Cánceres o tumores no específicos del MAXILAR o MANDÍBULA. Para las neoplasias del maxilar, está disponible el término NEOPLASIAS MAXILARES y para la mandíbula está disponible el término NEOPLASIAS MANDIBULARES.
Estructura ósea de la boca donde se fijan los dientes. Constituida por la MANDÍBULA y el MAXILAR.
Las enfermedades maxilomandibulares se refieren a diversas afecciones que afectan los huesos y tejidos de la mandíbula superior (maxilar) e inferior, incluyendo trastornos congénitos, infecciosos, traumáticos o neoplásicos.
Ausencia congénita o defecto en las estructuras de las mandíbulas.
Maxilas necróticas u otra necrosis esqueleto-maxilofaciales asociadas a el uso de bifosfonato (ver BIFOSFONATOS). Lesiones, procedimientos dentales y trauma pueden desencadenar el proceso necrótico.
Tumores o cáncer del PÁNCREAS. Según los tipos de CÉLULAS DE LOS ISLOTES PANCREÁTICOS presentes en los tumores, pueden secretarse varias hormonas: GLUCAGÓN de las CÉLULAS SECRETORAS DE GLUCAGÓN, INSULINA de las CÉLULAS SECRETORAS DE INSULINA y SOMATOSTATINA de las CÉLULAS SECRETORAS DE SOMATOSTATINA. La mayoria son malignos, excepto los tumores productores de insulina (INSULINOMA).
Crecimiento anormal y nuevo de tejido. Las neoplasias malignas muestran un mayor grado de anaplasia y tienen la propiedad de invasión y metástasis, comparados con las neoplasias benignas.
Músculos que surgen en el arco cigomático que cierra la mandíbula. Su inervación corresponde al nervio masetérico de la división mandibular del nervio trigémino. (Stedman, 25th ed)
Neoplasias que contienen formaciones semejantes a quistes o que producen mucina o suero.
Ausencia total de dientes, tanto de la mandíbula como de la maxila, pero no de ambos. La ausencia total de los dientes en ambos es la BOCA EDÉNTULA. Ausencia parcial de dientes en una de ellas es la ARCADA PARCIALMENTE EDÉNTULA.
Lesiones saculares recubiertas con epitelio y contenidas dentro de cavidades formadas patológicamente en la mandíbula; también los quistes no epiteliales (pseudoquistes) cuando se aplican a la mandíbula, ejemplo, quistes solitarios o traumáticos, cavidad ósea estática, y quiste óseo aneurismático. Los quistes verdaderos de la mandíbula se clasifican como odontogénicos o no odontogénicos.
Tumores o cánceres de la PIEL.
Dos o más crecimientos anormales de tejidos que ocurren simultáneamente y que se suponen tener origenes apartadas. Las neoplasias pueden ser histológicamente las mismas o diferentes y pueden encontrarse en el mismo sitio o en sitios diferentes.
Muerte de un hueso o parte de un hueso, que puede ser atraumática o post-traumática.
Músculo masticatorio cuya acción es cerrar las mandíbulas.
Tumores o cánceres del RIÑÓN.
Tumores o cánceres de la MANDÍBULA.
Hueso mayor y más fuerte de la CARA que constituye el maxilar inferior. En el mismo se asientan los dientes inferiores.
Crecimientos anormales de tejido que siguen a una neoplasia previa pero que no son una metástasis de ésta. La segunda neoplasia puede tener el mismo o diferente tipo histológico y puede ocurrir en los mismos o diferentes órganos que la neoplasia previa pero en todos los casos surgen a partir de un evento oncogénico independiente. El desarrollo de la segunda neoplasia puede o no relacionarse con el tratamiento para la neoplasia prévia ya que el riesgo genético o los factores predisponentes pueden ser en realidad la causa.
Ausencia de dientes en una porción de la mandíbula y/o del maxilar.
Adenocarcinoma que produce mucina en cantidad importante. (Dorland, 28a ed)
Tumores o cánceres de la GLÁNDULA TIROIDES.
Afecciones que causan proliferación de tejidos con actividad hematopoyética o de tejidos que poseen potencial embrionario hematopoyético. Todas ellas producen alteraciones en la regulación de las CÉLULAS PROGENITORAS MIELOIDES, muy frecuentemente por causa de una mutación en la PROTEINA TIROSINA QUINASA JAK2.
Fuerza que se aplica por los músculos masticadores en la oclusión dental.
Cáncer o tumores del MAXILAR o mandíbula superior.

Neoplasia es un término general que se refiere al crecimiento celular anormal o a la multiplicación de células en un lugar donde normalmente no deberían estar. Cuando se utiliza el término "neoplasias maxilomandibulares", nos referimos específicamente a los crecimientos anormales en las áreas de la mandíbula y el maxilar, que son los huesos que forman parte del cráneo y desempeñan un papel importante en la función oral, incluyendo masticación, habla y respiración.

Las neoplasias maxilomandibulares pueden ser benignas o malignas (cáncer). Las neoplasias benignas suelen crecer más lentamente y no se diseminan a otras partes del cuerpo, mientras que las neoplasias malignas tienen un potencial de invasión y metástasis más alto.

Algunos ejemplos de neoplasias maxilomandibulares benignas incluyen ameloblastomas, mixomas y osteocondromas. Por otro lado, algunos ejemplos de neoplasias maxilomandibulares malignas son carcinomas de células escamosas, sarcomas y melanomas.

El tratamiento de las neoplasias maxilomandibulares depende del tipo, el tamaño, la ubicación y la etapa del crecimiento anormal. Puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estos enfoques. La detección y el tratamiento precoces son cruciales para mejorar los resultados y aumentar las posibilidades de curación.

En terminología anatómica, los maxilares se refieren a los huesos que forman parte del esqueleto facial y contribuyen a la estructura de la cavidad oral. Existen dos maxilares: el maxilar superior (maxilla) y el maxilar inferior (mandíbula).

El maxilar superior, también conocido como maxila, es un hueso pareado que forma la mayor parte de la cavidad nasal y del piso de la órbita ocular. Además, el maxilar superior constituye la bóveda palatina y alberga los dientes superiores. Contiene senos maxilares, cavidades huecas llenas de aire dentro del hueso que se comunican con las fosas nasales.

Por otro lado, el maxilar inferior, o mandíbula, es el único hueso móvil en la cara y forma la quijada. La mandíbula está compuesta por un cuerpo y dos ramas. El cuerpo contiene la cavidad glenoidea, donde se articula con el cráneo, y el cóndilo, que encaja en la fosa mandibular del cráneo para permitir el movimiento de la mandíbula durante la masticación, el habla y otras funciones orales. Las ramas de la mandíbula contienen los alvéolos dentarios donde se insertan los dientes inferiores.

En resumen, los maxilares son huesos clave en la estructura facial y oral, responsables de soportar los dientes, permitir la masticación y facilitar otras funciones importantes como el habla y la respiración.

Las enfermedades maxilomandibulares se refieren a un grupo de trastornos que afectan la articulación temporomandibular (ATM) y los músculos circundantes, así como los huesos maxilares y mandibulares. Estas enfermedades pueden causar dolor, rigidez, limitación del movimiento de la mandíbula, ruidos articulares y otros síntomas desagradables que pueden afectar significativamente la calidad de vida de los pacientes.

La ATM es la articulación que conecta la mandíbula con el cráneo y permite movimientos como la masticación, el habla y la deglución. Las enfermedades maxilomandibulares pueden ser causadas por diversos factores, incluyendo traumatismos, trastornos degenerativos, displasias articulares, infecciones, tumores y enfermedades reumáticas.

Algunas de las enfermedades maxilomandibulares más comunes incluyen la disfunción temporomandibular (DTM), la osteoartrosis de la ATM, la artritis reumatoide y los tumores de la ATM. El tratamiento de estas enfermedades depende del tipo y gravedad del trastorno y puede incluir medidas conservadoras como fisioterapia, terapia cognitivo-conductual y medicamentos, o intervenciones más invasivas como cirugía articular o reemplazo de la ATM.

Es importante buscar atención médica especializada en caso de presentar síntomas relacionados con las enfermedades maxilomandibulares, ya que un diagnóstico y tratamiento precoces pueden ayudar a prevenir complicaciones y mejorar la prognosis del paciente.

Las anomalías maxilomandibulares se refieren a las condiciones anormales o irregularidades en la estructura, desarrollo y función de los huesos maxilares y la mandíbula. Estas anomalías pueden ser congénitas (presentes desde el nacimiento) o adquiridas (desarrolladas después del nacimiento).

Las anomalías congénitas comunes incluyen:

1. Prognatismo: una mandíbula inferior prominente que sobresale más allá de los dientes superiores.
2. Retrognatismo: una mandíbula inferior retraída que hace que los dientes superiores sean prominentes.
3. Paladar hendido o fisura palatina: una abertura en el techo de la boca (paladar) que puede extenderse hasta la nariz.
4. Labio leporino: una abertura en los labios que puede extenderse hasta la nariz.
5. Agénesis maxilar o mandibular: falta congénita de uno o ambos huesos maxilares o mandibulares.

Las anomalías adquiridas comunes incluyen:

1. Desplazamiento dental: movimiento anormal de los dientes que puede causar problemas en la mordida y el habla.
2. Quiste dentígero: un quiste benigno que rodea un diente no erupcionado.
3. Tumores benignos o malignos de los maxilares o mandíbula.
4. Fracturas maxilomandibulares: fracturas en los huesos maxilares o mandibulares debido a traumatismos.
5. Osteoartritis temporomandibular: una enfermedad degenerativa de la articulación temporomandibular que conecta la mandíbula y el cráneo.

El tratamiento de las anomalías maxilomandibulares depende de la gravedad y el tipo de anormalidad. Puede incluir cirugía, ortodoncia, terapia del habla y fisioterapia.

La osteonecrosis de los maxilares asociada a difosfonatos (ONMD) es una complicación poco frecuente pero potencialmente grave que puede ocurrir en algunos pacientes tratados con medicamentos llamados bifosfonatos, los cuales se utilizan comúnmente para tratar enfermedades óseas como el cáncer de hueso y la osteoporosis.

Los bifosfonatos funcionan reduciendo la actividad de los células que descomponen el tejido óseo, lo que ayuda a mantener la densidad mineral ósea y previene la pérdida ósea. Sin embargo, en raras ocasiones, estos medicamentos pueden interferir con el proceso natural de reparación del hueso en la mandíbula o el maxilar, lo que lleva a la muerte del tejido óseo (osteonecrosis).

La ONMD se caracteriza por la exposición de hueso necrótico (muerto) en la mandíbula o el maxilar durante un período de al menos ocho semanas, sin signos de curación espontánea. Los síntomas pueden incluir dolor, inflamación, úlceras intraorales y movilidad dental.

Los factores de riesgo para desarrollar ONMD incluyen la dosis y duración del tratamiento con bifosfonatos, procedimientos dentales invasivos, tabaco, alcohol y enfermedades sistémicas como cáncer y osteoporosis. La prevención es fundamental y se recomienda realizar una evaluación dental exhaustiva antes de iniciar el tratamiento con bifosfonatos y mantener un cuidado dental adecuado durante el tratamiento.

Si bien la ONMD es una complicación rara, puede causar morbilidad significativa en los pacientes afectados. Se requiere un manejo multidisciplinario que involucre a especialistas en medicina oral, periodoncia, cirugía maxilofacial y oncología, entre otros. El tratamiento puede incluir medidas de higiene bucal estricta, antibióticos, terapia regenerativa y, en casos graves, cirugía reconstructiva.

Las neoplasias pancreáticas se refieren a crecimientos anormales y no controlados de células en el páncreas, que pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Los tumores benignos no suelen ser mortales, pero si siguen creciendo, pueden causar problemas debido a la presión física que ejercen sobre los órganos cercanos.

Por otro lado, las neoplasias malignas, también conocidas como cáncer de páncreas, son muy graves y potencialmente letales. El cáncer de páncreas se divide en dos tipos principales: adenocarcinoma exocrino y tumores neuroendocrinos pancreáticos (TNE). El adenocarcinoma exocrino es el tipo más común y representa alrededor del 90% de todos los cánceres de páncreas. Se origina en las glándulas que producen los jugos digestivos. Los TNE, por otro lado, se desarrollan en las células productoras de hormonas del páncreas y suelen crecer más lentamente que el adenocarcinoma exocrino.

El cáncer de páncreas es una enfermedad muy agresiva y difícil de detectar en sus etapas iniciales, lo que hace que el pronóstico sea generalmente malo. Los factores de riesgo incluyen tabaquismo, obesidad, diabetes, edad avanzada y antecedentes familiares de cáncer de páncreas.

Neoplasia es un término médico que se refiere al crecimiento anormal y excesivo de tejido en el cuerpo, lo que resulta en la formación de una masa o tumor. Este crecimiento celular descontrolado puede ser benigno (no canceroso) o maligno (canceroso).

Las neoplasias benignas suelen crecer lentamente y raramente se diseminan a otras partes del cuerpo. Por lo general, pueden ser extirpadas quirúrgicamente y rara vez representan un peligro para la vida. Ejemplos de neoplasias benignas incluyen lipomas (tumores grasos), fibromas uterinos y pólipos intestinales.

Por otro lado, las neoplasias malignas tienen el potencial de invadir tejidos adyacentes y propagarse a otras partes del cuerpo a través del sistema linfático o circulatorio, un proceso conocido como metástasis. Estos tipos de neoplasias pueden ser altamente agresivos y dañinos, pudiendo causar graves complicaciones de salud e incluso la muerte. Ejemplos de neoplasias malignas incluyen carcinomas (cánceres que se originan en los tejidos epiteliales), sarcomas (cánceres que se originan en el tejido conectivo) y leucemias (cánceres de la sangre).

El diagnóstico y tratamiento tempranos de las neoplasias son cruciales para garantizar los mejores resultados posibles en términos de salud y supervivencia del paciente.

Los músculos masticadores son un grupo de cuatro músculos esqueléticos que se encargan de la función masticatoria, es decir, mover la mandíbula durante la masticación de los alimentos. Estos músculos incluyen:

1. Masetero: Este músculo es el más potente de los masticadores. Se encuentra en las mejillas y se encarga de elevar la mandíbula e incluso realizar movimientos laterales.

2. Temporal: Ubicado en la frente y en la parte superior de la cabeza, este músculo permite elevar la mandíbula y realizar movimientos retrusivos (movimiento hacia atrás).

3. Pterigoideo medial: Se encuentra dentro del cráneo, junto a los lados de la cavidad nasal. Este músculo ayuda a realizar movimientos protrusivos (movimiento hacia adelante) y laterales de la mandíbula.

4. Pterigoideo lateral: También localizado dentro del cráneo, este músculo contribuye a los movimientos laterales de la mandíbula, así como a la apertura y cierre de la boca.

Estos músculos trabajan en conjunto para permitir la masticación eficaz de los alimentos, preparándolos para su digestión. Cualquier disfunción o trastorno en estos músculos puede provocar problemas al masticar, dolor de mandíbula o incluso dolores de cabeza.

Neoplasias quísticas, mucinosas y serosas son términos utilizados en patología para describir diferentes tipos de crecimientos anormales o tumores. A continuación, se presenta una definición médica breve de cada uno:

1. Neoplasias quísticas: Son tumores que contienen uno o más espacios huecos llenos de líquido u otro material. Estos espacios pueden ser grandes en relación con el tamaño total del tumor. Las neoplasias quísticas pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

2. Neoplasias mucinosas: Son tumores que producen y acumulan una sustancia llamada mucina, la cual es un componente normal del moco. Estos tumores pueden crecer dentro de los órganos o por fuera de ellos, comprimiendo los tejidos circundantes. Las neoplasias mucinosas también pueden ser benignas o malignas.

3. Neoplasias serosas: Son tumores que secretan un líquido claro y acuoso similar al líquido sinovial o pleural. Estos tumores suelen desarrollarse en la membrana serosa que recubre los órganos huecos, como el estómago, los intestinos delgado y grueso, y los pulmones. Las neoplasias serosas pueden ser benignas o malignas, aunque las formas malignas son más comunes.

En resumen, las neoplasias quísticas, mucinosas y serosas son diferentes tipos de tumores que se caracterizan por la presencia de espacios llenos de líquido, acumulación de mucina o secreción de un líquido claro, respectivamente. Pueden ser benignas o malignas y requieren evaluación médica para determinar su naturaleza exacta y el plan de tratamiento más adecuado.

La arcada edéntula es un término dental que se refiere a la ausencia completa de dientes en una o ambas arcadas maxilares o mandibulares. Esta condición puede ser congénita o adquirida, y puede causar problemas funcionales y estéticos para el paciente. El tratamiento más común para la arcada edéntula es el uso de prótesis dentales removibles o fijas, como las dentaduras postizas o los implantes dentales. La pérdida completa de dientes en una arcada puede tener consecuencias negativas en la salud bucal y general del paciente, por lo que es importante buscar tratamiento dental especializado en estos casos.

Los quistes maxilomandibulares son crecimientos anormales, generalmente benignos, que se forman en los huesos maxilares o mandibulares. Estos quistes están llenos de líquido o material semisólido y pueden variar en tamaño. A menudo, no causan síntomas hasta que alcanzan un tamaño considerable, lo que puede resultar en hinchazón, dolor o dificultad para masticar o deglutir.

Existen varios tipos de quistes maxilomandibulares, entre los que se incluyen:

1. Quiste dentígero: también conocido como quiste folicular, es el tipo más común de quiste maxilomandibular. Se forma alrededor de la corona de un diente no erupcionado y está asociado con los terceros molares (dientes del juicio) en la mayoría de los casos.

2. Quiste periodontal: se desarrolla alrededor de los tejidos que rodean a un diente, generalmente como resultado de una infección o trauma.

3. Quiste nasopalatino: este quiste se forma en el paladar, cerca de la línea media de la boca, y está asociado con los conductos nasopalatinos que transportan los nervios y vasos sanguíneos hacia la nariz.

4. Quiste globulomaxilar: este quiste se forma entre los incisivos superiores y el seno maxilar y es relativamente raro.

5. Quiste de erupción: se desarrolla alrededor de un diente que está en proceso de erupción y es más común en niños y adolescentes.

El tratamiento de los quistes maxilomandibulares generalmente implica la extirpación quirúrgica del quiste y, en algunos casos, la extracción del diente asociado. La endodoncia (tratamiento de conducto) también puede ser una opción para tratar quistes periodontales pequeños. Después del tratamiento, se pueden realizar seguimientos regulares con radiografías para asegurarse de que el quiste no vuelva a crecer.

Las neoplasias cutáneas, también conocidas como crecimientos anormales o tumores de la piel, se refieren a un amplio espectro de condiciones donde las células de la piel proliferan de manera descontrolada. Estas lesiones pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

Las neoplasias cutáneas benignas incluyen diversos tipos de lunares, verrugas, fibromas y quistes. Por lo general, crecen lentamente, permanecen localizadas y rara vez representan un peligro para la vida si se diagnostican y tratan a tiempo.

Por otro lado, las neoplasias cutáneas malignas más comunes son el carcinoma basocelular, el carcinoma escamoso y el melanoma. Estos tipos de cáncer de piel pueden invadir los tejidos circundantes e incluso diseminarse a otras partes del cuerpo (metástasis), lo que puede poner en peligro la vida del paciente.

El diagnóstico y el tratamiento oportunos son cruciales para garantizar una buena evolución clínica de los pacientes con neoplasias cutáneas. La prevención, mediante la protección adecuada contra los rayos ultravioleta (UV) del sol y el reconocimiento precoz de las lesiones sospechosas, juegan un papel fundamental en la reducción de la incidencia y mortalidad asociadas con estas afecciones.

Neoplasias Primarias Múltiples (NPM) es un término médico que se refiere a la presencia simultánea o sucesiva de más de un cáncer primario en el organismo, es decir, dos o más tumores malignos independientes en diferentes localizaciones anatómicas, que no guardan relación entre sí y no son metástasis del mismo.

Las NPM pueden ser sincrónicas, cuando los tumores se diagnostican al mismo tiempo, o metacrónicas, cuando hay un intervalo de tiempo entre el diagnóstico de cada uno de ellos. Las NPM pueden deberse a diferentes factores de riesgo, como la predisposición genética, la exposición a radiaciones o determinados agentes químicos y ambientales, o hábitos tóxicos como el consumo de tabaco y alcohol.

El diagnóstico y tratamiento de las NPM requieren una evaluación multidisciplinar y un enfoque personalizado, ya que cada tumor puede presentar diferentes características biológicas y clínicas, y precisar de un tratamiento específico. Además, es importante establecer un seguimiento a largo plazo para detectar precozmente la aparición de nuevos tumores y mejorar el pronóstico y la supervivencia de los pacientes.

La osteonecrosis, también conocida como necrosis avascular o necrosis isquémica, es una afección médica en la que parte o todo el suministro de sangre a un hueso se interrumpe o reduce significativamente. Esta reducción en el flujo sanguíneo puede causar la muerte del tejido óseo y, finalmente, conducir a la destrucción del hueso.

La osteonecrosis a menudo afecta los huesos de las caderas, rodillas, hombros y mandíbula, aunque cualquier hueso en el cuerpo puede verse afectado. La enfermedad generalmente se desarrolla en etapas, comenzando con dolor e hinchazón en la articulación más cercana al hueso afectado. A medida que la enfermedad avanza, el hueso se vuelve frágil y propenso a fracturas, lo que puede provocar una disminución de la función articular y eventualmente conducir a la pérdida permanente de la movilidad.

La causa exacta de la osteonecrosis no siempre está clara, pero se cree que está relacionada con una combinación de factores, como traumatismos, uso excesivo de corticosteroides, consumo de alcohol en exceso, trastornos de la coagulación sanguínea y enfermedades vasculares. Algunas veces, la osteonecrosis puede ser idiopática, lo que significa que no hay una causa clara identificada.

El tratamiento de la osteonecrosis depende de la gravedad y la ubicación de la enfermedad. Los casos leves pueden ser manejados con medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para aliviar el dolor, mientras que los casos más graves pueden requerir cirugía, como un injerto óseo o una artroplastia total de la articulación. En general, el pronóstico de la osteonecrosis depende del estadio en el que se diagnostica y del tratamiento oportuno y adecuado.

El músculo masetero, en términos médicos, es un músculo potente y amplio localizado en la región lateral de la cara humana. Es el músculo más fuerte de la masticación y su función principal es la elevación de la mandíbula durante el proceso de masticar. Se origina en la cara interna del arco cigomático (hueso que forma la parte inferior de la órbita ocular) y se inserta en la superficie lateral de la rama de la mandíbula y en el proceso coronoides del mismo hueso.

El músculo masetero tiene dos porciones: la porción superficial y la porción profunda. La porción superficial es la más grande y se palpa fácilmente como una prominencia muscular cuando se aprieta los dientes o se muerde algo. Mientras que la porción profunda está ubicada debajo de la porción superficial y se inserta en la cara interna de la rama de la mandíbula.

Es importante tener en cuenta que el músculo masetero, al igual que otros músculos esqueléticos, puede verse afectado por diversas patologías como contracturas, espasmos, inflamación o dolor, los cuales pueden restringir su movimiento y causar trastornos en la masticación y articulación temporomandibular.

Las neoplasias renales, también conocidas como tumores o cánceres renales, se refieren a un crecimiento anormal y descontrolado de células en los riñones. Estos crecimientos pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Las neoplasias renales más comunes son el carcinoma de células claras, el carcinoma papilar y el carcinoma de células renales de células escamosas. Los síntomas pueden incluir sangre en la orina, dolor de espalda o costado, pérdida de peso y fiebre. El tratamiento depende del tipo y estadio de la neoplasia y puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapias dirigidas.

Neoplasia mandibular se refiere a un crecimiento anormal o tumor en la mandíbula. Puede ser benigno (no canceroso) o maligno (canceroso). Los tumores benignos no suelen ser mortales, pero pueden causar problemas si crecen lo suficiente como para presionar contra los tejidos circundantes y dañarlos. Los tumores malignos, por otro lado, pueden invadir y destruir los tejidos cercanos y se pueden extender a otras partes del cuerpo (metástasis).

Existen varios tipos de neoplasias mandibulares, algunas de las más comunes incluyen: ameloblastoma, mixoma, osteoma, fibroma, queratoquiste odontogénico y carcinomas. Los síntomas más comunes son dolor, hinchazón, dificultad para masticar o hablar, movilidad dental y úlceras en la boca que no cicatrizan. El tratamiento depende del tipo y grado de la neoplasia y puede incluir cirugía, radioterapia o quimioterapia.

La mandíbula, también conocida como el maxilar inferior, es el hueso principal de la boca en los seres humanos y otros animales. Se trata de un hueso impar y simétrico que forma la parte inferior de la cara y se articula con el cráneo. La mandíbula contiene los dientes inferiores y participa en funciones como la masticación, el habla y el sueño. Es el único hueso del cráneo que es verdaderamente móvil y está unido al cráneo por la articulación temporomandibular.

En patología, el término "neoplasia primaria secundaria" se refiere a un tumor que se desarrolla en un sitio distinto al del tumor primario original (la neoplasia primaria inicial), pero en el mismo individuo. Este nuevo crecimiento anormal de células es independiente y no derivado directamente del tumor primario, sino que resulta de la capacidad de las células cancerosas para diseminarse a través del cuerpo, un proceso conocido como metástasis.

En otras palabras, una neoplasia primaria secundaria no es una recidiva o recurrencia del tumor original, sino un nuevo tumor maligno que se ha originado independientemente en otra parte del cuerpo. Este fenómeno puede ocurrir como resultado de la exposición a factores de riesgo comunes, como el tabaquismo o la exposición a radiaciones, o debido a la diseminación previa y clínicamente no detectada de células cancerosas.

Es importante distinguir entre neoplasias primarias secundarias y recidivas locales o metástasis, ya que cada uno de estos procesos tiene implicaciones diferentes en términos de pronóstico y manejo clínico.

La arcada parcialmente edéntula se refiere a una situación en la cual algunos dientes naturales han sido perdidos o extraídos en un arco dental, ya sea el maxilar superior o inferior. Esto deja espacios vacíos entre los dientes remanentes. La parte "parcial" indica que no todos los dientes se han perdido en esa arcada.

La pérdida de dientes puede ocurrir por varias razones, como caries dental avanzada, enfermedad periodontal (o enfermedad de las encías), traumatismos o factores hereditarios. La arcada parcialmente edéntula puede causar problemas para masticar y hablar correctamente, además de afectar la estética dental y el autoestima del individuo.

El tratamiento más común para una arcada parcialmente edéntula es el uso de un puente fijo o removible, o implantes dentales. Un puente fijo se une a los dientes adyacentes a los espacios vacíos y tiene uno o más dientes falsos en medio para reemplazar los dientes perdidos. Por otro lado, un puente removible, también conocido como prótesis parcial, se puede quitar fácilmente para su limpieza y mantenimiento. Los implantes dentales son tornillos de titanio colocados quirúrgicamente en el hueso maxilar o mandibular, que sirven como sustitutos de las raíces de los dientes perdidos y pueden soportar coronas individuales o puentes fijos.

Es importante tratar una arcada parcialmente edéntula para prevenir problemas adicionales, como la desalineación de los dientes restantes, el deterioro del hueso maxilar o mandibular y la disfunción del sistema masticatorio. Además, un tratamiento adecuado puede mejorar la apariencia estética y la calidad de vida del paciente.

El adenocarcinoma mucinoso es un tipo raro de cáncer que se forma en las glándulas y produce una sustancia llamada mucina. La mucina es un líquido similar al moco que se encuentra normalmente en las membranas mucosas, como la nariz, los pulmones y el estómago.

En un adenocarcinoma mucinoso, las células cancerosas producen una gran cantidad de mucina, lo que hace que el tumor sea blando y gelatinoso al tacto. Este tipo de cáncer puede ocurrir en varias partes del cuerpo, incluyendo los pulmones, el páncreas, el colon y el recto.

Los síntomas del adenocarcinoma mucinoso dependen del lugar donde se encuentre el tumor. Por ejemplo, si el cáncer está en el pulmón, los síntomas pueden incluir tos persistente, dificultad para respirar y dolor en el pecho. Si el cáncer está en el colon o el recto, los síntomas pueden incluir sangrado rectal, cambios en los hábitos intestinales y dolor abdominal.

El tratamiento del adenocarcinoma mucinoso depende del tamaño y la ubicación del tumor, así como de si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Los tratamientos pueden incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de estos. La supervivencia a largo plazo para las personas con adenocarcinoma mucinoso varía ampliamente y depende de varios factores, como el estadio del cáncer en el momento del diagnóstico y la respuesta al tratamiento.

Las neoplasias de la tiroides se refieren a crecimientos anormales en la glándula tiroidea, que pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). La glándula tiroidea está ubicada en la parte frontal del cuello y es responsable de producir hormonas importantes para el metabolismo, crecimiento y desarrollo del cuerpo.

Existen varios tipos de neoplasias de la tiroides, incluyendo:

1. Adenomas: Son tumores benignos que se originan en las células foliculares o en las células C de la glándula tiroidea. Los adenomas no son cancerosos y raramente causan síntomas, aunque algunos pueden crecer lo suficiente como para ser palpables o visibles.
2. Carcinomas: Son tumores malignos que se originan en las células de la glándula tiroidea. Existen varios tipos de carcinomas de tiroides, incluyendo el carcinoma papilar, el carcinoma folicular, el carcinoma medular y el carcinoma anaplásico. El tratamiento y el pronóstico dependen del tipo y del estadio del cáncer.
3. Linfomas: Son tumores malignos que se originan en los glóbulos blancos (linfocitos) de la glándula tiroidea. Los linfomas de tiroides son raros y suelen ocurrir en personas mayores de 60 años. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia.
4. Sarcomas: Son tumores malignos que se originan en el tejido conectivo o en los vasos sanguíneos de la glándula tiroidea. Los sarcomas de tiroides son extremadamente raros y suelen ser agresivos. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia.

El diagnóstico y el tratamiento de los tumores de tiroides requieren la evaluación y la atención de un equipo multidisciplinario de especialistas, incluyendo endocrinólogos, cirujanos, radiólogos, patólogos y oncólogos.

Los trastornos mieloproliferativos (TMP) son un grupo de condiciones cancerosas en las que se produce un crecimiento excesivo y anormal de ciertos tipos de glóbulos sanguíneos en la médula ósea. La médula ósea es el tejido esponjoso dentro de los huesos grandes donde se producen las células sanguíneas.

Hay varios tipos de TMP, incluyendo:

1. Leucemia mieloide crónica (LMC): Caracterizada por un aumento en el número de glóbulos blancos inmaduros (llamados blastos) en la médula ósea y en la sangre.

2. Policitemia vera: Una afección en la cual hay un exceso de glóbulos rojos en la sangre, lo que puede provocar coágulos sanguíneos y aumentar el riesgo de ataque cardiaco o accidente cerebrovascular.

3. Trombocitemia esencial: Un trastorno en el que hay un número excesivo de plaquetas (componentes sanguíneos involucrados en la coagulación) en la sangre, lo que puede provocar sangrado o coágulos sanguíneos.

4. Mielofibrosis primaria: Una afección en la cual se produce cicatricial anormal en la médula ósea, dificultando la producción de células sanguíneas normales y provocando anemia, fatiga e infecciones frecuentes.

5. Neoplasia mieloide aguda (AML): Una forma agresiva y rápidamente progresiva de cáncer en la que se produce un gran número de células sanguíneas anormales y no funcionales en la médula ósea.

Estos trastornos pueden causar una variedad de síntomas, como fatiga, debilidad, pérdida de peso, sudoración nocturna, fiebre e infecciones frecuentes. El tratamiento depende del tipo y gravedad del trastorno y puede incluir terapia con medicamentos, radioterapia o trasplante de células madre.

La fuerza de la mordida, también conocida como fuerza bite o fuerza de masticación, se refiere a la fuerza medida en newtons (N) que un diente o grupos de dientes pueden aplicar durante una mordida o masticación. Es un parámetro importante en odontología y estudios de la masticación, ya que está relacionado con la función y salud dental. La fuerza de la mordida se puede medir mediante diferentes métodos, como los dinamómetros de mordida electrónicos o sensores piezoeléctricos. La media de la fuerza de mordida en humanos es de aproximadamente 200-350 N para la primera molar superior, aunque puede variar dependiendo de diversos factores como la edad, el sexo y la salud bucal del individuo.

Neoplasia maxilar se refiere a un crecimiento anormal de tejido en la región maxilar o los huesos que forman la mandíbula. Puede ser benigno (no canceroso) o maligno (canceroso). Las neoplasias maxilares pueden originarse en cualquiera de los tejidos que conforman la estructura ósea y de soporte blando, incluyendo el hueso, los dientes, los vasos sanguíneos, los nervios, los músculos o los tejidos conectivos.

Los síntomas más comunes de las neoplasias maxilares son dolor de mandíbula, hinchazón facial, dificultad para masticar o tragar, movimiento limitado de la mandíbula, úlceras en la encía que no cicatrizan, dientes flojos o protuberancias en la boca o la cara. El tratamiento depende del tipo y el estadio de la neoplasia maxilar y puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estos.

Es importante mencionar que si bien este término se refiere a un crecimiento anormal en la región maxilar, existen diferentes tipos de neoplasias que pueden presentarse en esta zona, con características y comportamientos clínicos distintos. Por lo tanto, es fundamental una evaluación y diagnóstico preciso por parte de un profesional médico especializado en el área.

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  • Férulas intraorales de Composite junto con cerclaje interdental en fracturas maxilomandibulares. (congresoveterinario.es)

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