Tipo de osteocondritis en donde el cartílago articular y el hueso asociado se separan parcial o totalmente para formar cuerpos libres de la articulación. Afecta principalmente a las articulaciones de la rodilla, tobillo y codo.
Inflamación de un hueso y su CARTÍLAGO.
Fragmentos fibrosos, óseos, cartilaginosos y osteocartilaginosos en una articulación sinovial. Las principales causas son la osteocondritis disecante, la condromatosis sinovial, los osteofitos, las superficies articulares fracturadas y los meniscos dañados.
Roturas del CARTÍLAGO.
Examen endoscópico, terapéutico y quirúrgico de las articulaciones.
Cualquiera de los trastornos óseos que involucran a uno o más centros de osificación (EPÍFISIS). Está caracterizado por degeneración o NECROSIS seguida por revascularización y reosificación. La osteocondrosis a menudo se presenta en niños causando variados grados de malestar o dolor. Existen muchos tipos epónimos para específicas áreas afectadas, tales como la tarsal navicular (enfermedad de Kohler) y tuberosidad tibial (enfermedad de Osgood-Schlatter).
Una articulación en bisagra que conecta el ANTEBRAZO al BRAZO.
Una conexión de articulación sinovial formado entre los huesos del FÉMUR; TIBIA; y la RÓTULA.
Injerto de hueso de un sitio donador a un sitio receptor.
Hueso plano y triangular situado en la parte anterior de la RODILLA.
Una capa protectora de cartílago firme y flexible sobre la articulación en el extremos de los huesos. Proporciona una superficie lisa para el movimiento articular, protegiendo los extremos de los huesos largos de desgaste en los puntos de contacto.
La distancia y dirección a que una articulación ósea puede extenderse. El rango de movimiento es función de la condición de las articulaciones, músculos y tejidos conectivos involucrados. La flexibilidad puede ser mejorada a través de EJERCICIOS DE ESTIRAMIENTO MUSCULAR.
Hueso mayor y más largo del esqueleto, está situado entre la cadera y la rodilla.
Trasplante de tejido de un individuo de un sitio a otro sitio.
Células polimórficas que forman cartílago.

La osteocondritis disecante es una afección ortopédica que involucra la muerte y posteriormente la separación de una porción del cartílago articular y el hueso subcondral adyacente dentro de una articulación. Esta condición generalmente ocurre en los jóvenes y se cree que está relacionada con lesiones repetitivas, trauma o mala vascularización del tejido óseo.

El área afectada puede permanecer in situ (in situ) o puede desplazarse dentro de la articulación, lo que resulta en una pieza suelta de cartílago y hueso conocida como cuerpo libre. Los síntomas comunes incluyen dolor articular, bloqueo articular y restricción del movimiento. El tratamiento puede variar desde medidas conservadoras, como el descanso y la fisioterapia, hasta intervenciones quirúrgicas, como la eliminación de los cuerpos libres o la reparación del tejido dañado.

La localización más común de la osteocondritis disecante es el fémur en la rodilla, seguida del talus en el tobillo y la cabeza humeral en el hombro. El pronóstico depende de varios factores, como la ubicación, el tamaño y la gravedad de la lesión, así como la edad y los niveles de actividad del paciente.

La osteocondritis es una afección en la que el tejido cartilaginoso y el hueso subcondral (el tejido esponjoso justo debajo del cartílago) en una articulación se inflaman y mueren. A veces, un fragmento de hueso o cartílago se desprende, quedando suelto dentro del espacio articular. Esta afección a menudo ocurre en articulaciones que soportan peso, como la rodilla o el tobillo.

La osteocondritis puede ser causada por una lesión aguda o repetitiva en una articulación, una disminución del flujo sanguíneo a un área del hueso o una combinación de factores. Los síntomas pueden incluir dolor e hinchazón en la articulación afectada, rigidez y limitación del movimiento, y bloqueos articulares ocasionales. El tratamiento puede incluir descanso, inmovilización, fisioterapia y, en algunos casos, cirugía.

Los Cuerpos Libres Articulares, también conocidos como cuerpos meniscales o meniscos, son semilunas fibrocartilaginosas localizadas en las articulaciones sinoviales, especialmente en la de la rodilla. Se encuentran entre la superficie articular de los huesos y ayudan a distribuir y amortiguar las cargas mecánicas durante los movimientos articulares. Existen dos meniscos en cada rodilla: el menisco lateral y el menisco medial. Estos cuerpos pueden sufrir lesiones, como desgarros, especialmente durante la práctica de deportes, lo que podría causar dolor e inestabilidad articular.

Las fracturas del cartílago, en términos médicos, se refieren a lesiones en el tejido cartilaginoso que involucran una ruptura o rotura parcial o completa de su estructura. A diferencia de los huesos, el cartílago no tiene vasos sanguíneos ni tejido óseo, por lo que no se puede observar en las radiografías como se hace con las fracturas óseas regulares.

Estas fracturas generalmente ocurren en los cartílagos articulars, es decje, el cartílago que recubre las superficies de las articulaciones y permite un movimiento suave y sin fricción entre los huesos. Las causas más comunes son traumatismos directos o repetitivos, como lesiones deportivas, accidentes automovilísticos o enfermedades degenerativas que debilitan el tejido cartilaginoso.

El diagnóstico de fracturas del cartílago a menudo es un desafío, ya que no se pueden ver mediante radiografías regulares. La resonancia magnética (RM) y la artroscopia suelen ser mejores herramientas para identificar estas lesiones. El tratamiento puede incluir descanso, inmovilización, fisioterapia, medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) y, en algunos casos, cirugía reconstructiva.

La artroscopía es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que permite al médico diagnosticar y tratar problemas en una articulación. Durante la artroscopía, el cirujano inserta un pequeño instrumento delgado y flexible con una lente y una fuente de luz en la articulación. Este instrumento se llama artroscopio.

A través del artroscopio, el cirujano puede ver el interior de la articulación en una pantalla de video y realizar procedimientos quirúrgicos menores utilizando pequeñas herramientas especiales. La artroscopía se utiliza a menudo para diagnosticar y tratar problemas en las rodillas, los hombros, las caderas, los codos y los tobillos.

Al ser un procedimiento menos invasivo que la cirugía abierta tradicional, la artroscopía puede ofrecer varias ventajas, como una menor pérdida de sangre, menos dolor postoperatorio, una recuperación más rápida y una menor probabilidad de complicaciones. Sin embargo, como cualquier procedimiento quirúrgico, la artroscopía también conlleva ciertos riesgos y no siempre es la opción más adecuada para todos los pacientes o para todos los problemas articulares.

La osteocondrosis es una afección ortopédica que se caracteriza por la necrosis (muerte del tejido) de los centros de osificación epifisarios en crecimiento en los huesos largos. También se conoce como enfermedad de Legg-Calvé-Perthes o necrosis avascular de la cabeza femoral. Afecta predominantemente a niños entre las edades de 4 y 10 años. La causa exacta es desconocida, pero se cree que está relacionada con una interrupción del suministro de sangre a la cabeza del fémur. Los síntomas pueden incluir cojera, dolor en la ingle o el muslo y limitación del movimiento articular. El tratamiento puede variar desde medidas de soporte y fisioterapia hasta cirugía ortopédica en casos graves. La condición generalmente se resuelve por sí sola a medida que el niño crece, pero en algunos casos puede resultar en artrosis y otras complicaciones a largo plazo.

La articulación del codo es una articulación sinovial compleja que conecta el húmero (hueso del brazo superior) con los dos huesos del antebrazo: el radio y la ulna. Es una articulación importante para el movimiento de flexión, extensión, pronación y supinación del codo.

La articulación del codo está compuesta por tres articulaciones separadas pero interconectadas: la articulación humeroradial, la articulación humeroulnar y la articulación proximal del radio. La articulación humeroradial permite la rotación del antebrazo (pronación y supinación), mientras que las articulaciones humeroulnales permiten el movimiento de flexión y extensión del codo.

La superficie articular de la articulación está recubierta por cartílago hialino, y la cavidad articular está llena de líquido sinovial para reducir la fricción durante el movimiento. La cápsula articular rodea la articulación y está reforzada por ligamentos que ayudan a mantener la estabilidad de la articulación.

Las lesiones, enfermedades degenerativas o inflamatorias pueden afectar el funcionamiento normal de la articulación del codo, causando dolor, rigidez y limitación del movimiento. El tratamiento puede incluir medidas conservadoras como fisioterapia, medicamentos y terapia con calor o frío, o intervenciones quirúrgicas en casos graves o crónicos.

La articulación de la rodilla, también conocida como articulación femorotibial, es una articulación sinovial compleja que conecta el fémur (hueso del muslo) y el tibia (hueso de la pierna inferior). Es la articulación más grande del cuerpo humano y desempeña un papel crucial en las actividades diarias, como caminar, correr y sentarse.

La rodilla está formada por tres compartimentos principales: el compartimento femorotibial medial, el compartimento femorotibial lateral y el compartimento femoropatelar. Cada uno de estos compartimentos está revestido con cartílago articular, que ayuda a absorber los golpes y permite un movimiento suave y sin fricción entre los huesos.

La articulación de la rodilla también cuenta con dos meniscos, el menisco medial y el menisco lateral, que son anillos de fibrocartílago en forma de C ubicados entre el fémur y la tibia. Los meniscos actúan como amortiguadores y distribuyen uniformemente las cargas sobre el cartílago articular, ayudando a estabilizar la articulación y proteger contra lesiones.

La rodilla está rodeada por una cápsula articular fibrosa que contiene líquido sinovial, producido por la membrana sinovial. El líquido sinovial lubrica la articulación y proporciona nutrientes al cartílago articular.

La movilidad de la rodilla permite una variedad de movimientos, como flexión, extensión, rotación interna y externa. La fuerza y estabilidad de la articulación se logran mediante la acción combinada de los músculos y ligamentos que rodean la rodilla, como el cuádriceps, el bíceps femoral, los ligamentos colaterales y el ligamento cruzado anterior y posterior.

La articulación de la rodilla es susceptible a lesiones y enfermedades, como esguinces, distensiones, luxaciones, fracturas, artrosis, artritis reumatoide y osteonecrosis. El tratamiento puede incluir terapia física, medicamentos, inyecciones de corticosteroides o plasma rico en plaquetas, cirugía artroscópica o reemplazo total de rodilla.

Un trasplante óseo, también conocido como injerto óseo, es un procedimiento quirúrgico en el que se transfiere tejido óseo desde una parte del cuerpo (injerto autólogo) o de un donante fallecido (injerto alogénico) a una zona dañada o lesionada del esqueleto. El propósito principal de este procedimiento es promover la regeneración y reparación del hueso dañado, proporcionando una estructura sólida y viable sobre la que el nuevo tejido óseo pueda crecer.

Existen diferentes tipos de injertos óseos, dependiendo de su origen y técnica de preparación:

1. Injerto autólogo: se obtiene del propio paciente, generalmente del hueso de la cadera, la pierna o el cráneo. Este tipo de injerto contiene células vivas que pueden contribuir al crecimiento y regeneración ósea, además de servir como andamiaje estructural para el nuevo tejido.

2. Injerto alogénico: se obtiene de un donante fallecido y es procesado y esterilizado antes de su uso clínico. A diferencia del injerto autólogo, este tipo de injerto no contiene células vivas, pero sigue proporcionando una matriz estructural que puede estimular el crecimiento óseo.

3. Injerto xenogénico: se obtiene de un donante animal, generalmente de bovinos o equinos. Después del procesamiento y esterilización, este tipo de injerto puede utilizarse como andamiaje estructural para promover el crecimiento óseo.

4. Injerto sintético: se trata de un material artificial diseñado para imitar las propiedades estructurales y biológicas del hueso natural. Estos injertos pueden estar hechos de diferentes materiales, como hidroxiapatita, β-tricalciofosfato o polímeros biodegradables.

Los injertos óseos se utilizan en una variedad de procedimientos quirúrgicos, como la reconstrucción maxilofacial, la cirugía ortopédica y la implantología dental. El objetivo principal de estos injertos es restaurar la integridad estructural y la función del hueso dañado o ausente, además de proporcionar soporte para el crecimiento y regeneración ósea.

La rótula, también conocida como patela, es un pequeño hueso sesamoide situado en la parte anterior de la articulación de la rodilla. Se localiza en el tendón del músculo cuádriceps y su función principal es proporcionar protección a la rodilla y facilitar el movimiento de extensión de la pierna. La rótula desliza sobre la parte frontal del fémur gracias a los movimientos del músculo cuádriceps, permitiendo así una mayor eficiencia en la locomoción y las actividades físicas.

El cartílago articular, también conocido como cartílago hialino, es un tejido conjuntivo especializado que recubre las superficies articulares de los huesos en las articulaciones sinoviales. Proporciona una superficie lisa y resistente al desgaste para el movimiento suave y la absorción de impactos entre los huesos. El cartílago articular está compuesto principalmente por células llamadas condrocitos, rodeadas por una matriz extracelular rica en colágeno y proteoglicanos. Esta matriz contiene altas concentraciones de agua y posee propiedades mecánicas únicas que permiten la amortiguación y la lubricación de las articulaciones. A diferencia de otros tejidos, el cartílago articular no tiene vasos sanguíinos ni nervios, lo que limita su capacidad de regenerarse y repararse después de un daño significativo.

El rango del movimiento articular, también conocido como amplitud de movimiento, se refiere a la máxima extensión y flexibilidad que permite una articulación o un segmento corporal en su conjunto para realizar movimientos en diferentes direcciones. Estos rangos varían según la articulación y el individuo, dependiendo de factores como la edad, el sexo, la actividad física y la presencia de patologías o lesiones.

La medición del rango de movimiento articular es una herramienta importante en la evaluación clínica, ya que puede ayudar a diagnosticar problemas musculoesqueléticos, medir el progreso terapéutico y determinar la eficacia de los tratamientos. Se mide en grados utilizando diferentes técnicas y equipos especializados, como los goniómetros, los podómetros o los sistemas de medición electrónicos.

Es importante mantener un rango adecuado de movimiento articular para preservar la funcionalidad, la independencia y la calidad de vida, especialmente en edades avanzadas o tras sufrir una lesión o cirugía. Realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento regularmente, mantener una postura correcta y adoptar hábitos saludables contribuyen al mantenimiento y mejora del rango de movimiento articular.

El fémur es el hueso más largo y fuerte del cuerpo humano, que forma parte del miembro inferior o extremidad inferior. Se articula con la pelvis en su extremo superior (formando la cadera) y con la rodilla en su extremo inferior. El fémur presenta una cabeza femoral, un cuello, un cuerpo o diáfisis y dos extremos o epífisis: la epífisis superior o próximal y la epífisis inferior o distal. La cabeza femoral se articula con el acetábulo de la pelvis a través del ligamento redondo, mientras que las epífisis se unen a los huesos de la pierna (la tibia y el peroné) mediante las articulaciones de la rodilla. El fémur desempeña un papel crucial en la movilidad y soporte del cuerpo, ya que participa en movimientos como la flexión, extensión, rotación interna y externa e inclinación lateral de la pierna.

En términos médicos, el fémur se describe como un hueso largo, compuesto principalmente de tejido óseo denso y resistente, con una estructura interior esponjosa que contiene médula ósea roja (en la diáfisis) y amarilla (en las epífisis). El fémur también presenta varias líneas de crecimiento, márgenes y superficies distintas que permiten su identificación y descripción anatómica precisa. Además, el fémur está sujeto a diversas enfermedades y trastornos ortopédicos, como fracturas, luxaciones, displasia de cadera, osteoartritis, osteoporosis y cáncer óseo, entre otros.

Un trasplante autólogo, también conocido como autoinjerto, se refiere a un procedimiento médico en el que los tejidos o células sanas de un paciente se extraen, se procesan y luego se reinsertan en el mismo individuo. Este tipo de trasplante es diferente al alogénico (procedencia de otro donante) o xenogénico (de origen animal).

En este caso, como los tejidos o células provienen del propio paciente, no hay riesgo de rechazo. Estos trasplantes se utilizan a menudo en diversas especialidades médicas, incluyendo oncología (trasplante de células madre), cirugía reconstructiva (piel, tendones, etc.), oftalmología (córnea) y cardiología (vasos sanguíneos).

El objetivo principal del trasplante autólogo es reemplazar tejidos dañados o ausentes con los propios del paciente para ayudar a restaurar la función perdida, reducir el dolor o mejorar la apariencia estética sin la necesidad de encontrar un donante compatible y sin el riesgo de rechazo.

Los condrocitos son las células especializadas que se encuentran en el tejido cartilaginoso. Son responsables de producir y mantener el tejido cartilaginoso, incluyendo la matriz extracelular compuesta por colágeno y proteoglicanos. Los condrocitos desempeñan un papel importante en el crecimiento y reparación del cartílago, especialmente en los niños y jóvenes durante su desarrollo esquelético. Sin embargo, a medida que una persona envejece, la capacidad de los condrocitos para mantener y reparar el tejido cartilaginoso disminuye, lo que puede llevar al desarrollo de enfermedades articulares como la artrosis.

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