Factores endógenos y fármacos que inhiben directamente la acción de la TROMBINA, por lo general mediante el bloqueo de su actividad enzimática. Se distinguen de los INHIBIDORES INDIRECTOS DE LA TROMBINA, tales como la HEPARINA, que actúa mediante la mejora de los efectos inhibitorios de antitrombinas.
Familia endógena de proteínas que pertenecen a la superfamilia serpina que neutralizan la acción de las trombinas. Seis antitrombinas que se producen naturalmente han sido identificadas y designadas por números romanos I a VI. De éstos, la Antitrombina I (véase FIBRINA) y ANTITROMBINA III parecen ser las de mayor importancia.
Es un mucopolisacárido altamente ácido formado por partes iguales de D-glucosamina sulfatada y ácido D-glucurónico con puentes sulfamínicos. El peso molecular oscila entre seis y vente mil. La heparina se encuentra y es obtenida del hígado, pulmones, mastocitos, etc. de los vertebrados. Su función se desconoce, pero se usa para evitar la coagulación sanguínea in vivo e in vitro, en forma de muchas sales diferentes.

La antitrombina (AT) es una proteína natural presente en la sangre que desempeña un papel importante en el sistema de coagulación sanguínea. Su función principal es inhibir la formación de coágulos al neutralizar ciertas enzimas activadas durante el proceso de coagulación, como la trombina y el factor Xa.

Existen dos tipos principales de antitrombinas:

1. Antitrombina III (AT-III): Es la forma más abundante y bien caracterizada de antitrombina en el cuerpo humano. La AT-III se une a las enzimas coagulantes activadas, formando un complejo que impide su actividad y, por lo tanto, previene la formación excesiva de coágulos sanguíneos.
2. Antitrombina IV (AT-IV): También conocida como heparin cofactor II, desempeña un papel similar al de la AT-III pero es menos abundante y se une específicamente a la heparina, un tipo de molécula anticoagulante.

Las antitrombinas también pueden administrarse como medicamentos para tratar o prevenir trastornos trombóticos, como la trombosis venosa profunda y el embolismo pulmonar. Estos fármacos se denominan heparinas de bajo peso molecular o fondaparinux, que actúan en conjunto con las antitrombinas naturales del cuerpo para inhibir la formación de coágulos sanguíneos.

En resumen, las antitrombinas son proteínas importantes en el sistema de coagulación sanguínea que ayudan a regular y prevenir la formación excesiva de coágulos, lo que puede conducir a complicaciones trombóticas graves.

La antitrombina (AT) es una proteína plasmática, más específicamente una serina proteasa, que desempeña un papel crucial en la inhibición de la coagulación sanguínea. La antitrombina neutraliza los factores de coagulación activados al convertirlos en formas inactivadas. Esto sucede mediante la unión y la posterior activación de la antitrombina, proceso que requiere la presencia de superficies negativamente cargadas, como las presentes en los endotelios vasculares o en las heparinas.

La acción de la antitrombina es particularmente importante en la inactivación de los factores de coagulación Xa (factor X activado) y IIa (trombina), aunque también interviene en la neutralización de otros factores de coagulación, como IXa, XIa y XIIa. La acción de la antitrombina es esencial para mantener el equilibrio entre la coagulación y la fibrinolisis, procesos que colaboran en la homeostasis hemostática.

La deficiencia congénita o adquirida de antitrombina se asocia a un mayor riesgo de trombosis, por lo que este parámetro se monitoriza en algunas situaciones clínicas y durante el tratamiento con anticoagulantes. La determinación de los niveles de antitrombina puede ser útil para evaluar la eficacia del tratamiento anticoagulante o identificar a pacientes con un mayor riesgo tromboembólico.

La heparina es un anticoagulante natural que se encuentra en el cuerpo, específicamente en las células que recubren los vasos sanguíneos. Se utiliza como medicamento para prevenir y tratar la formación de coágulos sanguíneos en diversas situaciones clínicas, como después de una cirugía o en presencia de afecciones que aumentan el riesgo de coagulación, como la fibrilación auricular.

La heparina actúa inhibiendo la activación de la cascada de coagulación sanguínea, lo que previene la formación de trombos o coágulos. Lo hace mediante el aumento de la actividad de una enzima llamada antitrombina III, la cual neutraliza algunas proteínas involucradas en la coagulación sanguínea.

Existen diferentes formulaciones de heparina disponibles para su uso clínico, incluyendo la heparina no fraccionada y las heparinas de bajo peso molecular (HBPM). Cada una tiene propiedades farmacológicas ligeramente diferentes y se utiliza en diversas situaciones.

Es importante tener en cuenta que el uso de heparina requiere un monitoreo cuidadoso, ya que su efecto anticoagulante puede variar entre los pacientes. Se miden los niveles de anticoagulación mediante pruebas de laboratorio, como el tiempo de tromboplastina parcial activado (aPTT), y se ajusta la dosis en consecuencia para minimizar el riesgo de sangrado y maximizar los beneficios terapéuticos.

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