Inclinación hacia el interior del muslo, en la que las rodillas están muy juntas y los tobillos separados. Genu valgum puede desarrollarse debido a displasias esqueléticas y articulares (por ejemplo, OSTEOARTRITIS, SÍNDROME DE HURLER), y malnutriciones (ejemplo, RAQUITISMO, INTOXICACIÓN POR FLUOR).
Inclinación hacia el exterior del muslo, en la que las rodillas están muy separadas y los tobillos juntos. Genu varum puede desarrollarse debido a displasias esqueléticas y articulares (ejemplo, OSTEOARTRITIS, enfermedad de Blount), y malnutriciones (ejemplo, RAQUITISMO, INTOXICACIÓN POR FLUOR).
Una técnica de cerrar incisiones y heridas, o de unión y conexión de tejidos, en que se emplean grapas como suturas.
Hueso mayor y más largo del esqueleto, está situado entre la cadera y la rodilla.
Segundo hueso más largo del esqueleto. Se localiza en la porción media de la extremidad inferior, se articula lateralmente con el PERONÉ o FÍBULA, distalmente con el ASTRÁLAGO, y proximalmente con el FÉMUR.
Una conexión de articulación sinovial formado entre los huesos del FÉMUR; TIBIA; y la RÓTULA.
Terminaciones articulares dilatadas de los huesos largos, desarrolladas desde un centro de osificación secundario que mientras dura el período de crecimiento es cartilaginoso o está separada de la diáfisis por el cartílago epifisiario. (Dorland, 27th ed)
Desplazamiento de los huesos en relación con las articulaciones. Puede ser de origen congénito o traumático.
Amplia placa de fibras densas y mielinizadas que interconectan recíprocamente las regiones de la corteza de todos los lóbulos con las correspondientes regiones del hemisferio opuesto. El cuerpo calloso se localiza en lo profundo de la fisura longitudinal.

Genu valgum, también conocido como " rodillas en X" o "knock-knees", es una afección ortopédica en la cual las rodillas se doblan hacia adentro mientras que las pantorrillas y los pies permanecen juntos. Normalmente, esto causa una separación anormal entre los tobillos cuando las piernas están juntas y las rodillas tocan. En la mayoría de los casos, este problema se observa en los niños durante la etapa de crecimiento y a menudo mejora a medida que el niño crece y se desarrolla. Sin embargo, en algunos casos graves, especialmente si se presenta en la edad adulta, puede requerir tratamiento médico o quirúrgico. La causa más común de genu valgum es un desequilibrio en la alineación de los huesos y músculos de las piernas. Otras posibles causas pueden incluir lesiones, infecciones, enfermedades genéticas o reumáticas.

Genu varum, también conocido como "piernas en X" o " rodillas arqueadas", es un término médico utilizado para describir una condición en la cual las piernas se curvan hacia afuera desde las rodillas hasta los tobillos, haciendo que los tobillos y los pies toquen mientras que las rodillas no lo hacen. Esta deformidad ósea hace que la distancia entre los tobillos sea menor que la distancia entre las rodillas al medirlas mientras el niño está de pie con los zapatos quitados.

Esta condición es normal en los bebés y los niños pequeños, ya que sus piernas se encuentran en forma de "O" durante los primeros 18 meses de vida. Sin embargo, a medida que el niño crece y comienza a caminar, las piernas generalmente adoptan una alineación más recta. Si la piernas siguen curvadas después de los 3 años de edad, podría ser un signo de alguna enfermedad subyacente como la enfermedad de Blount o la raquitismo.

En la mayoría de los casos, el genu varum se resuelve por sí solo a medida que el niño crece y desarrolla los músculos y huesos de las piernas. Sin embargo, en algunos casos graves o si persiste después de los 7 años de edad, puede requerir tratamiento médico, como el uso de férulas nocturnas o incluso la cirugía.

Un grapado quirúrgico, también conocido como clip quirúrgico o hemostático, es un pequeño dispositivo utilizado en cirugías para ayudar a controlar el sangrado. Está hecho generalmente de titanio, acero inoxidable o polímeros bioabsorbibles. Se utilizan grapas metálicas en forma de U, C o D en la cirugía abierta y grapas de polímero bioabsorbible en la cirugía laparoscópica y toracoscópica.

Los grapados quirúrgicos funcionan comprimiendo los tejidos para detener el flujo sanguíneo, lo que facilita la realización de procedimientos quirúrgicos con mayor precisión y eficacia. Después de su uso, las grapas metálicas permanecen dentro del cuerpo y pueden ser visibles en radiografías, mientras que las grapas de polímero bioabsorbible se descomponen y se absorben gradualmente por el cuerpo con el tiempo.

Los grapados quirúrgicos se utilizan comúnmente en una variedad de procedimientos quirúrgicos, incluyendo la cirugía colorrectal, gástrica, hepática, pancreática y torácica.

El fémur es el hueso más largo y fuerte del cuerpo humano, que forma parte del miembro inferior o extremidad inferior. Se articula con la pelvis en su extremo superior (formando la cadera) y con la rodilla en su extremo inferior. El fémur presenta una cabeza femoral, un cuello, un cuerpo o diáfisis y dos extremos o epífisis: la epífisis superior o próximal y la epífisis inferior o distal. La cabeza femoral se articula con el acetábulo de la pelvis a través del ligamento redondo, mientras que las epífisis se unen a los huesos de la pierna (la tibia y el peroné) mediante las articulaciones de la rodilla. El fémur desempeña un papel crucial en la movilidad y soporte del cuerpo, ya que participa en movimientos como la flexión, extensión, rotación interna y externa e inclinación lateral de la pierna.

En términos médicos, el fémur se describe como un hueso largo, compuesto principalmente de tejido óseo denso y resistente, con una estructura interior esponjosa que contiene médula ósea roja (en la diáfisis) y amarilla (en las epífisis). El fémur también presenta varias líneas de crecimiento, márgenes y superficies distintas que permiten su identificación y descripción anatómica precisa. Además, el fémur está sujeto a diversas enfermedades y trastornos ortopédicos, como fracturas, luxaciones, displasia de cadera, osteoartritis, osteoporosis y cáncer óseo, entre otros.

La tibia, en términos médicos, se refiere al hueso largo de la pierna que se encuentra justo debajo del fémur y por encima del tobillo. Es el segundo hueso más largo del cuerpo humano y es parte del sistema musculoesquelético inferior. La tibia se articula con el fémur en la rodilla y con el peroné, otro hueso de la pierna, a través de un ligamento interóseo. También forma parte de la articulación del tobillo, donde se une al talus.

La tibia es un hueso con una forma prismática triangular y presenta tres superficies: anterior, lateral y posterior. La superficie anterior, también conocida como cara anterior o frente de la tibia, es lisa y convexa, mientras que las superficies lateral y posterior son rugosas y articulares.

La tibia es un hueso importante en el apoyo del peso corporal y en la movilidad de la pierna, ya que forma parte de varias articulaciones importantes y sirve como punto de inserción para músculos cruciales de la pierna.

En resumen, la tibia es un hueso largo ubicado en la pierna que desempeña un papel fundamental en el soporte del peso corporal y en la movilidad de la extremidad inferior.

La articulación de la rodilla, también conocida como articulación femorotibial, es una articulación sinovial compleja que conecta el fémur (hueso del muslo) y el tibia (hueso de la pierna inferior). Es la articulación más grande del cuerpo humano y desempeña un papel crucial en las actividades diarias, como caminar, correr y sentarse.

La rodilla está formada por tres compartimentos principales: el compartimento femorotibial medial, el compartimento femorotibial lateral y el compartimento femoropatelar. Cada uno de estos compartimentos está revestido con cartílago articular, que ayuda a absorber los golpes y permite un movimiento suave y sin fricción entre los huesos.

La articulación de la rodilla también cuenta con dos meniscos, el menisco medial y el menisco lateral, que son anillos de fibrocartílago en forma de C ubicados entre el fémur y la tibia. Los meniscos actúan como amortiguadores y distribuyen uniformemente las cargas sobre el cartílago articular, ayudando a estabilizar la articulación y proteger contra lesiones.

La rodilla está rodeada por una cápsula articular fibrosa que contiene líquido sinovial, producido por la membrana sinovial. El líquido sinovial lubrica la articulación y proporciona nutrientes al cartílago articular.

La movilidad de la rodilla permite una variedad de movimientos, como flexión, extensión, rotación interna y externa. La fuerza y estabilidad de la articulación se logran mediante la acción combinada de los músculos y ligamentos que rodean la rodilla, como el cuádriceps, el bíceps femoral, los ligamentos colaterales y el ligamento cruzado anterior y posterior.

La articulación de la rodilla es susceptible a lesiones y enfermedades, como esguinces, distensiones, luxaciones, fracturas, artrosis, artritis reumatoide y osteonecrosis. El tratamiento puede incluir terapia física, medicamentos, inyecciones de corticosteroides o plasma rico en plaquetas, cirugía artroscópica o reemplazo total de rodilla.

La epífisis, en anatomía y medicina, se refiere al extremo distal o superior de un hueso largo en el esqueleto de un vertebrado. Más específicamente, es la región ósea que se articula con otro hueso a través de una articulación sinovial, también conocida como articulación diartrosis. La epífisis está compuesta principalmente de tejido esponjoso y contiene células especializadas llamadas condrocitos, que producen y mantienen el cartílago articular.

En los seres humanos, las epífisis se encuentran en huesos largos como el fémur, la tibia, el peroné, el radio, el cúbito y los huesos de los dedos. Durante el desarrollo esquelético, las placas de crecimiento o fisis se localizan entre la epífisis y la diáfisis (el cuerpo principal del hueso largo). Las plaquetas de crecimiento son responsables del crecimiento en longitud del hueso, mientras que las epífisis contribuyen al aumento del grosor del hueso.

Una vez que el individuo alcanza la edad adulta y el crecimiento óseo ha cesado, las placas de crecimiento se fusionan con la epífisis y la diáfisis, formando un hueso continuo y sólido. Después de este proceso, la epífisis sigue siendo una parte importante del hueso, ya que proporciona soporte estructural, protege los extremos de los huesos y permite el movimiento articular a través de las articulaciones sinoviales.

La desviación ósea, también conocida como disostosis o displasia esquelética, se refiere a una condición anormal del desarrollo o crecimiento de los huesos. Esta afección puede resultar en huesos de forma, tamaño o estructura anómalos. Puede ser el resultado de una variedad de factores, incluyendo causas genéticas, ambientales y adquiridas. Los síntomas pueden variar desde leves a graves e incluyen dolor óseo, facilidad para las fracturas, crecimiento lento, deformidades esqueléticas y problemas de movilidad. El tratamiento depende del tipo y la gravedad de la desviación ósea y puede incluir terapia física, medicamentos o cirugía.

El cuerpo calloso es la parte más grande del sistema de fibras de la comisura anterior del cerebro, que consta de aproximadamente 200 millones de axones (fibras nerviosas mielinizadas) y se extiende a lo largo de la línea media desde el lóbulo frontal hasta el lóbulo occipital. Es una estructura grande y plana en forma de hoja que conecta los dos hemisferios cerebrales, permitiendo la comunicación interhemisférica entre ellos. Se puede dividir en cinco regiones principales: el rostrum, el genu, el cuerpo, el esplenio y el tapetum. El cuerpo calloso desempeña un papel crucial en la integración de las funciones cerebrales complejas, como el procesamiento del lenguaje, la percepción espacial y la memoria. Las lesiones o daños en el cuerpo calloso pueden causar diversos déficits neurológicos, dependiendo de la región afectada y la gravedad del daño.

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