Uretra
Neoplasias Uretrales
Estrechez Uretral
Vejiga Urinaria
Obstrucción Uretral
Pene
Perineo
Incontinencia Urinaria de Esfuerzo
Urodinámica
Sistema Urinario
Sistema Urogenital
Músculo Liso
Fenómenos Fisiológicos del Sistema Urinario
Fístula Urinaria
Glándulas Bulbouretrales
Procedimientos Quirúrgicos Urológicos
Clítoris
Diafragma Pélvico
Vejiga Urinaria Neurogénica
Vagina
Pelvis
Cálculos de la Vejiga Urinaria
Enciclopedias como Asunto
La uretra es un conducto muscular y tubular en el sistema urinario que sirve como la vía de eliminación de la orina desde la vejiga urinaria hacia el exterior del cuerpo. En los hombres, la uretra también desempeña un papel en el sistema reproductor, ya que es el canal por el que pasa el semen durante la eyaculación. La uretra se puede dividir en diferentes segmentos: la uretra prostática, membranosa, esponjosa y la uretra navicular (o uretra externa). La anatomía y la longitud de la uretra varían entre hombres y mujeres. En las mujeres, la uretra es mucho más corta, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones del tracto urinario.
Las enfermedades uretrales se refieren a un grupo de condiciones médicas que afectan la uretra, el conducto que transporta la orina desde la vejiga hacia el exterior del cuerpo. Estas enfermedades pueden causar una variedad de síntomas, que incluyen dolor o ardor al orinar, flujo anormal de orina o líquidos corporales, sangre en la orina o secreciones, y molestias o dolor en la zona uretral.
Algunos ejemplos comunes de enfermedades uretrales incluyen:
1. Uretritis: inflamación de la uretra que puede ser causada por infecciones bacterianas, virales o fúngicas.
2. Estenosis uretral: estrechamiento anormal de la uretra que puede dificultar o impedir el flujo de orina.
3. Uretralgia: dolor o molestias en la uretra que pueden ser causadas por una variedad de factores, incluyendo infecciones, traumas o enfermedades inflamatorias.
4. Cálculos uretrales: pequeños depósitos duros de minerales que se forman dentro de la uretra y pueden causar dolor o bloqueo del flujo de orina.
5. Incontinencia urinaria: pérdida involuntaria de orina debido a problemas con los músculos o nervios que controlan la vejiga y la uretra.
6. Cáncer de uretra: un crecimiento anormal y descontrolado de células cancerosas en la uretra que puede invadir y dañar los tejidos circundantes.
El tratamiento de las enfermedades uretrales depende del tipo y gravedad de la afección. Puede incluir antibióticos, dilatación uretral, cirugía o terapia de reemplazo hormonal, entre otros. Es importante buscar atención médica temprana si se experimentan síntomas relacionados con las enfermedades uretrales para garantizar un diagnóstico y tratamiento precisos y efectivos.
Las neoplasias uretrales se refieren a crecimientos anormales y descontrolados de células en el revestimiento del conducto uretral, que conduce la orina desde la vejiga fuera del cuerpo. Estos crecimientos pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).
Los tumores benignos suelen ser tratables y no representan un riesgo inmediato para la vida, aunque en algunos casos pueden causar problemas debido a su tamaño o ubicación. Por otro lado, los tumores malignos son más preocupantes porque tienen el potencial de invadir los tejidos circundantes y diseminarse (metástasis) a otras partes del cuerpo.
El tipo más común de cáncer uretral es el carcinoma de células escamosas, seguido por el adenocarcinoma. Otros tipos menos frecuentes incluyen sarcomas y melanomas. El riesgo de desarrollar cáncer uretral puede aumentar con factores como la edad avanzada, exposición a radiación o químicos cancerígenos, infecciones recurrentes del tracto urinario, y antecedentes de ciertos tipos de cáncer, especialmente el cáncer de vejiga.
El diagnóstico generalmente se realiza mediante una combinación de historial clínico, examen físico, pruebas de imagenología y biopsia. El tratamiento depende del tipo y estadio del tumor, pero puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapias dirigidas. La detección temprana y el tratamiento oportuno pueden mejorar significativamente los resultados.
La estrechez uretral, también conocida como estenosis uretral, es un engrosamiento o estrechamiento anormal de la uretra, el conducto que transporta la orina desde la vejiga hacia el exterior del cuerpo. Esta condición puede causar dificultad para orinar, flujo urinario débil o interrumpido, dolor al orinar, infecciones del tracto urinario frecuentes y, en casos graves, insuficiencia renal. La estrechez uretral puede ser congénita o adquirida, con causas comunes que incluyen infecciones, traumatismos, cirugías previas y dispositivos urológicos insertados. El diagnóstico generalmente se realiza mediante una evaluación física y estudios de imagen, como la uretrografía retrograda o la ecografía. El tratamiento puede incluir dilatación uretral, endoscopia con balón o cirugía para corregir el estrechamiento.
La vejiga urinaria, en términos médicos, es un órgano hueco muscular flexible localizado en la pelvis. Es parte del sistema urinario y su función principal es almacenar la orina producida por los riñones hasta que sea apropiado orinar. La vejiga tiene una capacidad variable, pero típicamente puede contener hasta aproximadamente 500 ml de orina. Cuando se llena, envía señales al cerebro a través de nervios para indicar que es hora de vaciarla, lo que ocurre mediante un proceso llamado micción. Durante la micción, los músculos de la vejiga se contraen para expulsar la orina mientras los músculos del esfínter uretral se relajan para permitir el flujo de orina hacia afuera a través de la uretra.
La obstrucción uretral es un problema médico donde se bloquea el flujo de orina a través del conducto conocido como la uretra. La uretra es el tubo que transporta la orina desde la vejiga hacia el exterior del cuerpo. Cuando está obstruida, la orina no puede fluir normalmente y esto puede causar una serie de problemas de salud, incluyendo infecciones del tracto urinario, daño renal e insuficiencia renal aguda.
La obstrucción uretral puede ser causada por varios factores, incluyendo cálculos renales, tumores, inflamación, espasmos musculares o lesiones en la uretra. También puede ser el resultado de un crecimiento benigno o maligno en la próstata (en los hombres), lo que comprime la uretra.
El tratamiento de la obstrucción uretral depende de la causa subyacente. Puede incluir procedimientos médicos como la dilatación uretral, la cirugía para extirpar el tejido bloqueante o la colocación de un catéter para ayudar a drenar la orina. En algunos casos, el tratamiento puede involucrar simplemente esperar a que la obstrucción se resuelva por sí sola, especialmente si es causada por un espasmo muscular o una inflamación que desaparece con el tiempo.
El pene es un órgano sexual primario y parte del sistema reproductor masculino. Se trata de un organo musculo-membranoso, que en estado de reposo se encuentra flácido y colgando sobre el escroto. Durante la excitación sexual, el pene se erige y endurece mediante un proceso llamado erección, lo que permite la penetración durante las relaciones sexuales. El pene también desempeña un papel en la micción, ya que actúa como conducto para eliminar la orina desde la vejiga. Está compuesto por tres cámaras internas llenas de tejido esponjoso, conocidas como los cuerpos cavernosos y el cuerpo spongiosum, que se llenan de sangre durante la erección para endurecerlo. La uretra atraviesa el pene desde su base hasta la punta, donde se encuentra el meato uretral, a través del cual se eliminan la orina y el semen durante la eyaculación.
El perineo es la región anatómica que se encuentra en la parte inferior del tronco, entre el pubis y el coxis, en la zona donde termina la pared abdominal posterior y comienza la musculatura de la región glútea. Se divide en perineo anterior (urogenital) y perineo posterior (anal). Contiene estructuras importantes como los músculos elevadores del ano, los músculos isquiocavernosos y bulbospongiosos, el esfínter uretral y externo del ano, glándulas, vasos sanguíneos y nervios. El perineo desempeña un papel fundamental en la función sexual, miccional y defecatoria.
La incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) es un tipo de incontinencia que ocurre durante actividades que aumentan la presión dentro del abdomen, como toser, estornudar, levantar objetos pesados o hacer ejercicio. Esta afección se produce cuando los músculos que controlan el flujo de orina (esfínter urinario) no pueden contraerse lo suficiente para evitar la pérdida involuntaria de orina. La IUE es más común en mujeres, especialmente después del parto o durante la menopausia, pero también puede afectar a hombres, particularmente aquellos que han tenido cirugía prostática. Los factores de riesgo incluyen el envejecimiento, el sobrepeso u obesidad, y los daños en los músculos y nervios causados por lesiones o cirugías pélvicas previas. El tratamiento puede incluir ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico, dispositivos médicos como las almohadillas de compresión o los catéteres, y en algunos casos, cirugía para corregir problemas estructurales.
La uretritis es una afección clínica que se caracteriza por la inflamación de la uretra, el conducto que drena la orina desde la vejiga hacia el exterior. Los síntomas más comunes incluyen dolor o ardor al orinar (disuria), flujo anormal o secreción desde el meato uretral, y a veces, micción frecuente o urgencia urinaria. La uretritis puede ser causada por diversos agentes infecciosos, como bacterias, virus, hongos o parásitos, o incluso pueden presentarse sin causa aparente (uretritis no gonocócica idiopática). Las infecciones de transmisión sexual, como la gonorrea y la clamidia, son las causas más frecuentes de uretritis bacteriana. El diagnóstico se realiza mediante el examen de una muestra de orina o secreción uretral, y el tratamiento depende de la causa subyacente, pero generalmente incluye antibióticos para las infecciones bacterianas. La prevención implica prácticas sexuales seguras y el tratamiento adecuado de cualquier infección de transmisión sexual.
La cistostomía es un procedimiento quirúrgico en el que se crea una abertura (estoma) en la vejiga para permitir la eliminación de la orina. Esto puede ser necesario en situaciones en las que una persona tiene dificultad para vaciar espontáneamente la vejiga, como resultado de un daño nervioso, una obstrucción u otras afecciones médicas.
Existen dos tipos principales de cistostomía: temporal y permanente. La cistostomía temporal se realiza mediante un procedimiento endoscópico, en el que se inserta un tubo flexible (catéter) a través de la pared abdominal y la vejiga para drenar la orina. Este tipo de cistostomía se utiliza con frecuencia después de una cirugía u otras intervenciones médicas que pueden haber dañado temporalmente los músculos de la vejiga o los nervios que los controlan.
La cistostomía permanente, por otro lado, implica la creación de un estoma en la pared abdominal y la vejiga mediante una cirugía abierta. Este tipo de cistostomía se considera cuando otras opciones de tratamiento no han tenido éxito o no son viables. Después de la cirugía, la persona necesitará usar una bolsa de drenaje externa para recolectar la orina que sale del estoma.
La cistostomía conlleva riesgos y complicaciones potenciales, como infecciones, sangrado, daño a los tejidos circundantes y formación de estenosis (estrechamiento) en el estoma. Es importante que las personas que se someten a este procedimiento reciban cuidados apropiados y seguimiento médico regular para minimizar estos riesgos y garantizar una buena calidad de vida.
El cateterismo urinario es un procedimiento médico en el que se introduce un tubo flexible y estéril, llamado catéter, a través de la uretra hasta la vejiga para drenar la orina. Este procedimiento se realiza con el fin de medir la cantidad de orina en la vejiga, ayudar en el diagnóstico y tratamiento de diversas afecciones del sistema urinario, o como parte de los cuidados de enfermería para pacientes que no pueden vaciar espontáneamente la vejiga.
Existen diferentes tipos de catéteres urinarios, como los catéteres Foley, que tienen una pequeña bola inflable en uno de sus extremos para mantenerlo en su lugar dentro de la vejiga; y los catéteres intermitentes, que se insertan y retiran cada vez que sea necesario drenar la orina. La elección del tipo de catéter dependerá del propósito del procedimiento y de las preferencias clínicas.
El cateterismo urinario debe ser realizado por personal médico entrenado, siguiendo estrictas normas de asepsia y antisepsia para minimizar el riesgo de infecciones del tracto urinario asociadas al procedimiento. Después del cateterismo, se mantendrá un cuidadoso monitoreo del paciente para detectar y tratar cualquier complicación temprana, como infecciones, irritación u obstrucción del catéter.
La micción, también conocida como orinar o hacer pis, es el proceso fisiológico de expulsar la orina acumulada en los riñones a través de la uretra. La orina es un líquido resultante del filtrado de la sangre por los riñones, que eliminan desechos y exceso de líquidos. La micción ayuda a mantener el equilibrio hídrico y electrolítico en el cuerpo. El proceso está controlado por el sistema nervioso, específicamente por los músculos detrusor y esfínter del tracto urinario.
La urodinámica es una prueba diagnóstica que evalúa el funcionamiento del sistema urinario inferior, incluyendo la vejiga y la uretra, al medir los patrones de presión durante el llenado y la vaciación vesical. Esta prueba se utiliza a menudo para diagnosticar y evaluar problemas de control de la vejiga o micción, como la incontinencia urinaria, la retención urinaria y los trastornos de vaciado vesical. Durante el procedimiento, se insertan catéteres en la uretra para medir los niveles de presión mientras se introduce líquido en la vejiga a través del catéter. La prueba puede ayudar a identificar problemas como vejigas hiperactivas o flácidas, obstrucciones uretrales y daños en los músculos o nervios que controlan la micción. Los resultados de la urodinámica pueden ayudar al médico a determinar el tratamiento más apropiado para cada paciente.
El sistema urinario, también conocido como el sistema renal o sistema de excreción urinaria, es un conjunto complejo de órganos y conductos que trabajan juntos para eliminar los desechos y el exceso de fluidos del cuerpo. Este sistema está formado por dos riñones, dos uréteres, la vejiga urinaria y la uretra.
Los riñones son órganos vitales en forma de frijol que se encuentran en la parte inferior de la cavidad abdominal, uno a cada lado de la columna vertebral. Su función principal es filtrar la sangre, eliminar los desechos y el exceso de líquido en la orina y reabsorber los nutrientes y el agua necesarios para mantener la homeostasis del cuerpo. Cada riñón está compuesto por millones de unidades funcionales llamadas nefronas, que consisten en un glomérulo (un nudo de capilares sanguíneos) y un túbulo contorneado (un tubo diminuto). El glomérulo filtra la sangre, y el líquido resultante fluye a través del túbulo contorneado, donde se reabsorben los nutrientes y el agua, y se eliminan los desechos como urea, ácido úrico y creatinina en forma de orina.
Los uréteres son tubos musculares delgados que conectan cada riñón con la vejiga urinaria. Su función es transportar la orina desde los riñones hasta la vejiga sin pérdida de líquidos o desechos. La vejiga urinaria es un órgano muscular hueco y flexible ubicado en la parte inferior del abdomen, justo por encima de la pelvis. Su función principal es almacenar la orina hasta que esté listo para ser excretada del cuerpo. Cuando la vejiga se llena, los músculos de su pared se estiran y envían señales al cerebro indicando que es hora de vaciarla.
El proceso de vaciado de la vejiga se controla mediante el esfínter uretral, un músculo circular ubicado en la parte inferior de la uretra (el conducto que conecta la vejiga con el exterior del cuerpo). Cuando el cerebro recibe la señal de vaciado de la vejiga, relaja el esfínter uretral, lo que permite que la orina fluya hacia afuera a través de la uretra.
El sistema urinario juega un papel importante en mantener el equilibrio de líquidos y electrolitos en el cuerpo, eliminar los desechos y regular el pH sanguíneo. Las alteraciones en la función del sistema urinario pueden provocar diversas afecciones, como infecciones del tracto urinario, cálculos renales, insuficiencia renal e hipertensión arterial. Por lo tanto, es importante mantener una buena salud del sistema urinario mediante hábitos saludables, como beber suficiente agua, orinar con frecuencia y evitar el consumo excesivo de alcohol y cafeína.
El sistema urogenital es un término médico que se refiere al conjunto de órganos y estructuras involucradas en la producción, almacenamiento y excreción de orina y, en el caso de las mujeres, también participa en los procesos reproductivos. Este sistema está formado por dos partes principales: el sistema urinario y el sistema reproductor (genital) masculino o femenino.
El sistema urinario incluye los riñones, los uréteres, la vejiga urinaria y la uretra. Los riñones son órganos encargados de filtrar los desechos líquidos del torrente sanguíneo; estos desechos fluyen a través de los uréteres hacia la vejiga urinaria, donde se almacena hasta que es expulsado del cuerpo a través de la uretra durante la micción.
Por otro lado, el sistema reproductor o genital puede variar entre hombres y mujeres. En los hombres, este sistema incluye los órganos reproductivos como los testículos, epidídimos, conductos deferentes, vesículas seminales, próstata, glándulas bulbouretrales, pene y escroto. Mientras que en las mujeres, el sistema reproductor está compuesto por los ovarios, trompas de Falopio, útero, cuello uterino, vagina, vulva y glándulas de Skene y Bartholin.
En resumen, el sistema urogenital es una combinación de los sistemas urinario y reproductor que desempeñan funciones vitales en la eliminación de desechos líquidos y, en el caso de las mujeres, también participa en la reproducción.
La cistoscopía es un procedimiento diagnóstico que permite a los médicos visualizar directamente el interior de la vejiga urinaria y la uretra, que es el conducto por el que se orina. Durante la cistoscopía, se inserta un instrumento delgado y flexible llamado cistoscopio a través de la uretra y dentro de la vejiga. El cistoscopio está equipado con una luz y una lente de aumento que permite al médico observar el revestimiento interno de estas estructuras en busca de signos de enfermedades o trastornos, como infecciones, cálculos renales, tumores u otras afecciones.
El procedimiento se realiza generalmente con anestesia local para minimizar la incomodidad y el dolor asociados con la introducción del cistoscopio en la uretra. La cistoscopía puede proporcionar información valiosa sobre el estado de salud de los órganos urinarios y ayudar a guiar el tratamiento médico o quirúrgico apropiado para diversas afecciones. Sin embargo, como con cualquier procedimiento invasivo, existen algunos riesgos asociados con la cistoscopía, como infección, sangrado y daño a los tejidos circundantes.
El músculo liso, también conocido como músculo no estriado, es un tipo de tejido muscular que se encuentra en las paredes de los órganos huecos y tubulares del cuerpo. A diferencia del músculo esquelético, que controlamos conscientemente, y el músculo cardíaco, que funciona automáticamente, el músculo liso se contrae y relaja involuntariamente.
Las células del músculo liso son largas y cilíndricas, con un único núcleo situado en la periferia de la célula. Su citoplasma contiene filamentos de actina y miosina, que son las proteínas responsables de la contracción muscular. Sin embargo, a diferencia del músculo esquelético, los filamentos de actina y miosina en el músculo liso no están organizados en un patrón regular o estriado, de ahí su nombre.
El músculo liso se encuentra en las paredes de los vasos sanguíneos, el tracto gastrointestinal, la vejiga urinaria, los bronquios y los úteros, entre otros órganos. Se encarga de realizar funciones como la circulación de la sangre, el movimiento de los alimentos a través del tracto gastrointestinal, la micción y la dilatación y contracción de los vasos sanguíneos. La actividad del músculo liso está controlada por el sistema nervioso autónomo y por diversas sustancias químicas, como las hormonas y los neurotransmisores.
Los fenómenos fisiológicos del sistema urinario se refieren a los procesos y funciones normales que ocurren en el aparato urinario. Este sistema incluye los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra, y su función principal es filtrar los desechos líquidos del torrente sanguíneo, regular el equilibrio de fluidos y electrolitos en el cuerpo, y mantener un entorno interno estable.
El proceso comienza en los riñones, donde la sangre se filtra a través de pequeños vasos sanguíneos llamados glomérulos. La presión arterial fuerza el líquido fuera de los vasos sanguíneos y en el espacio renal, donde las células renales reabsorben el agua y los nutrientes necesarios mientras permiten que los desechos y el exceso de fluidos se drenen en los túbulos contorneados proximales.
A medida que la orina se mueve a través de los túbulos, se reabsorben más agua y electrolitos según sea necesario, y los desechos se concentran. La orina luego fluye hacia abajo por los uréteres hasta la vejiga, donde se almacena temporalmente hasta que esté lista para ser excretada.
Cuando la vejiga está llena, las señales nerviosas informan al cerebro que es hora de orinar. Durante la micción, los músculos de la vejiga se contraen y la uretra se relaja, permitiendo que la orina fluya hacia afuera del cuerpo.
En resumen, los fenómenos fisiológicos del sistema urinario incluyen la filtración de la sangre en los riñones, la reabsorción selectiva de agua y electrolitos, la concentración de desechos en la orina, el almacenamiento temporal de orina en la vejiga y la excreción final de orina a través de la uretra.
Una fístula urinaria es un tipo de complicación médica que ocurre como resultado de un daño o una perforación en la vejiga urinaria, el útero, el cuello uterino o la uretra, lo que conduce a una conexión anormal o anómala entre estos órganos y la piel o la cavidad abdominal. Esta conexión permite que la orina se drené hacia el exterior a través de un trayecto inapropiado, en lugar de seguir su curso normal a través de la uretra.
Las fístulas urinarias pueden ser causadas por diversos factores, entre los que se incluyen:
1. Infecciones severas o prolongadas en la vejiga o el tracto urinario.
2. Intervenciones quirúrgicas previas en la zona pélvica o abdominal.
3. Radioterapia en el área pélvica, que puede dañar los tejidos delicados y provocar la formación de una fístula.
4. Traumatismos o lesiones graves en la zona pélvica o abdominal.
5. Enfermedades inflamatorias crónicas, como la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) o la diverticulitis.
6. Cánceres en la vejiga, el útero, el cuello uterino o la próstata que invaden los tejidos circundantes y provocan la formación de una fístula.
Los síntomas más comunes de una fístula urinaria incluyen:
1. Fuga constante de orina a través de la vagina o por la piel en el área pélvica o abdominal.
2. Infecciones del tracto urinario recurrentes.
3. Dolor o molestias en la zona pélvica o abdominal.
4. Malos olores persistentes en la zona afectada.
5. Dificultad para mantener una sonda urinaria en su lugar, ya que la fístula puede hacer que se desplace o se salga.
El tratamiento de una fístula urinaria depende de su causa subyacente y de su gravedad. En algunos casos, las fístulas pequeñas pueden cerrarse por sí solas con el tiempo y el descanso. Sin embargo, en la mayoría de los casos, se requiere un tratamiento médico o quirúrgico para corregirla. El tratamiento puede incluir:
1. Catéteres uretrales o sondas urinarias para desviar el flujo de orina y permitir que la fístula cicatrice por sí sola.
2. Colocación de una prótesis o injerto de tejido para taponar la fístula y ayudar a que cicatrice correctamente.
3. Cirugía para reparar la fístula y restaurar la función normal del tracto urinario. En algunos casos, esto puede implicar la extirpación de tejido dañado o infectado y la reconstrucción del tracto urinario utilizando tejidos sanos.
4. Tratamiento de la causa subyacente de la fístula, como una infección o un tumor, para ayudar a prevenir su recurrencia.
En general, el pronóstico de una fístula urinaria depende de su causa y de la rapidez con que se diagnostique y se trate. Si se detecta y se trata a tiempo, la mayoría de las fístulas urinarias pueden cicatrizar correctamente y permitir que el paciente recupere la función normal del tracto urinario. Sin embargo, si no se tratan, las fístulas urinarias pueden provocar infecciones graves, insuficiencia renal e incluso la muerte en casos extremos.
En conclusión, una fístula urinaria es una afección médica grave que requiere atención y tratamiento inmediatos. Si experimenta síntomas como dolor o ardor al orinar, fiebre, náuseas o vómitos, o si nota la presencia de pus o sangre en la orina, consulte a un médico de inmediato. Con un diagnóstico y tratamiento precoces, la mayoría de las fístulas urinarias pueden cicatrizar correctamente y permitir que el paciente recupere la función normal del tracto urinario. Sin embargo, si no se tratan, las fístulas urinarias pueden provocar complicaciones graves y potencialmente mortales.
Las glándulas bulbouretrales, también conocidas como glándulas de Cowper, son glándulas exocrinas pequeñas en los machos humanos y de muchos mamíferos. Se encuentran debajo de la uretra prostática en la parte membranosa de la uretra, cerca del bulbo del pene. Su función principal es secretar un líquido viscoso que lubrica y neutraliza la acidez de la uretra antes del semen durante la eyaculación, facilitando así el movimiento de los espermatozoides. Este líquido, llamado fluido preseminal o lubricante de Cowper, también puede contener espermatozoides en pequeñas cantidades, aunque no es parte del proceso de eyaculación principal.
Los procedimientos quirúrgicos urológicos se refieren a los diferentes tipos de cirugías realizadas en el sistema urinario y los órganos reproductivos masculinos. Estos procedimientos pueden variar desde procesos mínimamente invasivos hasta intervenciones más extensas, y son realizados por urólogos u otros especialistas médicos.
Algunos ejemplos de procedimientos quirúrgicos urológicos incluyen:
1. La cirugía de próstata, como la prostatectomía radical, que se utiliza para tratar el cáncer de próstata.
2. La cirugía renal, como la nefrectomía parcial o total, que se realiza para extirpar tumores o tejido renal dañado.
3. La cirugía de vejiga, como la cistectomía, que se utiliza para tratar el cáncer de vejiga.
4. La cirugía de riñón transplantado, que es necesaria para colocar un riñón donado en un paciente con insuficiencia renal.
5. La cirugía uretral, como la uretroplastia, que se realiza para corregir estrechamientos o lesiones en la uretra.
6. La cirugía de pene, como la circuncisión, que se realiza para extirpar el prepucio del pene.
7. La cirugía de testículos, como la orquiectomía, que se realiza para extirpar un testículo afectado por cáncer o trauma.
Estos procedimientos pueden ser realizados utilizando diferentes técnicas quirúrgicas, incluyendo cirugía abierta, laparoscópica y robótica asistida. La elección de la técnica dependerá del tipo de procedimiento, la gravedad de la afección y las preferencias del paciente y del médico.
Las Enfermedades de la Vejiga Urinaria (EVU) se refieren a un grupo diverso de trastornos y condiciones que afectan la vejiga urinaria, una estructura hueca muscular del sistema urinario que almacena la orina antes de ser excretada del cuerpo. Las EVU pueden variar desde infecciones simples hasta afecciones más complejas que involucran anomalías congénitas, enfermedades inflamatorias, trastornos neurológicos y cánceres.
Algunas de las condiciones comunes que se consideran EVU incluyen:
1. Infecciones de la vejiga (Cistitis): Son infecciones bacterianas de la vejiga urinaria. Los síntomas pueden incluir dolor o ardor al orinar, micción frecuente y urgencia urinaria.
2. Piedras en la vejiga: Se forman cuando los minerales en la orina se concentran y cristalizan, formando pequeños guijarros duros dentro de la vejiga. Los síntomas pueden incluir dolor intenso en la parte inferior del abdomen, micción frecuente y dolor al orinar.
3. Cáncer de vejiga: Es un crecimiento anormal y descontrolado de células cancerosas en la vejiga urinaria. Los síntomas pueden incluir sangre en la orina, dolor o ardor al orinar y micción frecuente.
4. Incontinencia urinaria: Es la pérdida involuntaria de orina. Puede ser causada por diversos factores, incluyendo debilidad muscular, daño nervioso o problemas estructurales en la vejiga y los músculos circundantes.
5. Síndrome de vejiga hiperactiva: Es una afección en la que los músculos de la vejiga se contraen con más frecuencia de lo normal, lo que provoca la necesidad urgente y repentina de orinar. Los síntomas pueden incluir micción frecuente, urgencia urinaria y orinar con poca cantidad.
6. Prolapso de vejiga: Ocurre cuando los músculos y ligamentos que sostienen la vejiga se debilitan o se estiran, lo que hace que la vejiga descienda desde su posición normal en la pelvis. Los síntomas pueden incluir sensación de presión o pesadez en la parte inferior del abdomen, dolor durante las relaciones sexuales y dificultad para orinar.
7. Infección urinaria: Es una infección que afecta al sistema urinario, incluyendo los riñones, la vejiga y los uréteres. Los síntomas pueden incluir dolor o ardor al orinar, micción frecuente y orina con mal olor.
8. Enfermedad intersticial de la vejiga: Es una afección crónica que causa inflamación e irritación en la vejiga, lo que provoca dolor y necesidad urgente de orinar. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal o pélvico, micción frecuente y dificultad para retener la orina.
9. Cistitis química: Ocurre cuando los productos químicos presentes en algunos alimentos, bebidas o medicamentos irritan la vejiga, lo que provoca dolor y necesidad urgente de orinar. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal o pélvico, micción frecuente y dificultad para retener la orina.
10. Tumores de vejiga: Son crecimientos anormales que se desarrollan en la vejiga y pueden ser benignos o malignos. Los síntomas pueden incluir sangre en la orina, dolor abdominal o pélvico y dificultad para orinar.
El clítoris es una pequeña estructura compuesta por tejido eréctil altamente sensible, localizada en la parte anterior de los labios mayores de la vulva en las mujeres y en algunos mamíferos. Es el principal órgano responsable del placer sexual y la respuesta sexual en las mujeres. El clítoris tiene una porción visible, conocida como glande clitorial, y una porción interior más extensa que se extiende a lo largo de los lados de la vagina y se conecta con los músculos del suelo pélvico. El clítoris desempeña un papel importante en la excitación sexual, el orgasmo y la respuesta sexual general en las mujeres.
El diafragma pélvico, también conocido como el suelo pélvico, es un músculo en forma de domo que forma el piso de la cavidad pélvica. Se extiende desde el pubis hacia atrás hasta el cóccix y lateralmente hasta los isquiones. El diafragma pélvico tiene varias funciones importantes, incluyendo el apoyo de los órganos pélvicos (vejiga, útero y recto en las mujeres; vejiga y recto en los hombres), la control de la continencia urinaria y fecal, y la participación en el acto sexual. Los músculos del diafragma pélvico se relajan y se abren para permitir la micción, la defecación y el coito, y se contraen para cerrar y sostener los órganos pélvicos en su lugar. La debilidad o daño en el diafragma pélvico puede causar problemas de incontinencia urinaria o fecal, prolapso de órganos pélvicos y disfunción sexual.
La vejiga urinaria neurogénica es un trastorno del sistema urinario que ocurre como resultado de daños en los nervios que controlan la vejiga y los músculos de la pelvis. Esta afección puede provocar problemas para almacenar y vaciar la vejiga de forma apropiada.
Los síntomas comunes incluyen:
1. Incontinencia (pérdida del control de la orina)
2. Retención urinaria (incapacidad para vaciar completamente la vejiga)
3. Frecuencia urinaria (necesidad urgente y frecuente de orinar)
4. Urgencia miccional (una necesidad repentina e intensa de orinar)
La vejiga urinaria neurogénica puede ser causada por diversas condiciones, como lesiones de la médula espinal, esclerosis múltiple, diabetes, enfermedad de Parkinson, accidente cerebrovascular o incluso por cirugías en la región pélvica.
El tratamiento dependerá de la causa subyacente y puede incluir medicamentos, terapia conductual, dispositivos médicos o, en algunos casos, cirugía. Es importante buscar atención médica si se experimentan síntomas relacionados con este trastorno, ya que un manejo adecuado puede ayudar a prevenir complicaciones como infecciones del tracto urinario recurrentes o daño renal.
La vagina es un órgano muscular hueco, parte del sistema reproductivo femenino que se extiende desde la abertura vulvar hasta el cuello uterino. Tiene aproximadamente entre 7 a 10 cm de longitud en reposo, pero puede estirarse considerablemente durante el coito o el parto. La vagina desempeña varias funciones importantes: sirve como conducto para la menstruación, el esperma y el feto; también es donde ocurre la mayor parte de la estimulación sexual durante las relaciones sexuales vaginales. Su pH ácido (generalmente entre 3,8 y 4,5) ayuda a proteger contra infecciones. La mucosa que recubre su interior está revestida por pliegues transversales llamados rugae, que permiten el extenso alargamiento y ensanchamiento necesarios durante las relaciones sexuales y el parto.
La pelvis, en anatomía humana, se refiere a la estructura ósea inferior del tronco que se compone de cuatro huesos: el sacro y el cóccix (formados a partir de la fusión de varias vértebras) y los dos iliones (que provienen de los extremos inferiores de los huesos coxales). Estos huesos encajan entre sí para formar una cavidad, la cavidad pelviana, que tiene una función mecánica importante durante el parto y también al soportar el peso del cuerpo en posición erecta. Además, dentro de esta cavidad se encuentran órganos vitales como los intestinos y los órganos reproductores y urinarios.
La incontinencia urinaria es una pérdida involuntaria o no deseada de orina que puede ocurrir en diversas situaciones, como reír, toser, hacer ejercicio o durante el sueño. Es un síntoma y no una enfermedad en sí misma, lo que significa que puede haber varias causas subyacentes que conduzcan a esta afección.
La incontinencia urinaria se clasifica generalmente en diferentes tipos según sus patrones y factores desencadenantes. Los tipos más comunes incluyen:
1. Incontinencia de esfuerzo: Pérdida de orina durante actividades que aumentan la presión intraabdominal, como toser, estornudar, levantar objetos pesados o hacer ejercicio.
2. Incontinencia de urgencia: Una necesidad repentina e intensa de orinar followed by leakage of urine before making it to the bathroom. This is often associated with conditions like overactive bladder.
3. Incontinencia mixta: A combination of both stress and urge incontinence.
4. Incontinencia overflow: Occurs when the bladder doesn't empty completely, leading to frequent leaks.
5. Incontinencia funcional: When a person has normal bladder control but physical or cognitive impairments prevent them from reaching the bathroom in time.
Treatment for urinary incontinence depends on the underlying cause and severity of symptoms. It can range from behavioral modifications, pelvic floor exercises, medications, to surgical interventions.
Los cálculos de la vejiga urinaria, también conocidos como litiasis vesical, se refieren a la formación y acumulación de cálculos o piedras en la vejiga urinaria. La vejiga es un órgano hueco situado en la pelvis que almacena la orina antes de ser excretada del cuerpo. Los cálculos pueden formarse a partir de sales minerales y ácidos en la orina que se cristalizan y endurecen con el tiempo.
Los cálculos de la vejiga pueden causar diversos síntomas, como dolor o ardor al orinar, micción frecuente o urgente, sangre en la orina, dolor pélvico o abdominal bajo, y dificultad para vaciar por completo la vejiga. En algunos casos, los cálculos pueden ser asintomáticos y descubrirse durante exámenes de rutina.
El tratamiento de los cálculos de la vejiga depende del tamaño, número y localización de las piedras, así como de la gravedad de los síntomas. En algunos casos, se pueden eliminar mediante procedimientos no quirúrgicos, como el uso de ondas de choque o litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC). Sin embargo, si las piedras son demasiado grandes o causan complicaciones, puede ser necesaria una cirugía para extraerlas.
Es importante recibir atención médica si se sospecha la presencia de cálculos en la vejiga urinaria, ya que pueden aumentar el riesgo de infecciones del tracto urinario y causar daños a los riñones o a la vejiga si no se tratan adecuadamente. Además, es recomendable beber suficiente agua y mantener una dieta saludable para prevenir la formación de cálculos en el futuro.
No existe una definición médica específica para "Enciclopedias como Asunto" ya que esta frase parece ser una expresión coloquial o un título en lugar de un término médico. Sin embargo, si nos referimos al término "enciclopedia" desde un punto de vista educativo o del conocimiento, podríamos decir que se trata de una obra de consulta que contiene información sistemática sobre diversas áreas del conocimiento, organizadas alfabética o temáticamente.
Si "Enciclopedias como Asunto" se refiere a un asunto médico en particular, podría interpretarse como el estudio o la investigación de diferentes aspectos relacionados con las enciclopedias médicas, como su historia, desarrollo, contenido, estructura, impacto en la práctica clínica y la educación médica, entre otros.
Sin un contexto más específico, es difícil proporcionar una definición médica precisa de "Enciclopedias como Asunto".
Las vesículas seminales son un par de glándulas situadas en la región posterior del área pélvica, debajo de la vejiga y junto a la próstata en los hombres. Desempeñan un papel importante en el sistema reproductivo masculino.
Estas glándulas secretan un líquido alcalino lechoso que se combina con el esperma producido por los testículos para formar el semen. El líquido de las vesículas seminales neutraliza la acidez del medio ambiente vaginal, protegiendo así el esperma y ayudando a mantener su vitalidad después del coito.
Las vesículas seminales son aproximadamente del tamaño de un dedo pulgar y están conectadas al conducto de la próstata por un pequeño tubo llamado conducto eyaculador. Durante la eyaculación, el líquido se contrae desde las vesículas seminales a través de los conductos eyaculatorios y se mezcla con el esperma y el líquido prostático para formar el semen, que luego es expulsado del cuerpo.