipos de leucocitos (glóbulos blancos), migran siguiendo una gradiente de concentración de ciertas moléculas químicas. Las moléculas a las que responden se llaman quimioatrayentes si atraen células y quimiorepulsivos si repelen células.
En el contexto médico, la quimiotaxis es un proceso crucial en el sistema inmunológico. Los leucocitos utilizan la quimiotaxis para encontrar y responder a las infecciones o lesiones en el cuerpo. Las bacterias u otras sustancias extrañas liberan moléculas químicas que atraen a los glóbulos blancos hacia el sitio de la infección o lesión. Una vez allí, los glóbulos blancos pueden ayudar a combatir la infección o a reparar el tejido dañado.
Sin embargo, ciertas enfermedades y estados patológicos, como la inflamación crónica y las enfermedades autoinmunes, se caracterizan por una quimiotaxis alterada, lo que lleva a una acumulación excesiva o insuficiente de glóbulos blancos en ciertas áreas del cuerpo. Además, algunos tipos de cáncer pueden evadir la respuesta inmunológica al interferir con la quimiotaxis de los leucocitos hacia las células cancerosas.
La inflamación es una respuesta fisiológica del sistema inmunitario a un estímulo dañino, como una infección, lesión o sustancia extraña. Implica la activación de mecanismos defensivos y reparadores en el cuerpo, caracterizados por una serie de cambios vasculares y celulares en el tejido afectado.
Los signos clásicos de inflamación se describen mediante la sigla latina "ROESI":
- Rubor (enrojecimiento): Dilatación de los vasos sanguíneos que conduce al aumento del flujo sanguíneo y la llegada de células inmunes, lo que provoca enrojecimiento en la zona afectada.
- Tumor (hinchazón): Aumento de la permeabilidad vascular y la extravasación de líquidos y proteínas hacia el tejido intersticial, causando hinchazón o edema.
- Calor: Aumento de la temperatura local debido al aumento del flujo sanguíneo y el metabolismo celular acelerado en el sitio inflamado.
- Dolor: Estimulación de los nervios sensoriales por diversos mediadores químicos liberados durante la respuesta inflamatoria, como las prostaglandinas y bradiquinina, que sensibilizan a los receptores del dolor (nociceptores).
- Functio laesa (disfunción o pérdida de función): Limitación funcional temporal o permanente del tejido inflamado como resultado directo del daño tisular y/o los efectos secundarios de la respuesta inflamatoria.
La inflamación desempeña un papel crucial en la protección del cuerpo contra agentes nocivos y en la promoción de la curación y la reparación tisular. Sin embargo, una respuesta inflamatoria excesiva o mal regulada también puede contribuir al desarrollo y la progresión de diversas enfermedades crónicas, como la artritis reumatoide, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la aterosclerosis y el cáncer.
La quimiocina CCL22, también conocida como Macrophage-derived chemokine (MDC) o SCYA22, es una proteína que pertenece a la familia de las quimiokinas, las cuales son moléculas pequeñas de señalización involucradas en la respuesta inmunitaria y la inflamación. La CCL22 se produce naturalmente en el cuerpo humano y es secretada por varios tipos de células, incluyendo macrófagos y células dendríticas.
La función principal de la quimiocina CCL22 es atraer y activar células T reguladoras (Tregs), un tipo de linfocitos que ayudan a regular la respuesta inmunitaria y a prevenir la sobreactivación del sistema inmune, lo que podría conducir a enfermedades autoinmunes. La CCL22 se une a su receptor específico, el CCR4, que se encuentra en la superficie de las células Tregs, atrayéndolas al sitio de inflamación y promoviendo su activación.
La quimiocina CCL22 ha sido investigada en diversas aplicaciones clínicas, como el cáncer y las enfermedades autoinmunes. Algunos estudios sugieren que los niveles elevados de CCL22 pueden estar asociados con una mayor infiltración de células Tregs en tumores, lo que podría inhibir la respuesta inmune antitumoral y favorecer el crecimiento del cáncer. Por otro lado, se ha propuesto que la modulación de los niveles de CCL22 podría ser útil en el tratamiento de enfermedades autoinmunes, ya que ayudaría a restablecer el equilibrio inmunitario y a reducir la inflamación excesiva.
En resumen, la quimiocina CCL22 es una proteína involucrada en la regulación de la respuesta inmunitaria, atrayendo células Tregs al sitio de inflamación y promoviendo su activación. Sus niveles alterados han sido asociados con diversas patologías, como el cáncer y las enfermedades autoinmunes, lo que la convierte en un posible objetivo terapéutico para el desarrollo de nuevos tratamientos.
Los receptores de interleucina-8A, también conocidos como CXCR1 (receptor 1 de quimioquina C-X-C), son un tipo de receptores acoplados a proteínas G que se encuentran en la superficie celular. Se unen específicamente a la interleucina-8 (IL-8), una citocina proinflamatoria que desempeña un papel importante en la respuesta inmunitaria innata.
La IL-8 se une al receptor CXCR1 y activa una cascada de señalización intracelular que conduce a la activación de diversas vías, incluyendo la activación de las proteínas G, la fosfolipasa C y la adenilil ciclasa. Esto lleva a una serie de respuestas celulares, como la quimiotaxis, la liberación de enzimas lisosomales y la producción de especies reactivas del oxígeno, todas las cuales están implicadas en la respuesta inflamatoria.
Los receptores CXCR1 se expresan principalmente en neutrófilos, monocitos y células endoteliales, y desempeñan un papel crucial en la migración y activación de estas células durante la respuesta inmunitaria. La sobreactivación o disfunción de los receptores CXCR1 se ha relacionado con diversas enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal y el asma.
Las células cultivadas, también conocidas como células en cultivo o células in vitro, son células vivas que se han extraído de un organismo y se están propagando y criando en un entorno controlado, generalmente en un medio de crecimiento especializado en un plato de petri o una flaska de cultivo. Este proceso permite a los científicos estudiar las células individuales y su comportamiento en un ambiente controlado, libre de factores que puedan influir en el organismo completo. Las células cultivadas se utilizan ampliamente en una variedad de campos, como la investigación biomédica, la farmacología y la toxicología, ya que proporcionan un modelo simple y reproducible para estudiar los procesos fisiológicos y las respuestas a diversos estímulos. Además, las células cultivadas se utilizan en terapias celulares y regenerativas, donde se extraen células de un paciente, se les realizan modificaciones genéticas o se expanden en número antes de reintroducirlas en el cuerpo del mismo individuo para reemplazar células dañadas o moribundas.
Los ratones consanguíneos C57BL, también conocidos como ratones de la cepa C57BL o C57BL/6, son una cepa inbred de ratones de laboratorio que se han utilizado ampliamente en la investigación biomédica. La designación "C57BL" se refiere al origen y los cruces genéticos específicos que se utilizaron para establecer esta cepa particular.
La letra "C" indica que el ratón es de la especie Mus musculus, mientras que "57" es un número de serie asignado por el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) en los Estados Unidos. La "B" se refiere al laboratorio original donde se estableció la cepa, y "L" indica que fue el laboratorio de Little en la Universidad de Columbia.
Los ratones consanguíneos C57BL son genéticamente idénticos entre sí, lo que significa que tienen el mismo conjunto de genes en cada célula de su cuerpo. Esta uniformidad genética los hace ideales para la investigación biomédica, ya que reduce la variabilidad genética y facilita la comparación de resultados experimentales entre diferentes estudios.
Los ratones C57BL son conocidos por su resistencia a ciertas enfermedades y su susceptibilidad a otras, lo que los hace útiles para el estudio de diversas condiciones médicas, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y las enfermedades neurológicas. Además, se han utilizado ampliamente en estudios de genética del comportamiento y fisiología.
La quimiocina CCL1, también conocida como I-309 o TCA-3, es una pequeña proteína soluble que actúa como un factor quimiotáctico para células inmunes específicas. Forma parte de la familia de las quimiokinas y se une a receptores de superficie celular, particularmente al receptor CCR8, desencadenando una cascada de respuestas intracelulares que conducen a la activación, migración y movilización de células inmunes como los linfocitos T helper 2 (Th2) y las células dendríticas.
La CCL1 desempeña un papel importante en la regulación de respuestas inmunitarias y procesos inflamatorios, especialmente en relación con los procesos alérgicos y la patogénesis de diversas enfermedades autoinmunes. Su producción y secreción están mediadas por estimulación de citocinas y otras moléculas proinflamatorias en una variedad de células, incluyendo macrófagos, linfocitos T y células endoteliales.
La quimiocina CCL24, también conocida como Eotaxina-3, es una proteína de señalización pequeña perteneciente a la familia de las citokinas. Las citokinas son moléculas que desempeñan un papel crucial en la comunicación celular y en la regulación de respuestas inmunitarias y procesos inflamatorios.
La CCL24 se une e interactúa con receptores específicos llamados CCR3, que se expresan predominantemente en células inmunes como los eosinófilos, basófilos y linfocitos T helper 2 (Th2). La unión de la CCL24 a su receptor CCR3 desencadena una serie de respuestas celulares que involucran el movimiento y migración de células inmunes hacia sitios específicos en el cuerpo.
La CCL24 juega un papel importante en la regulación de la inflamación y la respuesta inmune, especialmente en relación con los procesos alérgicos y las enfermedades asociadas con la participación de células Th2 y eosinófilos. La CCL24 se produce principalmente por células estructurales como fibroblastos, células endoteliales y células epiteliales en respuesta a diversos estímulos proinflamatorios.
En resumen, la quimiocina CCL24 es una proteína de señalización que regula la migración y activación de células inmunes, particularmente eosinófilos y linfocitos Th2, desempeñando un papel crucial en los procesos inflamatorios y alérgicos.
Los receptores CCR5 (Receptores de quimiocinas tipo CC, subtipo 5) son un tipo de proteínas encontradas en la superficie de varias células, incluyendo células inmunes como los linfocitos T. Actúan como co-receptores para algunos tipos de virus HIV (virus de inmunodeficiencia humana), permitiéndoles infectar y entrar a las células. Una variante genética común en el gen que codifica CCR5, llamada mutación delta32, confiere resistencia natural al VIH-1 para individuos homocigotos (que heredan dos copias de la mutación) y también puede desempeñar un papel protector contra ciertas enfermedades como el paludismo. Los fármacos antirretrovirales, como la maraviroc, funcionan bloqueando estos receptores para evitar la infección por VIH.
El movimiento celular, en el contexto de la biología y la medicina, se refiere al proceso por el cual las células vivas pueden desplazarse o migrar de un lugar a otro. Este fenómeno es fundamental para una variedad de procesos fisiológicos y patológicos, incluyendo el desarrollo embrionario, la cicatrización de heridas, la respuesta inmune y el crecimiento y propagación del cáncer.
Existen varios mecanismos diferentes que permiten a las células moverse, incluyendo:
1. Extensión de pseudópodos: Las células pueden extender protrusiones citoplasmáticas llamadas pseudópodos, que les permiten adherirse y deslizarse sobre superficies sólidas.
2. Contracción del actomiosina: Las células contienen un complejo proteico llamado actomiosina, que puede contraerse y relajarse para generar fuerzas que mueven el citoesqueleto y la membrana celular.
3. Cambios en la adhesión celular: Las células pueden cambiar su nivel de adhesión a otras células o a la matriz extracelular, lo que les permite desplazarse.
4. Flujo citoplasmático: El movimiento de los orgánulos y otros componentes citoplasmáticos puede ayudar a impulsar el movimiento celular.
El movimiento celular está regulado por una variedad de señales intracelulares y extracelulares, incluyendo factores de crecimiento, quimiocinas y integrinas. La disfunción en cualquiera de estos mecanismos puede contribuir al desarrollo de enfermedades, como el cáncer y la enfermedad inflamatoria crónica.
La quimiocina CXCL6, también conocida como granulocito colony-stimulating factor-inducible protein α (GCP-2), es una proteína pequeña perteneciente a la familia de las citokinas CXC. Esta citokina está involucrada en la quimiotaxis y activación de neutrófilos, células importantes del sistema inmune que desempeñan un papel crucial en la respuesta inflamatoria aguda.
La expresión de CXCL6 se induce por diversos estímulos, como el factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF), lipopolisacáridos (LPS) y otras citokinas proinflamatorias. La CXCL6 se une y activa su receptor específico, CXCR2, que se expresa en neutrófilos y otros leucocitos, lo que resulta en la migración de estas células hacia el sitio de inflamación o lesión tisular.
La quimiocina CXCL6 desempeña un papel importante en diversos procesos fisiológicos y patológicos, como la homeostasis inmunitaria, la respuesta inflamatoria, la cicatrización de heridas y el desarrollo de enfermedades inflamatorias e infecciosas.
La quimiocina CX3CL1, también conocida como fractalkina, es una proteína que pertenece a la familia de las quimiokinas, las cuales son moléculas pequeñas involucradas en la comunicación celular y el tráfico de células inmunes. La CX3CL1 es única dentro de esta familia porque existe como una molécula transmembrana unida a la membrana plasmática, en lugar de ser secretada como otras quimiokinas.
La fractalkina actúa como un receptor de adhesión y un quimiotáctico para ciertos tipos de células inmunes, particularmente los leucocitos, atrayéndolos hacia sitios de inflamación o lesión tisular. También puede desempeñar un papel en la activación y proliferación de células T y la regulación de la respuesta inmune.
La CX3CL1 se expresa en una variedad de tejidos, incluyendo el sistema nervioso central, donde desempeña un papel en la migración y supervivencia de las neuronas. Los niveles anormales de esta quimiocina se han relacionado con diversas afecciones médicas, como enfermedades neurodegenerativas, trastornos autoinmunes y cáncer.
Los receptores CCR3 (receptores de quimiocinas 3) son un tipo de receptores acoplados a proteínas G que se encuentran en la superficie celular. Forman parte de la familia de receptores de quimiocinas, los cuales están involucrados en la respuesta inmunitaria y la inflamación.
Los receptores CCR3 se unen específicamente a ciertas quimiocinas, como la eotaxina-1, -2 y -3, que desempeñan un papel importante en el reclutamiento y activación de células inmunes, especialmente los eosinófilos. Estos receptores también se expresan en otras células, como basófilos, linfocitos T helper 2 y mastocitos.
La activación de los receptores CCR3 por las quimiocinas conduce a una serie de respuestas celulares, incluyendo la migración y activación de células inmunes, lo que puede desempeñar un papel en procesos fisiológicos normales, así como en diversas patologías, como el asma, la rinitis alérgica y las enfermedades inflamatorias intestinales.
El ARN mensajero (ARNm) es una molécula de ARN que transporta información genética copiada del ADN a los ribosomas, las estructuras donde se producen las proteínas. El ARNm está formado por un extremo 5' y un extremo 3', una secuencia codificante que contiene la información para construir una cadena polipeptídica y una cola de ARN policitol, que se une al extremo 3'. La traducción del ARNm en proteínas es un proceso fundamental en la biología molecular y está regulado a niveles transcripcionales, postranscripcionales y de traducción.
En la medicina y biología, los mediadores de inflamación se refieren a las moléculas que desempeñan un papel crucial en el proceso de inflamación. La inflamación es una respuesta fisiológica del sistema inmunológico a los estímulos dañinos, como lesiones tisulares, infecciones o sustancias extrañas. Los mediadores de la inflamación participan en la coordinación y regulación de las vías moleculares que conducen a los signos clásicos de inflamación, que incluyen enrojecimiento, hinchazón, dolor y calor local.
Existen varios tipos de moléculas que actúan como mediadores de la inflamación, entre ellas:
1. Eicosanoides: Estos son lípidos de bajo peso molecular derivados del ácido araquidónico y otras grasas insaturadas. Incluyen prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos, que desempeñan diversas funciones en la inflamación, como la vasodilatación, aumento de la permeabilidad vascular, quimiotaxis y activación de células inmunes.
2. Citocinas: Son proteínas pequeñas secretadas por varios tipos de células, como leucocitos, macrófagos, linfocitos y células endoteliales. Las citocinas pueden tener propiedades proinflamatorias o antiinflamatorias y desempeñan un papel importante en la comunicación celular durante la respuesta inflamatoria. Algunos ejemplos de citocinas proinflamatorias son el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), la interleucina-1β (IL-1β) y la interleucina-6 (IL-6). Las citocinas antiinflamatorias incluyen la interleucina-4 (IL-4), la interleucina-10 (IL-10) y la interleucina-13 (IL-13).
3. Quimiocinas: Son pequeñas proteínas que atraen y activan células inmunes, como neutrófilos, eosinófilos, basófilos y linfocitos. Las quimiocinas desempeñan un papel importante en la quimiotaxis, es decir, el proceso por el cual las células migran hacia los sitios de inflamación. Algunos ejemplos de quimiocinas son la interleucina-8 (IL-8), la proteína quimioatrayente de monocitos 1 alfa (MCP-1α) y la interferón inducible por lipopolisacáridos-10 (IP-10).
4. Complemento: Es un sistema enzimático del plasma sanguíneo que desempeña un papel importante en la respuesta inmunitaria innata y adaptativa. El sistema del complemento puede activarse durante la inflamación y contribuir a la eliminación de patógenos y células dañadas. El sistema del complemento consta de más de 30 proteínas, que se activan secuencialmente para formar complejos proteicos que participan en diversas reacciones bioquímicas.
5. Factores del crecimiento: Son moléculas que regulan el crecimiento y la diferenciación celular. Los factores del crecimiento desempeñan un papel importante en la respuesta inflamatoria, ya que pueden estimular la proliferación y activación de células inmunes. Algunos ejemplos de factores del crecimiento son el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), el interferón gamma (IFN-γ) y el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β).
En resumen, la inflamación es un proceso complejo que implica la activación de diversas células y moléculas del sistema inmunológico. La respuesta inflamatoria está regulada por una serie de mediadores químicos, como las citocinas, los leucotrienos, las prostaglandinas y los factores del crecimiento. Estos mediadores desempeñan un papel importante en la activación y el reclutamiento de células inmunes al sitio de la lesión o la infección. La inflamación es un proceso necesario para la defensa del organismo contra patógenos y daños tisulares, pero si se prolonga o se vuelve crónica, puede causar daño tisular y contribuir al desarrollo de enfermedades.
Los receptores CXCR4, también conocidos como receptores de quimiocinas C-X-C4, son un tipo de receptor acoplado a proteínas G que se une específicamente a la quimiocina CXCL12 (también llamada estromal celular desviadora 1 o SDF-1). Se encuentran en una variedad de células, incluyendo células hematopoyéticas, neuronas y células endoteliales.
Los receptores CXCR4 desempeñan un papel importante en la migración y movilización de células, como las células madre hematopoyéticas, hacia sitios de lesión o inflamación en el cuerpo. También están involucrados en la proliferación y supervivencia celular, la angiogénesis y la homeostasis del sistema inmunológico.
La interacción entre los receptores CXCR4 y su ligando CXCL12 desencadena una serie de respuestas intracelulares que conducen a la activación de diversas vías de señalización, incluyendo las vías de MAPK, PI3K/AKT y JAK/STAT. La activación de estas vías puede desencadenar una variedad de respuestas celulares, como la cambios en la expresión génica, la reorganización del citoesqueleto y la movilización celular.
La importancia clínica de los receptores CXCR4 se ha destacado en diversos contextos patológicos, incluyendo el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y el VIH/SIDA. Por ejemplo, la expresión elevada de receptores CXCR4 en células tumorales se ha asociado con una mayor capacidad de invasión y metástasis, mientras que la interacción entre el virus del VIH y los receptores CXCR4 es un paso crucial en la entrada del virus en las células CD4+.
La infiltración neutrofila es un término médico que se refiere a la presencia y acumulación de neutrófilos, un tipo específico de glóbulos blancos o leucocitos, en tejidos corporales. Los neutrófilos desempeñan un papel crucial en el sistema inmunitario, ya que ayudan a combatir infecciones al destruir bacterias invasoras y otras partículas extrañas.
Sin embargo, cuando ocurre una infiltración neutrofílica, demasiados neutrófilos se acumulan en un tejido específico, lo que puede provocar inflamación y daño tisular. Esta situación puede deberse a diversas condiciones patológicas, como infecciones bacterianas graves, lesiones traumáticas o enfermedades autoinmunes.
La infiltración neutrofílica se puede diagnosticar mediante diversos métodos de imagen, como radiografías, tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas (RM), y a menudo requiere un análisis histopatológico de una muestra de tejido afectado. El tratamiento depende de la causa subyacente y puede incluir antibióticos, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o corticosteroides, entre otros.
Los receptores CCR10 (receptores acoplados a proteínas G con dominios citosólicos similares a receptores de quimiocinas 10) son un tipo de receptores de quimiocinas que se unen específicamente a la quimiocina CCL28. Estos receptores se expresan en varios tipos de células, como células inmunes y epiteliales, y desempeñan un papel importante en la migración y homeostasis de las células. La activación del receptor CCR10 por su ligando CCL28 puede inducir una variedad de respuestas celulares, incluyendo la quimiotaxis, proliferación y diferenciación celular. Los defectos en el sistema de receptores CCR10 se han asociado con diversas afecciones médicas, como enfermedades inflamatorias y cánceres.
Los péptidos y proteínas de señalización intercelular son moléculas que participan en la comunicación entre células, coordinando una variedad de procesos biológicos importantes. Estas moléculas se sintetizan y secretan por una célula (la célula emisora) y viajan a través del espacio extracelular hasta llegar a otra célula (la célula receptora).
Los péptidos son pequeñas cadenas de aminoácidos que se unen temporalmente para formar una molécula señalizadora. Una vez que el péptido se une a su receptor específico en la superficie de la célula receptora, desencadena una cascada de eventos intracelulares que pueden conducir a una respuesta fisiológica específica, como la activación de genes, el crecimiento celular o la diferenciación.
Las proteínas de señalización intercelular, por otro lado, son moléculas más grandes y complejas que pueden tener varias funciones en la comunicación entre células. Algunas proteínas de señalización intercelular actúan como factores de crecimiento o diferenciación, estimulando o inhibiendo el crecimiento y desarrollo celulares. Otras proteínas de señalización intercelular pueden regular la respuesta inmunológica o inflamatoria, mientras que otras desempeñan un papel en la comunicación sináptica entre neuronas.
En general, los péptidos y proteínas de señalización intercelular son cruciales para mantener la homeostasis y la integridad de los tejidos y órganos en todo el cuerpo humano. Los trastornos en la producción o función de estas moléculas pueden conducir a una variedad de enfermedades, incluyendo cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares y neurológicas.
La quimiocina CXCL13, también conocida como B lymphocyte chemoattractant (BLC) o B cell-activating chemokine 1 (BCA-1), es una pequeña proteína de unión a glicanos que pertenece a la familia de las quimiocinas. Las quimiocinas son moléculas de señalización celular que desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria, particularmente en la dirección del tráfico de células blancas de la sangre hacia los sitios de inflamación o infección.
La CXCL13 se produce principalmente por células especializadas del sistema inmune, como las células dendríticas y los macrófagos, y actúa como un potente atractante para células B, un tipo de glóbulo blanco involucrado en la respuesta inmunitaria adaptativa. La CXCL13 se une específicamente al receptor CXCR5, que está presente en la superficie de las células B y ayuda a guiarlas hacia los tejidos dónde se produce la quimiocina.
La CXCL13 desempeña un papel importante en la organización y el mantenimiento de los folículos germinales, estructuras especializadas que se encuentran dentro de los ganglios linfáticos y las amígdalas, donde tienen lugar procesos cruciales para la generación de anticuerpos protectores. La presencia elevada de CXCL13 en el líquido cefalorraquídeo se ha asociado con diversas afecciones neurológicas, como la esclerosis múltiple y la enfermedad de Lyme, lo que sugiere un papel potencial en la patogénesis de estas enfermedades.
Los neutrófilos son un tipo de glóbulos blancos o leucocitos que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunológico. Forman parte del grupo de glóbulos blancos conocidos como granulocitos y se caracterizan por su núcleo polimorfonuclear con varias lóbulos conectados por finos filamentos y por sus gránulos citoplásmicos, que contienen enzimas y otros componentes activos.
Los neutrófilos desempeñan un papel fundamental en la defensa del organismo contra infecciones, especialmente bacterianas. Son capaces de moverse rápidamente hacia los sitios de inflamación o infección a través de los vasos sanguíneos y tejidos, gracias a su capacidad de quimiotaxis (movimiento dirigido por estímulos químicos).
Una vez en el lugar de la infección, los neutrófilos pueden ingerir y destruir microorganismos invasores mediante un proceso llamado fagocitosis. Además, liberan sustancias químicas tóxicas (como radicales libres y enzimas) para ayudar a eliminar los patógenos. Sin embargo, este intenso proceso de destrucción también puede causar daño colateral a los tejidos circundantes, lo que contribuye al desarrollo de la inflamación y posibles complicaciones asociadas.
Un recuento bajo de neutrófilos en la sangre se denomina neutropenia y aumenta el riesgo de infecciones, mientras que un recuento alto puede indicar una respuesta inflamatoria o infecciosa activa, así como ciertas condiciones médicas. Por lo tanto, los neutrófilos son esenciales para mantener la homeostasis del sistema inmunológico y proteger al organismo contra las infecciones.
Los monocitos son glóbulos blancos (leucocitos) que forman parte del sistema inmunitario y desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria. Son producidos en la médula ósea y posteriormente circulan por el torrente sanguíneo, donde representan alrededor del 5-10% de los leucocitos totales.
Los monocitos tienen un tamaño relativamente grande (entre 12-20 micrómetros de diámetro) y presentan un núcleo irregularmente lobulado o reniforme. Carecen de gránulos específicos en su citoplasma, a diferencia de otros leucocitos como los neutrófilos o las eosinófilos.
Una vez que los monocitos entran en tejidos periféricos, se diferencian en macrófagos y células dendríticas, que desempeñan funciones importantes en la fagocitosis (ingestión y destrucción) de agentes patógenos, la presentación de antígenos a las células T y la regulación de respuestas inflamatorias.
En definitiva, los monocitos son un tipo de glóbulos blancos que desempeñan un papel fundamental en el sistema inmunitario, participando en la eliminación de patógenos y en la modulación de respuestas inflamatorias.
La quimiocina CCL20, también conocida como proteína inducible por interleucina-1β (IL-1β) y factor activador de células T (TAF)/monoctye chemoattractant protein-3 (MCP-3), es una pequeña citocina de bajo peso molecular que pertenece a la familia de quimiokinas CC. Esta molécula señalizadora juega un papel crucial en la regulación del tráfico celular, especialmente durante los procesos inflamatorios y la homeostasis inmunitaria.
La CCL20 se expresa principalmente en células epiteliales, incluidas las de revestimiento intestinal y respiratorio, así como en células dendríticas y macrófagos. La expresión de CCL20 puede inducirse por diversos estímulos proinflamatorios, como bacterias patógenas, lipopolisacáridos (LPS) y citoquinas inflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), interferón gamma (IFN-γ) e IL-1β.
La función principal de la CCL20 es atraer y reclutar células inmunes específicas, particularmente los linfocitos T helper 3 (Th3) y Th17, así como las células B y células dendríticas plasmáticas, al sitio de inflamación o infección a través de su interacción con el receptor CCR6. La activación del receptor CCR6 desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la migración y activación de células inmunes, lo que ayuda a coordinar las respuestas inmunitarias innatas y adaptativas.
La CCL20 ha demostrado estar involucrada en diversos procesos fisiológicos y patológicos, como la inflamación intestinal, el cáncer, la artritis reumatoide y las enfermedades autoinmunes. Por lo tanto, la CCL20 es un objetivo terapéutico potencial para tratar diversas afecciones médicas relacionadas con la inflamación y la inmunidad.
Los leucocitos, también conocidos como glóbulos blancos, son un tipo importante de células sanguíneas que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunológico del cuerpo. Su función principal es proteger al organismo contra las infecciones y los agentes extraños dañinos.
Existen varios tipos de leucocitos, incluyendo neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos. Cada uno de estos tipos tiene diferentes formas y funciones específicas, pero todos participan en la respuesta inmunitaria del cuerpo.
Los leucocitos se producen en la médula ósea y luego circulan por el torrente sanguíneo hasta los tejidos corporales. Cuando el cuerpo detecta una infección o un agente extraño, los leucocitos se mueven hacia el sitio de la infección o lesión, donde ayudan a combatir y destruir los patógenos invasores.
Un recuento de leucocitos anormalmente alto o bajo puede ser un indicador de diversas condiciones médicas, como infecciones, enfermedades inflamatorias, trastornos inmunológicos o cánceres de la sangre. Por lo tanto, el conteo de leucocitos es una prueba de laboratorio comúnmente solicitada para ayudar a diagnosticar y monitorear diversas enfermedades.
Los receptores de citocinas son proteínas transmembrana que se encuentran en la superficie celular y desempeñan un papel crucial en la comunicación celular, especialmente en el sistema inmunológico. Se unen específicamente a citocinas, que son moléculas de señalización secretadas por células que influyen en la actividad de otras células.
La unión de una citocina a su receptor correspondiente desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación de diversas vías de señalización, lo que finalmente resulta en cambios en la expresión génica y, por lo tanto, en la respuesta celular.
Estas respuestas pueden incluir la proliferación celular, la diferenciación, la migración o la producción de otras citocinas y quimiokinas. Los receptores de citocinas se clasifican en varias familias según sus estructuras y mecanismos de señalización, como la familia del receptor de citocina/JAK-STAT, la familia del receptor TNF y la familia del receptor de interleucina-1.
La disfunción o alteración en los receptores de citocinas se ha relacionado con diversas afecciones patológicas, como enfermedades autoinmunes, cáncer y trastornos inflamatorios.
Los macrófagos son un tipo de glóbulo blanco (leucocito) que forma parte del sistema inmunitario. Su nombre proviene del griego, donde "macro" significa grande y "fago" significa comer. Los macrófagos literalmente se tragan (fagocitan) las células dañinas, los patógenos y los desechos celulares. Son capaces de detectar, engullir y destruir bacterias, virus, hongos, parásitos, células tumorales y otros desechos celulares.
Después de la fagocitosis, los macrófagos procesan las partes internas de las sustancias engullidas y las presentan en su superficie para que otras células inmunes, como los linfocitos T, puedan identificarlas e iniciar una respuesta inmune específica. Los macrófagos también producen varias citocinas y quimiocinas, que son moléculas de señalización que ayudan a regular la respuesta inmunitaria y a reclutar más células inmunes al sitio de la infección o lesión.
Los macrófagos se encuentran en todo el cuerpo, especialmente en los tejidos conectivos, los pulmones, el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos. Tienen diferentes nombres según su localización, como los histiocitos en la piel y los osteoclastos en los huesos. Además de su función inmunitaria, también desempeñan un papel importante en la remodelación de tejidos, la cicatrización de heridas y el mantenimiento del equilibrio homeostático del cuerpo.
La transducción de señal en un contexto médico y biológico se refiere al proceso por el cual las células convierten un estímulo o señal externo en una respuesta bioquímica o fisiológica específica. Esto implica una serie de pasos complejos que involucran varios tipos de moléculas y vías de señalización.
El proceso generalmente comienza con la unión de una molécula señalizadora, como un neurotransmisor o una hormona, a un receptor específico en la membrana celular. Esta interacción provoca cambios conformacionales en el receptor que activan una cascada de eventos intracelulares.
Estos eventos pueden incluir la activación de enzimas, la producción de segundos mensajeros y la modificación de proteínas intracelulares. Finalmente, estos cambios llevan a una respuesta celular específica, como la contracción muscular, la secreción de hormonas o la activación de genes.
La transducción de señal es un proceso fundamental en muchas funciones corporales, incluyendo la comunicación entre células, la respuesta a estímulos externos e internos, y la coordinación de procesos fisiológicos complejos.
En toxicología y farmacología, la frase "ratones noqueados" (en inglés, "mice knocked out") se refiere a ratones genéticamente modificados que han tenido uno o más genes "apagados" o "noqueados", lo que significa que esos genes específicos ya no pueden expresarse. Esto se logra mediante la inserción de secuencias génicas específicas, como un gen marcador y un gen de resistencia a antibióticos, junto con una secuencia que perturba la expresión del gen objetivo. La interrupción puede ocurrir mediante diversos mecanismos, como la inserción en el medio de un gen objetivo, la eliminación de exones cruciales o la introducción de mutaciones específicas.
Los ratones noqueados se utilizan ampliamente en la investigación biomédica para estudiar las funciones y los roles fisiológicos de genes específicos en diversos procesos, como el desarrollo, el metabolismo, la respuesta inmunitaria y la patogénesis de enfermedades. Estos modelos ofrecen una forma poderosa de investigar las relaciones causales entre los genes y los fenotipos, lo que puede ayudar a identificar nuevas dianas terapéuticas y comprender mejor los mecanismos moleculares subyacentes a diversas enfermedades.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el proceso de creación de ratones noqueados puede ser complicado y costoso, y que la eliminación completa o parcial de un gen puede dar lugar a fenotipos complejos y potencialmente inesperados. Además, los ratones noqueados pueden tener diferentes respuestas fisiológicas en comparación con los organismos que expresan el gen de manera natural, lo que podría sesgar o limitar la interpretación de los resultados experimentales. Por lo tanto, es crucial considerar estas limitaciones y utilizar métodos complementarios, como las técnicas de edición génica y los estudios con organismos modelo alternativos, para validar y generalizar los hallazgos obtenidos en los ratones noqueados.
Los linfocitos T, también conocidos como células T, son un tipo importante de glóbulos blancos que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunológico adaptativo. Se originan y maduran en el timo antes de circular por todo el cuerpo a través de la sangre y los ganglios linfáticos.
Existen varios subconjuntos de linfocitos T, cada uno con diferentes funciones específicas:
1. Linfocitos T citotóxicos (CD8+): Estas células T pueden destruir directamente las células infectadas o cancerosas mediante la liberación de sustancias tóxicas.
2. Linfocitos T helper (CD4+): Ayudan a activar y regular otras células inmunes, como macrófagos, linfocitos B y otros linfocitos T. También desempeñan un papel importante en la respuesta inmune contra patógenos extracelulares.
3. Linfocitos T supresores o reguladores (Tregs): Estas células T ayudan a moderar y equilibrar la respuesta inmunológica, evitando así reacciones excesivas o daño autoinmune.
4. Linfocitos T de memoria: Después de que un organismo ha sido expuesto a un patógeno específico, algunos linfocitos T se convierten en células de memoria a largo plazo. Estas células pueden activarse rápidamente si el mismo patógeno vuelve a infectar al individuo, proporcionando inmunidad adaptativa.
En resumen, los linfocitos T son un componente esencial del sistema inmunológico adaptativo, responsables de la detección, destrucción y memoria de patógenos específicos, así como de la regulación de las respuestas inmunitarias.
La regulación de la expresión génica en términos médicos se refiere al proceso por el cual las células controlan la activación y desactivación de los genes para producir los productos genéticos deseados, como ARN mensajero (ARNm) y proteínas. Este proceso intrincado involucra una serie de mecanismos que regulan cada etapa de la expresión génica, desde la transcripción del ADN hasta la traducción del ARNm en proteínas. La complejidad de la regulación génica permite a las células responder a diversos estímulos y entornos, manteniendo así la homeostasis y adaptándose a diferentes condiciones.
La regulación de la expresión génica se lleva a cabo mediante varios mecanismos, que incluyen:
1. Modificaciones epigenéticas: Las modificaciones químicas en el ADN y las histonas, como la metilación del ADN y la acetilación de las histonas, pueden influir en la accesibilidad del gen al proceso de transcripción.
2. Control transcripcional: Los factores de transcripción son proteínas que se unen a secuencias específicas de ADN para regular la transcripción de los genes. La activación o represión de estos factores de transcripción puede controlar la expresión génica.
3. Interferencia de ARN: Los microARN (miARN) y otros pequeños ARN no codificantes pueden unirse a los ARNm complementarios, lo que resulta en su degradación o traducción inhibida, disminuyendo así la producción de proteínas.
4. Modulación postraduccional: Las modificaciones químicas y las interacciones proteína-proteína pueden regular la actividad y estabilidad de las proteínas después de su traducción, lo que influye en su función y localización celular.
5. Retroalimentación negativa: Los productos génicos pueden interactuar con sus propios promotores o factores reguladores para reprimir su propia expresión, manteniendo así un equilibrio homeostático en la célula.
El control de la expresión génica es fundamental para el desarrollo y la homeostasis de los organismos. Las alteraciones en este proceso pueden conducir a diversas enfermedades, como el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas. Por lo tanto, comprender los mecanismos que regulan la expresión génica es crucial para desarrollar estrategias terapéuticas efectivas para tratar estas afecciones.
Los ratones consanguíneos BALB/c son una cepa inbred de ratones de laboratorio que se utilizan ampliamente en la investigación biomédica. La designación "consanguíneo" significa que estos ratones se han criado durante muchas generaciones mediante el apareamiento de padres genéticamente idénticos, lo que resulta en una población extremadamente homogénea con un genoma altamente predecible.
La cepa BALB/c, en particular, es conocida por su susceptibilidad a desarrollar tumores y otras enfermedades cuando se exponen a diversos agentes patógenos o estresores ambientales. Esto los convierte en un modelo ideal para estudiar la patogénesis de diversas enfermedades y probar nuevas terapias.
Los ratones BALB/c son originarios del Instituto Nacional de Investigación Médica (NIMR) en Mill Hill, Reino Unido, donde se estableció la cepa a principios del siglo XX. Desde entonces, se han distribuido ampliamente entre los investigadores de todo el mundo y se han convertido en uno de los ratones de laboratorio más utilizados en la actualidad.
Es importante tener en cuenta que, aunque los ratones consanguíneos como BALB/c son valiosos modelos animales para la investigación biomédica, no siempre recapitulan perfectamente las enfermedades humanas. Por lo tanto, los resultados obtenidos en estos animales deben interpretarse y extrapolarse con cautela a los seres humanos.
Los receptores CCR7 (receptores de quimiocinas C-C con dominio 7) son un tipo de receptores acoplados a proteínas G que se expresan en varios tipos de células inmunes, como los linfocitos T y los linfoblastos B. Estos receptores desempeñan un papel crucial en la migración y posicionamiento de estas células dentro de los tejidos linfoides.
Los ligandos principales de los receptores CCR7 son las quimiocinas CCL19 (MIP-3β) y CCL21 (SLC/6Ckine), que se producen en altos niveles en los tejidos linfoides secundarios, como los ganglios linfáticos y el bazo. La unión de estas quimiocinas a los receptores CCR7 desencadena una cascada de señalización que resulta en la activación de las células inmunes y su migración hacia los tejidos linfoides.
La expresión de los receptores CCR7 está regulada por diversos factores, como las citocinas y los estímulos antigénicos. La estimulación de los linfocitos T con antígenos puede inducir la expresión de los receptores CCR7, lo que facilita su migración hacia los tejidos linfoides en respuesta a una infección o una inflamación.
La importancia de los receptores CCR7 en la función del sistema inmune se ha demostrado en diversos estudios, donde se ha observado que la deficiencia de estos receptores puede dar lugar a defectos en la migración y posicionamiento de las células inmunes, lo que puede conducir a una disfunción del sistema inmune y a un aumento de la susceptibilidad a las infecciones.
La β-tromboglobulina, también conocida como trombopoetina, es una proteína producida por la médula ósea que desempeña un papel importante en la regulación de la producción y maduración de las plaquetas. Las plaquetas son células sanguíneas esenciales para la coagulación sanguínea y la prevención del sangrado excesivo.
La medición de los niveles de β-tromboglobulina en la sangre puede ser útil como un indicador de la actividad de la trombopoyesis (la producción de plaquetas) y puede utilizarse en el diagnóstico y seguimiento de trastornos hemorrágicos y trombóticos, como la trombocitopenia inmunitaria y la trombocitemia esencial.
Los niveles elevados de β-tromboglobulina pueden indicar un aumento en la producción de plaquetas, lo que puede estar asociado con trastornos como la trombocitemia esencial o la reacción a una hemorragia aguda. Por otro lado, niveles bajos de β-tromboglobulina pueden indicar una disminución en la producción de plaquetas, lo que puede estar asociado con trastornos como la trombocitopenia inmunitaria o el uso de fármacos supresores de la médula ósea.
En definitiva, la β-tromboglobulina es un importante marcador biológico en la hemostasia y la trombosis, y su medición puede ser útil en el diagnóstico y seguimiento de diversos trastornos hemorrágicos y trombóticos.
Los receptores CCR4 (receptores de quimiocinas CC tipo 4) son un tipo de receptores acoplados a proteínas G que se encuentran en la superficie de varios tipos de células inmunes, como los linfocitos T helper 2 y las células T reguladoras. Estos receptores se unen específicamente a quimiocinas, que son moléculas de señalización pequeñas secretadas por otras células, desempeñando un papel crucial en la migración y posicionamiento de las células inmunes durante respuestas inmunitarias. La interacción entre el ligando (quimiocina) y el receptor CCR4 regula los movimientos celulares, la activación y diferenciación de las células T, así como la resolución de la inflamación. Los receptores CCR4 se han relacionado con diversas enfermedades, como el asma, la enfermedad inflamatoria intestinal y algunos tipos de cáncer, lo que los convierte en un objetivo potencial para el desarrollo de terapias inmunomoduladoras.
El Factor de Necrosis Tumoral alfa (TNF-α) es una citocina que pertenece a la familia de las necrosis tumoral (TNF). Es producido principalmente por macrófagos activados, aunque también puede ser secretado por otras células como linfocitos T helper 1 (Th1), neutrófilos y mast cells.
La TNF-α desempeña un papel crucial en la respuesta inmune innata y adaptativa, ya que participa en la activación de células inflamatorias, la inducción de apoptosis (muerte celular programada), la inhibición de la proliferación celular y la estimulación de la diferenciación celular.
La TNF-α se une a dos receptores distintos: el receptor de muerte (DR) y el receptor tipo 2 de factor de necrosis tumoral (TNFR2). La unión de la TNF-α al DR puede inducir apoptosis en células tumorales y otras células, mientras que la unión a TNFR2 está involucrada en la activación y proliferación de células inmunes.
La TNF-α también se ha relacionado con diversas patologías inflamatorias y autoinmunes, como la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn, la psoriasis y el síndrome del shock tóxico. Además, se ha demostrado que la TNF-α desempeña un papel importante en la fisiopatología de la sepsis y el choque séptico.
La "regulación hacia arriba" no es un término médico o científico específico. Sin embargo, en el contexto biomédico, la regulación general se refiere al proceso de controlar los niveles, actividades o funciones de genes, proteínas, células o sistemas corporales. La "regulación hacia arriba" podría interpretarse como un aumento en la expresión, actividad o función de algo.
Por ejemplo, en genética, la regulación hacia arriba puede referirse a un proceso que aumenta la transcripción de un gen, lo que conduce a niveles más altos de ARN mensajero (ARNm) y, en última instancia, a niveles más altos de proteínas codificadas por ese gen. Esto puede ocurrir mediante la unión de factores de transcripción u otras moléculas reguladoras a elementos reguladores en el ADN, como enhancers o silencers.
En farmacología y terapia génica, la "regulación hacia arriba" también se puede referir al uso de estrategias para aumentar la expresión de un gen específico con el fin de tratar una enfermedad o condición. Esto podría implicar el uso de moléculas pequeñas, como fármacos, o técnicas más sofisticadas, como la edición de genes, para aumentar los niveles de ARNm y proteínas deseados.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso del término "regulación hacia arriba" puede ser vago y dependerá del contexto específico en el que se use. Por lo tanto, siempre es recomendable buscar una definición más precisa y específica en el contexto dado.
El pulmón es el órgano respiratorio primario en los seres humanos y muchos otros animales. Se encuentra dentro de la cavidad torácica protegida por la caja torácica y junto con el corazón, se sitúa dentro del mediastino. Cada pulmón está dividido en lóbulos, que están subdivididos en segmentos broncopulmonares. El propósito principal de los pulmones es facilitar el intercambio gaseoso entre el aire y la sangre, permitiendo así la oxigenación del torrente sanguíneo y la eliminación del dióxido de carbono.
La estructura del pulmón se compone principalmente de tejido conectivo, vasos sanguíneos y alvéolos, que son pequeños sacos huecos donde ocurre el intercambio gaseoso. Cuando una persona inhala, el aire llena los bronquios y se distribuye a través de los bronquiolos hasta llegar a los alvéolos. El oxígeno del aire se difunde pasivamente a través de la membrana alveolar hacia los capilares sanguíneos, donde se une a la hemoglobina en los glóbulos rojos para ser transportado a otras partes del cuerpo. Al mismo tiempo, el dióxido de carbono presente en la sangre se difunde desde los capilares hacia los alvéolos para ser expulsado durante la exhalación.
Es importante mencionar que cualquier condición médica que afecte la estructura o función normal de los pulmones puede dar lugar a diversas enfermedades pulmonares, como neumonía, enfisema, asma, fibrosis quística, cáncer de pulmón y muchas otras.
El interferón gamma (IFN-γ) es una citocina que pertenece a la familia de las interleucinas y es fundamental en la respuesta inmunitaria adaptativa. Es producido principalmente por los linfocitos T activados (CD4+ Th1 y CD8+), células NK y células NKT.
La función principal del IFN-γ es regular las respuestas inmunitarias, actuando como un potente mediador en la defensa contra virus, bacterias intracelulares y protozoos. Además, desempeña un papel crucial en la activación de macrófagos, aumentando su capacidad microbicida y fosforilando las proteínas asociadas a la presentación de antígenos, lo que mejora la presentación de péptidos a los linfocitos T.
El IFN-γ también participa en la regulación de la diferenciación y función de diversas células inmunes, como linfocitos B, monocitos, macrófagos y células dendríticas. Otras funciones importantes del IFN-γ incluyen la inducción de la apoptosis en células tumorales, inhibición de la replicación viral y modulación de la respuesta inflamatoria.
La disfunción o deficiencia en la producción o señalización de IFN-γ se ha relacionado con un mayor riesgo de infecciones recurrentes, especialmente por micobacterias y otros patógenos intracelulares, así como con un aumento en la susceptibilidad al desarrollo de cáncer y enfermedades autoinmunes.
La Reacción en Cadena de la Polimerasa de Transcriptasa Inversa, generalmente abreviada como "RT-PCR" o "PCR inversa", es una técnica de laboratorio utilizada en biología molecular para amplificar y detectar material genético, específicamente ARN. Es una combinación de dos procesos: la transcriptasa reversa, que convierte el ARN en ADN complementario (cDNA), y la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que copia múltiples veces fragmentos específicos de ADN.
Esta técnica se utiliza ampliamente en diagnóstico médico, investigación biomédica y forense. En el campo médico, es especialmente útil para detectar y cuantificar patógenos (como virus o bacterias) en muestras clínicas, así como para estudiar la expresión génica en diversos tejidos y células.
La RT-PCR se realiza en tres etapas principales: 1) la transcripción inversa, donde se sintetiza cDNA a partir del ARN extraído usando una enzima transcriptasa reversa; 2) la denaturación y activación de la polimerasa, donde el cDNA se calienta para separar las hebras y se añade una mezcla que contiene la polimerasa termoestable; y 3) las etapas de amplificación, donde se repiten los ciclos de enfriamiento (para permitir la unión de los extremos de los cebadores al template) y calentamiento (para la extensión por parte de la polimerasa), lo que resulta en la exponencial multiplicación del fragmento deseado.
La especificidad de esta técnica se logra mediante el uso de cebadores, pequeños fragmentos de ADN complementarios a las secuencias terminales del fragmento deseado. Estos cebadores permiten la unión y amplificación selectiva del fragmento deseado, excluyendo otros fragmentos presentes en la muestra.
Las células dendríticas son un tipo de células inmunes especializadas en la presentación de antígenos, que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunitario adaptativo. Se originan a partir de los monocitos de la médula ósea y se encuentran en todo el cuerpo, particularmente en las áreas de contacto con el exterior, como la piel, los pulmones, el intestino y los tejidos linfoides.
Las células dendríticas tienen un aspecto distintivo, con procesos ramificados y extensiones que se asemejan a las ramas de un árbol, lo que les permite capturar eficazmente los antígenos del entorno. Una vez que han internalizado los antígenos, las células dendríticas los procesan y los presentan en su superficie celular mediante moléculas conocidas como complejos mayor de histocompatibilidad (CMH).
Esta presentación de antígenos permite que las células dendríticas activen y dirijan a otras células inmunes, como los linfocitos T y B, para que respondan específicamente al antígeno presentado. Las células dendríticas también producen y secretan una variedad de citokinas y quimiocinas que ayudan a regular y coordinar las respuestas inmunes.
Además de su papel en la activación del sistema inmunitario adaptativo, las células dendríticas también desempeñan un papel importante en la tolerancia inmunológica, ayudando a prevenir las respuestas autoinmunes excesivas y mantener el equilibrio homeostático del sistema inmunitario.
El ensayo de inmunoadsorción enzimática (EIA), también conocido como ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA), es un método de laboratorio utilizado para detectar y medir la presencia o ausencia de una sustancia específica, como un antígeno o un anticuerpo, en una muestra. Se basa en la unión específica entre un antígeno y un anticuerpo, y utiliza una enzima para producir una señal detectable.
En un EIA típico, la sustancia que se desea medir se adsorbe (se une firmemente) a una superficie sólida, como un pozo de plástico. La muestra que contiene la sustancia desconocida se agrega al pozo y, si la sustancia está presente, se unirá a los anticuerpos específicos que también están presentes en el pozo. Después de lavar el pozo para eliminar las sustancias no unidas, se agrega una solución que contiene un anticuerpo marcado con una enzima. Si la sustancia desconocida está presente y se ha unido a los anticuerpos específicos en el pozo, el anticuerpo marcado se unirá a la sustancia. Después de lavar nuevamente para eliminar las sustancias no unidas, se agrega un sustrato que reacciona con la enzima, produciendo una señal detectable, como un cambio de color o de luz.
Los EIA son ampliamente utilizados en diagnóstico médico, investigación y control de calidad alimentaria e industrial. Por ejemplo, se pueden utilizar para detectar la presencia de anticuerpos contra patógenos infecciosos en una muestra de sangre o para medir los niveles de hormonas en una muestra de suero.
La inmunidad innata, también conocida como inmunidad no específica, es el primer tipo de respuesta inmune que se activa cuando un agente extraño, como un virus o bacteria, invade el organismo. A diferencia de la inmunidad adaptativa (o adquirida), la inmunidad innata no está dirigida contra agentes específicos y no confiere inmunidad a largo plazo.
La inmunidad innata incluye una variedad de mecanismos defensivos, como:
1. Barreras físicas: piel, mucosas y membranas mucosas que impiden la entrada de patógenos en el cuerpo.
2. Mecanismos químicos: ácidos gástrico y genital, líquido lagrimal, sudor y saliva con propiedades antimicrobianas.
3. Fagocitosis: células inmunes como neutrófilos, macrófagos y células dendríticas que rodean y destruyen los patógenos invasores.
4. Inflamación: respuesta del sistema inmune a la presencia de un agente extraño, caracterizada por enrojecimiento, hinchazón, dolor y calor.
5. Interferones: proteínas secretadas por células infectadas que alertan a otras células sobre la presencia de un patógeno y activan su respuesta defensiva.
6. Complemento: sistema de proteínas del plasma sanguíneo que ayudan a destruir los patógenos y a eliminar las células infectadas.
La inmunidad innata es una respuesta rápida y no específica que se activa inmediatamente después de la exposición al agente extraño, lo que permite al organismo contener la infección hasta que la inmunidad adaptativa pueda desarrollar una respuesta más específica y duradera.
FN-κB (Factor nuclear kappa B) es una proteína que desempeña un papel crucial en la respuesta inmunológica y la inflamación. Se trata de un factor de transcripción que regula la expresión génica en respuesta a diversos estímulos, como las citocinas y los radicales libres.
El FN-κB se encuentra normalmente inactivo en el citoplasma de la célula, unido a su inhibidor, IκB (Inhibidor del factor nuclear kappa B). Cuando se activa, el IκB es fosforilado e hidrolizado por una proteasa específica, lo que permite la translocación del FN-κB al núcleo celular. Una vez allí, el FN-κB se une a secuencias específicas de ADN y regula la expresión génica.
El desequilibrio en la activación del FN-κB ha sido implicado en diversas enfermedades, como las enfermedades autoinmunes, el cáncer y la inflamación crónica. Por lo tanto, el control de la activación del FN-κB es un objetivo terapéutico importante en el tratamiento de estas enfermedades.
Los receptores CCR8 (receptores de quimiocinas CC tipo 8) son un tipo de receptores de células T helper 2 (Th2) que se unen a la quimiocina CC ligandos, particularmente a la quimiocina CCL1 y CCL18. Estos receptores desempeñan un papel importante en la migración y activación de las células T Th2, lo que sugiere su participación en la respuesta inmune adaptativa y en el desarrollo de enfermedades inflamatorias y alérgicas. La estimulación de los receptores CCR8 puede provocar una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación de las células T, incluida la proliferación, la secreción de citocinas y la expresión de moléculas de superficie. Los fármacos dirigidos a los receptores CCR8 se están investigando como posibles tratamientos para enfermedades inflamatorias y alérgicas.
Los Modelos Animales de Enfermedad son organismos no humanos, generalmente mamíferos o invertebrados, que han sido manipulados genéticamente o experimentalmente para desarrollar una afección o enfermedad específica, con el fin de investigar los mecanismos patofisiológicos subyacentes, probar nuevos tratamientos, evaluar la eficacia y seguridad de fármacos o procedimientos terapéuticos, estudiar la interacción gen-ambiente en el desarrollo de enfermedades complejas y entender los procesos básicos de biología de la enfermedad. Estos modelos son esenciales en la investigación médica y biológica, ya que permiten recrear condiciones clínicas controladas y realizar experimentos invasivos e in vivo que no serían éticamente posibles en humanos. Algunos ejemplos comunes incluyen ratones transgénicos con mutaciones específicas para modelar enfermedades neurodegenerativas, cánceres o trastornos metabólicos; y Drosophila melanogaster (moscas de la fruta) utilizadas en estudios genéticos de enfermedades humanas complejas.
Los lipopolisacáridos (LPS) son un tipo de molécula encontrada en la membrana externa de las bacterias gramnegativas. Están compuestos por un lipido A, que es responsable de su actividad endotóxica, y un polisacárido O, que varía en diferentes especies bacterianas y determina su antigenicidad. El lipopolisacárido desempeña un papel importante en la patogénesis de las infecciones bacterianas, ya que al entrar en el torrente sanguíneo pueden causar una respuesta inflamatoria sistémica grave, shock séptico y daño tisular.
La citometría de flujo es una técnica de laboratorio que permite analizar y clasificar células u otras partículas pequeñas en suspensión a medida que pasan a través de un haz de luz. Cada célula o partícula se caracteriza por su tamaño, forma y contenido de fluorescencia, lo que permite identificar y cuantificar diferentes poblaciones celulares y sus propiedades.
La citometría de flujo utiliza un haz de luz laser para iluminar las células en suspensión mientras pasan a través del detector. Los componentes celulares, como el ADN y las proteínas, pueden ser etiquetados con tintes fluorescentes específicos que emiten luz de diferentes longitudes de onda cuando se excitan por el haz de luz laser.
Esta técnica es ampliamente utilizada en la investigación y el diagnóstico clínico, especialmente en áreas como la hematología, la inmunología y la oncología. La citometría de flujo puede ser utilizada para identificar y contar diferentes tipos de células sanguíneas, detectar marcadores específicos de proteínas en células individuales, evaluar el ciclo celular y la apoptosis, y analizar la expresión génica y la activación de vías de señalización intracelular.
En resumen, la citometría de flujo es una técnica de análisis avanzada que permite caracterizar y clasificar células u otras partículas pequeñas en suspensión basándose en su tamaño, forma y contenido de fluorescencia. Es una herramienta poderosa en la investigación y el diagnóstico clínico, especialmente en áreas relacionadas con la hematología, la inmunología y la oncología.
El Factor Plaquetario 4 (FP4) es una proteína que se encuentra en las plaquetas sanguíneas humanas. Es una glicoproteína multimérica grande que desempeña un papel importante en la homeostasis y la hemostasia, es decir, en la capacidad de nuestro cuerpo para detener el sangrado después de una lesión vascular.
El FP4 es uno de los mediadores más abundantes en las plaquetas que participan en la agregación plaquetaria, un proceso crucial en la formación del coágulo sanguíneo. Cuando se activan, las plaquetas liberan el FP4, el cual puede interactuar con otras proteínas de la sangre y superficies de células endoteliales, contribuyendo así a la formación del tapón plaquetario en el sitio de la lesión vascular.
Sin embargo, también se ha observado que el FP4 puede desempeñar un papel en enfermedades como la trombosis y la hepatitis autoinmune. En algunos casos, los anticuerpos contra el FP4 pueden desencadenar reacciones inmunes anormales que conducen a la formación de coágulos sanguíneos no deseados o daño tisular. Por lo tanto, comprender la función y el comportamiento del FP4 es crucial para abordar estas condiciones médicas.
Los receptores CCR6 (receptor de quimiocina C-C tipo 6) son un tipo de receptores acoplados a proteínas G que se encuentran en la superficie de varias células inmunes, como los linfocitos T helper Th17 y los linfocitos B de memoria. Estos receptores se unen específicamente a una quimiocina llamada CCL20 (también conocida como ligando MIP-3α), que desempeña un papel importante en la migración y activación de células inmunes durante procesos inflamatorios y de respuesta inmune.
La unión del ligando CCL20 al receptor CCR6 desencadena una serie de eventos intracelulares que conducen a la activación de diversas vías de señalización, lo que finalmente resulta en la movilización y el reclutamiento de células inmunes hacia sitios específicos del cuerpo. La expresión de CCR6 está asociada con varias enfermedades autoinmunitarias e inflamatorias, como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple y la psoriasis, lo que sugiere un papel potencial de este receptor en el desarrollo y progresión de estas afecciones.
Una línea celular es una población homogénea de células que se han originado a partir de una sola célula y que pueden dividirse indefinidamente en cultivo. Las líneas celulares se utilizan ampliamente en la investigación biomédica, ya que permiten a los científicos estudiar el comportamiento y las características de células específicas en un entorno controlado.
Las líneas celulares se suelen obtener a partir de tejidos o células normales o cancerosas, y se les da un nombre específico que indica su origen y sus características. Algunas líneas celulares son inmortales, lo que significa que pueden dividirse y multiplicarse indefinidamente sin mostrar signos de envejecimiento o senescencia. Otras líneas celulares, sin embargo, tienen un número limitado de divisiones antes de entrar en senescencia.
Es importante destacar que el uso de líneas celulares en la investigación tiene algunas limitaciones y riesgos potenciales. Por ejemplo, las células cultivadas pueden mutar o cambiar con el tiempo, lo que puede afectar a los resultados de los experimentos. Además, las líneas celulares cancerosas pueden no comportarse de la misma manera que las células normales, lo que puede dificultar la extrapolación de los resultados de los estudios in vitro a la situación en vivo. Por estas razones, es importante validar y verificar cuidadosamente los resultados obtenidos con líneas celulares antes de aplicarlos a la investigación clínica o al tratamiento de pacientes.
Los eosinófilos son un tipo de glóbulos blancos o leucocitos, que desempeñan un papel importante en el sistema inmunológico. Constituyen alrededor del 1-3% de los leucocitos totales en la sangre periférica normal.
Son llamados así porque contienen granos citoplasmáticos específicos que toman una coloración rosa brillante con el tinte de tinción especial, el eosina. Estos gránulos contienen varias proteínas, como la histamina, la lisozima y las peroxidasas, que desempeñan un papel en la respuesta inmunitaria contra los parásitos y también están involucradas en las reacciones alérgicas e inflamatorias.
La estimulación de los eosinófilos se produce en respuesta a diversos estímulos, como ciertos tipos de infecciones (especialmente por parásitos), alergias, enfermedades autoinmunes y algunos cánceres. Un recuento alto de eosinófilos en la sangre se denomina eosinofilia y puede ser un signo de diversas condiciones médicas.
Es importante notar que aunque los eosinófilos desempeñan un papel crucial en nuestro sistema inmunológico, un nivel excesivo o insuficiente puede indicar problemas de salud subyacentes y requerir atención médica.
Las células TH2 son un tipo de linfocitos T CD4+ que desempeñan un papel clave en la respuesta inmune adaptativa, especialmente en la respuesta mediada por anticuerpos y en la defensa contra los parásitos. Se diferencian de otras subpoblaciones de linfocitos T CD4+, como las células TH1, en su patrón distinto de citoquinas secretadas y en sus funciones específicas.
Las células TH2 producen y secretan citoquinas proinflamatorias, como la interleucina (IL)-4, IL-5, IL-9, IL-10 y IL-13, que desempeñan diversos papeles en la activación y regulación de las respuestas inmunes. Por ejemplo, la IL-4 estimula la producción de anticuerpos de clase IgE por parte de los linfocitos B, lo que puede ser útil para combatir parásitos extracelulares como los gusanos redondos. La IL-5, por su parte, ayuda a reclutar y activar eosinófilos, células efectoras importantes en la defensa contra los parásitos.
Sin embargo, un exceso de respuesta TH2 también se ha relacionado con diversas enfermedades alérgicas e inflamatorias, como el asma, la rinitis alérgica y la dermatitis atópica. En estos casos, la activación inadecuada o excesiva de las células TH2 puede conducir a una respuesta inflamatoria desregulada y dañina, con la producción de citoquinas que promueven la inflamación y el reclutamiento de células efectoras que pueden causar daño tisular.
En resumen, las células TH2 son un tipo importante de linfocitos T CD4+ que desempeñan un papel crucial en la defensa contra los parásitos y en diversas enfermedades alérgicas e inflamatorias. Su activación adecuada es necesaria para una respuesta inmunitaria saludable, pero un exceso o una activación inadecuada pueden conducir a enfermedades y daño tisular.
Los factores quimiotácticos eosinófilos son moléculas que atraen y desencadenan la migración de eosinófilos, un tipo específico de glóbulos blancos, desde los vasos sanguíneos hacia los tejidos periféricos. Estos factores pueden ser producidos por diversas células, incluyendo células endoteliales, macrófagos, linfocitos y células presentadoras de antígenos, en respuesta a una variedad de estímulos, como infecciones, alérgenos o inflamación. La quimiotaxis de eosinófilos desempeña un papel crucial en la defensa del huésped contra parásitos y también contribuye a la patogénesis de enfermedades alérgicas e inflamatorias. Ejemplos de factores quimiotácticos eosinófilos incluyen interleucina-5 (IL-5), eotaxina y leucotrieno B4.
Los receptores CXCR, abreviatura de Receptores de Quimiocinas con dominio Extracelular de la subfamilia A y Relacionada con la proteína G, son un tipo de receptores acoplados a proteínas G que se encuentran en la membrana plasmática de varias células del organismo. Se unen específicamente a las quimiocinas, un grupo de moléculas señalizadoras involucradas en la respuesta inmunitaria y la migración celular.
Existen varios subtipos de receptores CXCR, siendo el más estudiado y conocido el CXCR4. Este receptor se une específicamente a la quimiocina CXCL12 (también conocida como SDF-1, por su nombre en inglés Stromal Cell-Derived Factor 1) y desempeña un papel fundamental en la movilización y migración de células inmunes, como los linfocitos T y las células madre hematopoyéticas.
Otros receptores CXCR importantes incluyen el CXCR2, que se une a varias quimiocinas inflamatorias, y el CXCR3, que se une a quimiocinas implicadas en la respuesta inmunitaria antiviral.
La activación de los receptores CXCR por las quimiocinas desencadena una cascada de eventos intracelulares que conllevan a la regulación de diversas funciones celulares, como la proliferación, diferenciación, supervivencia y movilidad celular. Por lo tanto, los receptores CXCR son objetivos terapéuticos importantes en el tratamiento de diversas enfermedades, como el cáncer, las infecciones virales y las enfermedades inflamatorias.
Las células TH1 son un tipo de linfocitos T helper, que son glóbulos blancos del sistema inmunológico. Se diferencian de otras subpopulaciones de células T helper, como las células TH2 y TH17, en su función y los tipos de citokinas que producen.
Las células TH1 juegan un papel importante en la respuesta inmune adaptativa contra patógenos intracelulares, como virus y bacterias. Se activan en presencia de citokinas como la interleucina-12 (IL-12) y producen citokinas proinflamatorias, como el interferón gamma (IFN-γ), que ayudan a coordinar la respuesta inmune contra los patógenos.
Las citokinas producidas por las células TH1 también pueden contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunes y crónicas inflamatorias, como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide, cuando se activan en respuesta a autoantígenos o por una regulación inadecuada del sistema inmune.
La expresión génica es un proceso biológico fundamental en la biología molecular y la genética que describe la conversión de la información genética codificada en los genes en productos funcionales, como ARN y proteínas. Este proceso comprende varias etapas, incluyendo la transcripción, procesamiento del ARN, transporte del ARN y traducción. La expresión génica puede ser regulada a niveles variables en diferentes células y condiciones, lo que permite la diversidad y especificidad de las funciones celulares. La alteración de la expresión génica se ha relacionado con varias enfermedades humanas, incluyendo el cáncer y otras afecciones genéticas. Por lo tanto, comprender y regular la expresión génica es un área importante de investigación en biomedicina y ciencias de la vida.
Las células epiteliales son tipos específicos de células que recubren la superficie del cuerpo, líne los órganos huecos y forman glándulas. Estas células proporcionan una barrera protectora contra los daños, las infecciones y la pérdida de líquidos corporales. Además, participan en la absorción de nutrientes, la excreción de desechos y la secreción de hormonas y enzimas. Las células epiteliales se caracterizan por su unión estrecha entre sí, lo que les permite funcionar como una barrera efectiva. También tienen la capacidad de regenerarse rápidamente después de un daño. Hay varios tipos de células epiteliales, incluyendo células escamosas, células cilíndricas y células cuboidales, que se diferencian en su forma y función específicas.
En bioquímica y farmacología, un ligando es una molécula que se une a otro tipo de molécula, generalmente un biomolécula como una proteína o un ácido nucléico (ADN o ARN), en una manera específica y con un grado variable de afinidad y reversibilidad. La unión ligando-proteína puede activar o inhibir la función de la proteína, lo que a su vez puede influir en diversos procesos celulares y fisiológicos.
Los ligandos pueden ser pequeñas moléculas químicas, iones, o incluso otras biomoléculas más grandes como las proteínas. Ejemplos de ligandos incluyen:
1. Neurotransmisores: moléculas que se utilizan para la comunicación entre células nerviosas (neuronas) en el sistema nervioso central y periférico. Un ejemplo es la dopamina, un neurotransmisor que se une a receptores de dopamina en el cerebro y desempeña un papel importante en el control del movimiento, el placer y la recompensa.
2. Hormonas: mensajeros químicos producidos por glándulas endocrinas que viajan a través del torrente sanguíneo para llegar a células diana específicas en todo el cuerpo. Un ejemplo es la insulina, una hormona producida por el páncreas que regula los niveles de glucosa en sangre al unirse a receptores de insulina en las células musculares y adiposas.
3. Fármacos: moléculas sintéticas o naturales que se diseñan para interactuar con proteínas específicas, como los receptores, enzimas o canales iónicos, con el fin de alterar su función y producir un efecto terapéutico deseado. Un ejemplo es la morfina, un analgésico opioide que se une a receptores de opioides en el sistema nervioso central para aliviar el dolor.
4. Inhibidores enzimáticos: moléculas que se unen a enzimas específicas y bloquean su actividad, alterando así los procesos metabólicos en los que están involucrados. Un ejemplo es el ácido acetilsalicílico (aspirina), un fármaco antiinflamatorio no esteroideo (AINE) que inhibe la ciclooxigenasa-2 (COX-2), una enzima involucrada en la síntesis de prostaglandinas, compuestos inflamatorios que desempeñan un papel importante en el desarrollo del dolor y la fiebre.
5. Ligandos: moléculas que se unen a proteínas específicas, como los receptores o las enzimas, con diferentes afinidades y estructuras químicas. Los ligandos pueden actuar como agonistas, activando la función de la proteína, o como antagonistas, bloqueando su actividad. Un ejemplo es el agonista parcial del receptor de serotonina 5-HT1D, sumatriptán, un fármaco utilizado para tratar las migrañas al activar los receptores de serotonina en las células vasculares cerebrales y reducir la dilatación de los vasos sanguíneos.
En resumen, los ligandos son moléculas que se unen a proteínas específicas, como los receptores o las enzimas, con diferentes afinidades y estructuras químicas. Los ligandos pueden actuar como agonistas, activando la función de la proteína, o como antagonistas, bloqueando su actividad. Estos compuestos son esenciales en el desarrollo de fármacos y terapias dirigidas a tratar diversas enfermedades y condiciones médicas.
Los receptores CXCR5, también conocidos como receptores de quimiocinas C-X-C 5, son un tipo de receptor acoplado a proteína G que se une específicamente a la quimiocina CXCL13. Se expresan predominantemente en células B maduras y en células T helper foliculares.
La unión del ligando a los receptores CXCR5 desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación de diversas vías de señalización, incluyendo la activación de las proteínas G y la movilización de calcio. Esto a su vez regula la migración y posicionamiento de células inmunes en los tejidos linfoides secundarios, desempeñando un papel crucial en la organización de la arquitectura de los ganglios linfáticos y la médula ósea.
La interacción entre el ligando CXCL13 y sus receptores CXCR5 también está involucrada en la respuesta inmune adaptativa, particularmente en la activación y diferenciación de células B en los folículos germinales durante la producción de anticuerpos. La disfunción de estos receptores se ha relacionado con diversas patologías, como enfermedades autoinmunes y cánceres.
La perfilación de la expresión génica es un proceso de análisis molecular que mide la actividad o el nivel de expresión de genes específicos en un genoma. Este método se utiliza a menudo para investigar los patrones de expresión génica asociados con diversos estados fisiológicos o patológicos, como el crecimiento celular, la diferenciación, la apoptosis y la respuesta inmunitaria.
La perfilación de la expresión génica se realiza típicamente mediante la amplificación y detección de ARN mensajero (ARNm) utilizando técnicas como la hibridación de microarranjos o la secuenciación de alto rendimiento. Estos métodos permiten el análisis simultáneo de la expresión de miles de genes en muestras biológicas, lo que proporciona una visión integral del perfil de expresión génica de un tejido o célula en particular.
Los datos obtenidos de la perfilación de la expresión génica se pueden utilizar para identificar genes diferencialmente expresados entre diferentes grupos de muestras, como células sanas y enfermas, y para inferir procesos biológicos y redes de regulación genética que subyacen a los fenotipos observados. Esta información puede ser útil en la investigación básica y clínica, incluidos el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades.
Los leucocitos mononucleares (LMCs) son un tipo de glóbulos blancos o leucocitos que incluyen linfocitos y monocitos. Estas células desempeñan un papel crucial en el sistema inmunológico, ayudando a proteger al cuerpo contra las infecciones y otras enfermedades.
Los linfocitos son células importantes en la respuesta inmune adaptativa y se dividen en dos categorías principales: linfocitos T (que desempeñan un papel importante en la respuesta inmunitaria celular) y linfocitos B (que producen anticuerpos como parte de la respuesta inmunitaria humoral).
Los monocitos, por otro lado, son células grandes con un núcleo irregular que desempeñan un papel importante en el sistema inmunológico innato. Se diferencian en macrófagos y células dendríticas una vez que entran en los tejidos periféricos, donde ayudan a eliminar los patógenos y presentar antígenos a las células T helper para activar la respuesta inmunitaria adaptativa.
Los LMCs se pueden contar en una prueba de laboratorio llamada recuento diferencial de glóbulos blancos (WBC), que mide el número y el tipo de diferentes tipos de leucocitos en una muestra de sangre. Un aumento en el recuento de LMCs puede indicar diversas condiciones clínicas, como infecciones, inflamación o trastornos hematológicos.
La quimiocina CCL27, también conocida como CTACK (C-X-C motivo quimiocino ligando 10 relacionado con la proteína activada por T) o ILC (quimiocina inductora de células L), es una pequeña proteína soluble que pertenece a la familia de las quimiokinas. Las quimiokinas son moléculas de señalización celular que desempeñan un papel crucial en la regulación de la respuesta inmunitaria y el tráfico celular.
La CCL27 se expresa principalmente en las células epiteliales cutáneas y actúa como un potente atractante para los linfocitos T de memoria que expresan el receptor CCR10. Esta interacción específica entre la CCL27 y su receptor CCR10 ayuda en la migración y retención de los linfocitos T de memoria en la piel, lo que desempeña un papel importante en el mantenimiento de la homeostasis inmunológica cutánea y la respuesta inmune adaptativa contra los patógenos cutáneos.
La CCL27 también se ha involucrado en diversos procesos fisiopatológicos, como la inflamación cutánea, el desarrollo de alergias cutáneas y algunos tipos de cánceres cutáneos, como el carcinoma de células escamosas. Por lo tanto, la CCL27 es un objetivo potencial para el desarrollo de terapias dirigidas a tratar diversas enfermedades dermatológicas.
El líquido del lavado bronquioalveolar (BAL, por sus siglas en inglés) es una técnica de diagnóstico utilizada en medicina para evaluar la salud de los pulmones. Se trata de un procedimiento en el que se introduce una solución salina estéril en una región específica del pulmón a través de un broncoscopio, y luego se aspira suavemente para recolectar células y líquido de la superficie de los alvéolos.
La muestra de BAL se analiza luego en el laboratorio para buscar signos de infección, inflamación o enfermedad pulmonar intersticial, como neumonía, fibrosis pulmonar, sarcoideosis o cáncer de pulmón. La técnica permite a los médicos obtener una muestra directa de las vías respiratorias más pequeñas y los alvéolos, lo que puede ayudar a determinar el tratamiento más apropiado para una enfermedad pulmonar específica.
El líquido del lavado bronquioalveolar contiene células inflamatorias, como neutrófilos, linfocitos y macrófagos, así como también células epiteliales y posiblemente agentes infecciosos, como bacterias, virus o hongos. El análisis de la muestra puede incluir un recuento de células, pruebas de sensibilidad a los antibióticos y pruebas de detección de patógenos específicos.
En términos médicos, las "Sustancias de Crecimiento" se definen como un tipo de proteínas que desempeñan un papel crucial en el proceso de crecimiento y desarrollo del cuerpo humano. Estas sustancias son producidas naturalmente por el cuerpo y ayudan a regular diversas funciones celulares, como la división celular, la diferenciación celular y la supervivencia celular.
Existen varios tipos de sustancias de crecimiento, pero una de las más conocidas es la known as el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1), que está relacionado con la producción de hormona del crecimiento por la glándula pituitaria. Otras sustancias de crecimiento incluyen el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β), el factor de crecimiento derivado de las plaquetas (PDGF) y el factor de crecimiento fibroblástico (FGF).
Las sustancias de crecimiento desempeñan un papel importante en la curación de heridas, la regeneración tisular y la prevención de la pérdida ósea. Sin embargo, un desequilibrio o una alteración en la producción de estas sustancias puede contribuir al desarrollo de diversas afecciones médicas, como el crecimiento excesivo o deficiente, los trastornos óseos y los cánceres.
La inhibición de migración celular se refiere a un proceso mediante el cual se previene, reduce o ralentiza el movimiento y desplazamiento de células vivas. Este término es ampliamente utilizado en el campo de la medicina y biología molecular, especialmente en oncología, donde el objetivo principal es inhibir la migración de células cancerosas para evitar su diseminación y metástasis a otros tejidos y órganos.
La migración celular está controlada por una serie de procesos complejos que involucran la reorganización del citoesqueleto, las interacciones entre células y el medio extracelular, y los cambios en la expresión génica. La inhibición de migración celular puede lograrse mediante diversas estrategias, como el bloqueo de receptores de superficie celular, la inactivación de factores de adhesión o la modulación de vías de señalización intracelular involucradas en el control del movimiento celular.
Existen varios fármacos y terapias experimentales que se han desarrollado con el objetivo de inhibir la migración celular, como los inhibidores de la proteína quinasa o los agentes que interfieren con la formación de estructuras del citoesqueleto. La investigación en este campo sigue siendo un área activa de desarrollo y descubrimiento, ya que se espera que las terapias dirigidas a inhibir la migración celular puedan mejorar significativamente los resultados clínicos en el tratamiento del cáncer y otras enfermedades.
La activación neutrofila es un proceso en el que los neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos, son estimulados para liberar sustancias químicas y enzimas con el fin de combatir infecciones o inflamaciones en el cuerpo. Durante este proceso, los neutrófilos se adhieren a los vasos sanguíneos y migra hacia el tejido lesionado o infectado, donde liberan sustancias químicas que ayudan a destruir los patógenos invasores y descomponer los tejidos dañados.
Este proceso es una parte importante de la respuesta inmunitaria del cuerpo, pero también puede contribuir al daño tisular y la enfermedad si se produce en exceso o en respuesta a estímulos no patógenos. Por lo tanto, la activación neutrofila debe ser regulada cuidadosamente para mantener un equilibrio saludable entre la defensa contra las infecciones y el daño tisular.
Los receptores CCR (Receptores de Quimiocinas con Dominio Rico en Citosina) son un subtipo de receptores de quimiocinas que pertenecen a la familia de receptores acoplados a proteínas G. Estos receptores se unen específicamente a quimiocinas, un tipo de moléculas de señalización pequeñas involucradas en la respuesta inmunitaria y la migración celular.
Las quimiocinas y sus receptores desempeñan un papel crucial en la dirección del tráfico celular, particularmente durante los procesos inflamatorios y la homeostasis inmunológica. Los receptores CCR se expresan predominantemente en células del sistema inmune, como linfocitos T y B, monocitos, macrófagos y neutrófilos.
Hay al menos diez subtipos de receptores CCR (CCR1 a CCR10) identificados hasta la fecha, cada uno con su propio patrón de especificidad de ligando. Por ejemplo, CCR1 se une a varias quimiocinas, incluyendo RANTES (Regulated upon Activation, Normal T Cell Expressed and Secreted), MIP-1α (Macrophage Inflammatory Protein-1α) y MCP-3 (Monocyte Chemotactic Protein-3).
La activación de los receptores CCR desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la regulación de diversas funciones celulares, como la proliferación, diferenciación, supervivencia y movilidad celular. Por lo tanto, los receptores CCR desempeñan un papel vital en la coordinación de respuestas inmunes y la patogénesis de diversas enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
La molécula de adhesión intercelular-1 (ICAM-1, por sus siglas en inglés) es una proteína de superficie celular que pertenece a la familia de las Ig (inmunoglobulinas). ICAM-1 se expresa en diversos tipos de células, incluyendo células endoteliales, leucocitos y células presentadoras de antígeno.
La función principal de ICAM-1 es mediar la adhesión celular y el tránsito de leucocitos, especialmente durante procesos inflamatorios y respuestas inmunes. ICAM-1 se une a receptores integrinas presentes en los leucocitos, como la LFA-1 (Lymphocyte Function-associated Antigen 1) y la Mac-1 (Macrophage-1 Antigen), promoviendo su adhesión a las células endoteliales y su migración hacia los tejidos inflamados.
La expresión de ICAM-1 se regula por diversos factores, como citoquinas proinflamatorias (como el TNF-α, interleucina-1 y interferón-γ) y mediadores químicos liberados durante la respuesta inmune. La activación de ICAM-1 desempeña un papel crucial en la patogénesis de diversas enfermedades, como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal, el asma y las enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, ICAM-1 es un objetivo terapéutico potencial para una variedad de trastornos inflamatorios y autoinmunes.
La inmunohistoquímica es una técnica de laboratorio utilizada en patología y ciencias biomédicas que combina los métodos de histología (el estudio de tejidos) e inmunología (el estudio de las respuestas inmunitarias del cuerpo). Consiste en utilizar anticuerpos marcados para identificar y localizar proteínas específicas en células y tejidos. Este método se utiliza a menudo en la investigación y el diagnóstico de diversas enfermedades, incluyendo cánceres, para determinar el tipo y grado de una enfermedad, así como también para monitorizar la eficacia del tratamiento.
En este proceso, se utilizan anticuerpos específicos que reconocen y se unen a las proteínas diana en las células y tejidos. Estos anticuerpos están marcados con moléculas que permiten su detección, como por ejemplo enzimas o fluorocromos. Una vez que los anticuerpos se unen a sus proteínas diana, la presencia de la proteína se puede detectar y visualizar mediante el uso de reactivos apropiados que producen una señal visible, como un cambio de color o emisión de luz.
La inmunohistoquímica ofrece varias ventajas en comparación con otras técnicas de detección de proteínas. Algunas de estas ventajas incluyen:
1. Alta sensibilidad y especificidad: Los anticuerpos utilizados en esta técnica son altamente específicos para las proteínas diana, lo que permite una detección precisa y fiable de la presencia o ausencia de proteínas en tejidos.
2. Capacidad de localizar proteínas: La inmunohistoquímica no solo detecta la presencia de proteínas, sino que también permite determinar su localización dentro de las células y tejidos. Esto puede ser particularmente útil en el estudio de procesos celulares y patológicos.
3. Visualización directa: La inmunohistoquímica produce una señal visible directamente en el tejido, lo que facilita la interpretación de los resultados y reduce la necesidad de realizar análisis adicionales.
4. Compatibilidad con microscopía: Los métodos de detección utilizados en la inmunohistoquímica son compatibles con diferentes tipos de microscopía, como el microscopio óptico y el microscopio electrónico, lo que permite obtener imágenes detalladas de las estructuras celulares e intracelulares.
5. Aplicabilidad en investigación y diagnóstico: La inmunohistoquímica se utiliza tanto en la investigación básica como en el diagnóstico clínico, lo que la convierte en una técnica versátil y ampliamente aceptada en diversos campos de estudio.
Sin embargo, la inmunohistoquímica también presenta algunas limitaciones, como la necesidad de disponer de anticuerpos específicos y de alta calidad, la posibilidad de obtener resultados falsos positivos o negativos debido a reacciones no específicas, y la dificultad para cuantificar con precisión los niveles de expresión de las proteínas en el tejido. A pesar de estas limitaciones, la inmunohistoquímica sigue siendo una técnica poderosa y ampliamente utilizada en la investigación y el diagnóstico de diversas enfermedades.
La adhesión celular es el proceso por el cual las células interactúan y se unen entre sí o con otras estructuras extrañas, a través de moléculas de adhesión específicas en la membrana plasmática. Este proceso desempeña un papel fundamental en una variedad de procesos biológicos, como el desarrollo embrionario, la homeostasis tisular, la reparación y regeneración de tejidos, así como en la patogénesis de diversas enfermedades, como la inflamación y el cáncer.
Las moléculas de adhesión celular pueden ser de dos tipos: selectinas y integrinas. Las selectinas son proteínas que se unen a carbohidratos específicos en la superficie de otras células o en proteoglicanos presentes en la matriz extracelular. Por otro lado, las integrinas son proteínas transmembrana que se unen a proteínas de la matriz extracelular, como el colágeno, la fibronectina y la laminina.
La adhesión celular está mediada por una serie de eventos moleculares complejos que involucran la interacción de las moléculas de adhesión con otras proteínas intracelulares y la reorganización del citoesqueleto. Este proceso permite a las células mantener su integridad estructural, migrar a través de diferentes tejidos, comunicarse entre sí y responder a diversos estímulos.
En resumen, la adhesión celular es un proceso fundamental en la biología celular que permite a las células interactuar y unirse entre sí o con otras estructuras, mediante la interacción de moléculas de adhesión específicas en la membrana plasmática.
Los Datos de Secuencia Molecular se refieren a la información detallada y ordenada sobre las unidades básicas que componen las moléculas biológicas, como ácidos nucleicos (ADN y ARN) y proteínas. Esta información está codificada en la secuencia de nucleótidos en el ADN o ARN, o en la secuencia de aminoácidos en las proteínas.
En el caso del ADN y ARN, los datos de secuencia molecular revelan el orden preciso de las cuatro bases nitrogenadas: adenina (A), timina/uracilo (T/U), guanina (G) y citosina (C). La secuencia completa de estas bases proporciona información genética crucial que determina la función y la estructura de genes y proteínas.
En el caso de las proteínas, los datos de secuencia molecular indican el orden lineal de los veinte aminoácidos diferentes que forman la cadena polipeptídica. La secuencia de aminoácidos influye en la estructura tridimensional y la función de las proteínas, por lo que es fundamental para comprender su papel en los procesos biológicos.
La obtención de datos de secuencia molecular se realiza mediante técnicas experimentales especializadas, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), la secuenciación de ADN y las técnicas de espectrometría de masas. Estos datos son esenciales para la investigación biomédica y biológica, ya que permiten el análisis de genes, genomas, proteínas y vías metabólicas en diversos organismos y sistemas.
Las células endoteliales son las células que recubren el interior de los vasos sanguíneos y linfáticos, formando una barrera entre la sangre o linfa y el tejido circundante. Son células planas y aplanadas que tienen forma de hoja y están dispuestas en una sola capa, llamada endotelio.
Estas células desempeñan un papel importante en la regulación del tráfico celular y molecular entre el torrente sanguíneo y los tejidos, así como en la homeostasis vascular y la respuesta inmune. También participan en la coagulación sanguínea, la angiogénesis (crecimiento de nuevos vasos sanguíneos), la inflamación y la liberación de diversas sustancias bioactivas que afectan a las células vecinas y a los tejidos circundantes.
La disfunción endotelial se ha asociado con diversas enfermedades cardiovasculares, como la aterosclerosis, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus, entre otras. Por lo tanto, el estudio de las células endoteliales y su fisiología es fundamental para comprender los mecanismos patológicos subyacentes a estas enfermedades y desarrollar nuevas estrategias terapéuticas.
El análisis de secuencia por matrices de oligonucleótidos (OSA, por sus siglas en inglés) es una técnica utilizada en bioinformática y genómica para identificar y analizar patrones específicos de secuencias de ADN o ARN. Esta técnica implica el uso de matrices de oligonucleótidos, que son matrices bidimensionales que representan la frecuencia relativa de diferentes nucleótidos en una posición particular dentro de una secuencia dada.
La matriz de oligonucleótidos se construye mediante el alineamiento múltiple de secuencias relacionadas y el cálculo de la frecuencia de cada nucleótido en cada posición. La matriz resultante se utiliza luego para buscar patrones específicos de secuencias en otras secuencias desconocidas.
El análisis de secuencia por matrices de oligonucleótidos se puede utilizar para una variedad de propósitos, como la identificación de sitios de unión de factores de transcripción, la detección de secuencias repetitivas y la búsqueda de motivos en secuencias genómicas. También se puede utilizar para el análisis filogenético y la comparación de secuencias entre diferentes especies.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta técnica tiene algunas limitaciones, como la posibilidad de identificar falsos positivos o negativos, dependiendo de los parámetros utilizados en el análisis. Además, la matriz de oligonucleótidos puede no ser adecuada para secuencias largas o complejas, y por lo tanto, otras técnicas como el alineamiento de secuencias múltiples pueden ser más apropiadas en tales casos.
Las moléculas de adhesión celular (CAM, por sus siglas en inglés) son proteínas que se encuentran en la superficie de las células y desempeñan un papel crucial en la adhesión celular, es decir, el proceso mediante el cual las células se unen entre sí o con otras estructuras. Las CAM participan en una variedad de procesos biológicos importantes, como el desarrollo embrionario, la homeostasis tisular, la reparación y regeneración de tejidos, y la inflamación.
Las moléculas de adhesión celular se pueden clasificar en varias categorías según su estructura y función, incluyendo:
1. Selectinas: son proteínas de adhesión que medían la interacción entre las células sanguíneas y el endotelio vascular durante los procesos inflamatorios.
2. Integrinas: son proteínas transmembrana que se unen a los componentes extracelulares de la matriz, como el colágeno y la laminina, y desempeñan un papel importante en la adhesión celular y la señalización intracelular.
3. Cadherinas: son proteínas transmembrana que se unen a otras cadherinas en células adyacentes para mantener la integridad de los tejidos.
4. Inmunoglobulinas: son proteínas que contienen dominios similares a las inmunoglobulinas y participan en la interacción célula-célula y célula-matriz.
Las moléculas de adhesión celular desempeñan un papel fundamental en la regulación de una variedad de procesos biológicos, y su disfunción se ha relacionado con diversas enfermedades, como el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y neurológicas.
La Interleucina-6 (IL-6) es una citocina proinflamatoria multifuncional que desempeña un papel crucial en la respuesta inmunitaria y la hematopoyesis. Es producida por una variedad de células, incluyendo macrófagos, fibroblastos, endoteliales y algunas células tumorales, en respuesta a diversos estímulos, como infecciones, traumatismos o procesos inflamatorios.
La IL-6 media una variedad de respuestas biológicas, incluyendo la activación del sistema inmune, la diferenciación y proliferación de células inmunes, la síntesis de proteínas de fase aguda y el metabolismo energético. También está involucrada en la patogénesis de diversas enfermedades, como artritis reumatoide, enfermedad de Crohn, sepsis y cáncer.
En condiciones fisiológicas, los niveles séricos de IL-6 son bajos, pero pueden aumentar significativamente en respuesta a estímulos patológicos. La medición de los niveles de IL-6 se utiliza como un biomarcador de inflamación y enfermedad en la práctica clínica.
Los receptores de interleucina son un tipo de proteínas transmembrana que se encuentran en la superficie de las células y desempeñan un papel crucial en la comunicación celular del sistema inmunológico. Se unen específicamente a las interleucinas, que son moléculas de señalización secretadas por diversos tipos de células inmunes.
Existen diferentes subtipos de receptores de interleucina, cada uno con su propia afinidad por un tipo específico de interleucina. Por ejemplo, el receptor de interleucina-1 (IL-1R) se une a la interleucina-1, mientras que el receptor de interleucina-2 (IL-2R) se une a la interleucina-2.
La unión de la interleucina al receptor desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación de diversas vías de señalización, lo que resulta en la regulación de diversas respuestas inmunes, como la proliferación y diferenciación de células T, la activación de macrófagos y la producción de citocinas.
La disfunción o alteración en la expresión o señalización de los receptores de interleucina se ha relacionado con diversas enfermedades autoinmunes, inflamatorias y neoplásicas.
Las proteínas recombinantes son versiones artificiales de proteínas que se producen mediante la aplicación de tecnología de ADN recombinante. Este proceso implica la inserción del gen que codifica una proteína particular en un organismo huésped, como bacterias o levaduras, que pueden entonces producir grandes cantidades de la proteína.
Las proteínas recombinantes se utilizan ampliamente en la investigación científica y médica, así como en la industria farmacéutica. Por ejemplo, se pueden usar para estudiar la función y la estructura de las proteínas, o para producir vacunas y terapias enzimáticas.
La tecnología de proteínas recombinantes ha revolucionado muchos campos de la biología y la medicina, ya que permite a los científicos producir cantidades casi ilimitadas de proteínas puras y bien caracterizadas para su uso en una variedad de aplicaciones.
Sin embargo, también plantea algunos desafíos éticos y de seguridad, ya que el proceso de producción puede involucrar organismos genéticamente modificados y la proteína resultante puede tener diferencias menores pero significativas en su estructura y función en comparación con la proteína natural.
Los linfocitos T CD4-positivos, también conocidos como células T helper o Th, son un tipo importante de glóbulos blancos que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunológico adaptativo. Se llaman CD4 positivos porque expresan la proteína CD4 en su superficie celular.
Estas células T ayudan a coordinar y modular las respuestas inmunitarias específicas contra diversos patógenos, como virus, bacterias e incluso células cancerosas. Lo hacen mediante la activación y regulación de otras células inmunes, como los linfocitos B (que producen anticuerpos) y los linfocitos T citotóxicos (que destruyen directamente las células infectadas o anormales).
Cuando un linfocito T CD4 positivo se activa después de reconocer un antígeno presentado por una célula presentadora de antígenos (APC), se diferencia en varios subconjuntos de células T helper especializadas, como Th1, Th2, Th17 y Treg. Cada uno de estos subconjuntos tiene un perfil de citoquinas distintivo y funciones específicas en la respuesta inmunitaria.
Una disminución significativa en el número o función de los linfocitos T CD4 positivos puede debilitar la capacidad del cuerpo para combatir infecciones e incluso conducir a enfermedades graves, como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), causado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
La activación de linfocitos es un proceso fundamental del sistema inmunológico en el que se activan los linfocitos T y B para desencadenar una respuesta inmune específica contra agentes extraños, como virus, bacterias o sustancias extrañas.
Los linfocitos son un tipo de glóbulos blancos que juegan un papel clave en la respuesta inmunitaria adaptativa del cuerpo. Cuando un antígeno (una sustancia extraña) entra en el cuerpo, es capturado y presentado a los linfocitos T y B por células presentadoras de antígenos, como las células dendríticas.
Este proceso de presentación de antígenos desencadena la activación de los linfocitos T y B, lo que lleva a su proliferación y diferenciación en células efectoras especializadas. Las células T efectoras pueden destruir directamente las células infectadas o producir citocinas para ayudar a coordinar la respuesta inmunitaria. Por otro lado, las células B efectoras producen anticuerpos específicos que se unen al antígeno y lo neutralizan o marcan para su destrucción por otras células del sistema inmune.
La activación de linfocitos está regulada cuidadosamente para garantizar una respuesta inmunitaria adecuada y evitar la activación excesiva o no deseada, lo que podría conducir a enfermedades autoinmunes o inflamatorias.
Los Receptores de Superficie Celular son estructuras proteicas especializadas en la membrana plasmática de las células que reciben y transducen señales químicas del entorno externo al interior de la célula. Estos receptores interactúan con diversas moléculas señal, como hormonas, neurotransmisores, factores de crecimiento y anticuerpos, mediante un proceso conocido como unión ligando-receptor. La unión del ligando al receptor desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a diversas respuestas celulares, como el crecimiento, diferenciación, movilidad y apoptosis (muerte celular programada). Los receptores de superficie celular se clasifican en varias categorías según su estructura y mecanismo de transducción de señales, que incluyen receptores tirosina quinasa, receptores con actividad tirosina quinasa intrínseca, receptores acoplados a proteínas G, receptores nucleares y receptores de canales iónicos. La comprensión de la estructura y función de los receptores de superficie celular es fundamental para entender los procesos fisiológicos y patológicos en el cuerpo humano y tiene importantes implicaciones en el desarrollo de terapias dirigidas a modular su actividad en diversas enfermedades, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos neurológicos.
La interleucina-1β (IL-1β) es una citocina proinflamatoria importante involucrada en la respuesta inmune del cuerpo. Es producida principalmente por macrófagos activados y células dendríticas, pero también puede ser sintetizada por una variedad de otras células, incluyendo células endoteliales, células musculares lisas y células epiteliales.
IL-1β desempeña un papel crucial en la activación y regulación de respuestas inmunes e inflamatorias. Contribuye al desarrollo de fiebre, estimula la producción de otras citocinas proinflamatorias y promueve la diferenciación de células T helper 1 (Th1). También juega un papel en la destrucción del tejido durante procesos inflamatorios y autoinmunes.
La IL-1β es producida como un precursor inactivo, que es procesado y activado por una proteasa específica, la caspasa-1, dentro de los complejos multiproteicos llamados inflamasomas. La actividad de IL-1β está regulada cuidadosamente para evitar una respuesta inflamatoria excesiva o no deseada. Sin embargo, un desequilibrio en la producción y regulación de IL-1β ha sido implicado en varias enfermedades, incluyendo artritis reumatoide, gota, psoriasis, esclerosis múltiple y algunos tipos de cáncer.
Los Receptores Toll-like (TLR, por sus siglas en inglés) son un tipo de receptores de reconocimiento de patrones presentes en las células del sistema inmune, especialmente en los macrófagos y células dendríticas. Desempeñan un papel crucial en la detección y respuesta a diversos patógenos, como bacterias, virus y hongos.
Estos receptores reconocen una variedad de moléculas asociadas con patógenos, llamadas PAMPs (Patrones Moleculares Asociados a Patógenos), que incluyen componentes estructurales como lipopolisacáridos (LPS) en las bacterias gramnegativas, proteínas virales y ARN de doble hebra.
La activación de los TLR desencadena una cascada de respuestas celulares que conducen a la producción de citoquinas proinflamatorias, estimulación de células T y otras moléculas importantes para la respuesta inmune. Cada tipo de receptor TLR es específico para un patrón molecular particular, lo que permite una respuesta adaptativa a diferentes tipos de patógenos.
Los TLR desempeñan un papel fundamental en la inmunidad innata y también están involucrados en la activación y regulación de la inmunidad adaptativa. Mutaciones o disfunciones en los genes que codifican los TLR se han asociado con diversas enfermedades, como infecciones recurrentes, autoinmunidad y cáncer.
La interleucina-1 (IL-1) es una citocina proinflamatoria que desempeña un papel crucial en la respuesta inmunitaria del cuerpo. Existen dos tipos principales de IL-1: IL-1α y IL-1β, ambas activan los mismos receptores y producen efectos similares.
La IL-1 se produce principalmente por macrófagos y células dendríticas, aunque también puede ser secretada por otras células como células endoteliales, células epiteliales y células B. La IL-1 es responsable de la activación de los linfocitos T y B, la proliferación celular y la diferenciación, así como de la estimulación de la producción de otras citocinas proinflamatorias.
La IL-1 desempeña un papel importante en la respuesta inmunitaria innata al activar la expresión de genes relacionados con la inflamación y la inmunidad, como las proteínas de fase aguda y las citocinas. También participa en la regulación de la respuesta adaptativa al aumentar la presentación de antígenos y promover la activación de linfocitos T.
La IL-1 ha sido implicada en una variedad de procesos fisiológicos y patológicos, incluyendo la fiebre, el dolor, la inflamación, la respuesta inmunitaria, la diferenciación ósea y el desarrollo del sistema nervioso central. La IL-1 también se ha asociado con enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y la psoriasis, así como con enfermedades inflamatorias como la septicemia y la enfermedad de Crohn.
Los ratones transgénicos son un tipo de roedor modificado geneticamente que incorpora un gen o secuencia de ADN exógeno (procedente de otro organismo) en su genoma. Este proceso se realiza mediante técnicas de biología molecular y permite la expresión de proteínas específicas, con el fin de estudiar sus funciones, interacciones y efectos sobre los procesos fisiológicos y patológicos.
La inserción del gen exógeno se lleva a cabo generalmente en el cigoto (óvulo fecundado) o en embriones tempranos, utilizando métodos como la microinyección, electroporación o virus vectoriales. Los ratones transgénicos resultantes pueden manifestar características particulares, como resistencia a enfermedades, alteraciones en el desarrollo, crecimiento o comportamiento, según el gen introducido y su nivel de expresión.
Estos modelos animales son ampliamente utilizados en la investigación biomédica para el estudio de diversas enfermedades humanas, como cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares, neurológicas y otras patologías, con el objetivo de desarrollar nuevas terapias y tratamientos más eficaces.
En realidad, "factores de tiempo" no es un término médico específico. Sin embargo, en un contexto más general o relacionado con la salud y el bienestar, los "factores de tiempo" podrían referirse a diversos aspectos temporales que pueden influir en la salud, las intervenciones terapéuticas o los resultados de los pacientes. Algunos ejemplos de estos factores de tiempo incluyen:
1. Duración del tratamiento: La duración óptima de un tratamiento específico puede influir en su eficacia y seguridad. Un tratamiento demasiado corto o excesivamente largo podría no producir los mejores resultados o incluso causar efectos adversos.
2. Momento de la intervención: El momento adecuado para iniciar un tratamiento o procedimiento puede ser crucial para garantizar una mejoría en el estado del paciente. Por ejemplo, tratar una enfermedad aguda lo antes posible puede ayudar a prevenir complicaciones y reducir la probabilidad de secuelas permanentes.
3. Intervalos entre dosis: La frecuencia y el momento en que se administran los medicamentos o tratamientos pueden influir en su eficacia y seguridad. Algunos medicamentos necesitan ser administrados a intervalos regulares para mantener niveles terapéuticos en el cuerpo, mientras que otros requieren un tiempo específico entre dosis para minimizar los efectos adversos.
4. Cronobiología: Se trata del estudio de los ritmos biológicos y su influencia en diversos procesos fisiológicos y patológicos. La cronobiología puede ayudar a determinar el momento óptimo para administrar tratamientos o realizar procedimientos médicos, teniendo en cuenta los patrones circadianos y ultradianos del cuerpo humano.
5. Historia natural de la enfermedad: La evolución temporal de una enfermedad sin intervención terapéutica puede proporcionar información valiosa sobre su pronóstico, así como sobre los mejores momentos para iniciar o modificar un tratamiento.
En definitiva, la dimensión temporal es fundamental en el campo de la medicina y la salud, ya que influye en diversos aspectos, desde la fisiología normal hasta la patogénesis y el tratamiento de las enfermedades.
La secuencia de aminoácidos se refiere al orden específico en que los aminoácidos están unidos mediante enlaces peptídicos para formar una proteína. Cada proteína tiene su propia secuencia única, la cual es determinada por el orden de los codones (secuencias de tres nucleótidos) en el ARN mensajero (ARNm) que se transcribe a partir del ADN.
Las cadenas de aminoácidos pueden variar en longitud desde unos pocos aminoácidos hasta varios miles. El plegamiento de esta larga cadena polipeptídica y la interacción de diferentes regiones de la misma dan lugar a la estructura tridimensional compleja de las proteínas, la cual desempeña un papel crucial en su función biológica.
La secuencia de aminoácidos también puede proporcionar información sobre la evolución y la relación filogenética entre diferentes especies, ya que las regiones conservadas o similares en las secuencias pueden indicar una ascendencia común o una función similar.
El endotelio vascular se refiere a la capa delgada y continua de células que recubre el lumen (la cavidad interior) de los vasos sanguíneos y linfáticos. Este revestimiento es functionalmente importante ya que participa en una variedad de procesos fisiológicos cruciales para la salud cardiovascular y general del cuerpo.
Las células endoteliales desempeñan un papel clave en la homeostasis vascular, la regulación de la permeabilidad vasculatura, la inflamación y la coagulación sanguínea. También secretan varias sustancias, como óxido nítrico (NO), que ayudan a regular la dilatación y constricción de los vasos sanguíneos (vasodilatación y vasoconstricción).
La disfunción endotelial, marcada por cambios en estas funciones normales, se ha relacionado con una variedad de condiciones de salud, como la aterosclerosis, la hipertensión arterial, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, el mantenimiento de la integridad y la función endotelial son objetivos importantes en la prevención y el tratamiento de estas afecciones.
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano en términos de superficie y peso. Desde un punto de vista médico, la piel se define como un órgano complejo con múltiples capas y funciones vitales. Está compuesta por dos principales componentes: el tejido epitelial (epidermis) y el tejido conectivo (dermis). La epidermis proporciona una barrera protectora contra los patógenos, mientras que la dermis contiene glándulas sudoríparas, folículos pilosos, vasos sanguíinos y nervios.
La piel desempeña varias funciones importantes para la homeostasis y supervivencia del cuerpo humano:
1. Protección: La piel actúa como una barrera física contra los agentes externos dañinos, como bacterias, virus, hongos, toxinas y radiación ultravioleta (UV). También previene la pérdida excesiva de agua y electrolitos del cuerpo.
2. Termorregulación: La piel ayuda a regular la temperatura corporal mediante la sudoración y la vasodilatación o vasoconstricción de los vasos sanguíneos en la dermis.
3. Sensación: Los nervios en la piel permiten detectar estímulos táctiles, térmicos, dolorosos y propioceptivos, lo que nos ayuda a interactuar con nuestro entorno.
4. Immunidad: La piel desempeña un papel crucial en el sistema inmune al proporcionar una barrera contra los patógenos y al contener células inmunes que pueden detectar y destruir microorganismos invasores.
5. Síntesis de vitamina D: La piel contiene una forma de colesterol llamada 7-dehidrocolesterol, que se convierte en vitamina D3 cuando se expone a la luz solar UVB. La vitamina D es importante para la absorción de calcio y el mantenimiento de huesos y dientes saludables.
6. Excreción: Además de la sudoración, la piel también excreta pequeñas cantidades de desechos metabólicos a través de las glándulas sebáceas y sudoríparas apocrinas.
Los linfocitos son un tipo de glóbulos blancos o leucocitos, que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunitario. Se encargan principalmente de la respuesta inmunitaria adaptativa, lo que significa que pueden adaptarse y formar memoria para reconocer y combatir mejor las sustancias extrañas o dañinas en el cuerpo.
Existen dos tipos principales de linfocitos:
1. Linfocitos T (o células T): se desarrollan en el timo y desempeñan funciones como la citotoxicidad, ayudando a matar células infectadas o cancerosas, y la regulación de la respuesta inmunológica.
2. Linfocitos B (o células B): se desarrollan en la médula ósea y producen anticuerpos para neutralizar o marcar patógenos invasores, facilitando su eliminación por otros componentes del sistema inmunitario.
Los linfocitos son parte importante de nuestra capacidad de combatir infecciones y enfermedades, y su número y función se mantienen bajo estricto control para evitar respuestas excesivas o inadecuadas que puedan causar daño al cuerpo.
El recuento de leucocitos, también conocido como leucograma, es un examen de laboratorio que mide la cantidad y tipo de glóbulos blancos (leucocitos) en una muestra de sangre. Los glóbulos blancos son elementos importantes del sistema inmunológico que ayudan a proteger el cuerpo contra infecciones e invasiones de sustancias extrañas.
Un recuento de leucocitos se realiza mediante un análisis de sangre completos (Hematología completa o CBC). El recuento total de glóbulos blancos normalmente varía entre 4,500 y 11,000 células por microlitro de sangre en adultos. Los niveles pueden variar dependiendo de la edad, el sexo y otros factores.
Un recuento bajo de glóbulos blancos (leucopenia) puede indicar una infección, una deficiencia del sistema inmunológico o exposición a sustancias tóxicas. Por otro lado, un recuento alto de glóbulos blancos (leucocitosis) puede ser el resultado de una infección, inflamación, anemia, cáncer u otras enfermedades.
Además del recuento total de glóbulos blancos, el análisis de sangre también clasifica los diferentes tipos de leucocitos, como neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos. Cada tipo de glóbulo blanco tiene un papel específico en el sistema inmunológico y su proporción relativa puede ayudar a identificar la causa subyacente de los resultados anormales del recuento de leucocitos.
La comunicación celular es el proceso mediante el cual las células intercambian información y coordinan sus funciones. Esto se logra a través de una variedad de mecanismos, incluyendo la señalización celular y la transferencia de moléculas entre células.
La señalización celular implica la liberación y detección de moléculas mensajeras, como los neurotransmisores, las hormonas y los factores de crecimiento. Estas moléculas se unen a receptores específicos en la superficie de la célula objetivo, lo que desencadena una cascada de eventos dentro de la célula que pueden llevar a una respuesta fisiológica.
La transferencia de moléculas entre células puede ocurrir a través de diversos mecanismos, como los canales iónicos y las uniones gap. Los canales iónicos permiten el paso de iones a través de la membrana celular, mientras que las uniones gap permiten la transferencia directa de pequeñas moléculas entre células adyacentes.
La comunicación celular es fundamental para el desarrollo, el crecimiento y la homeostasis del organismo, y está involucrada en una variedad de procesos fisiológicos y patológicos.
La microglía es el tipo residente de macrófago del sistema nervioso central (SNC). Forman alrededor del 10-15% de todas las células gliales en el cerebro adulto y desempeñan un papel crucial en la respuesta inmune y la homeostasis del SNC. Se originan del tejido conectivo mesodérmico durante el desarrollo embrionario y se distribuyen por todo el sistema nervioso central antes de la migración de las neuronas.
Las microglías tienen procesos ramificados que constantemente escanean su entorno en busca de patógenos, daño celular o proteínas anormales. Cuando se activan por señales inflamatorias o daño tisular, cambian su morfología a una fenotipo ameboide y secretan diversas citocinas, quimiocinas y factores de crecimiento que ayudan a reparar el tejido cerebral dañado y a combatir infecciones. Además, desempeñan un papel importante en la eliminación de los cuerpos de Engelmann (restos degenerativos neuronales), las células apoptóticas y otros detritos celulares mediante fagocitosis.
La disfunción o alteración de la microglía se ha relacionado con varias enfermedades neurológicas, como la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson y lesiones cerebrales traumáticas. Por lo tanto, comprender el papel y la regulación de las microglías es fundamental para desarrollar nuevas estrategias terapéuticas para tratar diversas afecciones neurológicas.
La molécula 1 de adhesión celular vascular (VCAM-1, siglas en inglés de Vascular Cell Adhesion Molecule 1) es una proteína de adhesión presente en la membrana plasmática de las células endoteliales que revisten el interior de los vasos sanguíneos. Esta molécula participa en procesos inflamatorios y de inmunidad, mediante la unión a leucocitos (un tipo de glóbulos blancos) y su posterior migración a través del endotelio hacia tejidos lesionados o infectados.
La VCAM-1 se une específicamente a integrinas presentes en la superficie de los leucocitos, como la very late antigen-4 (VLA-4), promoviendo su adhesión al endotelio y facilitando su tránsito a los tejidos periféricos. La expresión de VCAM-1 está regulada por diversos factores, incluyendo citoquinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la interleucina-1 (IL-1).
La activación de VCAM-1 y su interacción con leucocitos desempeñan un papel crucial en el desarrollo de diversas patologías, como aterosclerosis, artritis reumatoide, enfermedad inflamatoria intestinal y algunos tipos de cáncer. Por lo tanto, la inhibición de VCAM-1 o sus vías de señalización se ha propuesto como un objetivo terapéutico potencial para tratar estas enfermedades.
Los marcadores biológicos, también conocidos como biomarcadores, se definen como objetivos cuantificables que se asocian específicamente con procesos biológicos, patológicos o farmacológicos y que pueden ser medidos en el cuerpo humano. Pueden ser cualquier tipo de molécula, genes o características fisiológicas que sirven para indicar normales o anormales procesos, condiciones o exposiciones.
En la medicina, los marcadores biológicos se utilizan a menudo en el diagnóstico, pronóstico y seguimiento de diversas enfermedades, especialmente enfermedades crónicas y complejas como el cáncer. Por ejemplo, un nivel alto de colesterol en sangre puede ser un marcador biológico de riesgo cardiovascular. Del mismo modo, la presencia de una proteína específica en una biopsia puede indicar la existencia de un cierto tipo de cáncer.
Los marcadores biológicos también se utilizan para evaluar la eficacia y seguridad de las intervenciones terapéuticas, como medicamentos o procedimientos quirúrgicos. Por ejemplo, una disminución en el nivel de un marcador tumoral después del tratamiento puede indicar que el tratamiento está funcionando.
En resumen, los marcadores biológicos son herramientas importantes en la medicina moderna para el diagnóstico, pronóstico y seguimiento de enfermedades, así como para evaluar la eficacia y seguridad de las intervenciones terapéuticas.
Los antígenos CD son marcadores proteicos encontrados en la superficie de las células T, un tipo importante de glóbulos blancos involucrados en el sistema inmunológico adaptativo. Estos antígenos ayudan a distinguir y clasificar los diferentes subconjuntos de células T según su función y fenotipo.
Existen varios tipos de antígenos CD, cada uno con un número asignado, como CD1, CD2, CD3, etc. Algunos de los más conocidos son:
* **CD4**: También llamada marca de helper/inductor, se encuentra en las células T colaboradoras o auxiliares (Th) y ayuda a regular la respuesta inmunológica.
* **CD8**: También conocida como marca de supresor/citotóxica, se encuentra en las células T citotóxicas (Tc) que destruyen células infectadas o cancerosas.
* **CD25**: Expresado en células T reguladoras y ayuda a suprimir la respuesta inmunológica excesiva.
* **CD3**: Es un complejo de proteínas asociadas con el receptor de células T y participa en la activación de las células T.
La identificación y caracterización de los antígenos CD han permitido una mejor comprensión de la biología de las células T y han contribuido al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas en el tratamiento de diversas enfermedades, como infecciones, cáncer e inflamación crónica.
Los Medios de Cultivo Condicionados (en inglés, Conditioned Media) se refieren a líquidos o medios de cultivo celular que han sido previamente expuestos a células vivas y por lo tanto contienen una variedad de factores solubles secretados por esas células. Estos factores pueden incluir diversas citocinas, quimiocinas, factores de crecimiento, hormonas, ácido nucleico libre y enzimas, dependiendo del tipo de células de las que se originan los medios condicionados.
Los medios de cultivo condicionados se utilizan a menudo en estudios experimentales in vitro para investigar los efectos biológicos de los factores solubles secretados por un determinado tipo de célula sobre otras células. Por ejemplo, los medios condicionados obtenidos de células cancerígenas se pueden utilizar para examinar su impacto en la proliferación, supervivencia o migración de células endoteliales, fibroblastos o células inmunes. Del mismo modo, los medios condicionados derivados de células normales o sanas se pueden usar para evaluar sus efectos protectores o promotores del crecimiento sobre células dañadas o enfermas.
Es importante tener en cuenta que, al trabajar con medios de cultivo condicionados, se deben considerar los posibles factores de confusión asociados con la presencia de componentes adicionales en el medio. Por lo tanto, es crucial llevar a cabo controles apropiados y experimentos de comparación para garantizar la validez e interpretación adecuada de los resultados obtenidos.
Los antiinflamatorios son un tipo de medicamento que se utiliza para reducir la inflamación, el dolor y la fiebre. Existen diferentes tipos de antiinflamatorios, pero la mayoría funciona inhibiendo la acción de enzimas llamadas ciclooxigenasa-1 y ciclooxigenasa-2, que desempeñan un papel importante en el proceso inflamatorio del organismo.
Algunos ejemplos comunes de antiinflamatorios incluyen el ibuprofeno, el naproxeno y el diclofenaco. Estos medicamentos suelen recetarse para tratar una variedad de afecciones, como la artritis reumatoide, la osteoartritis, la tendinitis, la bursitis y otras enfermedades inflamatorias.
Es importante tener en cuenta que los antiinflamatorios pueden tener efectos secundarios graves si se utilizan durante un período prolongado o en dosis altas. Algunos de estos efectos secundarios incluyen úlceras gástricas, sangrado estomacal, daño renal y aumento del riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Por esta razón, es importante utilizarlos solo bajo la supervisión de un médico y seguir cuidadosamente las instrucciones de dosificación.
Los macrófagos alveolares son células del sistema inmunológico que desempeñan un papel crucial en el sistema de defensa inmune dentro de los pulmones. Se encuentran en el espacio aéreo alveolar, donde participan en la respuesta inmunitaria innata y adaptativa.
Estas células son parte de la familia de los fagocitos, lo que significa que tienen la capacidad de ingerir y destruir microorganismos, partículas extrañas y detritus celulares. Los macrófagos alveolares desempeñan un papel fundamental en mantener la homeostasis pulmonar y proteger los pulmones contra infecciones e inflamaciones.
Cuando un microorganismo o una partícula extraña ingresa a los pulmones, los macrófagos alveolares son los primeros en responder. Reconocen y se adhieren a estos elementos extraños mediante receptores de reconocimiento de patrones (PRR) en su superficie celular. Una vez que los macrófagos alveolares han identificado un microorganismo o una partícula extraña, la engullen y la descomponen dentro de sus lisosomas, utilizando enzimas y especies reactivas de oxígeno para destruirla.
Además de su función fagocítica, los macrófagos alveolares también secretan una variedad de mediadores químicos, como citokinas y quimiocinas, que ayudan a reclutar más células inmunes al sitio de la infección o inflamación. También participan en la presentación de antígenos a las células T helper (Th), lo que desencadena una respuesta inmunitaria adaptativa.
Los macrófagos alveolares son un componente esencial del sistema inmunológico pulmonar y desempeñan un papel vital en la protección contra enfermedades respiratorias, como neumonía e infecciones virales. Sin embargo, también se ha demostrado que contribuyen al desarrollo de enfermedades pulmonares crónicas, como la EPOC y la fibrosis quística, mediante la producción excesiva de mediadores proinflamatorios y la activación de vías de señalización que conducen a la destrucción del tejido pulmonar.
La "regulación hacia abajo" en un contexto médico o bioquímico se refiere a los procesos o mecanismos que reducen, inhiben o controlan la actividad o expresión de genes, proteínas u otros componentes biológicos. Esto puede lograrse mediante diversos mecanismos, como la desactivación de genes, la degradación de proteínas, la modificación postraduccional de proteínas o el bloqueo de rutas de señalización. La regulación hacia abajo es un proceso fundamental en la homeostasis y la respuesta a estímulos internos y externos, ya que permite al organismo adaptarse a los cambios en su entorno y mantener el equilibrio interno. Un ejemplo común de regulación hacia abajo es la inhibición de la transcripción génica mediante la unión de factores de transcripción reprimidores o la metilación del ADN.
El tejido linfoide, también conocido como tejido linfático, es un tipo de tejido conjuntivo especializado que desempeña funciones importantes en el sistema inmunitario. Se compone de células inmunes, principalmente linfocitos (linfocitos B y T), así como células presentadoras de antígenos, macrófagos, fibroblastos y vasos sanguíneos y linfáticos.
El tejido linfoide se encuentra en todo el cuerpo, pero la mayor concentración se encuentra en los órganos linfoides primarios (médula ósea y timo) y secundarios (ganglios linfáticos, bazo, amígdalas y tejido linfoide asociado a mucosas).
Las funciones principales del tejido linfoide incluyen la producción de células inmunes, la presentación de antígenos, la activación y proliferación de linfocitos, y la eliminación de patógenos y células dañadas. Además, el tejido linfoide desempeña un papel importante en la respuesta inmunitaria adaptativa, lo que permite al cuerpo desarrollar una memoria inmune específica contra patógenos particulares.
En la terminología médica y bioquímica, una "unión proteica" se refiere al enlace o vínculo entre dos o más moléculas de proteínas, o entre una molécula de proteína y otra molécula diferente (como un lípido, carbohidrato u otro tipo de ligando). Estas interacciones son cruciales para la estructura, función y regulación de las proteínas en los organismos vivos.
Existen varios tipos de uniones proteicas, incluyendo:
1. Enlaces covalentes: Son uniones fuertes y permanentes entre átomos de dos moléculas. En el contexto de las proteínas, los enlaces disulfuro (S-S) son ejemplos comunes de este tipo de unión, donde dos residuos de cisteína en diferentes cadenas polipeptídicas o regiones de la misma cadena se conectan a través de un puente sulfuro.
2. Interacciones no covalentes: Son uniones más débiles y reversibles que involucran fuerzas intermoleculares como las fuerzas de Van der Waals, puentes de hidrógeno, interacciones iónicas y efectos hidrofóbicos/hidrofílicos. Estas interacciones desempeñan un papel crucial en la formación de estructuras terciarias y cuaternarias de las proteínas, así como en sus interacciones con otras moléculas.
3. Uniones enzimáticas: Se refieren a la interacción entre una enzima y su sustrato, donde el sitio activo de la enzima se une al sustrato mediante enlaces no covalentes o covalentes temporales, lo que facilita la catálisis de reacciones químicas.
4. Interacciones proteína-proteína: Ocurren cuando dos o más moléculas de proteínas se unen entre sí a través de enlaces no covalentes o covalentes temporales, lo que puede dar lugar a la formación de complejos proteicos estables. Estas interacciones desempeñan un papel fundamental en diversos procesos celulares, como la señalización y el transporte de moléculas.
En resumen, las uniones entre proteínas pueden ser covalentes o no covalentes y desempeñan un papel crucial en la estructura, función y regulación de las proteínas. Estas interacciones son esenciales para una variedad de procesos celulares y contribuyen a la complejidad y diversidad de las funciones biológicas.
En la terminología médica, el término "técnicas de cocultivo" no se utiliza específicamente. Sin embargo, en el campo de la microbiología y la biología celular, el término "cocultivo" se refiere al proceso de cultivar dos o más tipos diferentes de células o microorganismos juntos en un solo medio de cultivo. Esto se hace con el objetivo de estudiar su interacción y crecimiento mutuo.
El cocultivo puede ayudar a los investigadores a entender cómo las bacterias, virus u otras células interactúan entre sí en un entorno controlado. Por ejemplo, el cocultivo se puede usar para estudiar la relación simbiótica o patógena entre diferentes microorganismos, o entre los microorganismos y las células del huésped.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el crecimiento de diferentes tipos de células o microorganismos en un mismo medio puede ser desafiante, ya que cada uno tiene requisitos específicos de nutrientes y condiciones de crecimiento. Por lo tanto, se necesitan habilidades técnicas avanzadas y una cuidadosa planificación experimental para llevar a cabo un cocultivo exitoso.
Las interleucinas (IL) son un tipo de citocina, o molécula señalizadora, que desempeñan un papel crucial en la comunicación celular del sistema inmunológico. Se nombran e identifican por números y actualmente hay más de 40 diferentes interleucinas identificadas.
Las interleucinas se producen naturalmente en diversos tipos de células, especialmente las células blancas de la sangre (leucocitos) como los linfocitos T y B, macrófagos y células dendríticas. Participan en la activación, proliferación y diferenciación de varios tipos de células inmunes, así como en la regulación de las respuestas inflamatorias.
Debido a su papel crucial en la modulación de las respuestas inmunitarias y la inflamación, las interleucinas se han involucrado en una amplia gama de procesos fisiológicos y patológicos. Han demostrado ser importantes en la defensa contra infecciones, el desarrollo de enfermedades autoinmunes, la cicatrización de heridas, el crecimiento tumoral y la metástasis, entre otros.
El estudio y manipulación de las interleucinas han proporcionado nuevas perspectivas terapéuticas en diversas áreas clínicas, como el tratamiento del cáncer, las enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
Los Modelos Inmunológicos son representaciones simplificadas o sistemas diseñados para imitar y estudiar los procesos y respuestas del sistema inmunitario en un entorno controlado. Estos modelos pueden ser experimentales, computacionales o teóricos.
1. Modelos Experimentales: involucran el uso de organismos vivos, células u órganos aislados para estudiar las interacciones y respuestas inmunológicas. Pueden ser in vivo (en un organismo vivo, como ratones transgénicos o congénitos) o in vitro (en un entorno de laboratorio, como cultivos de células).
2. Modelos Computacionales: son representaciones matemáticas y computacionales de procesos inmunológicos. Se utilizan para simular, analizar y predecir el comportamiento del sistema inmunitario en diversas condiciones. Pueden variar desde modelos a nivel molecular hasta sistemas completos.
3. Modelos Teóricos: implican la formulación de hipótesis y teorías sobre los mecanismos y procesos inmunológicos. Estos modelos se basan en observaciones empíricas, datos experimentales y principios bien establecidos de la inmunología.
Los modelos inmunológicos son esenciales para avanzar en nuestra comprensión de los procesos inmunológicos, desarrollar nuevas terapias y vacunas, y predecir el comportamiento del sistema inmunitario en diversas condiciones de salud y enfermedad.
Los receptores del VIH, específicamente los receptores CD4 y los correceptores CCR5 y CXCR4, desempeñan un papel crucial en la entrada y la infección del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en las células humanas.
El VIH es un tipo de virus que ataca al sistema inmunitario, infectando principalmente a los linfocitos T CD4+, también conocidos como células helper T o células Th. Estas células desempeñan un papel vital en el sistema inmunológico, ya que ayudan a coordinar las respuestas inmunitarias al detectar y combatir los patógenos invasores.
El VIH se une e infecta a estas células mediante la interacción con sus receptores de superficie celular:
1. Receptor CD4: El VIH se une primero al receptor CD4, que está presente en la superficie de las células T CD4+ y otras células inmunes como los macrófagos y las células dendríticas. La unión del VIH al receptor CD4 desencadena una serie de cambios conformacionales en la envoltura viral, lo que permite la exposición y la unión a los correceptores.
2. Correceptores CCR5 y CXCR4: Después de la unión al receptor CD4, el VIH se une a uno de los dos correceptores, CCR5 o CXCR4, que también están presentes en la superficie de las células T CD4+. La unión del VIH a estos correceptores facilita la fusión de la membrana viral con la membrana celular y la posterior infección de la célula huésped.
El tipo de correceptor que utiliza el VIH para infectar las células T CD4+ puede influir en el tropismo del virus, es decir, la preferencia del virus por ciertos tipos de células. El VIH que utiliza CCR5 como correceptor se denomina R5 y prefiere infectar a los linfocitos T CD4+ de memoria central y a las células dendríticas. Por otro lado, el VIH que utiliza CXCR4 como correceptor se denomina X4 y prefiere infectar a los linfocitos T CD4+ de memoria efectora y a las células progenitoras hematopoyéticas.
El conocimiento del tropismo viral y la identificación de los marcadores de superficie celular pueden ayudar en el diseño de estrategias terapéuticas más eficaces para tratar la infección por VIH, como el uso de antagonistas de los correceptores o la modulación del tropismo viral.
Los ganglios linfáticos son estructuras pequeñas, ovaladas o redondeadas que forman parte del sistema linfático. Se encuentran dispersos por todo el cuerpo, especialmente en concentraciones alrededor de las áreas donde los vasos linfáticos se unen con las venas, como el cuello, las axilas e ingles.
Su función principal es filtrar la linfa, un líquido transparente que drena de los tejidos corporales, antes de que regrese al torrente sanguíneo. Los ganglios linfáticos contienen células inmunes, como linfocitos y macrófagos, que ayudan a combatir las infecciones al destruir los gérmenes y otras sustancias extrañas que se encuentran en la linfa.
Cuando el sistema inmunitario está activado por una infección o inflamación, los ganglios linfáticos pueden aumentar de tamaño debido al incremento del número de células inmunes y vasos sanguíneos en respuesta a la invasión de patógenos. Este proceso es normal y desaparece una vez que el cuerpo ha combatido la infección o inflamación.
Las proteínas angiostáticas son moléculas que inhiben la angiogénesis, el proceso de formación de vasos sanguíneos nuevos a partir de vasos preexistentes. La angiogénesis es un fenómeno normal en el crecimiento y desarrollo del organismo, pero también puede desempeñar un papel importante en diversas patologías, como la proliferación de tumores y enfermedades oculares como la degeneración macular relacionada con la edad.
Las proteínas angiostáticas pueden ser péptidos o glicoproteínas que interactúan con células endoteliales, los principales componentes de los vasos sanguíneos, y bloquean su crecimiento y multiplicación. Algunos ejemplos de proteínas angiostáticas incluyen la angiostatina, el endostatina, el fragmento N-terminal del antitrombina III y el factor inhibidor de la difusión (TSP-1).
Estas proteínas se han investigado como posibles agentes terapéuticos en diversas aplicaciones clínicas, especialmente en el tratamiento del cáncer, ya que la capacidad de los tumores para inducir la angiogénesis es crucial para su crecimiento y diseminación. Al inhibir este proceso, se espera reducir el suministro de nutrientes y oxígeno a las células tumorales, lo que puede ralentizar o incluso revertir el crecimiento del tumor. Sin embargo, los estudios clínicos con proteínas angiostáticas han mostrado resultados mixtos hasta la fecha, y se necesita más investigación para determinar su eficacia y seguridad en diversas aplicaciones terapéuticas.
Los linfocitos T CD8-positivos, también conocidos como células T citotóxicas o supresoras, son un tipo de glóbulos blancos que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunitario adaptativo. Se denominan CD8 positivos porque expresan el marcador de superficie CD8, lo que les permite identificarse y distinguirse de otros tipos de linfocitos T.
Estas células desempeñan un papel fundamental en la detección y eliminación de células infectadas por virus, bacterias intracelulares y células tumorales. Los linfocitos T CD8-positivos reconocen y se unen a las proteínas presentadas en el complejo mayor de histocompatibilidad clase I (CMH-I) en la superficie de las células diana. Una vez que se une, el linfocito T CD8 positivo puede liberar diversas moléculas citotóxicas, como perforinas y granzimas, que crean poros en la membrana celular de la célula diana y desencadenan su apoptosis o muerte programada.
Además de sus funciones citotóxicas, los linfocitos T CD8-positivos también pueden producir y secretar diversas citocinas inflamatorias y reguladoras, como el interferón gamma (IFN-γ) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), que ayudan a coordinar las respuestas inmunitarias adaptativas y a reclutar otros efectores inmunes.
Los linfocitos T CD8-positivos se desarrollan en el timo a partir de células progenitoras comunes de linfocitos T y luego circulan por todo el cuerpo en busca de células diana infectadas o anormales. Su función es fundamental para mantener la homeostasis del sistema inmunitario y proteger al organismo contra diversos patógenos y neoplasias malignas.
Las células del estroma son un tipo de células que se encuentran en los tejidos conectivos y desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la estructura y función de los órganos. Estas células producen y mantienen el tejido conectivo que rodea a otras células y órganos, y también participan en la regulación del crecimiento y desarrollo de los tejidos.
Las células del estroma pueden ser de diferentes tipos, dependiendo del tejido en el que se encuentren. Por ejemplo, en la médula ósea, las células del estroma incluyen células grasas, células endoteliales y fibroblastos, entre otras. En la piel, las células del estroma incluyen fibroblastos y células de la dermis.
En el contexto del cáncer, las células del estroma también pueden desempeñar un papel importante en la progresión y diseminación de la enfermedad. Las células del estroma pueden interactuar con las células cancerosas y promover su crecimiento y supervivencia, así como facilitar la formación de nuevos vasos sanguíneos que suministran nutrientes a los tumores. Por lo tanto, el estudio de las células del estroma y su interacción con las células cancerosas es una área activa de investigación en oncología.
La neovascularización patológica es un proceso anormal en el que se forman nuevos vasos sanguíneos en tejidos donde normalmente no existen o en respuesta a una enfermedad, lesión u otras condiciones fisiopatológicas. Este crecimiento excesivo e incontrolado de los vasos sanguíneos puede ser provocado por diversos factores, como la hipoxia (falta de oxígeno), angiogénesis estimulada por factores de crecimiento y procesos inflamatorios.
La neovascularización patológica se asocia con varias enfermedades oculares graves, como la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), la retinopatía diabética y el edema macular debido a diversas causas. Estos nuevos vasos sanguíneos pueden ser frágiles, permeables e incluso desestabilizar las estructuras oculares, lo que lleva a complicaciones como hemorragias intraoculares, exudación y edema macular, lo que finalmente puede conducir a una disminución de la visión o ceguera.
El tratamiento para la neovascularización patológica generalmente implica la administración de fármacos antiangiogénicos, como ranibizumab, bevacizumab y aflibercept, que inhiben el crecimiento y la permeabilidad de los vasos sanguíneos. La terapia fotodinámica también se puede utilizar en algunos casos para destruir selectivamente los vasos sanguíneos anormales.
La interleucina-17 (IL-17) es una citocina proinflamatoria que desempeña un papel crucial en la respuesta inmune del huésped. Es producida principalmente por las células T auxiliares de helper 17 (Th17), aunque también puede ser secretada por otros tipos de células, como los linfocitos innatos γδ y los neutrófilos.
La IL-17 es una pequeña proteína formada por 154 aminoácidos que existe en varias isoformas, siendo las más estudiadas la IL-17A y la IL-17F. Esta citocina media sus efectos mediante la unión a su receptor específico, el complejo IL-17RA/IL-17RC, lo que provoca la activación de diversas vías de señalización intracelular y la producción de otras citocinas, quimiocinas y mediadores inflamatorios.
La IL-17 desempeña un papel importante en la defensa del huésped contra patógenos extracelulares, como bacterias y hongos, al reclutar neutrófilos al sitio de infección e inducir la producción de péptidos antimicrobianos. Sin embargo, un exceso o persistencia de la respuesta IL-17 puede contribuir a diversas enfermedades autoinmunes e inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide, la psoriasis y la esclerosis múltiple.
Por lo tanto, el equilibrio adecuado de las vías IL-17 es fundamental para mantener la homeostasis inmunológica y prevenir enfermedades.
Los fibroblastos son células presentes en la mayoría de los tejidos conectivos del cuerpo humano. Se encargan de producir y mantener las fibras de colágeno, elástina y otras proteínas que forman la matriz extracelular, proporcionando estructura, fuerza y resistencia a los tejidos.
Además de sintetizar y secretar componentes de la matriz extracelular, los fibroblastos también desempeñan un papel importante en la respuesta inflamatoria, la cicatrización de heridas y la remodelación tisular. Cuando el tejido está dañado, los fibroblastos se activan y migran al sitio lesionado para producir más fibras de colágeno y otras proteínas, lo que ayuda a reparar el daño y restaurar la integridad estructural del tejido.
Los fibroblastos son células muy versátiles y pueden mostrar propiedades diferenciadas dependiendo del entorno en el que se encuentren. Por ejemplo, en respuesta a ciertas señales químicas o mecánicas, los fibroblastos pueden transformarse en miofibroblastos, células con propiedades contráctiles similares a las de las células musculares lisas. Esta transformación es particularmente relevante durante la cicatrización de heridas y la formación de tejido cicatricial.
En resumen, los fibroblastos son células clave en el mantenimiento y reparación de los tejidos conectivos, gracias a su capacidad para sintetizar y remodelar la matriz extracelular, así como a su participación en procesos inflamatorios y regenerativos.
La activación de macrófagos es un proceso en el que las células inmunes llamadas macrófagos aumentan su capacidad para destruir microbios y otras partículas extrañas. Los macrófagos son parte del sistema inmune innato y desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria al infectar a los patógenos.
Cuando un macrófago se activa, experimenta una serie de cambios fisiológicos que aumentan su capacidad para destruir microbios y presentar antígenos a otras células del sistema inmune. Esto incluye el aumento de la producción de enzimas lisosómicas, la producción de especies reactivas de oxígeno y nitrógeno, y la expresión de moléculas coestimuladoras en su superficie.
La activación de macrófagos puede ocurrir como resultado de la exposición a una variedad de estímulos, incluyendo componentes microbianos, citocinas proinflamatorias y otras moléculas señalizadoras. Una vez activados, los macrófagos pueden desempeñar un papel importante en la eliminación de patógenos y la regulación de la respuesta inmunitaria.
Es importante destacar que un exceso o una activación prolongada de macrófagos puede contribuir al desarrollo de enfermedades inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide y la enfermedad inflamatoria intestinal. Por lo tanto, el control adecuado de la activación de macrófagos es crucial para mantener la homeostasis del sistema inmune y prevenir enfermedades.
El VIH-1 (Virus de Inmunodeficiencia Humana tipo 1) es un subtipo del virus de la inmunodeficiencia humana que causa la enfermedad conocida como SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). El VIH-1 se transmite a través del contacto con fluidos corporales infectados, como la sangre, el semen, los líquidos vaginales y la leche materna. Se trata de un retrovirus que ataca al sistema inmunológico, especialmente a los linfocitos CD4+ o células T helper, lo que resulta en una disminución progresiva de su número y, por ende, en la capacidad del organismo para combatir infecciones e incluso algunos tipos de cáncer. El VIH-1 se divide en diferentes subtipos o clados (designados con letras del alfabeto) y diversas variantes o circulating recombinant forms (CRFs), dependiendo de su origen geográfico y genético.
El diagnóstico del VIH-1 se realiza mediante pruebas serológicas que detectan la presencia de anticuerpos contra el virus en la sangre, aunque también existen pruebas moleculares más específicas, como la PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), que identifican directamente el material genético del VIH-1. Actualmente, no existe cura para la infección por VIH-1, pero los tratamientos antirretrovirales combinados (TAR) han demostrado ser eficaces en controlar la replicación del virus y mejorar la calidad de vida y esperanza de vida de las personas infectadas.
La diferenciación celular es un proceso biológico en el que las células embrionarias inicialmente indiferenciadas se convierten y se especializan en tipos celulares específicos con conjuntos únicos de funciones y estructuras. Durante este proceso, las células experimentan cambios en su forma, tamaño, función y comportamiento, así como en el paquete y la expresión de sus genes. La diferenciación celular está controlada por factores epigenéticos, señalización intracelular y extracelular, y mecanismos genéticos complejos que conducen a la activación o desactivación de ciertos genes responsables de las características únicas de cada tipo celular. Los ejemplos de células diferenciadas incluyen neuronas, glóbulos rojos, células musculares y células epiteliales, entre otras. La diferenciación celular es un proceso fundamental en el desarrollo embrionario y también desempeña un papel importante en la reparación y regeneración de tejidos en organismos maduros.
La lymphotoxin-beta, también conocida como TNF-beta (Factor de Necrosis Tumoral beta), es una citocina que pertenece a la familia del TNF (Factor de Necrosis Tumoral). Es producida principalmente por las células T activadas y algunos linfocitos B. La lymphotoxin-beta se une a sus receptores, los cuales desencadenan una cascada de respuestas inflamatorias en el organismo.
Esta citocina juega un papel importante en la regulación del sistema inmune y en la respuesta inflamatoria. La lymphotoxin-beta puede inducir apoptosis (muerte celular programada) en células sensibles, como las células tumorales y las células endoteliales. Además, desempeña un papel crucial en la organización de los tejidos linfoides y en la activación de los macrófagos.
La lymphotoxin-beta se relaciona estrechamente con el TNF-alfa y comparte muchas funciones similares, aunque también tiene efectos únicos en el sistema inmune. Los desequilibrios en la producción de lymphotoxin-beta se han asociado con diversas enfermedades autoinmunes e inflamatorias, como la artritis reumatoide y la enfermedad de Crohn.
El Receptor Toll-Like 4 (TLR4) es un tipo de receptor de reconocimiento de patrones que pertenece a la familia de los receptores Toll-like (TLR). Los TLR son proteínas transmembrana que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunitario, ya que participan en la detección y respuesta a diversos patógenos.
En particular, el TLR4 se localiza en la membrana celular de varios tipos de células del sistema inmune, como los macrófagos y los linfocitos T. Se une específicamente al lipopolisacárido (LPS), un componente de la pared celular de las bacterias gramnegativas, lo que desencadena una cascada de señalización intracelular que conduce a la activación de la respuesta inmunitaria innata.
La activación del TLR4 induce la producción de diversas citocinas y quimiocinas proinflamatorias, así como la expresión de moléculas coestimuladoras en las células presentadoras de antígenos, lo que facilita la activación de la respuesta inmunitaria adaptativa. Por lo tanto, el TLR4 desempeña un papel fundamental en la detección y eliminación de bacterias gramnegativas y en la regulación de la respuesta inflamatoria.
Los receptores de interleucina-17 (IL-17R) son un tipo de receptores de superficie celular que se unen a las citocinas IL-17A, IL-17F y otras moléculas relacionadas. Estos receptores desempeñan un papel crucial en la respuesta inmune del huésped, especialmente en la defensa contra patógenos extracelulares. La activación de los receptores IL-17R conduce a la activación de diversas vías de señalización intracelular, lo que resulta en la producción de una variedad de mediadores proinflamatorios, como quimiocinas y otras citocinas. La disfunción o el desequilibrio en la vía IL-17/IL-17R se ha relacionado con varias enfermedades autoinmunes e inflamatorias, como la artritis reumatoide y la psoriasis.
El bazo es un órgano en forma de guisante localizado en la parte superior izquierda del abdomen, debajo del diafragma y junto al estómago. Es parte del sistema linfático y desempeña un papel importante en el funcionamiento del sistema inmunológico y en el mantenimiento de la salud general del cuerpo.
Las principales funciones del bazo incluyen:
1. Filtración de la sangre: El bazo ayuda a eliminar los desechos y las células dañadas, como los glóbulos rojos viejos o dañados, de la sangre.
2. Almacenamiento de células sanguíneas: El bazo almacena reservas de glóbulos rojos y plaquetas, que pueden liberarse en respuesta a una pérdida de sangre o durante un esfuerzo físico intenso.
3. Producción de linfocitos: El bazo produce linfocitos, un tipo de glóbulos blancos que desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunológica del cuerpo a las infecciones y los patógenos.
4. Regulación del flujo sanguíneo: El bazo ayuda a regular el volumen y la velocidad del flujo sanguíneo, especialmente durante el ejercicio físico intenso o en respuesta a cambios posturales.
En caso de una lesión o enfermedad que dañe al bazo, puede ser necesaria su extirpación quirúrgica (esplenectomía). Sin embargo, la ausencia del bazo puede aumentar el riesgo de infecciones y otras complicaciones de salud.
La integrina alfa4beta1, también conocida como Very Late Antigen-4 (VLA-4), es un tipo de proteína de superficie celular que pertenece a la familia de las integrinas. Está compuesta por dos subunidades, alpha-4 y beta-1, que se unen para formar un heterodímero.
Esta integrina desempeña un papel importante en la adhesión celular, migración y señalización. Se expresa principalmente en células hematopoyéticas, como linfocitos T y B, monocitos y células dendríticas. La integrina alfa4beta1 se une específicamente a ligandos como la fibronectina y el VCAM-1 (Vascular Cell Adhesion Molecule 1), que se encuentran en el endotelio vascular y en otras células del sistema inmune.
La unión de la integrina alfa4beta1 a sus ligandos desencadena una serie de eventos intracelulares que conducen a la activación de las células inmunes, su adhesión a los vasos sanguíneos y su posterior extravasación hacia sitios de inflamación o tejidos linfoides. Por lo tanto, la integrina alfa4beta1 desempeña un papel crucial en el tráfico y la homeostasis de las células inmunes.
En medicina, los antagonistas de la integrina alfa4beta1 se utilizan como terapias inmunomoduladoras para tratar enfermedades autoinmunes e inflamatorias, como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide. Estos fármacos funcionan bloqueando la unión de la integrina alfa4beta1 a sus ligandos, lo que inhibe la activación y migración de las células inmunes hacia los tejidos inflamados.
La mucosa respiratoria se refiere a las membranas mucosas que revisten los conductos y órganos del sistema respiratorio. Esta mucosa es responsable de capturar partículas extrañas, como polvo y microorganismos, antes de que lleguen a los pulmones. Está compuesta por epitelio ciliado y células caliciformes productoras de moco. El movimiento coordinado de los cilios ayuda a desplazar el moco con las partículas atrapadas hacia la garganta, donde se pueden eliminar al toser o tragar. La mucosa respiratoria también contiene glándulas que secretan sustancias como inmunoglobulinas y líquido seroso, lo que ayuda a mantener las vías respiratorias húmedas y protegidas.
La membrana sinovial, también conocida como membrana synovialis, es la capa interna del saco articular que recubre los extremos de los huesos en las articulaciones diartrosis. Esta membrana produce y secreta el líquido sinovial, un fluido lubricante que reduce la fricción entre los extremos de los huesos durante el movimiento articular. La membrana sinovial está altamente vascularizada e inervada, y contiene células especializadas llamadas fagocitos, encargadas de eliminar desechos y agentes extraños presentes en la articulación.
La membrana sinovial se compone de dos capas: la capa intima o interna, formada por células aplanadas y alargadas (fibroblastos sinoviales) que secretan el líquido sinovial; y la capa subintimal o externa, constituida por tejido conectivo más denso, rico en fibras colágenas y vasos sanguíneos.
La membrana sinovial puede verse afectada en diversas patologías articulares, como la artritis reumatoide o la artrosis, donde se produce un engrosamiento anormal de la membrana, inflamación, hiperplasia y aumento de la producción de líquido sinovial, lo que provoca dolor, rigidez e inmovilidad articular.
La neumonía es una infección de los pulmones que puede causar hinchazón e inflamación en los alvéolos (los pequeños sacos llenos de aire en los pulmones donde ocurre el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono). La infección puede ser causada por varios microorganismos, incluyendo bacterias, virus, hongos e incluso parásitos.
Los síntomas más comunes de la neumonía son tos con flema o mucosidad a veces con sangre, fiebre, escalofríos, dolor al respirar y opresión en el pecho, sudoración excesiva y fatiga. El tratamiento dependerá del tipo de microorganismo que haya causado la infección. En la mayoría de los casos, se recetan antibióticos para las neumonías bacterianas. Los antivirales pueden ser usados si es una neumonía viral. El reposo y la hidratación son también importantes durante el proceso de recuperación. En casos graves, puede ser necesaria la hospitalización.
La ovalbumina es la proteína más abundante en el huevo de gallina y se encuentra principalmente en el albumen o clara del huevo. Es una globulina alcalina que representa aproximadamente el 54% del total de las proteínas en la clara de huevo. Tiene un peso molecular de alrededor de 45 kDa y está compuesta por una sola cadena polipeptídica con 385 aminoácidos.
La ovalbumina es ampliamente utilizada en la investigación biomédica como antígeno para estudios inmunológicos y alergias. Es uno de los alérgenos alimentarios más comunes y puede causar reacciones alérgicas graves en personas sensibles. También se ha utilizado en aplicaciones industriales, como la producción de vacunas y adyuvantes inmunológicos.
En la medicina clínica, la detección de anticuerpos contra la ovalbumina puede ser útil en el diagnóstico de alergias alimentarias y en la evaluación del riesgo de reacciones adversas a las vacunas que contienen esta proteína como adyuvante.
La Reacción en Cadena en Tiempo Real de la Polimerasa, comúnmente conocida como PCR en tiempo real o qPCR (del inglés "quantitative Polymerase Chain Reaction"), es una técnica de laboratorio basada en la amplificación exponencial de fragmentos de ADN mediante la polimerasa. Lo que la distingue de la PCR convencional es su capacidad de cuantificar de manera simultánea y directa la cantidad inicial de ADN target gracias a la utilización de sondas fluorescentes o intercalantes de ADN, lo que permite obtener resultados cuantitativos y no solo cualitativos.
Esta técnica se ha vuelto muy útil en diversos campos de la medicina y la biología, como por ejemplo en el diagnóstico y monitorización de enfermedades infecciosas, genéticas o neoplásicas, ya que permite detectar y cuantificar la presencia de patógenos o marcadores moleculares específicos con alta sensibilidad y especificidad. Además, también se utiliza en investigación básica y aplicada para el estudio de expresión génica, variaciones genéticas, interacciones moleculares y otros procesos biológicos.
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune sistémica, caracterizada por la inflamación crónica de las articulaciones sinoviales. Implica el ataque del sistema inmunológico a los tejidos corporales sanos, particularmente en las membranas sinoviales que recubren las articulaciones. Esta respuesta autoinmune provoca la inflamación, hinchazón y dolor articular.
La AR puede causar daño articular permanente si no se trata adecuadamente. Puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, pero generalmente afecta simétricamente a las articulaciones pequeñas de las manos y los pies. Además de los síntomas articulares, la artritis reumatoide puede afectar otros órganos y sistemas corporales, como el corazón, los pulmones, los ojos y los vasos sanguíneos.
La causa exacta de la AR sigue siendo desconocida, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. No existe cura para la AR, pero los tratamientos pueden ayudar a controlar sus síntomas, reducir el daño articular y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Estos tratamientos pueden incluir medicamentos, terapia física y cambios en el estilo de vida.
Una línea celular tumoral es una población homogénea y estable de células cancerosas que se han aislado de un tejido tumoral original y se cultivan en condiciones controladas en un laboratorio. Estas líneas celulares se utilizan ampliamente en la investigación oncológica para estudiar los procesos biológicos del cáncer, probar fármacos y desarrollar terapias antitumorales. Las células de una línea celular tumoral tienen la capacidad de dividirse indefinidamente en cultivo y mantener las características moleculares y fenotípicas del tumor original, lo que permite a los científicos realizar experimentos reproducibles y comparar resultados entre diferentes estudios. Las líneas celulares tumorales se obtienen mediante diversas técnicas, como la biopsia, la cirugía o la autopsia, y posteriormente se adaptan a las condiciones de cultivo en el laboratorio.
El Receptor Toll-Like 2 (TLR2) es un tipo de proteína conocida como receptor de reconocimiento de patrones, que forma parte del sistema inmunitario innato de los mamíferos. Es expresado principalmente en células presentadoras de antígeno, como macrófagos y células dendríticas, así como en algunos tipos de células epiteliales.
TLR2 desempeña un papel crucial en la detección y respuesta a diversos patógenos, incluyendo bacterias y hongos. Se une a una variedad de ligandos microbianos, incluidos lipoproteínas y lípidos de gram positivas, zymosán de levaduras y componentes de la pared celular de algunos tipos de bacterias.
La unión de TLR2 a sus ligandos desencadena una cascada de señalización que conduce a la activación de factores de transcripción, como NF-kB, y la producción de citocinas proinflamatorias, quimiokinas y otras moléculas inflamatorias. Esto ayuda a reclutar células inmunes adicionales al sitio de infección y promover su eliminación.
La activación de TLR2 también desempeña un papel importante en la adaptativa inmune, ya que contribuye a la activación y diferenciación de células T helper y la presentación de antígenos a células T. Sin embargo, una activación excesiva o prolongada de TLR2 se ha relacionado con diversas enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
Los mastocitos son glóbulos blancos (leucocitos) granulados que desempeñan un importante papel en el sistema inmunológico y en los procesos inflamatorios. Se originan a partir de células madre hematopoyéticas en la médula ósea y luego se diferencian y maduran en tejidos conectivos como la piel, el tracto gastrointestinal y las vías respiratorias.
Los mastocitos contienen granules citoplasmáticos llenos de mediadores químicos, como histamina, heparina, leucotrienos, prostaglandinas y varias enzimas, como la tripsina y la quimasa. Cuando los mastocitos se activan por diversos estímulos, como antígenos, fármacos o factores mecánicos, liberan estos mediadores a través de un proceso llamado degranulación.
La histamina es el mediador más conocido y desencadena una variedad de respuestas en los tejidos circundantes, como la dilatación de los vasos sanguíneos (rubor), aumento de la permeabilidad vascular (edema o inflamación) e intensificación de las respuestas nerviosas (picazón y dolor). Otras moléculas liberadas por los mastocitos también contribuyen a la respuesta inmunitaria y a los procesos inflamatorios.
Las enfermedades relacionadas con los mastocitos, como el síndrome de activación mastocitaria (SAMA) y el síndrome de liberación mastocitaria (SLM), se caracterizan por una activación anormal o excesiva de los mastocitos, lo que provoca una variedad de síntomas, como picazón, erupciones cutáneas, dificultad para respirar y, en casos graves, shock anafiláctico. El tratamiento de estas enfermedades a menudo implica la administración de medicamentos que estabilizan los mastocitos y reducen su activación, así como el control de los síntomas asociados con las liberaciones de mediadores.
Los glucosaminoglicanos (GAGs), también conocidos como mucopolisacáridos, son largas cadenas de carbohidratos complejos que desempeñan un papel estructural importante en los tejidos conectivos y epiteliales. Se componen de repetidas unidades disacáridas formadas por una molécula de glucosamina o galactosamina y un ácido urónico (ácido glucurónico o ácido idurónico).
Existen diferentes tipos de GAGs, incluyendo el sulfato de condroitina, dermatán sulfato, heparán sulfato y keratan sulfato. Cada tipo tiene una composición específica y diversas funciones biológicas. Por ejemplo, los glucosaminoglicanos desempeñan un papel en la interacción de células y proteínas, como en la unión de factores de crecimiento y citocinas a su receptor celular. Además, participan en procesos como la proliferación celular, diferenciación y migración.
Anomalías en el metabolismo de los glucosaminoglicanos pueden conducir a diversas enfermedades hereditarias graves, llamadas mucopolisacaridosis, que se caracterizan por la acumulación de GAGs no degradados en varios órganos y tejidos del cuerpo.
Los subgrupos de linfocitos T, también conocidos como células T helper o supresoras, son subconjuntos especializados de linfocitos T (un tipo de glóbulos blancos) que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunitario adaptativo. Se diferencian en dos categorías principales: Linfocitos T colaboradores o ayudantes (Th) y linfocitos T supresores o reguladores (Ts).
1. Linfocitos T colaboradores o ayudantes (Th): Estas células T desempeñan un papel clave en la activación y dirección de otras células inmunes, como macrófagos, linfocitos B y otros linfocitos T. Se dividen en varios subgrupos según su perfil de expresión de citocinas y moléculas coestimuladoras, que incluyen:
a. Th1: Produce citocinas como IFN-γ e IL-2, involucradas en la respuesta inmunitaria contra patógenos intracelulares como virus y bacterias.
b. Th2: Secreta citocinas como IL-4, IL-5 e IL-13, desempeñando un papel importante en las respuestas de hipersensibilidad retardada y contra parásitos extracelulares.
c. Th17: Genera citocinas proinflamatorias como IL-17 y IL-22, implicadas en la protección frente a patógenos extracelulares, especialmente hongos y bacterias.
d. Tfh (Linfocitos T foliculares auxiliares): Ayuda a los linfocitos B en la producción de anticuerpos y su diferenciación en células plasmáticas efectoras.
e. Th9: Secreta citocinas como IL-9, involucrada en la respuesta inmunitaria contra parásitos y alergias.
f. Treg (Linfocitos T reguladores): Produce citocinas antiinflamatorias como IL-10 e IL-35, manteniendo la homeostasis del sistema inmune y previniendo enfermedades autoinmunes.
## Referencias
* Murphy KE, Travers P, Walport M, Janeway CA Jr. Janeway's Immunobiology. 8th edition. Garland Science; 2012.*
* Abbas AK, Lichtman AH, Pillai S. Cellular and Molecular Immunology. 8th edition. Saunders; 2014.*
Los astrocitos son un tipo de célula glial que se encuentra en el sistema nervioso central (SNC). Constituyen la mayor parte del volumen del tejido cerebral y desempeñan varias funciones importantes, como proporcionar soporte estructural a las neuronas, mantener el equilibrio iónico y neurotransmisor en el espacio extracelular, y participar en la formación de la barrera hematoencefálica.
Los astrocitos también desempeñan un papel importante en la respuesta inflamatoria del SNC y en la reparación de lesiones cerebrales. En respuesta a lesiones o enfermedades, los astrocitos pueden experimentar una activación reactiva y proliferar, formando una glía reactiva que puede contribuir a la patología de varias enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple y la enfermedad de Alzheimer.
Además, los astrocitos también están involucrados en la modulación de la sinapsis y la plasticidad sináptica, lo que sugiere que desempeñan un papel importante en la función cognitiva y el aprendizaje. La investigación sobre los astrocitos y su función continúa siendo un área activa de estudio en neurociencia.
La Interleucina-1α (IL-1α) es una citoquina proinflamatoria que pertenece a la familia de las interleucinas-1. Es producida principalmente por macrófagos, aunque también puede ser sintetizada por una variedad de células, incluyendo células endoteliales, fibroblastos y células epiteliales. IL-1α desempeña un papel crucial en la respuesta inmune innata y adaptativa, mediante la activación de células inflamatorias y la regulación de la expresión génica.
La IL-1α se une a su receptor específico, el receptor de interleucina-1 (IL-1R), que se encuentra en la superficie de muchas células del organismo. La unión de IL-1α al IL-1R induce una cascada de señalización intracelular que conduce a la activación de diversos factores de transcripción y, en última instancia, a la expresión de genes relacionados con la respuesta inflamatoria.
Entre las funciones más importantes de IL-1α se encuentran la activación de células T helper 1 (Th1), la inducción de la producción de otras citoquinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la interleucina-6 (IL-6), y la estimulación de la proliferación y diferenciación de células B. Además, IL-1α también puede inducir la síntesis de proteínas de fase aguda, como la proteína C reactiva (PCR) y la seramidasa 3 (SPHK3), que contribuyen a la respuesta inflamatoria sistémica.
La IL-1α se encuentra en forma inactiva dentro de las células, unida a una proteína inhibidora llamada interleucina-1 receptor antagonista (IL-1Ra). Sin embargo, en respuesta a diversos estímulos, como el daño tisular o la infección, la IL-1α puede ser liberada al espacio extracelular y activarse mediante la interacción con su receptor específico, el receptor de interleucina-1 tipo 1 (IL-1RI).
Debido a su importante papel en la regulación de la respuesta inflamatoria, la IL-1α ha sido implicada en diversas patologías, como las enfermedades autoinmunes, las infecciones y el cáncer. En este sentido, los inhibidores de la IL-1, como el anakinra, canakinumab o rilonacept, se han utilizado con éxito en el tratamiento de diversas enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide, la gota y la fiebre mediterránea familiar.
En resumen, la IL-1α es una citoquina proinflamatoria que desempeña un papel crucial en la regulación de la respuesta inmunitaria innata y adaptativa. Su activación está involucrada en diversas patologías inflamatorias, por lo que los inhibidores de la IL-1 constituyen una opción terapéutica prometedora para el tratamiento de estas enfermedades.
La interleucina-10 (IL-10) es una citokina antiinflamatoria que juega un papel crucial en la modulación y regulación de las respuestas inmunitarias. Se produce naturalmente por células inmunes específicas, como los linfocitos T auxiliares (Th) 2, los linfocitos B, los macrófagos, las células dendríticas y las células asesinas naturales.
La IL-10 inhibe la producción de citocinas proinflamatorias, como la interleucina-1 (IL-1), el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la interleucina-6 (IL-6), por parte de los macrófagos y otras células presentadoras de antígenos. Además, disminuye la expresión de moléculas de costimulación en la superficie de las células presentadoras de antígenos, lo que resulta en una inhibición de la activación de los linfocitos T.
La IL-10 desempeña un papel importante en la prevención de respuestas autoinmunes excesivas y en la limitación del daño tisular durante las respuestas inmunitarias. Sin embargo, un aumento excesivo en los niveles de IL-10 también puede suprimir la capacidad del sistema inmune para combatir infecciones y tumores. Por lo tanto, el equilibrio adecuado entre las citocinas proinflamatorias y antiinflamatorias, incluida la IL-10, es fundamental para una respuesta inmunitaria eficaz y equilibrada.
Las Células Asesinas Naturales (Natural Killer, NK, cells en inglés) son un tipo de glóbulos blancos que juegan un papel crucial en el sistema inmunitario. A diferencia de los linfocitos T citotóxicos, que requieren la activación mediante la presentación de antígenos a través del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), las células NK pueden reconocer y destruir células infectadas por virus o células tumorales sin necesidad de esta activación previa.
Las células NK utilizan una variedad de mecanismos para identificar células anormales, incluyendo la ausencia o disminución de la expresión de moléculas MHC de clase I en las superficies celulares y la detección de señales de estrés celular. Una vez activadas, las células NK liberan diversas sustancias citotóxicas, como perforinas y granzimas, que crean poros en la membrana plasmática de la célula diana y provocan su muerte.
Además de sus funciones citotóxicas directas, las células NK también pueden secretar diversas citoquinas y quimiocinas, como el interferón-gamma (IFN-γ) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), que ayudan a coordinar y reforzar la respuesta inmune. Las células NK desempeñan un papel importante en la protección contra infecciones virales, la vigilancia contra el desarrollo de células tumorales y la regulación de la respuesta inmunitaria.
El Receptor Toll-Like 3 (TLR3) es un tipo de proteína receptora de pattern recognition (PRR), más específicamente, un receptor de membrana que pertenece al grupo de los receptores de toll-like. Se localiza en la membrana endosomal y desempeña un papel crucial en el sistema inmune innato al detectar ácidos nucleicos virales específicos, particularmente el ARN de doble hebra.
Cuando TLR3 se une a su ligando, desencadena una cascada de señalización que conduce a la activación de factores de transcripción como NF-kB y IRF3, los cuales promueven la transcripción e inducción de genes relacionados con la respuesta inmune innata, incluyendo la producción de citoquinas proinflamatorias y la estimulación de la presentación de antígenos a las células T.
La activación de TLR3 desempeña un papel importante en la defensa del huésped contra los virus y también está involucrado en diversos procesos fisiopatológicos, como la respuesta inmune a lesiones tisulares y la patogénesis de enfermedades autoinmunes.
La proliferación celular es un proceso biológico en el que las células se dividen y aumentan su número. Este proceso está regulado por factores de crecimiento y otras moléculas de señalización, y desempeña un papel crucial en procesos fisiológicos normales, como el desarrollo embrionario, la cicatrización de heridas y el crecimiento durante la infancia.
Sin embargo, la proliferación celular descontrolada también puede contribuir al crecimiento y propagación de tumores malignos o cancerosos. En tales casos, las células cancerosas evaden los mecanismos normales de control del crecimiento y continúan dividiéndose sin detenerse, lo que lleva a la formación de un tumor.
La capacidad de una célula para proliferar se mide a menudo mediante el conteo de células o por la determinación de la tasa de crecimiento celular, que se expresa como el número de células que se dividen en un período de tiempo determinado. Estas medidas pueden ser importantes en la investigación médica y clínica, ya que proporcionan información sobre los efectos de diferentes tratamientos o condiciones experimentales sobre el crecimiento celular.
Los alérgenos son sustancias o agentes que pueden causar una respuesta alérgica en individuos sensibilizados. Estas sustancias, cuando entran en contacto con el sistema inmunológico de una persona alérgica, desencadenan la producción de anticuerpos IgE específicos, los cuales se unen a los mastocitos y basófilos, provocando la liberación de mediadores químicos que causan los síntomas alérgicos. Los alérgenos pueden encontrarse en el ambiente, como el polen, los ácaros del polvo, los hongos y los mohos, o en alimentos, medicamentos y picaduras de insectos. La reacción alérgica puede variar desde síntomas leves hasta reacciones graves que ponen en peligro la vida, como el shock anafiláctico.
El endotelio linfático se refiere a la capa de células endoteliales que recubre el interior de los vasos linfáticos. Los vasos linfáticos son conductos especializados que forman parte del sistema linfático y desempeñan un papel crucial en la recolección y transporte de la linfa, una fluido transparente que contiene proteínas, lípidos y glóbulos blancos.
Las células endoteliales son células planas y aplanadas que forman una barrera entre el lumen (la cavidad interna) de los vasos sanguíneos o linfáticos y el tejido circundante. En el caso del endotelio linfático, estas células tienen propiedades únicas que les permiten interactuar con las células inmunes y regular el tráfico de líquidos y solutos entre los tejidos y la linfa.
El endotelio linfático también participa en la absorción de grasas en el intestino delgado, ya que los vasos linfáticos especializados llamados vasos linfáticos lacteales recogen las grasas digeridas y transportan estos lípidos al sistema circulatorio.
Además, el endotelio linfático está involucrado en la respuesta inmunológica, ya que ayuda a capturar y presentar antígenos (sustancias extrañas) a las células inmunes, como los linfocitos T. Esto contribuye a la activación de las respuestas inmunitarias adaptativas y a la vigilancia del sistema inmunológico contra patógenos invasores y células cancerosas.
En resumen, el endotelio linfático es una capa de células endoteliales que recubre los vasos linfáticos y desempeña funciones importantes en la regulación del tráfico de líquidos y células, la absorción de grasas y la respuesta inmunológica.
Receptor acoplado a proteínas G
Interleucina-6
Sistema inmunitario
Receptor de citoquina tipo I
Quimiotaxis
Terapia génica antirretroviral
Proteína inflamatoria de macrófagos
Ciclopentanamina
CXCR7
Quimiocina
Infección asintomática por VIH
Quimosina
CCL17
Señalización paracrina
Célula madre mesenquimatosa
Degradación walleriana
Inhibidor de fusión
Eosinófilo
Interleucina-8
CCR5
Neurogénesis adulta
Th1
Migración de leucocitos al foco inflamatorio
Terapia con células madre
Síndrome de Guillain-Barré
Imiquimod
Célula dendrítica
Quimiorrepulsión
Enfermedad de Crohn
Enfisema pulmonar
Receptor acoplado a proteínas G - Wikipedia
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Proteómica
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Citocinas y quimiocinas proinflamatorias2
- En ratones, las citocinas y quimiocinas proinflamatorias de LCR estuvieron elevadas durante al menos siete semanas después de la infección. (redaccionmedica.com)
- Cuando el cerebro detecta una lesión o amenaza, las células inmunitarias llamadas microglia se activan y liberan citocinas y quimiocinas proinflamatorias. (clinicacellmedik.com)
Factores3
- El objetivo general de este proyecto ha sido el estudio de las modificaciones en la expresión génica de monocitos primarios humanos que se producen en respuesta a factores quimiotácticos pertenecientes a la familia de las quimiocinas. (fundacionareces.es)
- Además, la Unidad está dotada de un analizador multiparamétrico Bio-Plex que permite la cuantificación y la detección simultánea de distintas proteínas secretadas (citocinas, quimiocinas, factores de crecimiento, etc.) y resulta una herramienta ideal para el estudio integral de sistemas biológicos. (uma.es)
- Estudios actuales han demostrado que las células senescentes secretan citocinas, quimiocinas y factores de crecimiento con un perfil proinflamatorio que pueden contribuir al deterioro causado por dichas patologías. (uam.mx)
Proinflamatorias1
- Cada vez hay más pruebas de que los niveles de oxígeno disminuyen con la edad, lo que provoca una serie de respuestas como la activación de los macrófagos para que liberen más quimiocinas y citoquinas proinflamatorias. (foroactivo.com)
Receptores3
- Pudimos ver que había niveles más altos de inflamación con los receptores de quimiocinas atípicos, lo que significa que tampoco eliminan la citocina inflamatoria. (batiburrillo.net)
- Estos tipos de receptores no se han estudiado bien y el conocimiento que tenemos sobre ellos es limitado. (batiburrillo.net)
- A nivel genético se ha demostrado también una elevada actividad reguladora en el DNA y en el RNA mensajero que codifica para citoquinas, quimiocinas y sus receptores. (neurowikia.es)
Mediadores2
- Es un proceso complejo que implica la activación de células inmunitarias y la liberación de mediadores inflamatorios en respuesta a diversos estímulos. (clinicacellmedik.com)
- La hiperactividad del sistema inmunológico se ha denominado como "tormenta de citoquinas" y se caracteriza por la liberación de mediadores inflamatorios, incluyendo interleucinas y quimiocinas. (viaorganica.org)
Citoquinas1
- Sería importante comprender la relación que existe entre las citoquinas, el acúmulo amiloide y la inflamación crónica en la IBM, hecho que es de relevancia también en la enfermedad de Alzheimer. (neurowikia.es)
Inflamatorios2
- Es necesario evitar la ingesta o uso de estos medicamentos anti-inflamatorios en conjunto con el alcohol, ya que aumentan las posibilidades de daño y deterioro en el aparato digestivo, esteroides y hormonas del crecimiento. (deliverusfilm.com)
- Dado que tanto la artritis reumatoide como la osteoartritis son causadas por procesos inflamatorios subyacentes e involucran síntomas de dolor e hinchazón, el CBD es una excelente opción de tratamiento para ambas afecciones. (lasnubescbd.com)
Distintas1
- El Dr. Carbone es un reconocido especialista en Inmunología, con especial dedicación en distintas enfermedades inmunológicas incluyendo inmunodeficiencias primarias y secundarias, abortos de repetición y enfermedades autoinmunes. (topdoctors.es)
Llamadas1
- Zentella Dehesa explicó que en el Programa de Investigación en Cáncer de Mama del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) se buscan las características químicas, bioquímicas y moleculares asociadas a la enfermedad, que puedan servir como marcadores tempranos del padecimiento para identificar subgrupos de pacientes que respondan a los tratamientos, o bien, para identificar unas proteínas llamadas quimiocinas, cuya presencia puede predecir metástasis. (diariote.mx)
Proceso1
- Mi modo de presentación es casi siempre, los científicos investigadores pueden comprender mejor los mecanismos del proceso de envejecimiento y la progresión de la enfermedad. (magentamedicalcenter.com)
Tejidos7
- La segunda línea de investigación trabaja en el desarrollo de andamios biodegradables, cuya finalidad es favorecer la reconstrucción o regeneración de órganos y/o tejidos. (periodismo.com)
- La NSE es una enzima glucolítica que se encuentra en los tejidos neuronales y neuroendocrinos (de cáncer de pulmón de cls pequeñas). (clinicacellmedik.com)
- Las células del sistema inmunológico (neutrófilos, linfocitos, macrófagos entre otras), y sus productos tales como las citocinas y quimiocinas, experimentan variaciones en su concentración en sangre y tejidos durante el día. (topdoctors.es)
- La inflamación aguda es una respuesta fisiológica a agentes que pueden producir lesión en los tejidos (tóxicos, patógenos) o bien a la lesión una vez producida. (humanidadalfa.com)
- Es decir, los tejidos afectados por este tipo de inflamación acaban siendo dañados, su estructura modificada y pierden la función. (humanidadalfa.com)
- El tejido adiposo epicárdico, proveniente embriológicamente del tejido adiposo pardo, produce una cantidad importante de citocinas y quimiocinas metabólicamente activas que afectan directamente los tejidos endocárdico y epicárdico. (medscape.com)
- Transferencia de grasa autóloga es un procedimiento que ya se ha aplicado para lograr el aumento de la pérdida de volumen de los tejidos blandos. (looketmedecine.fr)
Inmunitarias1
- Es una reacción muy rápida conocida como respuesta inmune innata, e involucra una gran cantidad de células inmunitarias que llegan y producen proteínas conocidas como citocinas, quimiocinas y prostaglandinas, que causan todo tipo de efectos físicos, detalla, a su vez, Fuller. (topicmagazine.info)
Respuesta12
- es capaz de inducir una respuesta inflamatoria con infiltrado leve constituido por linfocitos CD4+. (mhmedical.com)
- Por lo general, el recuento de plaquetas es de 140.000 a 440.000/mcL (140 to 440 × 10 9 /L). Sin embargo, éste puede variar ligeramente según la fase del ciclo menstrual, disminuir al aproximarse al término de un embarazo (trombocitopenia gestacional) y aumentar en respuesta a citocinas inflamatorias (trombocitosis secundaria o reactiva). (merckmanuals.com)
- es la sobreproducción de plaquetas en respuesta a otro trastorno. (merckmanuals.com)
- Ahora bien, si su activación es crónica, puede acabar causando problemas de salud , tal como sucede con la respuesta crónica al estrés. (humanidadalfa.com)
- Esta enfermedad es la manifestación de una respuesta alérgica causada por el contacto con una sustancia. (wikidat.com)
- Dicho dolor -e incluso las erupciones cutáneas- es la respuesta natural del organismo a la inyección de sustancias extrañas en nuestro cuerpo. (topicmagazine.info)
- La senescencia celular es un fenómeno en el que las células cesan su proliferación en respuesta a un número limitado de duplicaciones o a un estrés que induzca senescencia en forma prematura. (uam.mx)
- Esta desigual respuesta a enfermedades infecciosas según el sexo no es exclusiva de la COVID-19. (loquesigue.tv)
- La respuesta específica, en cambio, tarda algunos días en ponerse en marcha, y es llevada a cabo por elementos que reconocen de manera exclusiva a ese patógeno, y solamente a ese. (loquesigue.tv)
- Pues bien, siguiendo esta pista se descubrió que los hombres presentaban mayores niveles que las mujeres de ciertos componentes solubles (citocinas y quimiocinas) implicados en la respuesta inflamatoria. (loquesigue.tv)
- El análisis global de estos complejos datos revela que la progresión de la enfermedad en hombres es consecuencia de una progresiva disminución de la respuesta inmunitaria celular específica. (loquesigue.tv)
- Es decir, para que el sistema inmunitario sea capaz de eliminar eficazmente al virus se necesita una respuesta potente pero estrictamente coordinada entre todos nuestros componentes de defensa. (loquesigue.tv)
Efectos3
- Jane Ruby, al episodio del 8 de julio de su programa para hablar sobre qué es el óxido de grafeno y sus efectos en el cuerpo humano. (ejercitoremanente.com)
- Las concentraciones fuertes de irritantes causan un efecto grave, pero esto no es tan común como el efecto acumulativo y crónico de los irritantes cuyos efectos deletéreos aumentan con las dosis posteriores (ESCD 2006). (wikidat.com)
- Suprime la producción de quimiocinas de células B En última instancia, los efectos más beneficiosos del CBD sobre la artritis giran en torno a sus propiedades antiinflamatorias. (lasnubescbd.com)
Produce3
- Con el tiempo, si no es controlada produce remodelación bronquial, con obstrucción fija del flujo aéreo e hiperreactividad bronquial y, por lo tanto, con consecuencias irreversibles a largo plazo. (medicapanamericana.com)
- La artritis reumatoide produce lesiones mediadas por citocinas, quimiocinas y, donde comprar testosterona en madrid. (deliverusfilm.com)
- Su función es imitar a la testosterona, una hormona que produce el cuerpo. (skyglowfilm.com)
Citocinas y quimiocinas3
- Tildrakizumab inhibe la liberación de citocinas y quimiocinas proinflamatorias. (vademecum.es)
- El tejido adiposo epicárdico, proveniente embriológicamente del tejido adiposo pardo, produce una cantidad importante de citocinas y quimiocinas metabólicamente activas que afectan directamente los tejidos endocárdico y epicárdico. (medscape.com)
- La patogenia de CHIKF tiene un componente inmunológico importante ya que se detectan niveles más altos de factores proinflamatorios, incluidas citocinas y quimiocinas, en pacientes infectados con CHIKV. (vertismed.com)
Inflamatorias4
- La IL-23 es una citocina natural que participa en las respuestas inflamatorias e inmunitarias. (vademecum.es)
- El asma neutrofílica es una enfermedad crónica fenotípicamente heterogénea de las vías respiratorias, que implica la participación de numerosas células inflamatorias y más de cien mediadores con múltiples efectos inflamatorios, como el broncoespasmo, la exudación plasmática, la hipersecreción de moco y la activación sensorial. (sld.cu)
- Las citocinas y las quimiocinas inflamatorias también podrían facilitar la fibrosis de la aurícula izquierda, predisponiendo al desarrollo de microcircuitos de reentrada. (medscape.com)
- Estos mediadores incluyen: histamina, quininas, prostaglandina D2, citocinas, quimiocinas y leucotrienos, que actuarán estimulando la llegada de otras células inflamatorias como: eosinófilos, linfocitos T y basófilos, que ya en una fase tardía, que se producirá entre 6 y 12 horas, liberarán mediadores inflamatorios específicos (Fig. 1). (pediatriaintegral.es)
Unen2
- Las tres quimiocinas se unen al receptor CCR5 en los granulocitos, células T, y células NK e inducen quimiotaxis al sitio de invasión microbiana e inflamación. (g-se.com)
- Estas quimiocinas se unen a los receptores presentes en las células T, es decir, CCR5 y CXCR3. (ingecell.com)
Receptor3
- El receptor acoplado a proteínas G es activado por una señal externa en forma de un ligando u otro mediador de señal. (wikipedia.org)
- Específicamente, MIP-1α, MIP-1ß, y RANTES reclutan a las células natural killers (NK) a través de la unión con el receptor CCR5 de quimiocinas. (g-se.com)
- Con el fin de examinar la relación entre la microglia y taupatía, Lamb estudió una vía de señalización específica en ratones a través de la cual las neuronas se comunican con la microglia, fractalquina (CX3CL1), que expresa quimiocinas en las neuronas, y su receptor (CX3CR1), que se expresa exclusivamente en la microglía. (blogspot.com)
RANTES1
- En ausencia de un ambiente inflamatorio (bajos niveles de TNF-a e IFN-g), las MSCs pueden adoptar un fenotipo proinflamatorio (MSC1) y mejorar las respuestas de las células T mediante la secreción de quimiocinas que reclutan linfocitos a los sitios de inflamación (por ejemplo, MIP-1a y MIP-1b, RANTES, CXCL9 y CXCL10). (ingecell.com)
Reclutan1
- Una vez que se activan, las DC viajan hacia los ganglios linfáticos dónde a su vez, reclutan y activan otros leucocitos a través de la liberación de quimiocinas. (g-se.com)
Linfocitos2
- Las células NK son linfocitos granulares grandes, del sistema inmunológico innato cuya función es eliminar las células infectadas por virus y las cancerosas e inhibir la colonización de diferentes tipos de organismos patógenos [5]. (g-se.com)
- La atracción de los linfocitos se consigue gracias a la secreción de quimiocinas por los queratinocitos a través de señal de la cinasa Janus (JAK)/STAT-1. (dermatopharm.com)