Neoplasias femorales se refieren a un crecimiento anormal y descontrolado de células malignas o benignas en el fémur, que pueden ser tumores óseos primarios o secundarios.
Tumores o cáncer del PÁNCREAS. Según los tipos de CÉLULAS DE LOS ISLOTES PANCREÁTICOS presentes en los tumores, pueden secretarse varias hormonas: GLUCAGÓN de las CÉLULAS SECRETORAS DE GLUCAGÓN, INSULINA de las CÉLULAS SECRETORAS DE INSULINA y SOMATOSTATINA de las CÉLULAS SECRETORAS DE SOMATOSTATINA. La mayoria son malignos, excepto los tumores productores de insulina (INSULINOMA).
Crecimiento anormal y nuevo de tejido. Las neoplasias malignas muestran un mayor grado de anaplasia y tienen la propiedad de invasión y metástasis, comparados con las neoplasias benignas.
Neoplasias que contienen formaciones semejantes a quistes o que producen mucina o suero.
Tumores o cánceres de la PIEL.
Dos o más crecimientos anormales de tejidos que ocurren simultáneamente y que se suponen tener origenes apartadas. Las neoplasias pueden ser histológicamente las mismas o diferentes y pueden encontrarse en el mismo sitio o en sitios diferentes.
Tumores o cánceres del RIÑÓN.
Crecimientos anormales de tejido que siguen a una neoplasia previa pero que no son una metástasis de ésta. La segunda neoplasia puede tener el mismo o diferente tipo histológico y puede ocurrir en los mismos o diferentes órganos que la neoplasia previa pero en todos los casos surgen a partir de un evento oncogénico independiente. El desarrollo de la segunda neoplasia puede o no relacionarse con el tratamiento para la neoplasia prévia ya que el riesgo genético o los factores predisponentes pueden ser en realidad la causa.
Adenocarcinoma que produce mucina en cantidad importante. (Dorland, 28a ed)
Tumores o cánceres de la GLÁNDULA TIROIDES.
Afecciones que causan proliferación de tejidos con actividad hematopoyética o de tejidos que poseen potencial embrionario hematopoyético. Todas ellas producen alteraciones en la regulación de las CÉLULAS PROGENITORAS MIELOIDES, muy frecuentemente por causa de una mutación en la PROTEINA TIROSINA QUINASA JAK2.
ADN presente en el tejido neoplásico.
Tumores o cánceres del PULMÓN.
Tumores o cánceres de la GLÁNDULA PAROTIDA.
Neoplasia histológicamente benigna derivada de epitelio glandular en la que se forman acumulaciones quísticas de secreciones retenidas; en algunos casos, partes considerables de la neoplasia e incluso toda la masa pueden ser quísticas. (Stedman, 25a ed)
Neoplasias que se desarrollan a partir de alguna estructura del tejido conectivo y subcutáneo. El concepto no se refiere a las neoplasias localizadas en el tejido conectivo o blando.
Neoplasias asociados a la proliferación de un único clon de CÉLULAS PLASMÁTICAS y caracterizados por la secreción de PARAPROTEÍNAS.
Tumores o cánceres del APÉNDICE.
Tumores o cánceres de HÍGADO.
Tumor multilocular con epitelio secretor de mucina. Se encuentra más a menudo en el ovario, pero se puede encontrar también en el páncreas, la apéndice, y raramente, en el retroperitoneo y en la vejiga urinaria. Se considera que tiene un potencial de malignidad de grado bajo.
Tumores o cáncer del OVARIO. Estos tumores pueden ser benignos o malignos. Se clasifican según el tejido de origen, como el EPITELIO superficial, las células endocrinas del estroma y las CÉLULAS GERMINATIVAS totipotentes.
Tumores o cánceres de las GLÁNDULAS ENDOCRINAS.
Obras que contienen artículos de información sobre temas de cualquier campo del conocimiento, generalmente presentadas en orden alfabético, o una obra similar limitada a un campo o tema en especial.
Una entidad histórica y cultural extendida a lo ancho de una amplia área geográfica bajo la influencia de la civilización, cultura y ciencias griegas. El Imperio griego se extendió de la parte continental y las islas egeas en el siglo XVI a.C. al Valle del Indo en el siglo IV bajo el imperio de Alejando Magno, y al sur de Italia y Sicilia. La medicina griega comenzó con la medicina homérica y esculapia y continuó sin interrupción hasta Hipócrates (480-355 A.C.) El período clásico de la medicina griega comprendió entre 460 y 136 A.C. y el período greco-romano comprendió del 156 A.C. al 576 A.D. (Traducción libre del original: A. Castiglioni, A History of Medicine, 2d ed; from F. H. Garrison, An Introduction to the History of Medicine, 4th ed)
Aumento en el número de células de un tejido u órgano no debida a la formación de un tumor. Difiere de la HIPERTROFIA, que es un aumento de volúmen sin que aumente el número de células.
Desarrollo anormal de las CÉLULAS EPITELIALES escamosas inmaduras del CUELLO UTERINO; término usado para describir cambios citológicos premalignos en el EPITELIO cervical. Estas células atípicas no penetran en la MEMBRANA BASAL epitelial.
Período de la historia antes del 500 de la era commún.
Servicio de la NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE para profesionales de la salud y público en general. Enlaza extensa información de los Institutos Nacionales de Salud y otras validadas fuentes de información sobre enfermedades y afecciones específicas.
Enfermedad de los huesos caracterizada por adelgazamiento de la corteza por tejido fibroso arenoso que contiene espículas óseas, lo que produce dolor, discapacidad y deformidad gradual creciente. Puede afectar a un solo hueso (DISPLASIA FIBROSA MONOSTÓTICA) o, posteriormente, a varios o muchos huesos (DISPLASIA FIBROSA POLIOSTÓTICA).

Neoplasia femoral se refiere a un crecimiento anormal y descontrolado de células cancerosas en el hueso femoral. El fémur es el hueso más largo del cuerpo humano y forma parte del muslo. Las neoplasias femorales pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

Las neoplasias benignas, como los osteomas y los condromas, suelen crecer lentamente y rara vez se diseminan a otras partes del cuerpo. Por lo general, no representan una amenaza para la vida, aunque pueden causar problemas locales, como dolor, rigidez o fracturas.

Las neoplasias malignas, por otro lado, tienen el potencial de invadir los tejidos circundantes y diseminarse a otras partes del cuerpo (metástasis). Los tipos más comunes de cáncer de hueso en el fémur incluyen el osteosarcoma, el condrosarcoma y el sarcoma de Ewing.

El tratamiento de las neoplasias femorales depende del tipo y grado de la lesión, así como de su localización y extensión. Puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estos enfoques. La rehabilitación después del tratamiento también es importante para ayudar a restaurar la función y la movilidad.

Las neoplasias pancreáticas se refieren a crecimientos anormales y no controlados de células en el páncreas, que pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Los tumores benignos no suelen ser mortales, pero si siguen creciendo, pueden causar problemas debido a la presión física que ejercen sobre los órganos cercanos.

Por otro lado, las neoplasias malignas, también conocidas como cáncer de páncreas, son muy graves y potencialmente letales. El cáncer de páncreas se divide en dos tipos principales: adenocarcinoma exocrino y tumores neuroendocrinos pancreáticos (TNE). El adenocarcinoma exocrino es el tipo más común y representa alrededor del 90% de todos los cánceres de páncreas. Se origina en las glándulas que producen los jugos digestivos. Los TNE, por otro lado, se desarrollan en las células productoras de hormonas del páncreas y suelen crecer más lentamente que el adenocarcinoma exocrino.

El cáncer de páncreas es una enfermedad muy agresiva y difícil de detectar en sus etapas iniciales, lo que hace que el pronóstico sea generalmente malo. Los factores de riesgo incluyen tabaquismo, obesidad, diabetes, edad avanzada y antecedentes familiares de cáncer de páncreas.

Neoplasia es un término médico que se refiere al crecimiento anormal y excesivo de tejido en el cuerpo, lo que resulta en la formación de una masa o tumor. Este crecimiento celular descontrolado puede ser benigno (no canceroso) o maligno (canceroso).

Las neoplasias benignas suelen crecer lentamente y raramente se diseminan a otras partes del cuerpo. Por lo general, pueden ser extirpadas quirúrgicamente y rara vez representan un peligro para la vida. Ejemplos de neoplasias benignas incluyen lipomas (tumores grasos), fibromas uterinos y pólipos intestinales.

Por otro lado, las neoplasias malignas tienen el potencial de invadir tejidos adyacentes y propagarse a otras partes del cuerpo a través del sistema linfático o circulatorio, un proceso conocido como metástasis. Estos tipos de neoplasias pueden ser altamente agresivos y dañinos, pudiendo causar graves complicaciones de salud e incluso la muerte. Ejemplos de neoplasias malignas incluyen carcinomas (cánceres que se originan en los tejidos epiteliales), sarcomas (cánceres que se originan en el tejido conectivo) y leucemias (cánceres de la sangre).

El diagnóstico y tratamiento tempranos de las neoplasias son cruciales para garantizar los mejores resultados posibles en términos de salud y supervivencia del paciente.

Neoplasias quísticas, mucinosas y serosas son términos utilizados en patología para describir diferentes tipos de crecimientos anormales o tumores. A continuación, se presenta una definición médica breve de cada uno:

1. Neoplasias quísticas: Son tumores que contienen uno o más espacios huecos llenos de líquido u otro material. Estos espacios pueden ser grandes en relación con el tamaño total del tumor. Las neoplasias quísticas pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

2. Neoplasias mucinosas: Son tumores que producen y acumulan una sustancia llamada mucina, la cual es un componente normal del moco. Estos tumores pueden crecer dentro de los órganos o por fuera de ellos, comprimiendo los tejidos circundantes. Las neoplasias mucinosas también pueden ser benignas o malignas.

3. Neoplasias serosas: Son tumores que secretan un líquido claro y acuoso similar al líquido sinovial o pleural. Estos tumores suelen desarrollarse en la membrana serosa que recubre los órganos huecos, como el estómago, los intestinos delgado y grueso, y los pulmones. Las neoplasias serosas pueden ser benignas o malignas, aunque las formas malignas son más comunes.

En resumen, las neoplasias quísticas, mucinosas y serosas son diferentes tipos de tumores que se caracterizan por la presencia de espacios llenos de líquido, acumulación de mucina o secreción de un líquido claro, respectivamente. Pueden ser benignas o malignas y requieren evaluación médica para determinar su naturaleza exacta y el plan de tratamiento más adecuado.

Las neoplasias cutáneas, también conocidas como crecimientos anormales o tumores de la piel, se refieren a un amplio espectro de condiciones donde las células de la piel proliferan de manera descontrolada. Estas lesiones pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

Las neoplasias cutáneas benignas incluyen diversos tipos de lunares, verrugas, fibromas y quistes. Por lo general, crecen lentamente, permanecen localizadas y rara vez representan un peligro para la vida si se diagnostican y tratan a tiempo.

Por otro lado, las neoplasias cutáneas malignas más comunes son el carcinoma basocelular, el carcinoma escamoso y el melanoma. Estos tipos de cáncer de piel pueden invadir los tejidos circundantes e incluso diseminarse a otras partes del cuerpo (metástasis), lo que puede poner en peligro la vida del paciente.

El diagnóstico y el tratamiento oportunos son cruciales para garantizar una buena evolución clínica de los pacientes con neoplasias cutáneas. La prevención, mediante la protección adecuada contra los rayos ultravioleta (UV) del sol y el reconocimiento precoz de las lesiones sospechosas, juegan un papel fundamental en la reducción de la incidencia y mortalidad asociadas con estas afecciones.

Neoplasias Primarias Múltiples (NPM) es un término médico que se refiere a la presencia simultánea o sucesiva de más de un cáncer primario en el organismo, es decir, dos o más tumores malignos independientes en diferentes localizaciones anatómicas, que no guardan relación entre sí y no son metástasis del mismo.

Las NPM pueden ser sincrónicas, cuando los tumores se diagnostican al mismo tiempo, o metacrónicas, cuando hay un intervalo de tiempo entre el diagnóstico de cada uno de ellos. Las NPM pueden deberse a diferentes factores de riesgo, como la predisposición genética, la exposición a radiaciones o determinados agentes químicos y ambientales, o hábitos tóxicos como el consumo de tabaco y alcohol.

El diagnóstico y tratamiento de las NPM requieren una evaluación multidisciplinar y un enfoque personalizado, ya que cada tumor puede presentar diferentes características biológicas y clínicas, y precisar de un tratamiento específico. Además, es importante establecer un seguimiento a largo plazo para detectar precozmente la aparición de nuevos tumores y mejorar el pronóstico y la supervivencia de los pacientes.

Las neoplasias renales, también conocidas como tumores o cánceres renales, se refieren a un crecimiento anormal y descontrolado de células en los riñones. Estos crecimientos pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Las neoplasias renales más comunes son el carcinoma de células claras, el carcinoma papilar y el carcinoma de células renales de células escamosas. Los síntomas pueden incluir sangre en la orina, dolor de espalda o costado, pérdida de peso y fiebre. El tratamiento depende del tipo y estadio de la neoplasia y puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapias dirigidas.

En patología, el término "neoplasia primaria secundaria" se refiere a un tumor que se desarrolla en un sitio distinto al del tumor primario original (la neoplasia primaria inicial), pero en el mismo individuo. Este nuevo crecimiento anormal de células es independiente y no derivado directamente del tumor primario, sino que resulta de la capacidad de las células cancerosas para diseminarse a través del cuerpo, un proceso conocido como metástasis.

En otras palabras, una neoplasia primaria secundaria no es una recidiva o recurrencia del tumor original, sino un nuevo tumor maligno que se ha originado independientemente en otra parte del cuerpo. Este fenómeno puede ocurrir como resultado de la exposición a factores de riesgo comunes, como el tabaquismo o la exposición a radiaciones, o debido a la diseminación previa y clínicamente no detectada de células cancerosas.

Es importante distinguir entre neoplasias primarias secundarias y recidivas locales o metástasis, ya que cada uno de estos procesos tiene implicaciones diferentes en términos de pronóstico y manejo clínico.

El adenocarcinoma mucinoso es un tipo raro de cáncer que se forma en las glándulas y produce una sustancia llamada mucina. La mucina es un líquido similar al moco que se encuentra normalmente en las membranas mucosas, como la nariz, los pulmones y el estómago.

En un adenocarcinoma mucinoso, las células cancerosas producen una gran cantidad de mucina, lo que hace que el tumor sea blando y gelatinoso al tacto. Este tipo de cáncer puede ocurrir en varias partes del cuerpo, incluyendo los pulmones, el páncreas, el colon y el recto.

Los síntomas del adenocarcinoma mucinoso dependen del lugar donde se encuentre el tumor. Por ejemplo, si el cáncer está en el pulmón, los síntomas pueden incluir tos persistente, dificultad para respirar y dolor en el pecho. Si el cáncer está en el colon o el recto, los síntomas pueden incluir sangrado rectal, cambios en los hábitos intestinales y dolor abdominal.

El tratamiento del adenocarcinoma mucinoso depende del tamaño y la ubicación del tumor, así como de si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Los tratamientos pueden incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de estos. La supervivencia a largo plazo para las personas con adenocarcinoma mucinoso varía ampliamente y depende de varios factores, como el estadio del cáncer en el momento del diagnóstico y la respuesta al tratamiento.

Las neoplasias de la tiroides se refieren a crecimientos anormales en la glándula tiroidea, que pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). La glándula tiroidea está ubicada en la parte frontal del cuello y es responsable de producir hormonas importantes para el metabolismo, crecimiento y desarrollo del cuerpo.

Existen varios tipos de neoplasias de la tiroides, incluyendo:

1. Adenomas: Son tumores benignos que se originan en las células foliculares o en las células C de la glándula tiroidea. Los adenomas no son cancerosos y raramente causan síntomas, aunque algunos pueden crecer lo suficiente como para ser palpables o visibles.
2. Carcinomas: Son tumores malignos que se originan en las células de la glándula tiroidea. Existen varios tipos de carcinomas de tiroides, incluyendo el carcinoma papilar, el carcinoma folicular, el carcinoma medular y el carcinoma anaplásico. El tratamiento y el pronóstico dependen del tipo y del estadio del cáncer.
3. Linfomas: Son tumores malignos que se originan en los glóbulos blancos (linfocitos) de la glándula tiroidea. Los linfomas de tiroides son raros y suelen ocurrir en personas mayores de 60 años. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia.
4. Sarcomas: Son tumores malignos que se originan en el tejido conectivo o en los vasos sanguíneos de la glándula tiroidea. Los sarcomas de tiroides son extremadamente raros y suelen ser agresivos. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia.

El diagnóstico y el tratamiento de los tumores de tiroides requieren la evaluación y la atención de un equipo multidisciplinario de especialistas, incluyendo endocrinólogos, cirujanos, radiólogos, patólogos y oncólogos.

Los trastornos mieloproliferativos (TMP) son un grupo de condiciones cancerosas en las que se produce un crecimiento excesivo y anormal de ciertos tipos de glóbulos sanguíneos en la médula ósea. La médula ósea es el tejido esponjoso dentro de los huesos grandes donde se producen las células sanguíneas.

Hay varios tipos de TMP, incluyendo:

1. Leucemia mieloide crónica (LMC): Caracterizada por un aumento en el número de glóbulos blancos inmaduros (llamados blastos) en la médula ósea y en la sangre.

2. Policitemia vera: Una afección en la cual hay un exceso de glóbulos rojos en la sangre, lo que puede provocar coágulos sanguíneos y aumentar el riesgo de ataque cardiaco o accidente cerebrovascular.

3. Trombocitemia esencial: Un trastorno en el que hay un número excesivo de plaquetas (componentes sanguíneos involucrados en la coagulación) en la sangre, lo que puede provocar sangrado o coágulos sanguíneos.

4. Mielofibrosis primaria: Una afección en la cual se produce cicatricial anormal en la médula ósea, dificultando la producción de células sanguíneas normales y provocando anemia, fatiga e infecciones frecuentes.

5. Neoplasia mieloide aguda (AML): Una forma agresiva y rápidamente progresiva de cáncer en la que se produce un gran número de células sanguíneas anormales y no funcionales en la médula ósea.

Estos trastornos pueden causar una variedad de síntomas, como fatiga, debilidad, pérdida de peso, sudoración nocturna, fiebre e infecciones frecuentes. El tratamiento depende del tipo y gravedad del trastorno y puede incluir terapia con medicamentos, radioterapia o trasplante de células madre.

El ADN de neoplasias se refiere al material genético que constituye el material genético anormal en una célula cancerosa o neoplásica. Las mutaciones en el ADN pueden causar un crecimiento y división celular descontrolado, lo que lleva al desarrollo de una neoplasia o tumor.

Las neoplasias se clasifican como benignas o malignas, según su capacidad para invadir tejidos circundantes y metastatizar a otros órganos. Las mutaciones en el ADN pueden ocurrir espontáneamente, ser heredadas o estar asociadas con factores ambientales, como la exposición a radiación ionizante o productos químicos cancerígenos.

El análisis del ADN de neoplasias puede proporcionar información valiosa sobre el tipo y origen del cáncer, así como sobre las posibles opciones de tratamiento y pronóstico. La secuenciación del genoma completo o la detección de mutaciones específicas en genes particulares pueden ayudar a determinar la sensibilidad de un tumor a ciertos fármacos, lo que permite una terapia dirigida más precisa y eficaz.

Las neoplasias pulmonares, también conocidas como cánceres de pulmón, se refieren a un crecimiento anormal y descontrolado de células en los tejidos del pulmón. Pueden ser benignas o malignas. Las neoplasias pulmonares malignas se clasifican en dos categorías principales: carcinomas de células pequeñas y carcinomas de células no pequeñas, que a su vez se subdividen en varios tipos histológicos.

Los factores de riesgo para desarrollar neoplasias pulmonares incluyen el tabaquismo, la exposición a agentes químicos cancerígenos como el asbesto o el arsénico, y la contaminación del aire. Los síntomas pueden variar dependiendo del tipo y el estadio de la neoplasia, pero algunos de los más comunes incluyen tos crónica, dolor en el pecho, dificultad para respirar, sibilancias, hemoptisis (toser sangre), fatiga y pérdida de peso involuntaria.

El diagnóstico se realiza mediante una serie de pruebas que pueden incluir radiografías de tórax, tomografías computarizadas, broncoscopias, biopsias y análisis de sangre. El tratamiento depende del tipo y el estadio de la neoplasia pulmonar y puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapias dirigidas. La tasa de supervivencia varía ampliamente dependiendo del tipo y el estadio de la enfermedad en el momento del diagnóstico.

Las neoplasias de la glándula parótida se refieren a un crecimiento anormal o tumor en la glándula salival más grande del cuerpo, conocida como la glándula parótida. Estos tumores pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).

Los tumores benignos son los más comunes y suelen crecer lentamente, siendo asintomáticos en muchos casos. Sin embargo, si crecen lo suficiente, pueden causar molestias o dificultad para masticar, hablar o incluso deglutir.

Por otro lado, los tumores malignos son menos frecuentes pero más preocupantes porque tienen el potencial de extenderse (metástasis) a otras partes del cuerpo. Los síntomas asociados con estos tumores pueden incluir dolor, hinchazón rápida, dificultad para mover los músculos faciales y parálisis facial.

El tratamiento depende del tipo y grado de la neoplasia. Para los tumores benignos, el tratamiento generalmente implica la extirpación quirúrgica. En cambio, para los tumores malignos, el tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estos.

Es importante destacar que si bien cualquier persona puede desarrollar un tumor en la glándula parótida, fumar aumenta el riesgo de padecer este tipo de neoplasias. Además, ciertas afecciones genéticas también pueden incrementar la probabilidad de sufrir estos tumores.

Un cistoadenoma es un tipo de tumor que se desarrolla en las glándulas y está compuesto por células epiteliales que producen fluidos. Este tumor forma uno o más quistes llenos de líquido, y puede ser benigno o canceroso (maligno). Los cistoadenomas suelen ocurrir en las glándulas mamarias, los ovarios y el hígado. Los síntomas pueden variar dependiendo de la ubicación del tumor y pueden incluir dolor, hinchazón o un bulto palpable en la región afectada. El tratamiento puede incluir cirugía para extirpar el tumor, especialmente si es canceroso o causa molestias significativas.

Las neoplasias de los tejidos conjuntivo y blando se refieren a un grupo heterogéneo de tumores que surgen en los tejidos conectivos y blandos del cuerpo humano. Estos tejidos incluyen el tejido adiposo (grasa), muscular liso, fibroso, vasculatura, neural y otros tejidos sueltos.

La palabra "neoplasia" significa crecimiento anormal de tejido, por lo que estas neoplasias se caracterizan por el crecimiento excesivo y descontrolado de células en los tejidos conjuntivos y blandos. Pueden ser benignas o malignas (cáncer).

Las neoplasias benignas suelen crecer lentamente, no invaden los tejidos circundantes y rara vez se diseminan a otras partes del cuerpo. Por otro lado, las neoplasias malignas, también conocidas como sarcomas, tienen el potencial de invadir estructuras adyacentes y pueden diseminarse (metástasis) a otros órganos y tejidos a través del sistema circulatorio o linfático.

El tratamiento y pronóstico de estas neoplasias dependen del tipo específico, el grado de diferenciación celular, la localización, el tamaño y la extensión del tumor, así como de la edad y el estado general de salud del paciente. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estos.

Las neoplasias de células plasmáticas son un tipo de cáncer que se origina en las células plasmáticas, un tipo de glóbulo blanco que forma parte del sistema inmunitario y produce anticuerpos. Estos tipos de cáncer incluyen mieloma múltiple, gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS) y macroglobulinemia de Waldenstrom.

El mieloma múltiple es una enfermedad en la cual las células plasmáticas cancerosas se multiplican descontroladamente en la médula ósea, donde pueden dañar los huesos y comprometer la producción de glóbulos rojos y blancos sanos.

La gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS) es una afección pre-maligna en la que hay un aumento anormal de células plasmáticas en la médula ósea, pero no hay evidencia de daño a los órganos o tejidos. Sin embargo, algunas personas con MGUS pueden desarrollar mieloma múltiple u otros tipos de cáncer de células plasmáticas.

La macroglobulinemia de Waldenstrom es un tipo raro de linfoma no Hodgkin que afecta a las células plasmáticas y se caracteriza por la producción excesiva de una proteína anormal llamada inmunoglobulina M (IgM). Esta enfermedad puede causar diversos síntomas, como anemia, fatiga, pérdida de peso y moretones fáciles.

El tratamiento de las neoplasias de células plasmáticas depende del tipo y grado de la enfermedad, así como de la salud general del paciente. Puede incluir quimioterapia, terapia dirigida, trasplante de células madre y radioterapia.

Las neoplasias del apéndice se refieren a crecimientos anormales y descontrolados de tejido en el apéndice, que puede ser benigno o maligno (cáncer). El tipo más común de neoplasia benigna es el tumor de hamartoma, mientras que los tumores carcinoides son los tumores malignos más frecuentes. Otros tipos de cáncer que pueden afectar al apéndice incluyen el adenocarcinoma, el sarcoma y el linfoma. Los síntomas de las neoplasias del apéndice pueden incluir dolor abdominal, náuseas, vómitos, pérdida de peso y sangre en las heces. El tratamiento depende del tipo y grado de la neoplasia y puede incluir cirugía, quimioterapia o radioterapia.

Las neoplasias hepáticas se refieren a un crecimiento anormal o tumoración en el hígado. Pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

Las neoplasias hepáticas benignas más comunes incluyen hemangiomas, que son tumores formados por vasos sanguíneos, y adenomas hepáticos, que se desarrollan a partir de células hepáticas. Estos tipos de tumores suelen ser asintomáticos y no representan un peligro inmediato para la salud, aunque en algunos casos pueden causar complicaciones si crecen demasiado o se rompen.

Por otro lado, las neoplasias hepáticas malignas más frecuentes son el carcinoma hepatocelular (CHC) y el colangiocarcinoma. El CHC se origina a partir de células hepáticas dañadas, especialmente en presencia de cirrosis o hepatitis viral crónica. El colangiocarcinoma se desarrolla en los conductos biliares dentro o fuera del hígado. Ambos tipos de cáncer son potencialmente letales y requieren tratamiento agresivo, que puede incluir cirugía, quimioterapia o radioterapia.

La detección temprana de estas neoplasias es crucial para mejorar el pronóstico del paciente. Por lo tanto, se recomienda realizar exámenes periódicos, especialmente en personas con factores de riesgo como la infección por virus de la hepatitis B o C, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la exposición a sustancias químicas tóxicas.

Un cistoadenoma mucinoso es un tipo específico de tumor que se forma en los órganos con revestimiento de mucosa, como el ovario, la glándula salival o el pulmón. Este tumor está compuesto por células que producen y secretan una sustancia viscosa y gelatinosa llamada mucina.

El cistoadenoma mucinoso se caracteriza por tener una estructura quística, con uno o varios sacos llenos de líquido mucinoso. La pared del quiste está formada por células epiteliales que producen y secretan mucina.

La mayoría de los cistoadenomas mucinosos son benignos, pero en algunos casos pueden ser cancerosos o tener el potencial de volverse cancerosos con el tiempo. Los síntomas más comunes asociados con este tipo de tumor incluyen dolor abdominal, hinchazón y alteraciones menstruales en las mujeres.

El tratamiento del cistoadenoma mucinoso depende del tamaño y localización del tumor, así como de si es benigno o canceroso. En la mayoría de los casos, el tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica del tumor.

La definición médica de 'Neoplasias Ováricas' se refiere al crecimiento anormal y desregulado de células en uno o ambos ovarios, lo que resulta en la formación de tumores. Estos tumores pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Las neoplasias ováricas pueden originarse directamente en los tejidos ováricos (tumores primarios) o spread a los ovarios desde otros órganos (tumores secundarios o metastásicos).

Existen varios tipos de neoplasias ováricas, incluyendo tumores epiteliales, tumores germinales y tumores del estroma. Los tumores epiteliales son el tipo más común y pueden ser benignos o malignos. Los tumores germinales se originan en las células que producen los óvulos y suelen presentarse en mujeres más jóvenes. Por último, los tumores del estroma surgen de las células que producen hormonas en el ovario.

El tratamiento de las neoplasias ováricas depende del tipo y grado de malignidad, así como del estadio de la enfermedad. La cirugía es a menudo el pilar del tratamiento, seguida de quimioterapia y/o radioterapia en los casos de neoplasias malignas. La detección temprana de estas neoplasias es crucial para mejorar el pronóstico y aumentar las posibilidades de éxito del tratamiento.

Las neoplasias de las glándulas endocrinas se refieren a un crecimiento anormal y descontrolado de células en las glándulas endocrinas, que son parte del sistema endocrino y producen hormonas. Estos crecimientos pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).

Las glándulas endocrinas más comunes afectadas por neoplasias incluyen:

1. Glándula tiroides: La glándula tiroidea produce hormonas que regulan el metabolismo, crecimiento y desarrollo. Los tumores en la glándula tiroides pueden ser foliculares, papilares, medulares o anaplásicos, y pueden ser benignos (adenomas) o malignos (carcinomas).

2. Glándulas suprarrenales: Las glándulas suprarrenales producen hormonas esteroides y catecolaminas. Los tumores en las glándulas suprarrenales pueden ser benignos (adenomas) o malignos (feocromocitomas).

3. Páncreas: El páncreas produce hormonas como insulina y glucagón, así como enzimas digestivas. Los tumores en el páncreas pueden ser benignos (islet cell adenoma) o malignos (insulinoma, glucagonoma, VIPoma).

4. Paratiroides: Las glándulas paratiroideas producen hormona paratiroidea, que regula los niveles de calcio en la sangre. Los tumores en las glándulas paratiroideas pueden ser benignos (adenomas) o malignos (carcinomas).

5. Hipófisis: La hipófisis produce varias hormonas, incluyendo la hormona del crecimiento, prolactina, tirotropina, corticotropina y gonadotropinas. Los tumores en la hipófisis pueden ser benignos (prolactinoma, acromegalia) o malignos (carcinomas).

6. Timo: El timo produce linfocitos T y otras hormonas. Los tumores en el timo pueden ser benignos (timoma) o malignos (carcinomas).

Los síntomas de los tumores endocrinos dependen del tipo de tumor y la glándula afectada. Algunos tumores no producen síntomas hasta que se han extendido, mientras que otros pueden causar síntomas graves incluso en etapas tempranas. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapia dirigida.

No existe una definición médica específica para "Enciclopedias como Asunto" ya que esta frase parece ser una expresión coloquial o un título en lugar de un término médico. Sin embargo, si nos referimos al término "enciclopedia" desde un punto de vista educativo o del conocimiento, podríamos decir que se trata de una obra de consulta que contiene información sistemática sobre diversas áreas del conocimiento, organizadas alfabética o temáticamente.

Si "Enciclopedias como Asunto" se refiere a un asunto médico en particular, podría interpretarse como el estudio o la investigación de diferentes aspectos relacionados con las enciclopedias médicas, como su historia, desarrollo, contenido, estructura, impacto en la práctica clínica y la educación médica, entre otros.

Sin un contexto más específico, es difícil proporcionar una definición médica precisa de "Enciclopedias como Asunto".

No existe una definición médica específica para 'Mundo Griego' ya que este término se refiere más a un contexto histórico y cultural que a un concepto médico o científico. Sin embargo, en el contexto de la historia de la medicina, el Mundo Griego se refiere a la civilización griega antigua, donde se desarrollaron importantes avances en el conocimiento médico y científico.

La medicina en el Mundo Griego estaba influenciada por filósofos y pensadores como Hipócrates y Galeno, quienes establecieron los fundamentos de la práctica médica y la teoría médica, respectivamente. Hipócrates es conocido como el "padre de la medicina" y sus enseñanzas se recopilaron en los Corpus Hipocraticum, que incluyen obras sobre anatomía, patología, fisiología y terapéutica. Galeno, por su parte, hizo importantes contribuciones a la anatomía y la fisiología, aunque algunas de sus teorías fueron posteriormente desacreditadas.

En resumen, el término 'Mundo Griego' en el contexto médico se refiere a la civilización griega antigua y a los importantes avances que allí se produjeron en el conocimiento médico y científico.

La hiperplasia es un crecimiento anormal o un aumento en el tamaño de un tejido u órgano debido a un aumento en el número de células, en contraposición al engrosamiento causado por un aumento del tamaño de las células (hipertrofia). La hiperplasia puede ser fisiológica o patológica. La fisiológica es una respuesta normal a los estímulos hormonales, mientras que la patológica es el resultado de procesos anormales como inflamación crónica, irritación o enfermedades. La hiperplasia benigna no es cancerosa y puede ser reversible si se trata la causa subyacente, pero la maligna puede evolucionar a un cáncer.

La displasia del cuello del útero, también conocida como displasia cervical, es un trastorno precanceroso que afecta el revestimiento del cuello del útero. Se caracteriza por el crecimiento anormal y desorganizado de células en este área, el cual suele ser detectado mediante pruebas de detección como el Papanicolaou (Pap).

Existen diferentes grados de displasia cervical, clasificados según la gravedad del crecimiento celular anormal:

1. Displasia leve (CIN I): Las células anormales se encuentran únicamente en la capa más superficial del cuello del útero.
2. Displasia moderada (CIN II): El crecimiento celular anormal afecta a las capas intermedias del cuello del útero.
3. Displasia severa (CIN III) o carcinoma in situ: Las células anormales se extienden hasta la base del cuello del útero, pero no han invadido los tejidos circundantes.

La displasia del cuello del útero es generalmente causada por una infección persistente con el virus del papiloma humano (VPH), que se transmite sexualmente. Existen más de 100 tipos diferentes de VPH, y aproximadamente 13 de ellos están relacionados con el desarrollo de displasia cervical y cáncer cervical.

El tratamiento de la displasia del cuello del útero depende del grado de afección, la edad de la paciente, y otros factores. Las opciones de tratamiento pueden incluir:

- Seguimiento cuidadoso con pruebas de Papanicolaou regulares
- Escisión o destrucción de las células anormales mediante procedimientos como la conización o la crioterapia
- Extirpación quirúrgica del útero (histerectomía) en casos más graves o recurrentes.

La prevención es fundamental para reducir el riesgo de desarrollar displasia cervical y cáncer cervical. Las medidas preventivas incluyen:

- Vacunación contra el VPH: Se recomienda la vacunación contra el VPH a las niñas y los niños entre los 11 y los 12 años de edad, aunque también se puede administrar hasta los 45 años. La vacuna protege contra los tipos más comunes del virus que causan el cáncer cervical y otras enfermedades relacionadas con el VPH.
- Uso de preservativos: El uso correcto y consistente de preservativos puede ayudar a reducir el riesgo de transmisión del VPH durante las relaciones sexuales, aunque no elimina por completo el riesgo.
- Pruebas de detección regulares: Las pruebas de Papanicolao pueden detectar cambios precancerosos en el cuello del útero, lo que permite un tratamiento temprano y evita la progresión a cáncer cervical. Se recomienda iniciar las pruebas de detección a los 21 años o dentro de los tres años posteriores al inicio de la actividad sexual, lo que ocurra primero. Las mujeres entre 25 y 65 años deben realizarse una prueba de Papanicolao cada tres a cinco años, dependiendo de su edad y resultados previos.

La "Historia Antigua" no es un término médico establecido. Sin embargo, en un contexto histórico general, la Edad Antigua se refiere a un período de tiempo que abarca aproximadamente desde el 3000 a.C. hasta el 500 d.C. En términos médicos, esto podría referirse al conocimiento y las prácticas médicas que existían durante este tiempo en diferentes civilizaciones antiguas, como Egipto, Grecia, Roma, China e India.

La medicina durante la Edad Antigua estaba estrechamente relacionada con la religión, la magia y la filosofía. Los médicos de esta época utilizaban una combinación de remedios herbales, cirugía y rituales mágicos para tratar enfermedades y dolencias. Algunas de las figuras más influyentes en el desarrollo de la medicina durante este período incluyen a Imhotep en Egipto, Hipócrates y Galeno en Grecia, y Susruta en la India.

En resumen, aunque 'Historia Antigua' no es un término médico específico, se refiere al estudio de las prácticas médicas y el conocimiento médico que existían durante el período de tiempo de la Edad Antigua, aproximadamente desde el 3000 a.C. hasta el 500 d.C.

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La displasia fibrosa ósea es un trastorno poco frecuente del tejido conectivo que afecta el crecimiento y desarrollo normal de los huesos. Esta afección se caracteriza por la formación excesiva de tejido fibroso en lugar del tejido óseo normal durante el proceso de crecimiento y reparación de los huesos. Esto puede llevar a una amplia gama de signos y síntomas, dependiendo de dónde y cuán extensamente se presente la displasia fibrosa ósea en el esqueleto.

Los síntomas más comunes incluyen dolor óseo, hinchazón o sensibilidad en las áreas afectadas, cojera, fracturas espontáneas y deformidades esqueléticas progresivas. En algunos casos, la displasia fibrosa ósea puede afectar la columna vertebral, resultando en una postura encorvada o joroba. También se han informado complicaciones más graves, como insuficiencia cardíaca y problemas respiratorios, cuando la displasia fibrosa ósea afecta los huesos que forman el tórax y restringen la capacidad pulmonar.

Aunque la causa exacta de la displasia fibrosa ósea sigue siendo desconocida, se sabe que está asociada con mutaciones en genes específicos, como GNAS1 y ACVR1. Estas mutaciones pueden heredarse o pueden ocurrir espontáneamente durante el desarrollo embrionario. El diagnóstico de displasia fibrosa ósea generalmente se realiza mediante radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas que muestran las características típicas de la enfermedad en los huesos afectados. El tratamiento suele ser multidisciplinario e incluye medicamentos para aliviar el dolor, fisioterapia y, en algunos casos, cirugía para corregir las deformidades óseas o extirpar tumores benignos asociados con la enfermedad.

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