El procedimiento especial de reforma que prevé la Constitución es de tal naturaleza que podríamos afirmar que establece una verdadera superrigidez. Lo cual es grave, porque ningún creador de una Constitución puede pretender que todas las aportaciones de una nueva ley suprema vayan a permanecer eternamente. Las Constituciones, como cualquier otro producto humano, se hallan sujetas a los cambios que introduce la llegada de nuevas generaciones, la tecnología o la
mutación de las ideologías. Dicho de otro modo, las Constituciones, al igual que los hombres, envejecen irremediablemente. De ahí que este sea un rasgo negativo del texto constitucional que probablemente impedirá en el futuro, o dificultará enormemente, la acomodación paulatina del texto a las necesidades que exija el paso del tiempo ...