Articulación que es formada por la superficie articular inferior y maleolar de la TIBIA, la superficie articular maleolar del PERONÉ y las superficies maleolares medial, lateral y superior del ASTRAGALO.
Región del miembro inferior entre el PIE y la PIERNA.
Daño o herida en el tobillo o en su articulación usualmente es producido por una fuente externa.
LIGAMENTOS LATERALES de la ARTICULACIÓN DEL TOBILLO. Incluye los ligamentos tibiofibulares inferiores. .
Término común para las lesiones de ligamentos y músculos sin dislocación o fractura. Un esguince es una lesión articular en la que algunas de las fibras de un ligamento de soporte se rompen pero en la que la continuidad del ligamento permanece intacta. El mismo se produce por un ejercicio extremo o exposición en demasía de alguna parte de la musculatura.
Segundo más grande de los HUESOS TARSIANOS. Se articula con la TIBIA y el PERONÉ para formar la ARTICULACIÓN DEL TOBILLO.
Extremo distal de la pierna en los vertebrados, que consiste en el tarso (TOBILLO); METATARSO, falanges, y lo tejidos blandos que rodean estos huesos.
Falta de estabilidad de una articulación o de una prótesis articular. Los factores que intervienen son una enfermedad intra-articular y la integridad de las estructuras extra-articulares como la cápsula articular, los ligamentos y los músculos.
Fijación quirúrgica de una articulación con un procedimiento diseñado para lograr la fusión de las superficies articulares al estimular la proliferación de células óseas. (Dorland, 28a ed)
Comparación de la PRESIÓN SANGUINEA entre la ARTERIA BRAQUIAL y ARTERIA TIBIAL POSTERIOR. Es un predictor de la ENFERMEDAD ARTERIAL PERIFÉRICA.
La distancia y dirección a que una articulación ósea puede extenderse. El rango de movimiento es función de la condición de las articulaciones, músculos y tejidos conectivos involucrados. La flexibilidad puede ser mejorada a través de EJERCICIOS DE ESTIRAMIENTO MUSCULAR.
Aparatos usados para soportar, alinear, prevenir o corregir deformidades o para mejorar la función de las partes móviles del cuerpo.
Cordones fibrosos del TEJIDO CONECTIVO que se conectan los huesos entre sí y mantienen unidos los muchos tipos de articulaciones en el cuerpo. Ligamentos articulares son fuertes, elásticos y permiten el movimiento en sólo direcciones específicas, en función de la articulación individual.
Aparatos ortopédicos utilizados para apoyar, alinear, o mantener partes del cuerpo en la posición correcta.
Propiedades, procesos y comportamiento de sistemas biológicos bajo la acción de fuerzas mecánicas.
Hueso de la extremidad inferior, lateral a la tibia y más pequeño que ésta. En relación con su longitud, es el más delgado de los huesos largos.
Articulación formada por la unión del astrágalo (o talus) con el calcáneo.
Lesión general o inespecífica que afecta al pie.
Modo o estilo de caminar.
Región de las patas traseras de los cuadrúpedos, que se corresponde con el TOBILLO humano.
Traumatismos o lesiones que se producen durante la participación en deportes competitivos o no competitivos.
Una fractura de tobillo se refiere a la rotura en uno o más huesos que forman la articulación del tobillo, incluyendo el astrágalo, calcáneo, tibia y peroné, los cuales pueden sufrir fracturas simples, compuestas o con desplazamiento.
Funciones sensoriales que transducen estímulos recibidos por los receptores propioceptivos de las articulaciones, tendones, músculos y el OÍDO INTERNO en impulsos nerviosos que se transmiten al SISTEMA NERVIOSO CENTRAL. La propiocepción proporciona sensación de posiciones fijas y movimientos de una de las partes del cuerpo, y es importante en el mantenimiento de CINESTESIA y EQUILIBRIO POSTURAL.
Los siete huesos que forman el tarso es decir, el CALCANEO, ASTRAGALO, cuboide, navicular y el primer, segundo y tercer cuneiforme.
Fuerza de rotación alrededor de un eje que es igual al producto de una fuerza por la distancia desde el eje donde se aplica la fuerza.
Roturas de huesos.
Registro de los cambios del potencial eléctrico de los músculos por medio de electrodos de superficie o agujas electrodos.
Actividad en la cual el cuerpo avanza a un paso lento a moderado al mover los pies de modo coordinado. Incluye la caminata de recreación, de salud y las de competencia.
Parte inferior de la extremidad inferior entre la RODILLA y el TOBILLO.
Declinación plantar del pie.
Subtipo de músculo estriado que se inserta mediante los TENDONES al ESQUELETO. Los músculos esqueléticos están inervados y sus movimientos pueden ser controlados de forma consciente. También se denominan músculos voluntarios.
Recubiertas hechas de fibras de vidrio, plástico, o vendajes impregnados con emplastos de paris utilizados para inmovilizar varias partes del cuerpo en casos de fracturas, dislocaciones, y heridas infectadas. En comparación con los moldes de emplastos, los moldes hechos de fibras de vidrio o de plástico son más ligeros, radiolúcidos, capaces de soportar la humedad, y menos rígidos.
Prótesis usada para reemplazar, parcial o totalmente, una articulación humana o de animales.
POSTURA en la cual una distribución ideal de masa corporal se logra. Proporciona el equilibrio postural el cuerpo que lleva a estabilidad y condiciones para funciones normales en posición estacionaria o en movimiento, tales como estar sentado, de pie, o caminar.
Trastornos anatómicos y funcionales que afectan al pie.
Anomalías de la marcha que son manifestación de una disfunción del sistema nervioso. Estas afecciones pueden originarse por gran variedad de trastornos que afectan el control motor, la retroalimentación sensorial y la fuerza muscular entre los que se incluyen: ENFERMEDADES DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL; ENFERMEDADES DEL SISTEMA NERVIOSO PERIFÉRICO; ENFERMEDADES NEUROMUSCULARES; o ENFERMEDADES MUSCULARES.
Un deporte competitivo de equipo que se juega en una cancha rectangular que tiene un cesto elevado en cada extremo.
El término médico 'Zapatos' generalmente se refiere a calzados específicos prescritos para proteger, corregir o aliviar diversas condiciones del pie, como callosidades, dedos en martillo, pronación excesiva u otras afecciones ortopédicas.
Un cordón fibroso que conecta los músculos de la parte posterior de la pantorrilla al CALCÁNEO.
Posición o actitud del cuerpo.
Material utilizado para cubrir o atar cualquier parte del cuerpo.
Contracción refleja de un músculo en respuesta a su estiramiento, lo que estimula a los propioceptores musculares.
Rama lateral de las dos ramificaciones terminales del nervio ciático. El nervio peroneo (o fibular) proporciona inervación motora y sensitiva a partes de la pierna y el pie.
Acto, proceso o resultado de pasar de un lugar o posición a otro. Difiere de la LOCOMOCIÓN en que la locomoción está restringida al paso del cuerpo entero de un lugar a otro, mientras que el movimiento abarca la locomoción y también un cambio de posición de todo el cuerpo o cualquiera de sus partes.El movimiento puede usarse con referencia a los humanos, animales vetebrados e invertebrados y los microorganismos. También se debe diferenciar de la ACTIVIDAD MOTORA, movimiento asociado con el comportamiento.
Alteraciones o desviaciones de la forma normal o tamaño que producen desfiguración del pie.
Estado físico de soportar un peso aplicado. Se refiere frecuentemente a los huesos o articulaciones que soportan el peso corporal, especialmente los de la columna vertebral, cadera, rodilla y pie.
Enfermedad articular progresiva y degenerativa, es la forma más común de artritis, especialmente en los ancianos. Se cree que la enfermedad es resultado, no del proceso de envejecimiento, sino de los cambios bioquímicos y del estrés biomecánico que afecta al cartílago articular. En la literatura foránea se conoce a menudo como osteoartritis deformante.
El mayor de los huesos del tarso situado en la parte posterior e inferior del pie, formando el talón.
Cualquiera de los dígitos terminales en el PIE de los vertebrados
También conocido como articulaciones, estos son puntos de conexión entre los extremos de ciertos huesos distintos, o cuando se yuxtaponen los bordes de otros huesos.
Sustitución parcial o total de una articulación.
Una conexión de articulación sinovial formado entre los huesos del FÉMUR; TIBIA; y la RÓTULA.
Movimiento o capacidad de moverse de un lugar a otro. Se puede referir a humanos, animales vertebrados o invertebrados y microorganismos.
Regreso total o parcial a la actividad fisiológica normal o correcta de un órgano o parte después de una enfermedad o trauma.
Situación en la cual uno o más de los arcos del pie son planos.
Distosión o desfiguración del pie, o de una parte del pie, adquirida por una enfermedad o lesión producida después del nacimiento.
Equipos requeridos para practicar un deporte (como pelotas, bates, raquetas, esquíes, patines, sogas, pesas) y aditamentos para la protección de atletas durante su desempeño (tales como máscaras, guantes, protectores de boca).
Artropatías son trastornos o enfermedades que afectan directamente a las articulaciones, causando dolor, rigidez e inflamación.
Región de los animales que comprende el miembro inferior y que se extiende desde la región glútea hasta el PIE. Incluye a las NALGAS, CADERA y PIERNA.
La parte trasera (o posterior) del PIE en PRIMATES, que se encuentra detrás del TOBILLO y distal de los DEDOS DEL PIE.
Una región de la extremidad inferior inmediatamente rodeada y que incluye la ARTICULACIÓN DE LA RODILLA.
Cuerdas o bandas fibrosas de TEJIDO CONECTIVO situadas en las terminaciones de las FIBRAS MUSCULARES ESQUELÉTICAS que sirven para unir los MÚSCULOS a los huesos y a otras estructuras.
Ramificación terminal media del nervio ciático. Las fibras nerviosas tibiales se originan en los segmentos lumbar y sacro espinal (L4 a S2). Abastecen de inervación motora y sensorial a partes de la pantorrilla y el pie.
Parte que se proyecta a cada lado del cuerpo, formada por el lateral de la pelvis y la porción superior del fémur.
Examen endoscópico, terapéutico y quirúrgico de las articulaciones.
Segundo hueso más largo del esqueleto. Se localiza en la porción media de la extremidad inferior, se articula lateralmente con el PERONÉ o FÍBULA, distalmente con el ASTRÁLAGO, y proximalmente con el FÉMUR.
Son las articulaciones que se extienden distalmente desde el TOBILLO hasta los DEDOS. Se incluyen la ARTICULACIÓN DEL TOBILLO, ARTICULACIONES TARSIANAS, ARTICULACIÓN METATARSOFALÁNGICA y ARTICULACIÓN DEL DEDO.
Una fractura de tibia se refiere a la rotura o grietas en el hueso de la espinilla (tibia) que pueden variar en gravedad, desde una fisura menor hasta un completo desplazamiento del hueso.
Unión que está formada por la cabeza del FÉMUR y el ACETÁBULO de la PELVIS.
Evaluación que se hace para medir los resultados o consecuencias del manejo y procedimientos utilizados en la lucha contra la enfermedad con el fin de determinar la eficacia, efectividad, seguridad y viabilidad de estas intervenciones en casos individuales o en series.
Articulación entre la cabeza de una falange y la base de otra distal a ella, en cada pie.
Pie deformado, en el que el pie sufre una flexión plantar, y tiene inversión y aducción.
TARSO, METATARSO y FALANGES DE LOS DEDOS DEL PIE. El tarso consta de siete huesos: CALCÁNEO, ASTRÁGALO, cuboide, navicular y los huesos cuneiformes interno, medio y externo. Los cinco huesos metatarsianos se numeran del uno al cinco, desde el medio hasta el lateral. Hay 14 falanges en cada pie; el dedo gordo tiene dos, mientras que cada uno de los otros tiene tres.
Juego en que un balón redondo inflado es avanzado impulsándolo con patadas o con cualquier parte del cuerpo menos con las manos o los brazos. El objetivo del juego es colocar la pelota dentro de las porterías contrarias.
Cada una de las dos extremidades posteriores de los animales terrestres no primates de cuatro miembros. Generalmente están formadas por FÉMUR, TIBIA y FÍBULA, HUESOS DEL TARSO, HUESOS DEL METATARSO y DEDOS DEL PIE (Adaptación del original: Storer et al., General Zoology, 6th ed, p73).
Fracturas en las que la ruptura del hueso no se acompaña de una herida exterior.
Uso de dispositivos metálicos dentro o a través del hueso para sostener una fractura en una posición y alineamiento adecuado mientras cicatriza.
Degeneración progresiva crónica de la porción que soporta la tensión en una articulación, con cambios hipertróficos extraños de la periferia. Habitualmente es una complicación de diversos trastornos neurológicos, como TABES DORSAL, siringomielia o neuropatía diabética. La pérdida de sensibilidad origina relajación de las estructuras de sostén e inestabilidad crónica de la articulación. (Dorland, 28a ed)
Deformidades adquiridas luego del nacimiento como resultado de una lesión o enfermedad. La deformidad articular se asocia a menudo con artritis reumatoide y lepra.
Forma de hipertonía muscular asociada con una ENFERMEDAD DE LA NEURONA MOTORA superior. La resistencia al estiramiento pasivo de un músculo espástico produce una resistencia inicial mínima (un "intervalo libre") seguido por un incremento progresivo en el tono muscular. El tono se incrementa en proporción a la velocidad de estiramiento. La espasticidad usualmente se acompaña de HIPERREFLEXIA y de grados variables de DEBILIDAD MUSCULAR.
Procesos patológicos que afectan a los VASOS SANGUÍNEOS de la circulación que no incluye a la del CORAZÓN.
Contracciones musculares caracterizadas por el aumento de la tensión sin cambio de longitud.
Proceso que conduce al acortamiento y/o desarrollo de tensión en el tejido muscular. La contracción muscular ocurre por un mecanismo de deslizamiento de filamentos por el cual los filamentos de actina se deslizan hacia adentro entre los filamentos de miosina.
La artritis es una afección médica que implica inflamación e hinchazón en uno o más articulaciones, causando dolor, rigidez y dificultad para moverse.
Reflejo monosináptico obtenido por estimulación de un nervio, particularmente el nervio tibial, con una descarga eléctrica.
Uso de dispositivos internos (placas metálicas, clavos, vástagos, etc.) para sostener la posición de una fractura en la alineación adecuada.
Procesos y propiedades del SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO.
Aplicación de sistemas de control electrónicos computadorizados a aparatos mecánicos diseñados para realizar funciones humanas. Anteriormente estaba restringido a la industria, pero actualmente se aplica a órganos artificiales controlados por aparatos biónicos (bioelectrónicos), como bombas automatizadas de insulina y otras prótesis.
Dispositivos utilizados para apoyar o alinear la estructura del pie, o para prevenir o corregir deformidades en los pies.
Restricción del MOVIMIENTO de todo o parte del cuerpo por medios físicos (RESTRICCIÓN FÍSICA) o químicos mediante ANALGESIA o el uso de TRANQUILIZANTES o AGENTES NO DESPOLARIZANTES NEUROMUSCULARES. Se incluyen los protocolos experimentales usados para evaluar los efectos fisiológicos de la inmovilidad.
La parte anterior del pie que incluye a el metatarso y los DEDOS DEL PIE.
Estudios en los que individuos o poblaciones son seguidos para evaluar el resultado de exposiciones, procedimientos, o los efectos de una característica, por ejemplo, la aparición de una enfermedad.
Falta de perfusión en las EXTREMIDADES producto de la aterosclerosis. Se caracteriza por CLAUDICACIÓN INTERMITENTE y un ÍNDICE TOBILLO BRAQUIAL de 0.9 o menos.
Pérdida severa o completa de la función motora de un lado del cuerpo. Esta afección usualmente es producida por ENFERMEDADES CEREBRALES que se localizan en el hemisferio cerebral opuesto al lado afectado. Con menos frecuencia, lesiones del TRONCO CEREBRAL; ENFERMEDADES DE LA MÉDULA ESPINAL cervical; ENFERMEDADES DEL SISTEMA NERVIOSO PERIFÉRICO y otras afecciones pueden manifestarse por hemiplejía. El término hemiparesia (ver PARESIA) se refiere a la forma leve a moderada de debilidad que fecta a un lado del cuerpo.
Sustitutos protésicos de brazos, pies o de sus partes.
Forma de tratamiento que consiste en el uso local o general de frío. La destrucción selectiva de tejidos por el frío extremo o la congelación es la CRIOCIRUGÍA.
Término general que se refiere a un grado de debilidad muscular leve a moderado, ocasionalmente se utiliza como sinónimo de PARÁLISIS (pérdida severa o completa de la función motora). En la literatura previa, se hablaba de paresia cuando se refería específicamente a la neurosífilis parética (ver NEUROSÍFILIS). "Paresia general" y "parálisis general" pueden tener aún esta connotación. La paresia bilateral de las extremidades inferiores se conoce como PARAPARESIA.
Cantidad de fuerza generada por la CONTRACCIÓN MUSCULAR. La fuerza muscular puede medirse durante contracciones isométricas, isotónicas o isocinéticas, manualmente o mediante la utilización de dispositivos tales como el DINAMÓMETRO DE FUERZA MUSCULAR.
Una técnica de fijación de hueso que emplea fijadores externos (FIJADORES EXTERNOS) para el alargamiento de miembros, corrección de pseudoartrosis y otras deformaciones, y para ayudar a la cicatricación de complejas fracturas patológicas o traumáticas e infecciones, como la osteomielitis crónica. El método fue inventado por el cirujano ortopédico ruso Gavriil Abramovich Ilizarov (1921-1992).
Lesión general o inespecífica que afecta las piernas.
Respuesta anormal a un estímulo aplicado a los componentes sensoriales del sistema nervioso. La misma puede tomar la forma de un reflejo incrementado, disminuido o ausente.
Articulación entre el hueso metatarsiano (HUESOS METARSIANOS)y una falange.
Las modalidades terapéuticas utilizadas en FISIOTERAPIA por FISIOTERAPEUTAS para promover, mantener o restaurar el bienestar físico y fisiológico de un individuo.
Dolor en la articulación.
Se aplica a los movimientos del antebrazo al volver la palma hacia delante o hacia arriba. Cuando se refiere al pié es una combinación de aducción e inversión del pié.
Corte quirúrgico de un hueso. (Dorland, 28a ed)
Los cinco huesos largos del METATARSO, que se articulan proximalmente con los HUESOS TARSIANOS y distalmente con las FALANGES DE LOS DEDOS DEL PIE.
Escalas, cuestionarios, pruebas y otros métodos utilizados para evaluar la severidad del dolor y su duranción en pacientes o en animales experimentales para ayudar al diagnóstico, tratamiento y en estudios fisiológicos.
Sentido de movimiento de una parte del cuerpo, tales como el movimiento de los dedos, los codos, las rodillas, extremidades, o pesos.
Desplazamiento lateral del dedo mayor del pie (HALLUX), que produce deformidad de la primera ARTICULACIÓN METATARSOFALÁNGICA con formación de callo, bursa o juanete sobre la prominencia ósea.
Inflamación de tejido grueso en la parte inferior del pie (fascia plantar), que provoca dolor en el TALÓN. La fascia plantar (también llamada aponeurosis plantar)está abrazada por tejido fibroso que se extiende desde la tuberosidad calcánea de los DEDOS DEL PIE. La etiologia de la fascitis plantar todavía no está clara, pero es probable que exista un desequilibrio biomecánico. Aunque a menudo presenta un ESPOLÓN CALCÁNEO, no parece que esté relacionado causalmente.
Cinta adhesiva con la fuerza mecánica para resistir estiramientos. Se aplica a la piel para apoyar, estabilizar, y restringir el movimiento para ayudar a la curación y / o prevenir lesiones del SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO.
Continuación de la arteria axilar; ésta se ramifica en las arterias radial y ulnar.
Un número de ligamentos a cada lado de una articulación que le proporcionan un radio de movimiento semejante a una visagra. Se encuentran en el codo, la rodilla, la muñeca, y las articulaciones del metacarpo y metatarsofalángicas e interfalángicas distales de las manos y los pies. (Stedman, 25th ed)
Dispositivos externos que tienen alambres o pines que se colocan a través de una o de ambas corticales de los huesos con el propósito de mantener la posición de una fractura en la alineación apropiada. Estos dispositivos permiten el rápido acceso a las heridas, ajustes durante el curso de la consolidación, y un uso más funcional de las extremidades afectadas.
Parte del pie que está entre el tarso y los DEDOS.
Afección que se caracteriza por adopción de una postura anormal de los miembros que se asocia con lesión del tronco cerebral. La misma puede ocurrir como manifestación clínica o puede inducirse experimentalmente en animales. Los reflejos de extensión están exagerados lo que lleva a una extensión rígida de las extremidades acompañada por hiperreflexia y opistótonos. Esta afección usualmente es producida por lesiones que ocurren en la región del tronco cerebral que se encuentra entre el núcleo rojo el núcleo vestibular. En contraste, la rigidez por decorticación se caracteriza por flexión de los codos y muñecas con extensión de las piernas y pies. La lesión causante de esta afección está localizada por encima del núcleo rojo y usualmente es producto de un daño cerebral difuso. (Traducción libre del original: Adams et al., Principles of Neurology, 6th ed, p358)
Síntoma complejo que se caracteriza por dolor y debilidad del MÚSCULO ESQUELÉTICO asociados con el ejercicio, como el dolor y flojedad en las piernas al caminar. Estas manifestaciones desaparecen tras una breve pausa para el reposo y, a menudo, se relacionan con ESTENOSIS arterial, ISQUÉMIA muscular y acumulación de LACTATO.
Un régimen o plan de actividades físicas diseñadas y prescrita para objetivos terapéuticos específicos. Su propósito es restaurar la función normal de los trastornos musculoesqueléticos o para reducir el dolor causado por enfermedades o lesiones.
Inflamación de un hueso y su CARTÍLAGO.
Estudios proyectados para la observación de hechos que todavia no ocurrieron.
Fracturas de la superficie articular de los huesos.
Grupo heterogéneo de enfermedades motoras no progresivas producidas por lesiones cerebrales crónicas que se originan en el período prenatal, perinatal, o en los primeros años de la vida. Los cuatro subtipos principales son espástica, atetoide, atáxica, y parálisis cerebral mixta, con formas espásticas que son las más comunes. El trastorno motor puede ir desde dificultades con el control motor fino a espasticidad severa (ver ESPASTICIDAD MUSCULAR) en las extremidades. La diplegia espástica (enfermedad de Little) es el subtipo más común, y se caracteriza por espasticidad que es más intensa en las piernas que en los brazos. Esta afección puede asociarse a la LEUCOMALACIA, PERIVENTRICULAR. (Traducción libre del original: Dev Med Child Neurol 1998 Aug;40(8):520-7)
Sensación desagradable inducida por estímulos nocivos que son detectados por las TERMINACIONES NERVIOSAS de los NOCICECPTORES.
Movimiento de un objeto en el que uno o más puntos de una línea son fijos. También es el movimiento de una partícula alrededor de un punto fijo. (McGraw-Hill Dictionary of Scientific and Technical Terms, 4th ed)
Acumulación anormal de líquido en los TEJIDOS o cavidades corporales. La mayoría de los edemas se encuentran debajo de la PIEL en el TEJIDO SUBCUTÁNEO.
Separación de un miembro u otro apéndice o excrecencia del cuerpo. (Dorland, 28a ed)
Procedimientos que se emplean para reconstruir, restaurar o mejorar estructuras defectuosas, dañadas o perdidas.
Campo de la medicina que se ocupa de la aptitud física y el diagnóstico y tratamiento de las lesiones sufridas en ejercicios y actividades deportivas.
Cuerpo muerto, usualmente un cuerpo humano.
Examen de cualquier parte del cuerpo con fines diagnósticos por medio de RAYOS X o RAYOS GAMMA, que registran la imagen en una superficie sensible (como una película fotográfica).
Queja vaga de debilidad, fatiga o cansancio atribuible a debilidad de varios músculos. La debilidad puede caracterizarse como subaguda o crónica, a menudo progresiva, y es manifestación de muchas enfermedades musculares y neuromusculares.
Acortamiento prolongado del músculo u otro tejido blando alrededor de una articulación, que impide el movimiento de dicha articulación.
Elementos de intervalos de tiempo limitados, que contribuyen a resultados o situaciones particulares.
Trastornos de los nervios periféricos, autonómicos y craneales que se asocian con la DIABETES MELLITUS. Estas afecciones usualmente se producen por lesiones microvasculares diabéticas que afectan a los vasos sanguíneos pequeños que suministran a los nervios (VASA NERVORUM). Entre las afecciones relativamente comunes que pueden asociarse con la neuropatía diabética incluyen la parálisis del tercer par (ver ENFERMEDADES DE LOS NERVIOS OCULOMOTORES); MONONEUROPATÍA; mononeuropatía múltiplex; amiotrofia diabética; POLINEUROPATÍA dolorosa; neuropatía autonómica; y neuropatía toracoabdominal. (Traducción libre del original: Adams et al., Principles of Neurology, 6th ed, p1325)
La amputación se refiere a la extirpación quirúrgica de todo o parte de un miembro o extremidad del cuerpo, como resultado de traumatismos, enfermedades o intervenciones médicas necesarias.
Desgarro o ruptura traumática o por fuerza de un órgano o de otra parte blanda del cuerpo.

La articulación del tobillo, también conocida como la articulación talocrural, es una articulación sinovial que conecta el pie con la pierna y permite la flexión dorsal, plantarflexión, eversion y inversión del pie. Está compuesta por dos partes: la unión entre el hueso tibial y el astrágalo (la articulación talocrural propiamente dicha), y la unión entre el peroné y el astrágalo (la articulación subtalar). La cápsula articular rodea ambas articulaciones y contiene líquido sinovial para facilitar el movimiento. Los ligamentos fuertes en la parte externa e interna del tobillo proporcionan estabilidad y previenen excesivas torsiones o desplazamientos de los huesos. La articulación del tobillo es fundamental para la locomoción bípeda y sufre un gran estrés durante actividades como correr, saltar y bailar.

El tobillo es la articulación que une el pie con la pierna y está formada por los huesos del tarso (astrágalo y calcáneo), el peroné y la tibia. La parte superior del tobillo se denomina maleolo, donde se unen los ligamentos para mantener estabilizada la articulación. El tobillo permite la flexión dorsal, plantarflexión, inversión e eversión del pie, lo que facilita el movimiento y equilibrio durante las actividades diarias como caminar, correr o saltar.

Los traumatismos del tobillo se refieren a lesiones en el área donde el pie se une con la pierna. Estas lesiones pueden variar desde moretones y esguinces leves hasta fracturas graves o luxaciones. Los traumatismos del tobillo suelen ocurrir durante eventos deportivos, accidentes automovilísticos o caídas.

Un esguince de tobillo es una lesión común en la que se daña uno o más ligamentos que sostienen el tobillo en su lugar. Los síntomas pueden incluir dolor, hinchazón, moretones y dificultad para caminar. Las fracturas del tobillo involucran una rotura de los huesos del tobillo y a menudo requieren tratamiento médico inmediato, que puede incluir inmovilización con un yeso o cirugía.

Otras lesiones menos comunes pero posibles incluyen luxaciones (desalineación completa de los huesos) y tendinitis (inflamación del tendón). El tratamiento para los traumatismos del tobillo depende del tipo y la gravedad de la lesión. En casos leves, el descanso, la elevación e hielo pueden ser suficientes para promover la curación. Sin embargo, en casos más graves, puede ser necesario un tratamiento más especializado, como fisioterapia o cirugía.

Los ligamentos laterales del tobillo se refieren a un par de ligamentos fuertes en la parte externa (lateral) de la articulación del tobillo que desempeñan un papel crucial en la estabilidad y el soporte de la misma. Estos dos ligamentos son:

1. El ligamento lateral anterior (LLA): Este ligamento se extiende desde la parte frontal y externa de la parte inferior de la pierna (fibula) hasta el lado externo del pie, conectándose con los huesos del tarso. Su función principal es limitar la inversión o movimiento hacia dentro del pie.

2. El ligamento lateral posterior (LLP): Este ligamento se origina en la parte posterior y externa de la fibula y se inserta en el talón y los huesos adyacentes. Su función principal es limitar la eversión o movimiento hacia afuera del pie, aunque también ayuda a mantener la estabilidad durante la flexión dorsal del pie (movimiento en el que el dedo del pie se levanta hacia atrás).

Las lesiones en los ligamentos laterales del tobillo son comunes, especialmente las esguinces de tobillo, donde estos ligamentos se estiran o desgarran parcial o completamente, lo que provoca dolor, hinchazón e inestabilidad en el tobillo.

Un esguince se refiere a un estiramiento o desgarro de los ligamentos, que son bandas fuertes de tejido que conectan hueso con hueso en las articulaciones. Los esguinces generalmente ocurren cuando una articulación se fuerza más allá de su rango normal de movimiento, especialmente durante actividades como correr, saltar, cambiar de dirección repentinamente o levantar objetos pesados.

Por otro lado, una distensión se produce cuando los músculos o tendones (tejidos fibrosos que conectan el músculo con el hueso) se estiran más allá de su límite normal. Esto puede ocurrir como resultado de un movimiento repentino o forzado, como una caída, un golpe o un levantamiento brusco.

Los síntomas comunes de esguinces y distensiones incluyen dolor, hinchazón, moretones, debilidad y rigidez en la zona afectada. El tratamiento suele incluir descanso, hielo, compresión y elevación (técnica conocida como RICE) para reducir la inflamación y promover la curación. En casos graves, puede ser necesaria la fisioterapia o incluso la cirugía.

El astrágalo es un hueso del tarso que se encuentra en la parte posterior de la pierna de los seres humanos y otros mamíferos. En los humanos, el astrágalo es el más alto de los siete huesos tarsianos y articula con el peroné y la tibia por encima y con el calcáneo y el navicular por debajo.

En un sentido médico más amplio, el término "astrágalo" también puede referirse a una pieza en forma de huso que se encuentra en la articulación de la rodilla de algunos animales, como los équidos (caballos, burros y zebras).

Por otro lado, el astrágalo también es conocido como un remedio herbario tradicional que se ha utilizado en la medicina tradicional china y otras prácticas médicas alternativas. Se cree que tiene propiedades antiinflamatorias y analgésicas, y se ha utilizado para tratar una variedad de afecciones, como artritis, dolores articulares y enfermedades autoinmunes. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la eficacia y seguridad del astrágalo como suplemento dietético no han sido completamente estudiadas y pueden variar dependiendo de la dosis, calidad del producto y estado de salud individual. Siempre se recomienda consultar con un profesional de la salud antes de tomar cualquier suplemento dietético.

En terminología médica, el término "pie" se refiere a la parte inferior y posterior del miembro inferior que proporciona apoyo para la postura y el movimiento. Está compuesto por varios huesos, músculos, ligamentos y tendones que trabajan juntos para permitir la movilidad y soportar el peso del cuerpo.

El pie se divide en tres partes principales: el retropié, el mediopié y el antepié. El retropié está formado por el talón y los huesos circundantes; el mediopié contiene los huesos del arco del pie; y el antepié incluye los metatarsianos y las falanges (los huesos de los dedos).

El pie también tiene una serie de estructuras importantes, como la bóveda plantar (el arco natural del pie), la fascia plantar (una banda gruesa de tejido conectivo que se extiende desde el talón hasta los dedos) y las almohadillas grasas en el talón y la planta del pie.

El pie desempeña un papel crucial en la locomoción, ya que ayuda a distribuir el peso corporal de manera uniforme durante el caminar o el correr, amortigua los impactos y proporciona estabilidad y equilibrio al cuerpo. Además, el pie también está involucrado en la sensación táctil y la propiocepción (la capacidad de percibir la posición y el movimiento del cuerpo en el espacio).

La inestabilidad articular se refiere a una condición en la que una articulación, el punto donde dos huesos se unen, tiene una excesiva movilidad o capacidad de desplazamiento. Esta condición puede ser el resultado de lesiones, como desgarros en los ligamentos que mantienen unida la articulación, o de afecciones médicas subyacentes, como enfermedades degenerativas de las articulaciones o trastornos neurológicos que afectan los músculos que ayudan a estabilizar las articulaciones.

Los síntomas más comunes de la inestabilidad articular incluyen dolor, hinchazón e inflamación en la articulación afectada, así como una sensación de incomodidad o inseguridad al moverse o realizar actividades que pongan presión sobre la articulación. En algunos casos, la inestabilidad articular puede incluso causar que la articulación se desplace parcial o completamente de su posición normal, lo que puede requerir tratamiento médico inmediato para evitar daños adicionales.

El tratamiento para la inestabilidad articular depende de la gravedad de la afección y de la causa subyacente. En casos leves, el reposo, la compresión y el hielo pueden ayudar a aliviar los síntomas, mientras que en casos más graves puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar o reemplazar los ligamentos dañados. La fisioterapia y los ejercicios de fortalecimiento también pueden ayudar a mejorar la estabilidad articular y prevenir futuras lesiones.

Artrodesis es un procedimiento quirúrgico ortopédico en el que se fusionan los huesos de una articulación para limitar o eliminar todo movimiento en ella. Esto se realiza a menudo cuando una articulación está dañada más allá del punto de reparación o cuando el dolor articular es tan severo que el alivio solo puede lograrse mediante la fusión quirúrgica.

La artrodesis se lleva a cabo más comúnmente en las articulaciones de la columna vertebral, tobillo, caderas y rodillas. Durante el procedimiento, el cirujano elimina el cartílago articular dañado y luego estabiliza la articulación con varios métodos, como el uso de tornillos, placas, barras o injertos óseos.

Después de la cirugía, los pacientes necesitan usar un yeso o una férula durante varias semanas mientras los huesos se fusionan. La fisioterapia y la rehabilitación también son importantes para ayudar a mantener la fuerza y el rango de movimiento en las articulaciones adyacentes.

Aunque la artrodesis puede ser efectiva para aliviar el dolor articular, también limita la movilidad y puede aumentar el estrés en las articulaciones adyacentes. Por lo tanto, los médicos suelen considerarla solo después de que otros tratamientos conservadores hayan fallado.

El índice tobillo braquial (ITB) es un parámetro utilizado en medicina para evaluar la perfusión o flujo sanguíneo periférico. Se calcula como la relación entre la presión sistólica de la arteria tibial posterior (o dorsal del pie) y la presión sistólica de la arteria braquial.

Normalmente, este índice está entre 0.9 y 1.3 en personas sanas. Un valor menor a 0.9 puede indicar enfermedad vascular periférica, como la enfermedad arterial periférica (EAP), que se caracteriza por el estrechamiento o endurecimiento de las arterias que suministran sangre a las extremidades inferiores.

La medición del ITB es una prueba no invasiva y forma parte rutinaria del examen físico en pacientes con factores de riesgo para EAP, como diabetes, hipertensión arterial, tabaquismo o edad avanzada.

El rango del movimiento articular, también conocido como amplitud de movimiento, se refiere a la máxima extensión y flexibilidad que permite una articulación o un segmento corporal en su conjunto para realizar movimientos en diferentes direcciones. Estos rangos varían según la articulación y el individuo, dependiendo de factores como la edad, el sexo, la actividad física y la presencia de patologías o lesiones.

La medición del rango de movimiento articular es una herramienta importante en la evaluación clínica, ya que puede ayudar a diagnosticar problemas musculoesqueléticos, medir el progreso terapéutico y determinar la eficacia de los tratamientos. Se mide en grados utilizando diferentes técnicas y equipos especializados, como los goniómetros, los podómetros o los sistemas de medición electrónicos.

Es importante mantener un rango adecuado de movimiento articular para preservar la funcionalidad, la independencia y la calidad de vida, especialmente en edades avanzadas o tras sufrir una lesión o cirugía. Realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento regularmente, mantener una postura correcta y adoptar hábitos saludables contribuyen al mantenimiento y mejora del rango de movimiento articular.

Los aparatos ortopédicos son dispositivos externos utilizados para corregir, alinear, proteger o soportar enfermedades, lesiones o deficiencias del sistema musculoesquelético. Estos aparatos pueden ser de diferentes tipos y tamaños, dependiendo de la parte del cuerpo que necesite tratamiento.

Algunos ejemplos comunes de aparatos ortopédicos incluyen:

* Férulas: utilizadas para mantener una articulación en una posición específica después de una lesión o cirugía.
* Yesos: utilizados para inmovilizar una extremidad y permitir que una fractura sane.
* Plantillas ortopédicas: insertos especiales para el calzado que ayudan a distribuir el peso corporal de manera uniforme y corregir problemas de pisada.
* Corsets: utilizados para proporcionar soporte adicional a la columna vertebral en caso de lesiones o dolencias.
* Soportes de tobillo o rodilla: utilizados para brindar soporte y estabilidad a las articulaciones durante la actividad física o después de una lesión.

Los aparatos ortopédicos pueden ser recomendados por un médico, fisioterapeuta u otro profesional de la salud para ayudar a aliviar el dolor, mejorar la función y prevenir lesiones adicionales. Es importante seguir las instrucciones cuidadosamente sobre cómo usar y mantener los aparatos ortopédicos para obtener los mejores resultados posibles.

Los ligamentos articulares son estructuras fibrosas y resistentes que conectan los huesos en las articulaciones, proporcionando estabilidad y limitando el movimiento excesivo o fuera de su rango normal. Se componen principalmente de tejido conectivo denso y especializado, rico en fibras de colágeno, que les confiere una gran resistencia a la tracción.

Existen diferentes tipos de ligamentos articulares según su localización y función. Algunos son intrarticulares, es decir, se encuentran dentro de la cavidad articular, como los meniscos o el labrum; mientras que otros están ubicados extrarticularmente, conectando diferentes huesos alrededor de la articulación.

Los ligamentos pueden ser clasificados también en función de su orientación y forma:

1. Ligamentos capsulares: Estos se encuentran en la cápsula articular y refuerzan su estructura, brindando soporte adicional a la articulación.
2. Ligamentos extracapsulares: Se localizan fuera de la cápsula articular y conectan diferentes huesos alrededor de la articulación.
3. Ligamentos cruzados: Su trayectoria cruza la línea media de la articulación, como el ligamento cruzado anterior (LCA) y ligamento cruzado posterior (LCP) en la rodilla.
4. Ligamentos colaterales: Se encuentran en los lados de la articulación y limitan el movimiento en una dirección específica, como el ligamento lateral interno e izquierdo externo en la rodilla.

Las lesiones en los ligamentos articulares pueden ocurrir como resultado de traumatismos directos o por sobrecarga funcional, lo que puede provocar distensiones (esfuerzos excesivos sin desgarro) o roturas completas o parciales del ligamento. El tratamiento de estas lesiones depende de la gravedad y la localización de la lesión, y puede incluir terapia conservadora o cirugía reconstructiva seguida de rehabilitación.

En términos médicos, los tirantes se refieren a bandas elásticas o rigidas que se utilizan para sujetar un objeto o parte del cuerpo en una posición particular. Un ejemplo común es el uso de tirantes en terapia de rehabilitación, donde se colocan alrededor de la parte inferior de la pierna para mantener la rodilla en una posición extendida durante el período de inmovilización y curación después de una lesión o cirugía. También existen tirantes postoperatorios que ayudan a sostener y dar soporte a ciertas partes del cuerpo después de una intervención quirúrgica, como los tirantes para el estómago o los pechos.

En un sentido más amplio, los tirantes también pueden referirse a las correas que se usan en la ropa interior masculina para mantener los calcetines bien ajustados y en su lugar. Sin embargo, esta definición es menos técnica y se relaciona más con la moda que con la medicina propiamente dicha.

Los fenómenos biomecánicos se refieren al estudio y la aplicación de los principios mecánicos y físicos a los sistemas biológicos, como los tejidos humanos y el cuerpo en su conjunto. Este campo interdisciplinario combina las ciencias de la vida y la ingeniería para entender cómo funcionan los organismos vivos y cómo responden a diversas fuerzas y movimientos.

En concreto, los fenómenos biomecánicos pueden incluir el análisis de las propiedades mecánicas de los tejidos, como la rigidez, la elasticidad y la viscoelasticidad; el estudio de la biomecánica de articulaciones y sistemas musculoesqueléticos; la investigación de la dinámica de fluidos en el cuerpo humano, como en el flujo sanguíneo y la respiración; y el diseño y evaluación de dispositivos médicos y ortopédicos.

La comprensión de los fenómenos biomecánicos es fundamental para una variedad de aplicaciones clínicas, como la prevención y el tratamiento de lesiones y enfermedades, el desarrollo de prótesis y dispositivos médicos, y la mejora del rendimiento atlético y la calidad de vida.

El peroné, también conocido como fíbula, es un hueso largo y delgado que se encuentra en la pierna humana. Es uno de los dos huesos principales de la parte inferior de la pierna, el otro siendo el tibia. El peroné se localiza en el lado lateral de la pierna y es más pequeño que la tibia.

Este hueso se extiende desde la parte inferior del muslo (donde se articula con el cóndilo lateral del fémur) hasta el tobillo (donde se articula con los huesos del tarso). El peroné sirve como punto de inserción para varios músculos y ligamentos, y desempeña un papel importante en la estabilidad y movimiento de la pierna y el pie.

En términos médicos, se puede referir a lesiones o trastornos que involucran al peroné, como fracturas, esguinces o tendinitis. Estas condiciones pueden causar dolor, hinchazón e incapacidad para soportar peso en la pierna afectada. El tratamiento de estas afecciones dependerá de su gravedad y puede incluir desde el reposo y la aplicación de hielo hasta la cirugía y la fisioterapia.

La articulación talocalcaneal es una importante unión en el pie que conecta el talo (hueso del tobillo) con el calcáneo (el talón). Es la principal articulación que permite la inversión y eversión del pie, movimientos cruciales para mantener el equilibrio y realizar actividades como caminar o correr.

Esta articulación está formada por dos partes: la anterior y la posterior. La parte anterior es una articulación sinovial que permite la mayoría de los movimientos, mientras que la parte posterior es una articulación fibrosa con movimiento limitado.

Las lesiones o enfermedades que afectan esta articulación pueden causar dolor y dificultad para caminar. Algunos ejemplos son la artritis reumatoide, la fascitis plantar y los esguinces de tobillo graves.

Los traumatismos de los pies se refieren a lesiones físicas que ocurren en cualquier parte del pie, incluyendo el talón, la planta del pie, los dedos de los pies y los tejidos circundantes. Estas lesiones pueden ser causadas por una variedad de eventos traumáticos, como accidentes, caídas, objetos contundentes o pesados, torceduras o impactos repentinos.

Los ejemplos comunes de traumatismos de los pies incluyen esguinces de tobillo, fracturas de huesos (como el astrágalo, calcáneo o metatarsianos), luxaciones articulares, contusiones, laceraciones y moretones. En casos más graves, los traumatismos de los pies pueden resultar en daño nervioso, tejido blando dañado o amputaciones parciales o completas de los dedos de los pies.

El tratamiento para los traumatismos de los pies depende del tipo y la gravedad de la lesión. Puede incluir el uso de férulas, yeso o zapatos ortopédicos para mantener la posición adecuada del pie durante la curación. En algunos casos, se pueden requerir cirugías reconstructivas para reparar los daños graves. La fisioterapia y la rehabilitación también pueden ser necesarias para ayudar a restaurar la fuerza, el rango de movimiento y la función normal del pie después de una lesión traumática.

La marcha se define como un patrón repetitivo y alternativo de movimiento de las extremidades inferiores que nos permite desplazarnos de un lugar a otro mientras estamos en posición erecta. Implica una secuencia coordinada de eventos que incluyen la flexión y extensión de las caderas, rodillas y tobillos. La marcha normal implica un ciclo simétrico entre el lado derecho e izquierdo del cuerpo.

La evaluación de la marcha es importante en la medicina clínica, especialmente en neurología y ortopedia, ya que puede proporcionar información valiosa sobre el estado funcional del sistema nervioso central y periférico, así como de los músculos y las articulaciones. Las anomalías en la marcha pueden ser indicativas de diversas condiciones médicas, como enfermedades neurológicas (por ejemplo, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson), trastornos musculoesqueléticos (por ejemplo, artrosis, deficiencia de vitamina B12) o problemas vasculares.

Existen diferentes escalas y sistemas para medir y clasificar los diferentes tipos de marcha anormales, como la Escala del Médico de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) para evaluar la marcha en pacientes con enfermedad de Parkinson o el Sistema de Clasificación de la Marcha de Tinetti. Estos sistemas ayudan a los profesionales médicos a determinar la gravedad de los déficits funcionales y a monitorear la respuesta al tratamiento.

El térso animal, en términos anatómicos y no médicos, se refiere a la parte inferior o plantar del tarso (el grupo de huesos en el pie que están por encima de los metatarsianos) que es equivalente al arco del pie en animales. Sin embargo, no hay una definición médica específica de 'tarsus animal' ya que esta terminología se utiliza principalmente en contextos de anatomía comparada o zoología.

El térso humano está relativamente aplanado y carece del arco distinto que se ve en muchos animales, especialmente cuadrúpedos. El tarsus animal es una estructura compleja que desempeña un papel importante en la locomoción de los animales. La forma y la función del tarso varían considerablemente entre diferentes especies, lo que refleja sus adaptaciones a diferentes modos de vida y formas de movimiento.

Los traumatismos en atletas se refieren a lesiones físicas que sufren los deportistas como resultado directo de un evento traumático o accidente durante la práctica de un deporte. Estos pueden variar en gravedad desde moretones y esguinces hasta fracturas óseas y daño cerebral.

Los traumatismos más comunes en los atletas incluyen:

1. Contusiones: Lesiones por golpes directos que causan moretones y dolor, pero rara vez provocan lesiones graves.

2. Esguinces: Se producen cuando las ligamentos que conectan los huesos se estiran o desgarran, generalmente como resultado de movimientos bruscos o torceduras. Los esguinces más comunes ocurren en tobillos, muñecas y rodillas.

3. Distensiones: Similares a los esguinces, las distensiones involucran el estiramiento o desgarro de músculos o tendones. Estas suelen ser causadas por movimientos repentos, sobrecargas o falta de calentamiento previo al entrenamiento.

4. Fracturas: Las fracturas ocurren cuando hay una ruptura completa o parcial de un hueso. Pueden resultar de impactos directos, caídas, torsiones excesivas o estrés repetitivo sobre un área determinada.

5. Luxaciones: Una luxación es la salida de un hueso de su articulación normal, lo que puede dañar los tejidos circundantes, incluyendo ligamentos, músculos y nervios.

6. Conmociones cerebrales: Se trata de lesiones en el cerebro causadas por un golpe o sacudida repentina de la cabeza. Las conmociones cerebrales pueden provocar síntomas como dolor de cabeza, mareos, vómitos, visión borrosa y confusión.

7. Lesiones por esfuerzo repetitivo (TER): Este tipo de lesiones se desarrollan gradualmente con el tiempo, a medida que una persona realiza movimientos repetitivos que dañan los tejidos blandos del cuerpo. Ejemplos comunes incluyen tendinitis y bursitis.

Prevenir estas lesiones implica tomar precauciones como calentar antes de entrenamientos y competiciones, usar equipo de protección adecuado, practicar técnicas correctas durante el ejercicio y permitir que el cuerpo se recupere adecuadamente entre sesiones de entrenamiento. Además, es importante estar atento a los síntomas de lesiones y buscar atención médica si surgen problemas.

Las fracturas de tobillo se refieren a las roturas o fracturas de uno o más de los huesos que forman la articulación del tobillo, a saber, el peroné (fibula) y el tibia. Estas fracturas pueden variar en gravedad, desde pequeñas líneas de fractura hasta fracturas complejas con desplazamiento de fragmentos óseos.

Las causas más comunes de las fracturas de tobillo son traumatismos directos, como los producidos por accidentes de tráfico o caídas desde gran altura, y traumatismos indirectos, como los que se producen al torcerse bruscamente el pie.

Los síntomas más comunes de una fractura de tobillo incluyen dolor intenso, hinchazón, moretones, deformidad visible en algunos casos, y dificultad para caminar o poner peso sobre el pie afectado. El tratamiento puede incluir inmovilización con un yeso o férula, cirugía para alinear y fijar los fragmentos óseos, y rehabilitación posterior para recuperar la fuerza y movilidad del tobillo.

Es importante buscar atención médica inmediata si se sospecha una fractura de tobillo, ya que un tratamiento adecuado y oportuno puede ayudar a prevenir complicaciones y promover una recuperación más rápida y completa.

La propiocepción es la capacidad consciente o inconsciente del cuerpo de percibir su propia posición y movimiento en el espacio. Es una función sensorial especial que involucra receptores nerviosos llamados propioceptores, localizados en los músculos, tendones, ligamentos y articulaciones. Estos receptores detectan cambios en la tensión, longitud o velocidad de movimiento de estas estructuras y envían señales al cerebro a través del sistema nervioso.

La información propioceptiva es procesada por el cerebro junto con otras entradas sensoriales como la visión y el equilibrio para controlar la postura, el movimiento y la coordinación. La propiocepción desempeña un papel crucial en la realización de actividades cotidianas como caminar, agacharse, alcanzar objetos o mantener el equilibrio.

Los déficits en la propiocepción pueden conducir a problemas en el control motor, como inestabilidad articular, mala coordinación y aumento del riesgo de lesiones. Por lo tanto, las habilidades propioceptivas se entrenan a menudo en la rehabilitación y la fisioterapia para mejorar el rendimiento funcional y prevenir lesiones.

Los huesos tarsianos son un grupo de siete huesos en el pie que forman parte del tarso, la sección media y posterior del pie entre la pierna y los metatarsianos. Los siete huesos tarsianos son: el calcáneo (el talón), el talus (hueso astrágalo), el cuboides, los naviculares y tres cuneiformes (medial, intermedio y lateral). Estos huesos trabajan juntos para proporcionar estabilidad al pie y permitir una variedad de movimientos. El tarso, junto con el metatarso y los dedos del pie, conforman la parte posterior y media del pie. Las articulaciones entre estos huesos permiten la locomoción y la adaptación al terreno durante el caminar, correr y saltar.

En la medicina y la fisiología, el término "torque" se utiliza a veces para describir una fuerza que causa rotación o torsión. Se refiere a la magnitud de la fuerza que puede causar un giro alrededor de un eje fijo. El torque se mide en unidades de newton-metros (Nm) en el Sistema Internacional de Unidades (SI).

En el contexto clínico, el torque puede utilizarse para describir la fuerza que actúa sobre los tejidos o estructuras del cuerpo, como los músculos, tendones, ligamentos y huesos. Por ejemplo, en la evaluación de lesiones de hombro, se puede medir el torque generado por los músculos rotadores para determinar la fuerza y la función del músculo.

También se utiliza en dispositivos médicos como tornillos de fijación ósea, donde se aplica un cierto grado de torque para garantizar una fijación adecuada y evitar la rotación o desplazamiento no deseado. En general, el torque juega un papel importante en muchas áreas de la medicina y la cirugía donde se requiere la comprensión y la medición de las fuerzas que causan la rotación o torsión.

Una fractura ósea, simplemente conocida como fractura, es una ruptura o interrupción en la continuidad estructural de un hueso. Puede ser causada por traumatismos directos o indirectos, como caídas, accidentes automovilísticos, lesiones deportivas graves, o por enfermedades que debilitan los huesos, como la osteoporosis o el cáncer óseo.

Las fracturas se pueden clasificar de diversas maneras según su localización, patrón, mecanismo de causación y grado de desplazamiento. Algunos tipos comunes de fracturas incluyen las fracturas lineales (donde el hueso se rompe en una línea recta), fracturas oblicuas (donde el hueso se rompe en un ángulo), fracturas en esquina o cominutivas (donde el hueso se rompe en varios fragmentos), y fracturas abiertas o compuestas (donde la piel está rota y los extremos del hueso sobresalen).

El tratamiento de las fracturas depende del tipo, localización y gravedad de la lesión. Puede incluir inmovilización con un yeso o férula, cirugía para alinear y estabilizar los fragmentos óseos con placas, tornillos o clavijas, o en algunos casos, tracción o cirugía de reemplazo articular. El pronóstico también varía según la gravedad de la fractura y la prontitud y eficacia del tratamiento; sin embargo, con el cuidado médico adecuado, la mayoría de las personas se recuperan completamente de las fracturas óseas.

La electromiografía (EMG) es un estudio diagnóstico que mide la actividad eléctrica de los músculos en respuesta a estimulaciones nerviosas. Consiste en dos partes: la evaluación de la actividad muscular en reposo y durante la contracción voluntaria.

En la primera parte, se inserta una aguja fina en el músculo para medir la actividad eléctrica espontánea en reposo. Esto puede ayudar a identificar cualquier tipo de daño o enfermedad muscular o nerviosa.

En la segunda parte, se pide al paciente que contraiga el músculo mientras la aguja registra los patrones de actividad eléctrica. Este proceso ayuda a evaluar la función neuromuscular y puede identificar problemas con la transmisión de señales entre el nervio y el músculo.

Los resultados de un electromiograma pueden ayudar a diagnosticar una variedad de condiciones, como lesiones nerviosas o musculares, trastornos neuromusculares, enfermedades degenerativas del sistema nervioso y afecciones que causan debilidad o parálisis muscular.

La palabra "caminata" no tiene una definición médica específica, ya que se utiliza más comúnmente en el lenguaje cotidiano para referirse a la acción de caminar. Sin embargo, en un contexto relacionado con la salud y el ejercicio físico, una caminata generalmente se refiere a un ejercicio de bajo impacto que implica caminar a un ritmo moderado durante un período de tiempo determinado.

Las caminatas pueden tener beneficios significativos para la salud, como mejorar la función cardiovascular, ayudar a controlar el peso, fortalecer los músculos y reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión arterial. La frecuencia, duración e intensidad recomendadas para obtener beneficios para la salud pueden variar según la edad y la condición física de cada persona.

En resumen, aunque "caminata" no es una definición médica específica, se refiere a un tipo de ejercicio físico que puede tener beneficios significativos para la salud y el bienestar general.

En términos médicos, la pierna se refiere a la parte inferior del miembro inferior que se extiende desde la rodilla hasta el pie. Está compuesta por dos segmentos, la parte superior (la parte superior de la pantorrilla) y la parte inferior (la parte baja de la pierna por debajo de la pantorrilla). La pierna contiene los huesos de la espinilla (tibia y peroné) y varios músculos, tendones, ligamentos, arterias, venas y nervios que permiten la locomoción y proporcionan soporte y equilibrio al cuerpo.

El pie equino, también conocido como equinovarus o talipes equinus, es una afección en la que el talón está levantado y el antepié dirigido hacia abajo, lo que hace que el pie se doblese hacia adentro y arriba en relación con la pierna. Esta condición puede limitar la capacidad de caminar normalmente y, si no se trata, puede provocar rigidez y dolor en el pie y la pierna. El pie equino puede ser presente desde el nacimiento (congénito) o adquirido más tarde en la vida como resultado de una lesión, enfermedad neurológica o problemas musculoesqueléticos. El tratamiento puede incluir fisioterapia, dispositivos ortopédicos y, en algunos casos, cirugía.

El músculo esquelético, también conocido como striated muscle o musculus voluntarius, está compuesto por tejidos especializados en la generación de fuerza y movimiento. Estos músculos se unen a los huesos a través de tendones y su contracción provoca el movimiento articular.

A diferencia del músculo liso (presente en paredes vasculares, útero, intestinos) o el cardíaco, el esquelético se caracteriza por presentar unas bandas transversales llamadas estrías, visibles al microscopio óptico, que corresponden a la disposición de las miofibrillas, compuestas a su vez por filamentos proteicos (actina y miosina) responsables de la contracción muscular.

El control de la actividad del músculo esquelético es voluntario, es decir, está bajo el control consciente del sistema nervioso central, a través de las neuronas motoras somáticas que inervan cada fibra muscular y forman la unión neuromuscular.

La función principal de los músculos esqueléticos es la generación de fuerza y movimiento, pero también desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la postura, la estabilización articular, la respiración, la termorregulación y la protección de órganos internos.

Los moldes quirúrgicos, también conocidos como moldes protésicos o férulas quirúrgicas, son dispositivos médicos personalizados utilizados durante y después de procedimientos quirúrgicos para mantener en su lugar, proteger, comprimir o inmovilizar tejidos blandos y estructuras óseas. Estos moldes se fabrican a medida de las características anatómicas únicas del paciente, a menudo mediante el proceso de impresión en 3D o por otros métodos de diseño asistido por computadora y fabricación.

Los moldes quirúrgicos se emplean en una variedad de especialidades médicas, incluyendo la cirugía ortopédica, la neurocirugía, la cirugía plástica y reconstructiva, y la cirugía oral y maxilofacial. Algunos ejemplos de su uso incluyen:

1. Fijación ósea y reducción de fracturas: Los moldes quirúrgicos se utilizan para mantener los huesos alineados correctamente después de una fractura o cirugía de reconstrucción ósea, como la osteotomía o la artrodesis.
2. Inmovilización postquirúrgica: Después de ciertas intervenciones quirúrgicas, como la cirugía de columna vertebral o la reparación de ligamentos, se utilizan moldes quirúrgicos para inmovilizar las estructuras afectadas y promover una curación adecuada.
3. Protección de tejidos blandos: En procedimientos que involucran tejidos blandos, como la cirugía plástica o reconstructiva, los moldes quirúrgicos ayudan a proteger las áreas vulnerables y minimizar el riesgo de complicaciones, como la formación de cicatrices excesivas.
4. Reposicionamiento de tejidos: Durante la cirugía reconstructiva, los moldes quirúrgicos pueden ayudar a reposicionar los tejidos en su lugar correcto y garantizar una apariencia estética adecuada.
5. Prevención de luxaciones o subluxaciones: En pacientes con riesgo de desalineación articular, como aquellos con enfermedades neurológicas o musculoesqueléticas, los moldes quirúrgicos pueden ayudar a mantener las articulaciones en su lugar y prevenir luxaciones o subluxaciones.

En resumen, los moldes quirúrgicos son dispositivos personalizados que desempeñan un papel crucial en diversas intervenciones quirúrgicas, proporcionando soporte estructural, alineación y protección a las áreas tratadas. Estos dispositivos contribuyen a una curación adecuada, minimizan el riesgo de complicaciones y mejoran los resultados estéticos y funcionales del paciente.

Una prótesis articular es un dispositivo médico que se utiliza para reemplazar todo o parte de una articulación dañada o perdida. Está diseñada para restaurar la función y movimiento normal de la articulación, al tiempo que alivia el dolor y la rigidez asociados con la afección subyacente.

Las prótesis articulares generalmente están hechas de materiales como metal, plástico o cerámica y se componen de varias partes. La parte que se inserta en el hueso suele ser metálica y se une al hueso mediante cemento óseo o un proceso de crecimiento óseo inducido. Sobre esta base se coloca una parte móvil, hecha a menudo de metal o cerámica, que replica la superficie del cartílago articular normal.

Las prótesis articulares más comunes son las de rodilla y cadera, pero también existen para otras articulaciones como el hombro, codo, tobillo y muñeca. El tipo y tamaño específicos de la prótesis utilizada dependerán del individuo y de la naturaleza de su afección articular.

La decisión de someterse a una cirugía de prótesis articular se toma después de agotar otras opciones de tratamiento conservador, como fisioterapia, medicamentos y cambios en el estilo de vida. La cirugía generalmente está indicada en casos de artritis avanzada, lesiones graves o enfermedades degenerativas de las articulaciones.

La definición médica de 'balance postural' se refiere a la capacidad del cuerpo para mantener una alineación adecuada y una distribución uniforme del peso sobre cualquier superficie durante diversas actividades y posiciones. Esto involucra la interacción coordinada de los sistemas musculoesquelético, visual y vestibular para mantener el centro de gravedad dentro de la base de sustentación o apoyo. Un buen equilibrio postural ayuda a prevenir lesiones, promueve una mejor biomecánica durante el movimiento y mejora la eficiencia del sistema neuromuscular. La evaluación y el entrenamiento del balance postural son importantes en la prevención de caídas, la readaptación después de lesiones o cirugías y el rendimiento deportivo.

Las Enfermedades del Pie se refieren a un grupo diverso de condiciones médicas que afectan la estructura, el funcionamiento y la salud general del pie. Estas enfermedades pueden ser congénitas o adquiridas y pueden variar desde infecciones fúngicas leves hasta afecciones más graves como diabetes, artritis reumatoide o enfermedad de Charcot.

Algunos ejemplos comunes de enfermedades del pie incluyen:

1. Pie de Atleta: Una infección fúngica que afecta la piel y las uñas de los pies. Es contagiosa y puede propagarse fácilmente en lugares húmedos y cálidos como piscinas, duchas públicas o vestuarios.

2. Dureza: También conocida como callos, son áreas gruesas y duras de la piel que se desarrollan como resultado de la fricción repetitiva o la presión. A menudo aparecen en los dedos de los pies y las almohadillas plantares.

3. Uñas Encarnadas: Cuando el borde de una uña del pie crece dentro de la piel que lo rodea, causando inflamación, enrojecimiento e incluso infección.

4. Fascitis Plantar: Inflamación de la fascia plantar, un tejido grueso que se extiende desde el talón hasta los dedos del pie, y que soporta el arco del pie. La fascitis plantar puede causar dolor intenso en el talón o la parte inferior del pie.

5. Neuroma de Morton: Un engrosamiento benigno pero doloroso de los nervios entre los dedos de los pies, típicamente entre el tercer y cuarto dedo. Puede causar sensaciones de ardor, hormigueo o entumecimiento en los dedos afectados.

6. Pie Diabético: Un conjunto de complicaciones del pie asociadas con la diabetes, incluyendo neuropatía (daño a los nervios), enfermedad vascular periférica (enfermedad arterial periférica) y úlceras del pie.

7. Pie Plano: Una afección en la que el arco del pie se aplana, haciendo que el talón gire hacia adentro. Esto puede causar dolor en el talón, los tobillos y las rodillas.

8. Dedo en Martillo: Un dedo del pie doblado en forma de martillo o garra, a menudo como resultado de un zapato apretado o una lesión.

9. Espolón Calcáneo: Un crecimiento óseo agudo en el talón que puede causar dolor e inflamación.

10. Síndrome del Túnel Tarso: Una afección en la que los tendones y los nervios se comprimen en un túnel estrecho en la parte inferior del pie, lo que provoca dolor, entumecimiento y debilidad.

Los Trastornos Neurológicos de la Marcha se refieren a una variedad de condiciones que afectan el patrón y la capacidad de caminar, debido a problemas en el sistema nervioso. Estos trastornos pueden ser causados por enfermedades degenerativas, lesiones, infecciones o anomalías congénitas que afectan las vías nerviosas responsables del control y coordinación de los músculos utilizados en el proceso de la marcha.

Los síntomas varían dependiendo de la causa subyacente, pero generalmente incluyen alteraciones en el ritmo, la longitud del paso, la equilibrio, la capacidad de mantener una postura erguida y la facilidad para iniciar o detener el paso. También pueden presentarse rigidez, debilidad, espasticidad o temblor en las extremidades inferiores.

Ejemplos comunes de trastornos neurológicos que afectan la marcha son: enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, accidente cerebrovascular, lesión medular, ataxia, enfermedad de Huntington y esclerosis lateral amiotrófica (ELA). El tratamiento depende del trastorno específico y puede incluir terapia física, medicamentos, dispositivos de asistencia o cirugía.

No existe una definición médica específica para "baloncesto" ya que no es un término relacionado con la medicina o la salud. El baloncesto es un deporte en el que dos equipos de cinco jugadores cada uno intentan anotar puntos introduciendo una pelota en un aro colgado de un tablero situado a 10 pies de altura.

Sin embargo, hay algunas lesiones comunes asociadas con la práctica del baloncesto, como esguinces de tobillo, distensiones musculares, torceduras de rodilla y moretones. Los médicos y profesionales de la salud pueden estar involucrados en el cuidado y tratamiento de estas lesiones en los jugadores de baloncesto.

En términos médicos, los zapatos se definen como calzados diseñados para proteger los pies. Ofrecen barreras contra impactos, objetos afilados, sustancias químicas y agentes infecciosos que podrían dañar el pie. También brindan tracción y estabilidad, previniendo lesiones por resbalones o caídas. Los zapatos bien ajustados pueden ayudar a distribuir el peso del cuerpo de manera uniforme, reduciendo la fatiga y el riesgo de desarrollar problemas en los pies como juanetes, dedos en martillo o pie plano. Además, los zapatos apropiados para determinadas actividades, como correr, caminar o jugar deportes, pueden ayudar a mejorar el rendimiento y prevenir lesiones relacionadas con la sobrecarga.

El tendón calcáneo, también conocido como el tendón de Aquiles, es el tendón más grueso y fuerte en el cuerpo humano. Se extiende desde los músculos del gemelo y sóleo en la parte posterior inferior de la pierna hasta insertarse en el calcañus (el talón) del pie. Su función principal es permitir la extensión de la pierna y la flexión plantar del pie, lo que es crucial durante la fase de empuje en el caminar, correr y saltar. Las lesiones en el tendón calcáneo pueden variar desde tensiones hasta roturas completas, y pueden ser causadas por sobreuso, trauma o enfermedades subyacentes.

La postura se refiere a la posición y alineación del cuerpo humano durante el movimiento o la inmovilidad, en relación con los segmentos corporales y la gravedad. Implica la interacción entre varios sistemas, incluyendo el sistema muscular esquelético, el sistema nervioso y los factores psicológicos. Una postura adecuada implica una alineación equilibrada y eficiente de las partes del cuerpo, lo que puede ayudar a minimizar la fatiga y el riesgo de lesiones. Por otro lado, una postura incorrecta o deficiente puede provocar desequilibrios musculares, dolor y diversas afecciones de salud a largo plazo.

Los vendajes, en términos médicos, se refieren a las bandas o apósitos elásticos que se utilizan para sujetar y mantener en su lugar los apósitos, gasas u otros materiales terapéuticos sobre una herida o zona lesionada del cuerpo. El propósito de un vendaje es proteger la piel y los tejidos subyacentes, controlar el sangrado, reducir el dolor, minimizar el riesgo de infección, mantener la zona limpia, suministrar compresión si es necesario, o dar soporte a articulaciones inflamadas o lastimadas. Los vendajes pueden ser simples o complicados, dependiendo del tipo y localización de la lesión. Es importante asegurarse de aplicarlos correctamente para evitar daños en la piel o interferir con la circulación sanguínea.

El reflejo de estiramiento, también conocido como reflejo miotático, es un tipo de respuesta refleja del sistema nervioso somático que involucra los músculos esqueléticos y sus tendones. Es una respuesta automática y rápida a un estiramiento repentino o brusco de las fibras musculares.

Cuando se estimula el tendón de un músculo en reposo, por ejemplo, dándole un golpecito con un reflexómetro o martillo de reflejos, se produce una contracción muscular involuntaria y breve. Esta respuesta es mediada por fibras nerviosas especializadas llamadas fibras musculares intrafusalis, que se encuentran dentro del músculo y son estimuladas por el estiramiento.

Las señales generadas por las fibras musculares intrafusalis viajan a través del nervio espinal hasta la médula espinal, donde se conectan con neuronas motoras que inervan el músculo respectivo. La activación de estas neuronas motoras provoca una contracción muscular, lo que resulta en la extensión o flexión del miembro afectado, dependiendo del músculo involucrado.

El reflejo de estiramiento es importante para mantener la postura y el equilibrio, así como para regular la longitud y tensión de los músculos durante el movimiento. La evaluación clínica de los reflejos de estiramiento puede proporcionar información valiosa sobre el estado del sistema nervioso periférico y central en pacientes con diversas afecciones neurológicas, como lesiones de la médula espinal, enfermedades degenerativas del sistema nervioso y trastornos musculoesqueléticos.

El nervio peroneo, también conocido como nervio fibular, es un nervio que se origina en el fascículo posterior de la parte lumbar del nervio espinal (L4-S2) en la columna vertebral. Desciende por la pierna y se divide en dos ramas principales: la rama superficial y la rampa profunda, justo por encima de la articulación de la rodilla.

La rama superficial del nervio peroneo proporciona inervación sensorial a la piel de la parte lateral de la pierna y la región dorsal del pie. También inerva los músculos pequeños en el empeine del pie, como el músculo lumbrical del pie y los músculos interóseos dorsales del pie.

La rama profunda del nervio peroneo inerva a los músculos de la parte anterior de la pierna, incluyendo el tibial anterior, el extensor largo de los dedos, el extensor corto de los dedos y el peroneo lateral largo. Estos músculos son responsables de la dorsiflexión del pie y la extensión de los dedos.

El nervio peroneo es vulnerable a lesiones en la región de la rodilla, especialmente cuando se produce una luxación o una fractura de la cabeza de la fibula. Una lesión en este nervio puede causar debilidad en los músculos de la pierna y el pie, así como pérdida de sensibilidad en la región dorsal del pie.

En términos médicos, el movimiento se refiere al proceso de cambio de la posición de un cuerpo o parte del mismo en relación con un punto fijo o el entorno circundante. Está mediado por la contracción y relajación controlada de los músculos esqueléticos, que se adhieren a los huesos a través de tendones y causan su rotación alrededor de las articulaciones.

El movimiento puede ser voluntario, como cuando una persona decide caminar o agarrar un objeto, o involuntario, como el batido de corazón o la digestión. También es clasificado en diferentes tipos según su amplitud y velocidad, incluyendo flexión, extensión, rotación, abducción, aducción, elevación, depresión, pronación, supinación, etc.

La capacidad de moverse es fundamental para realizar actividades básicas de la vida diaria, y la pérdida o disminución de la movilidad puede tener un gran impacto en la calidad de vida de una persona. La medicina utiliza diversas técnicas y terapias para mejorar la movilidad y reducir el dolor asociado con los movimientos, como la fisioterapia, la quiropráctica, la acupuntura y los ejercicios de rehabilitación.

Las deformidades del pie se refieren a condiciones médicas en las que el pie, o parte de él, adquiere una forma anormal que puede causar dolor, dificultad para caminar o problemas estéticos. Estas deformidades pueden ser presentes desde el nacimiento (congénitas) o pueden desarrollarse más tarde en la vida como resultado de una enfermedad, lesión, uso excesivo o edad avanzada.

Algunos ejemplos comunes de deformidades del pie incluyen:

1. Pie plano: también conocido como pie cavus, es una afección en la que el arco del pie se reduce o desaparece por completo, lo que hace que el pie se aplane y provoque dolor y fatiga al caminar.

2. Dedos en martillo: es una deformidad en la que uno o más dedos se doblan en un ángulo hacia arriba desde la articulación media, lo que hace que el extremo del dedo toque el suelo y provoque dolor e incomodidad.

3. Juáncipe valgo: es una deformidad en la que el talón se gira hacia afuera y los dedos del pie apuntan hacia adentro, lo que hace que caminar o correr sea difícil y doloroso.

4. Pie equino varo: es una afección en la que el pie se gira hacia abajo y hacia dentro, lo que dificulta el caminar y puede causar dolor en las articulaciones y los músculos circundantes.

5. Hallux valgus: también conocido como "juanete", es una deformidad en la que el dedo gordo del pie se desvía hacia afuera y el hueso del dedo sobresale, lo que puede causar dolor e incomodidad.

El tratamiento de las deformidades del pie depende de la gravedad de la afección y puede incluir el uso de zapatos especiales, plantillas ortopédicas, fisioterapia o cirugía en casos graves. Es importante buscar atención médica si se experimenta dolor o dificultad para caminar, ya que las deformidades del pie pueden empeorar con el tiempo y causar problemas más graves si no se tratan adecuadamente.

En términos médicos, el "soporte de peso" se refiere al uso de dispositivos o equipos que ayudan a distribuir y soportar el peso corporal de un individuo, con el objetivo de reducir el estrés en las articulaciones y tejidos específicos, promover la curación, prevenir lesiones adicionales o facilitar la movilidad y el desplazamiento.

Existen diferentes tipos de soportes de peso, dependiendo de la parte del cuerpo que necesite asistencia. Algunos ejemplos comunes incluyen:

1. Muletas: Son dispositivos utilizados para ayudar a las personas a desplazarse y mantener el equilibrio después de una lesión o cirugía en las extremidades inferiores, como un esguince de tobillo, una fractura de pierna o una cirugía de reemplazo de cadera. Las muletas pueden ser de diferentes tipos, como las clásicas de dos patas o las modernas de tres or cuatro puntos de apoyo.

2. Andadores: Son marcos metálicos con manijas y ruedas que proporcionan soporte adicional al caminar, especialmente en personas mayores o con problemas de equilibrio, debilidad muscular o afecciones neurológicas como el Parkinson. Los andadores pueden tener dos, tres o cuatro patas, y algunos modelos incluso vienen con asientos para descansar durante el desplazamiento.

3. Sillas de ruedas: Son dispositivos médicos que permiten a las personas con movilidad reducida desplazarse de un lugar a otro. Las sillas de ruedas pueden ser manuales, donde el usuario o un cuidador empuja la silla, o eléctricas, donde el propio usuario controla su movimiento mediante un panel de control.

4. Férulas y soportes ortopédicos: Son dispositivos utilizados para estabilizar y proteger articulaciones o extremidades lesionadas o dolorosas. Las férulas pueden ser rígidas o semirrígidas y estar hechas de materiales como el plástico, la fibra de vidrio o el metal. Los soportes ortopédicos, por su parte, son más ligeros y flexibles y se utilizan para brindar soporte adicional a articulaciones como rodillas, tobillos o caderas.

5. Colchones antiescaras: Son colchones especialmente diseñados para prevenir úlceras por presión en personas con movilidad reducida o encamadas. Estos colchones están hechos de materiales que distribuyen la presión de forma uniforme y ayudan a mantener la piel seca e intacta.

6. Camas terapéuticas: Son camas especialmente diseñadas para personas con problemas de movilidad o enfermedades crónicas que requieren un cuidado especial. Estas camas pueden tener diferentes características, como barras laterales, elevación del cabecero y el pie, y sistemas de inclinación que ayudan a mejorar la comodidad y la seguridad del usuario.

7. Sillas de ruedas: Son sillas especialmente diseñadas para personas con problemas de movilidad que no pueden caminar o necesitan apoyo adicional para hacerlo. Las sillas de ruedas pueden ser manuales o eléctricas y tener diferentes características, como frenos, reposapiés, cinturones de seguridad y cojines especiales.

8. Andadores: Son dispositivos de ayuda para la movilidad que permiten a las personas con problemas de equilibrio o debilidad en las piernas caminar de forma más segura y estable. Los andadores pueden ser estándar o plegables y tener diferentes características, como manillares ajustables, ruedas y frenos.

9. Bastones: Son dispositivos de ayuda para la movilidad que permiten a las personas con problemas de equilibrio o debilidad en una pierna caminar de forma más segura y estable. Los bastones pueden ser estándar o plegables y tener diferentes características, como agarraderas ergonómicas, puntas antideslizantes y correas de sujeción.

10. Dispositivos de elevación: Son dispositivos mecánicos que permiten a las personas con problemas de movilidad levantarse o sentarse de forma más fácil y segura. Los dispositivos de elevación pueden ser sillas de transferencia, grúas de techo o plataformas elevadoras y tener diferentes características, como motores eléctricos, controles remotos y cinturones de seguridad.

En resumen, los dispositivos de ayuda para la movilidad son una categoría amplia de productos que pueden ayudar a las personas con problemas de movilidad a desplazarse de forma más fácil y segura. Estos dispositivos pueden ser simples o complejos, manuales o eléctricos, y estar diseñados para una amplia variedad de necesidades y preferencias. Al elegir un dispositivo de ayuda para la movilidad, es importante considerar varios factores, como la seguridad, la comodidad, la facilidad de uso, el costo y la compatibilidad con el entorno del usuario.

La osteoartritis (OA) es la forma más común de artritis y se caracteriza por la degeneración progresiva del cartílago articular, lo que lleva a la pérdida de la articulación normal y su función. A menudo se describe como una enfermedad "de desgaste", ya que generalmente afecta las articulaciones que han sido utilizadas repetidamente durante muchos años, especialmente las articulaciones de las manos, rodillas, caderas y columna vertebral.

La degeneración del cartílago hace que los huesos en las articulaciones se froten entre sí, lo que puede causar dolor, rigidez, inflamación y pérdida de movilidad. En algunos casos, la osteoartritis también puede dar lugar a la formación de espolones óseos y protuberancias duras conocidas como "puntos gordos".

Aunque cualquiera puede desarrollar osteoartritis, ciertos factores aumentan su riesgo, incluyendo la edad avanzada, el sobrepeso u obesidad, los antecedentes familiares de la enfermedad, las lesiones articulares previas y la mala alineación o estructura anormal de las articulaciones.

El tratamiento de la osteoartritis se centra generalmente en el alivio de los síntomas y puede incluir medicamentos, terapia física, ejercicio, pérdida de peso y, en algunos casos, cirugía.

El calcáneo es la parte posterior y más grande del hueso del talón en el pie humano. Es el hueso más grande y fuerte en el pie, y desempeña un papel importante en la capacidad de soportar el peso del cuerpo y permitir el movimiento del pie. El calcáneo se articula con varios otros huesos, incluyendo el astrágalo (formando la articulación subtalar), el cuboides y los tres huesos cuneiformes. También sirve como un punto de inserción para varios músculos y ligamentos del pie.

En la terminología médica, los "dedos del pie" se refieren a las extremidades distales de los pies de un ser humano o animal. Anatómicamente, cada dedo del pie está compuesto por tres huesos (falanges) en humanos, excepto el dedo gordo que solo tiene dos. Cada dedo está rodeado por tejido blando, incluyendo piel, músculos interóseos, tendones y vasos sanguíneos.

Los dedos del pie desempeñan un rol crucial en la movilidad y equilibrio del cuerpo durante la marcha y otras actividades físicas. Las afecciones más comunes que afectan los dedos del pie incluyen juanetes, dedos en martillo, uñas encarnadas e infecciones de las uñas.

Las articulaciones, también conocidas como "conexiones" o "articulaciones corporales", son las uniones donde se encuentran dos o más huesos en el cuerpo humano. Estas estructuras permiten una variedad de movimientos y funciones esenciales para la vida diaria, como caminar, correr, agarrar objetos y mantener una postura erguida.

Hay varios tipos de articulaciones en el cuerpo humano, que se clasifican según su grado de movilidad y la estructura de sus superficies articulares. Los tres tipos principales son:

1. Articulaciones fibrosas: también conocidas como sinartrosis, son articulaciones rígidas con poca o ninguna movilidad. Están formadas por tejido conectivo denso y fuerte que une los huesos en su lugar. Ejemplos de articulaciones fibrosas incluyen las suturas craneales y las sindesmosis entre los huesos del tarso (parte inferior del pie).

2. Articulaciones cartilaginosas: también llamadas amfiartrosis, tienen una pequeña cantidad de movimiento y están formadas por tejido cartilaginoso en lugar de tejido conectivo. Hay dos subtipos de articulaciones cartilaginosas: las sincondrosis, donde los extremos de los huesos están cubiertos con cartílago hialino y permiten un crecimiento continuo durante la infancia; y las síndesmosis, donde los huesos están unidos por tejido fibroso resistente pero flexible.

3. Articulaciones sinoviales: son las articulaciones más móviles y flexibles del cuerpo humano. Están revestidas por una membrana sinovial que produce líquido sinovial, el cual lubrica y amortigua las superficies articulares. Las articulaciones sinoviales se clasifican además en varios subtipos según su forma y movimiento, como las articulaciones planas (como la articulación acromioclavicular), las articulaciones esféricas (como la articulación del hombro), las articulaciones elipsoidales (como la articulación radiocarpal en la muñeca), las articulaciones bicondilares (como la rodilla) y las articulaciones condilares (como la articulación de la cadera).

Las lesiones o enfermedades que afectan a las articulaciones pueden provocar dolor, inflamación, rigidez y pérdida de movimiento. El tratamiento depende del tipo y gravedad de la afección, pero puede incluir medicamentos, fisioterapia, inyecciones de corticosteroides o cirugía.

La artroplastia de reemplazo, también conocida como articulación artificial o cirugía de reemplazo articular, es un procedimiento quirúrgico en el que se elimina el cartílago dañado y los huesos desgastados de una articulación y se reemplazan con piezas artificiales, llamadas prótesis. Esta cirugía se realiza comúnmente en las articulaciones de la cadera, rodilla, hombro, codo, muñeca y tobillo, cuando los medicamentos, la fisioterapia y otras terapias no han aliviado el dolor y la discapacidad significativos.

El objetivo principal de una artroplastia de reemplazo es restaurar la movilidad y reducir el dolor en la articulación afectada, mejorando así la calidad de vida del paciente. Los materiales utilizados para las prótesis pueden ser de metal, plástico o cerámica, y se seleccionan según las necesidades y preferencias del paciente, así como las recomendaciones del cirujano ortopédico.

Existen diferentes tipos de artroplastia de reemplazo, dependiendo de la articulación afectada y del grado de daño en la misma. Algunos ejemplos son:

1. Prótesis total de cadera: Se reemplaza la bola (extremo superior del fémur) y el zócalo (cavidad de la pelvis).
2. Prótesis total de rodilla: Se reemplazan las superficies articulares desgastadas de los huesos de la pierna y la rótula.
3. Prótesis parcial o unicompartimental de rodilla: Solo se reemplaza una parte de la articulación de la rodilla, como el compartimento interno o externo.
4. Prótesis total de hombro: Se reemplazan las superficies articulares desgastadas del húmero y la escápula.
5. Prótesis de cadera por vía anterior: Es un enfoque quirúrgico específico que permite acceder a la articulación de la cadera a través de una incisión en el lado anterior del cuerpo, lo que puede acelerar la recuperación y disminuir el dolor postoperatorio.

La artroplastia de reemplazo es un procedimiento quirúrgico comúnmente realizado en personas mayores con artrosis severa o artritis reumatoide, aunque también puede indicarse en casos de fracturas complicadas o tumores óseos. Tras la cirugía, el paciente necesitará seguir un programa de rehabilitación y fisioterapia para recuperar la fuerza, el rango de movimiento y la funcionalidad de la articulación reemplazada. La mayoría de los pacientes experimentan una mejora significativa en su calidad de vida y capacidad para realizar actividades diarias después del procedimiento.

La articulación de la rodilla, también conocida como articulación femorotibial, es una articulación sinovial compleja que conecta el fémur (hueso del muslo) y el tibia (hueso de la pierna inferior). Es la articulación más grande del cuerpo humano y desempeña un papel crucial en las actividades diarias, como caminar, correr y sentarse.

La rodilla está formada por tres compartimentos principales: el compartimento femorotibial medial, el compartimento femorotibial lateral y el compartimento femoropatelar. Cada uno de estos compartimentos está revestido con cartílago articular, que ayuda a absorber los golpes y permite un movimiento suave y sin fricción entre los huesos.

La articulación de la rodilla también cuenta con dos meniscos, el menisco medial y el menisco lateral, que son anillos de fibrocartílago en forma de C ubicados entre el fémur y la tibia. Los meniscos actúan como amortiguadores y distribuyen uniformemente las cargas sobre el cartílago articular, ayudando a estabilizar la articulación y proteger contra lesiones.

La rodilla está rodeada por una cápsula articular fibrosa que contiene líquido sinovial, producido por la membrana sinovial. El líquido sinovial lubrica la articulación y proporciona nutrientes al cartílago articular.

La movilidad de la rodilla permite una variedad de movimientos, como flexión, extensión, rotación interna y externa. La fuerza y estabilidad de la articulación se logran mediante la acción combinada de los músculos y ligamentos que rodean la rodilla, como el cuádriceps, el bíceps femoral, los ligamentos colaterales y el ligamento cruzado anterior y posterior.

La articulación de la rodilla es susceptible a lesiones y enfermedades, como esguinces, distensiones, luxaciones, fracturas, artrosis, artritis reumatoide y osteonecrosis. El tratamiento puede incluir terapia física, medicamentos, inyecciones de corticosteroides o plasma rico en plaquetas, cirugía artroscópica o reemplazo total de rodilla.

La locomoción, en términos médicos, se refiere al movimiento o desplazamiento voluntario y coordinado del cuerpo humano o animal. En los seres humanos, implica el uso de nuestros sistemas musculoesquelético y nervioso para movernos de un lugar a otro. Esto puede involucrar diferentes tipos de movimientos como gatear, caminar, correr, saltar o nadar, dependiendo de las capacidades físicas de la persona.

El proceso de locomoción comienza con una señal del sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal) que viaja a través de los nervios periféricos hasta los músculos. Esta señal hace que los músculos se contraigan, lo que provoca el movimiento de las extremidades o partes del cuerpo. La coordinación entre diferentes grupos musculares es clave para lograr un movimiento suave y eficiente.

Es importante notar que la capacidad de locomoción puede verse afectada por diversas condiciones médicas, como enfermedades neuromusculares o lesiones en el sistema musculoesquelético. La rehabilitación y la terapia física pueden ayudar a mejorar o restaurar la capacidad de locomoción en algunos casos.

La recuperación de la función en un contexto médico se refiere al proceso por el cual un individuo restaura, parcial o totalmente, las capacidades físicas, cognitivas o psicológicas que fueron afectadas negativamente como resultado de una enfermedad, lesión o intervención quirúrgica. Este proceso puede involucrar diversos enfoques, incluyendo terapias físicas y ocupacionales, rehabilitación, medicamentos, cambios en el estilo de vida y otros tratamientos médicos. El objetivo principal de la recuperación de la función es ayudar al paciente a alcanzar el mayor nivel de independencia, autonomía y calidad de vida posible. La velocidad y éxito de la recuperación pueden variar ampliamente dependiendo de factores como la gravedad de la lesión o enfermedad, la edad y salud general del paciente, y su compromiso con el plan de tratamiento.

Pie plano, también conocido como pie plano flexible o pronación del pie, es una afección en la cual el arco interior del pie se colapsa y toca o casi toca el suelo cuando una persona está parada o camina. En un pie normal, el arco no toca completamente el suelo. Los músculos y los tejidos que soportan el arco pueden estirarse y debilitarse con el tiempo, especialmente si usted usa zapatos sin suela adecuada o pasa mucho tiempo de pie. Esto puede hacer que el arco se desplome.

Los síntomas del pie plano pueden incluir dolor en los pies, las piernas o los tobillos; rigidez; fatiga; y cambios en la forma en que se mueve el pie. En algunas personas, el pie plano no causa ningún problema y no necesita tratamiento. Pero en otras, el pie plano puede causar molestias y dolor, especialmente cuando se está de pie durante largos períodos o cuando se participa en actividades que impliquen running o saltar.

El tratamiento del pie plano depende de la gravedad de los síntomas. Puede incluir estiramientos y ejercicios, cambios en el calzado, soportes para el arco (plantillas) y, en algunos casos, cirugía. Es importante consultar a un médico o especialista en medicina deportiva si se tienen síntomas de pie plano para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Las deformidades adquiridas del pie se refieren a alteraciones estructurales y funcionales en los pies que ocurren después del nacimiento, a diferencia de las deformidades congénitas. Estas anormalidades pueden ser el resultado de una variedad de factores, incluyendo lesiones, enfermedades, trastornos neurológicos o musculoesqueléticos, y el uso prolongado de calzado inapropiado.

Algunos ejemplos comunes de deformidades adquiridas del pie incluyen:

1. Juáncaras: También conocidos como dedos en martillo, son curvaturas anormales en los dedos que hacen que se doblen hacia arriba en un ángulo inusual.

2. Pie plano adulto: La disminución del arco longitudinal medial del pie, lo que resulta en una pisada plana o baja.

3. Pie caído: También conocido como pes planovalgus, es una afección en la cual el arco del pie se colapsa hacia dentro y la planta del pie se orienta hacia afuera.

4. Dedos en garra: Similar a los juáncaras, pero más pronunciada, con curvaturas en los dedos que hacen que se doblen hacia arriba en un ángulo agudo y se posicionen debajo de los dedos adyacentes.

5. Neuroma de Morton: Un engrosamiento benigno del tejido blando alrededor de los nervios en la planta del pie, típicamente entre el tercer y cuarto dedo, lo que provoca dolor, entumecimiento o sensación de ardor.

6. Fascitis plantar: La inflamación de la fascia plantar, una banda gruesa de tejido que se extiende desde el talón hasta los dedos, causando dolor en el talón y la planta del pie.

7. Espolones calcáneos: Depósitos de calcio en el talón que pueden provocar dolor e inflamación.

8. Tendinitis aquilea: La inflamación o irritación del tendón de Aquiles, el tejido grueso que conecta los músculos del muslo con el hueso del talón, causando dolor e hinchazón en la parte posterior del tobillo y la pantorrilla.

9. Síndrome del túnel tarsiano: La compresión del nervio tibial en la parte inferior de la pierna y el tobillo, provocando entumecimiento, hormigueo o dolor en los pies y las piernas.

10. Pie de atleta: Una infección fúngica que afecta la piel y las uñas de los pies, causando picazón, ardor, descamación y ampollas.

En términos médicos, un "Equipo Deportivo" se refiere a un conjunto de equipamiento, dispositivos o implementos diseñados para ser utilizados por atletas, jugadores u otras personas durante la práctica de un deporte o actividad física. Estos elementos pueden incluir desde ropa y calzado especialmente diseñados hasta accesorios como pelotas, raquetas, cascos, protectores y otros implementos que ayudan a los participantes a realizar las acciones propias de la disciplina deportiva de manera segura y eficiente.

El uso apropiado del equipo deportivo es fundamental para prevenir lesiones y mejorar el rendimiento físico durante la práctica deportiva. Por lo tanto, es importante seleccionar el equipo adecuado en función de las características individuales de cada persona, así como de las exigencias específicas del deporte o actividad que se vaya a realizar.

Además, es fundamental asegurarse de que el equipo esté en buenas condiciones y sea apropiado para la edad, talla y nivel de habilidad del usuario. Asimismo, es recomendable utilizar equipamiento certificado y homologado que cumpla con las normas de seguridad establecidas por organismos nacionales e internacionales.

Artropatía es un término médico que se refiere a una enfermedad o trastorno que afecta a una articulación. Puede causar dolor, rigidez, hinchazón e incapacidad para mover la articulación normalmente. Las artropatías pueden ser causadas por varias condiciones, como la artritis, lesiones, infecciones o trastornos autoinmunitarios.

Existen diferentes tipos de artropatías, entre las que se incluyen:

* Artrosis: Es el tipo más común de artropatía y se produce por el desgaste del cartílago que recubre las articulaciones.
* Artritis reumatoide: Es una enfermedad autoinmune que causa inflamación e hinchazón en las articulaciones, lo que puede llevar a daños articulares permanentes.
* Gota: Ocurre cuando se acumulan cristales de ácido úrico en las articulaciones, lo que provoca dolor intenso y hinchazón.
* Artritis séptica: Es una infección bacteriana en una articulación que puede causar inflamación, dolor y daño articular.
* Artropatía psoriásica: Es una forma de artritis que afecta a las personas con psoriasis, una afección de la piel.
* Artropatía neuropática: Ocurre cuando una lesión o enfermedad del sistema nervioso causa daño en las articulaciones.

El tratamiento de las artropatías depende del tipo y gravedad de la afección. Puede incluir medicamentos, fisioterapia, terapia ocupacional, cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, cirugía.

La extremidad inferior, en términos médicos, se refiere a la parte inferior del miembro que incluye el hueso de la cadera (fémur), la rodilla, la pierna (tibia y peroné) y el pie. Esta región está involucrada en la locomoción y soporta el peso del cuerpo, por lo que es una parte importante del sistema musculoesquelético. Los problemas de salud que afectan a las extremidades inferiores pueden incluir fracturas óseas, artritis, dolores musculares, trastornos vasculares y neurológicos, entre otros.

En términos médicos, el talón se refiere a la parte prominente y redondeada del pie que forma su parte posterior. Es la zona más robusta y resistente del pie, diseñada para soportar la mayoría del peso corporal durante las actividades de caminar, correr o saltar. El talón está compuesto por huesos, músculos, tendones, ligamentos y tejidos conectivos que trabajan juntos para proporcionar estabilidad y amortiguación al pie.

El hueso más grande del talón se denomina calcáneo, el cual está conectado al resto de los huesos del tarso a través de articulaciones y ligamentos fuertes. El tendón de Aquiles, el tendón más grueso y fuerte del cuerpo humano, se inserta en el calcáneo, conectando el músculo tríceps sural (formado por los gemelos y el sóleo) con el talón.

El talón puede verse afectado por diversas afecciones y lesiones, como espolones calcaneares, fascitis plantar, tendinitis de Aquiles, fracturas de calcáneo o bursitis retrocalcaneal, entre otras. El cuidado adecuado del talón incluye el uso de calzado apropiado con soporte adecuado para la actividad física, estiramientos regulares y ejercicios de fortalecimiento, así como evitar caminar descalzo sobre superficies duras o irregulares.

La rodilla es una articulación condilar (un tipo de articulación sinovial) entre el fémur (hueso del muslo) y la tibia (hueso de la pierna). También incluye la rótula (hueso sesamoideo), que se encuentra en la parte anterior de la articulación y desliza sobre el ligamento patelar cuando se flexiona y extiende la pierna.

La rodilla tiene varios ligamentos para estabilizarla y músculos y tendones para facilitar su movimiento. Está involucrada en movimientos como flexión, extensión e incluso una pequeña rotación lateral cuando está completamente extendida. Es una de las articulaciones más grandes y complejas del cuerpo humano y está sujeta a una variedad de lesiones y trastornos debido a su uso frecuente y la cantidad de peso que soporta.

Los tendones son robustas bandas de tejido conectivo que unen los músculos a los huesos. Su función primordial es transmitir la fuerza generada por los músculos a las estructuras óseas, permitiendo así el movimiento y la estabilidad articular. Los tendones están compuestos principalmente por fibras de colágeno, que les confieren resistencia y flexibilidad. A diferencia de los ligamentos, que conectan hueso con hueso, los tendones se insertan en los músculos y desempeñan un papel crucial en la biomecánica del movimiento corporal. Ejemplos de tendones bien conocidos incluyen el tendón de Aquiles, que conecta el músculo tríceps sural con el calcáneo en la pierna; y el tendón rotuliano, que se extiende desde el músculo cuádriceps hasta la rótula y la tibia en la rodilla.

El nervio tibial es una rama terminal del nervio ciático que provee inervación a los músculos de la pierna posterior y parte inferior de la pantorrilla, así como también a la planta del pie. Este nervio controla los movimientos de flexión dorsal y plantar del pie, además de la inversión y eversión. También es responsable de la sensibilidad en la mayor parte de la planta del pie, excepto para la zona que está inervada por el nervio plantar lateral. El nervio tibial desciende por detrás de la rodilla, pasando a través del compartimento posterior de la pierna hasta dividirse en dos ramas terminales: el nervio plantar medial y el nervio plantar lateral, en la región del tobillo.

La cadera es una articulación esférica (articulación sinovial) que conecta el fémur con el ilíaco, formando parte de la pelvis. Es la articulación más grande del cuerpo humano y desempeña un papel fundamental en la movilidad, soportando el peso corporal durante las actividades diarias como caminar, correr o sentarse.

La cabeza femoral se inserta en una cavidad poco profunda llamada cotilo del hueso coxal (ilíaco). Esta articulación está rodeada por un saco membranoso llamado cápsula articular y está reforzada por ligamentos fuertes que proporcionan estabilidad.

La cabeza femoral y el cotilo están recubiertos de cartílago hialino, lo que permite un movimiento suave y sin fricción entre los huesos. Los músculos que rodean la cadera permiten una amplia gama de movimientos, incluyendo flexión, extensión, abducción, aducción, rotación interna y externa.

Las afecciones comunes que pueden afectar a la articulación de la cadera incluyen la artrosis, la bursitis, la luxación o dislocación de la cadera, la displasia de la cadera (una malformación congénita) y los traumatismos. El dolor en la cadera puede ser un signo de algún problema subyacente y requerir atención médica especializada.

La artroscopía es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que permite al médico diagnosticar y tratar problemas en una articulación. Durante la artroscopía, el cirujano inserta un pequeño instrumento delgado y flexible con una lente y una fuente de luz en la articulación. Este instrumento se llama artroscopio.

A través del artroscopio, el cirujano puede ver el interior de la articulación en una pantalla de video y realizar procedimientos quirúrgicos menores utilizando pequeñas herramientas especiales. La artroscopía se utiliza a menudo para diagnosticar y tratar problemas en las rodillas, los hombros, las caderas, los codos y los tobillos.

Al ser un procedimiento menos invasivo que la cirugía abierta tradicional, la artroscopía puede ofrecer varias ventajas, como una menor pérdida de sangre, menos dolor postoperatorio, una recuperación más rápida y una menor probabilidad de complicaciones. Sin embargo, como cualquier procedimiento quirúrgico, la artroscopía también conlleva ciertos riesgos y no siempre es la opción más adecuada para todos los pacientes o para todos los problemas articulares.

La tibia, en términos médicos, se refiere al hueso largo de la pierna que se encuentra justo debajo del fémur y por encima del tobillo. Es el segundo hueso más largo del cuerpo humano y es parte del sistema musculoesquelético inferior. La tibia se articula con el fémur en la rodilla y con el peroné, otro hueso de la pierna, a través de un ligamento interóseo. También forma parte de la articulación del tobillo, donde se une al talus.

La tibia es un hueso con una forma prismática triangular y presenta tres superficies: anterior, lateral y posterior. La superficie anterior, también conocida como cara anterior o frente de la tibia, es lisa y convexa, mientras que las superficies lateral y posterior son rugosas y articulares.

La tibia es un hueso importante en el apoyo del peso corporal y en la movilidad de la pierna, ya que forma parte de varias articulaciones importantes y sirve como punto de inserción para músculos cruciales de la pierna.

En resumen, la tibia es un hueso largo ubicado en la pierna que desempeña un papel fundamental en el soporte del peso corporal y en la movilidad de la extremidad inferior.

Las articulaciones del pie son las uniones entre los huesos que permiten el movimiento y la flexibilidad en la estructura del pie. Hay varias articulaciones en el pie, incluyendo:

1. Articulación talocrural (tarso-crural): es la articulación entre el hueso de la espinilla (tibia) y el hueso del tobillo (talus). Esta articulación permite la flexión dorsal y plantar del pie.
2. Articulaciones subtalares: son las articulaciones entre el talus y los huesos del tarso (calcáneo y navicular). Estas articulaciones permiten la inversión y eversión del pie.
3. Articulaciones tarsometatarsales: son las articulaciones entre los huesos del tarso y los metatarsianos. Estas articulaciones permiten el movimiento de balanceo del pie durante el paso.
4. Articulaciones metatarsofalángicas: son las articulaciones entre los metatarsianos y las falanges (huesecillos de los dedos). Estas articulaciones permiten la flexión y extensión de los dedos del pie.
5. Articulaciones interfalángicas: son las articulaciones entre las falanges de los dedos del pie. Estas articulaciones permiten la flexión y extensión de los dedos del pie.

Las articulaciones del pie están rodeadas de tejidos blandos, como ligamentos, tendones y músculos, que proporcionan soporte y estabilidad a las articulaciones durante el movimiento. También están llenas de líquido sinovial, que lubrica las superficies articulares y reduce la fricción durante el movimiento.

Una fractura de la tibia se refiere a un rompimiento o craqueo en el hueso de la espinilla, conocido como la tibia. Este tipo de fractura es relativamente común y puede ocurrir en cualquier parte a lo largo de la longitud del hueso. Las fracturas de la tibia pueden variar en gravedad, desde una pequeña grieta hasta un completo desplazamiento o aplastamiento del hueso.

Las causas más comunes de las fracturas de la tibia incluyen traumatismos directos, como los producidos por accidentes automovilísticos o caídas desde gran altura, y traumatismos indirectos, como los que resultan de un golpe fuerte en una posición flexionada de la rodilla. También pueden ser causadas por estrés repetitivo, especialmente en aquellos que participan en actividades deportivas de alto impacto, lo que lleva a fracturas por estrés.

Los síntomas de una fractura de la tibia suelen incluir dolor intenso e inmediato en la pierna, moretones, hinchazón y hematomas, incapacidad para caminar o soportar peso en la pierna afectada, deformidad visible en la pierna y, en algunos casos, un agudo dolor al tacto directo sobre el área fracturada.

El tratamiento de una fractura de la tibia dependerá de la gravedad y la ubicación de la fractura. Puede incluir inmovilización con yeso o férula, cirugía para colocar placas y tornillos en el hueso roto, o incluso la instalación de un clavo intramedular para mantener el hueso alineado correctamente mientras se cura. Después del tratamiento, la rehabilitación y fisioterapia serán esenciales para ayudar a restaurar la fuerza, el rango de movimiento y la función normal de la pierna afectada.

La articulación de la cadera, también conocida como articulación coxofemoral, es una articulación esférica o sinartrosis en la que el extremo superior del fémur (cabeza femoral) se une con la cavidad acetabular de la pelvis. Esta articulación está compuesta por el cartílago articular, los ligamentos de refuerzo y la cápsula articular. La articulación de la cadera permite movimientos de flexión, extensión, abducción, aducción, rotación interna y externa, lo que facilita la marcha, la postura erguida y las actividades físicas. Es una de las articulaciones más importantes y más sometidas a desgaste en el cuerpo humano.

El término 'Resultado del Tratamiento' se refiere al desenlace o consecuencia que experimenta un paciente luego de recibir algún tipo de intervención médica, cirugía o terapia. Puede ser medido en términos de mejoras clínicas, reducción de síntomas, ausencia de efectos adversos, necesidad de nuevas intervenciones o fallecimiento. Es un concepto fundamental en la evaluación de la eficacia y calidad de los cuidados de salud provistos a los pacientes. La medición de los resultados del tratamiento puede involucrar diversos parámetros como la supervivencia, la calidad de vida relacionada con la salud, la función física o mental, y la satisfacción del paciente. Estos resultados pueden ser evaluados a corto, mediano o largo plazo.

La articulación del dedo del pie, también conocida como articulaciones interfalángicas, son las articulaciones que se encuentran entre los huesos de los dedos de los pies. Hay dos articulaciones interfalángicas en cada dedo del pie, excepto en el dedo gordo, que solo tiene una. Estas articulaciones están formadas por la unión de los huesos falanges proximales y las falanges distales, y su función principal es permitir el movimiento de flexión y extensión en los dedos de los pies. La articulación del dedo gordo del pie se conoce como articulación metatarsofalángica y está formada por la unión del hueso metatarsiano y la falange proximal del dedo gordo. Su función principal es soportar el peso del cuerpo durante la marcha y permitir el movimiento de flexión y extensión en el dedo gordo.

El término "Pie Zambo" no es un término médico estándar y su uso puede variar. Sin embargo, en algunos contextos, particularmente en países de habla hispana, "Pie Zambo" se refiere a una condición física donde la persona tiene el pie o los pies hacia adentro o hacia dentro mientras está parada o caminando. Esta afección también se conoce como "pes planovalgus" en términos médicos.

El pie zambo es una deformidad del pie que se caracteriza por un arco plano excesivo y una pronación excesiva, lo que hace que el talón se desvíe hacia afuera y los dedos del pie se dirijan hacia adentro. Esta afección puede causar dolor en el pie, la rodilla, la cadera o la espalda, así como dificultad para caminar o correr. El tratamiento puede incluir el uso de plantillas ortopédicas, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento, y en casos graves, cirugía.

Los huesos del pie, también conocidos como los huesos tarsales, metatarsianos y falángicos, son un total de 26 huesos que forman la estructura ósea del pie en humanos. Están divididos en tres grupos:

1. Tarsales: Formados por siete huesos que se articulan entre sí y con los huesos de la pierna, formando el tarso. Incluyen el calcáneo (el hueso del talón), el talus (hueso anterior al calcáneo), el escafoide, cuboides y tres cuneiformes.

2. Metatarsianos: Formados por cinco huesos largos y delgados que conectan los tarsales con las falanges. Se numera cada uno de ellos desde el más interno hacia el externo, empezando en el número 1.

3. Falángicos: Formados por catorce huesos cortos y curvos dispuestos en tres filas o series, conectadas a los metatarsianos. La primera falange se articula con el metatarso correspondiente; la segunda falange se articula con la primera y la tercera falange (si existe) se articula con la segunda.

El conjunto de estos huesos permite la flexibilidad y soporte necesarios para mantener la postura erguida, caminar, correr y realizar diversas actividades físicas.

Lo siento, pero "fútbol" no es un término médico. El fútbol se refiere a un deporte jugado con un balón entre dos equipos, cada uno compuesto por once jugadores, que se juega en un campo rectangular con una portería o gol en cada extremo.

Sin embargo, en el ámbito médico, los términos "fútbol" a veces se utilizan metafóricamente para describir ciertas condiciones o lesiones relacionadas con el deporte. Por ejemplo, un "pie de fútbol" es una ampolla dolorosa en la planta del pie que a menudo se desarrolla en personas que juegan al fútbol o practican otros deportes que involucran carreras y paradas repentinas.

También existe una lesión llamada "lesión de rodilla del portero de fútbol", que es una lesión específica de la articulación de la rodilla que puede ocurrir en los porteros de fútbol cuando caen sobre una pierna extendida mientras intentan atrapar un balón.

Pero en general, "fútbol" no es un término médico y no tiene una definición médica específica.

En terminología anatómica, el término "posterior" se refiere a la parte o superficie de un organismo que está más lejos de la cabeza o del frente, y hacia la parte posterior o la cola. Cuando se habla específicamente de un "miembro posterior", sin embargo, generalmente se hace referencia al miembro inferior en humanos y animales cuadrúpedos, ya que estos son los miembros que se encuentran más atrás en la dirección del movimiento natural.

Por lo tanto, una definición médica de "miembro posterior" sería: el miembro inferior en humanos o el miembro trasero en animales cuadrúpedos, que incluye la cadera, muslo, pierna y pie, y desempeña un papel importante en la locomoción y el equilibrio del cuerpo.

Una fractura cerrada, en términos médicos, se refiere a un tipo de fractura ósea donde el hueso está roto, pero no hay una herida abierta o penetración de la piel. La integridad de la superficie de la piel permanece intacta, lo que significa que los extremos del hueso roto no sobresalen ni perforan a través de la piel. Aunque la piel esté intacta, pueden producirse moretones y hematomas alrededor del sitio de la fractura como resultado de un sangrado interno. El diagnóstico generalmente se realiza mediante radiografías, que muestran el patrón de la fractura y ayudan a guiar el tratamiento, que suele incluir inmovilización con yeso o férula, junto con manejo del dolor y promoción de la curación.

La fijación de fracturas es un procedimiento quirúrgico ortopédico en el que se utilizan diferentes métodos y dispositivos para mantener los extremos de un hueso roto (fracturado) en su alineación correcta mientras sana. Esto ayuda a garantizar una curación adecuada y reduce el riesgo de complicaciones como la mala alineación o la curvatura anormal del hueso (deformidad).

Hay varios métodos de fijación de fracturas, incluyendo:

1. Clavos intramedulars: Se introducen por el centro del hueso a través de una pequeña incisión. Son especialmente útiles en fracturas largas de huesos como el fémur (hueso del muslo) y el húmero (hueso del brazo).

2. Placas y tornillos: Se utilizan cuando se necesita una fijación más estable, especialmente en fracturas complejas o inestables. Se colocan a través de incisiones más grandes y se sujetan al hueso con tornillos.

3. Fijadores externos: Consisten en varillas que se insertan a través de la piel y se fijan al hueso roto. Luego, se unen a una estructura externa para mantener el hueso en su lugar. Se utilizan a menudo cuando hay tejido blando dañado que necesita tiempo para sanar antes de que se pueda realizar una fijación interna.

4. Yesos y férulas: Aunque no son dispositivos quirúrgicos, los yesos y las férulas también pueden usarse para estabilizar fracturas simples y mantener la alineación correcta durante el proceso de curación.

La elección del método de fijación depende del tipo y la localización de la fractura, así como de otros factores como la edad y la salud general del paciente. El objetivo final de la fijación de fracturas es restaurar la integridad estructural del hueso y permitir que vuelva a su función normal lo antes posible.

La artopatía neurógena es una afección que afecta las articulaciones y se asocia con trastornos del sistema nervioso periférico. También se conoce como osteoartritis neurogénica o neuropática.

Esta condición se caracteriza por cambios degenerativos en las articulaciones, que pueden ser causados por una disminución de la función del sistema nervioso periférico. La pérdida de inervación de las articulaciones puede llevar a un deterioro progresivo de los tejidos articulares, incluyendo el cartílago articular, los ligamentos y los músculos circundantes.

La artopatía neurógena puede ser causada por una variedad de trastornos del sistema nervioso periférico, como la neuropatía diabética, lesiones de la médula espinal, enfermedades degenerativas del disco y otras afecciones neurológicas.

Los síntomas de la artopatía neurógena pueden incluir dolor articular, rigidez, hinchazón y limitación del movimiento. El tratamiento puede incluir fisioterapia, medicamentos para el dolor y la inflamación, y en algunos casos, cirugía ortopédica.

Es importante tener en cuenta que la artopatía neurógena es una afección compleja que puede requerir un enfoque de tratamiento multidisciplinario, involucrando a especialistas en neurología, reumatología y ortopedia.

Las deformidades adquiridas de las articulaciones se refieren a alteraciones estructurales y funcionales en las articulaciones que ocurren después del nacimiento, a diferencia de las deformidades congénitas que están presentes desde el nacimiento. Estas deformidades pueden ser el resultado de una variedad de procesos, incluyendo trauma, infección, enfermedad inflamatoria, tumores o envejecimiento normal.

El tipo y la gravedad de la deformidad adquirida dependen de la causa subyacente. Por ejemplo, una lesión grave puede resultar en una dislocación permanente o una articulación fusionada (anquilosis). La artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune que afecta las articulaciones, puede causar inflamación crónica leading to cartílago dañado, hueso erosionado y deformidad articular.

El tratamiento de las deformidades adquiridas de la articulación depende de su causa y gravedad. Puede incluir terapia física, medicamentos para controlar la inflamación y el dolor, o cirugía ortopédica para corregir la deformidad o reemplazar la articulación.

La espasticidad muscular es un trastorno del tono y la contractura muscular que se caracteriza por aumento del tono muscular en reposo y un patrón anormal de reflejos musculares, conocido como hiperreflexia. Esto resulta en movimientos involuntarios e impredecibles, especialmente durante el inicio de un movimiento voluntario. La espasticidad es comúnmente asociada con lesiones de la médula espinal o trastornos neurológicos como esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, derrame cerebral y parálisis cerebral. Puede causar rigidez articular, dolor y limitación funcional. El tratamiento puede incluir fisioterapia, terapia ocupacional, medicamentos que relajan los músculos (como baclofeno, diazepam o tizanidina) e inyecciones de toxina botulínica en los músculos afectados. En casos graves, se puede considerar la cirugía para alargar los tendones o transferir músculos.

Las Enfermedades Vasculares Periféricas (EVP) se definen como la obstrucción o estenosis de los vasos sanguíneos periféricos, excluyendo el sistema coronario y cerebral. Esto puede resultar en una disminución del flujo sanguíneo hacia las extremidades, lo que produce diversos síntomas y complicaciones.

Las causas más comunes de EVP son la aterosclerosis (endurecimiento y estrechamiento de las arterias), la trombosis (formación de coágulos sanguíneos) y la embólica (bloqueo de un vaso sanguíneo por un émbolo, generalmente un coágulo).

Los factores de riesgo para desarrollar EVP incluyen tabaquismo, diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia (niveles altos de colesterol y triglicéridos en la sangre), obesidad, sedentarismo y edad avanzada.

Los síntomas más comunes de EVP incluyen claudicación intermitente (dolor en las piernas al caminar que desaparece con el reposo), parestesias (sensaciones anormales como entumecimiento o hormigueo), palidez, frío y cianosis (coloración azulada de la piel) en las extremidades afectadas. En casos graves, puede haber úlceras cutáneas isquémicas (heridas que no cicatrizan) o gangrena (muerte del tejido).

El diagnóstico se realiza mediante una combinación de historia clínica, exploración física y estudios complementarios como la ecografía Doppler, la angiografía por resonancia magnética o la angiografía convencional. El tratamiento puede incluir medidas no farmacológicas (ejercicio regular, control del peso, cesación tabáquica), medicamentos (antiagregantes plaquetarios, vasodilatadores) y procedimientos invasivos (angioplastia, bypass quirúrgico).

La contracción isométrica es un tipo específico de contracción muscular en el que los músculos se tensionan y acortan, pero no hay movimiento visible en las articulaciones afectadas. Durante una contracción isométrica, el músculo se mantiene en una posición fija y estática mientras se opone a una fuerza externa o resistencia.

En otras palabras, los músculos trabajan para generar fuerza sin cambiar la longitud del músculo ni producir un movimiento articular aparente. Esto contrasta con las contracciones isotónicas, en las que el músculo se acorta y produce un movimiento articular, y las contracciones auxotónicas, en las que la longitud del músculo cambia mientras se opone a una fuerza externa.

Las contracciones isométricas son comunes en muchas actividades diarias, como empujar contra un objeto pesado o mantener una postura estable. También se utilizan en entrenamientos de resistencia y fisioterapia para fortalecer músculos específicos y mejorar la estabilidad articular.

La contracción muscular es el proceso en el que los músculos se acortan y endurecen al contraerse, lo que genera fuerza y produce movimiento. Esta acción es controlada por el sistema nervioso y ocurre cuando las células musculares, conocidas como fibras musculares, se estimulan para que se muevan.

Hay tres tipos principales de contracciones musculares: isotónicas, isométricas y auxotónicas.

1. Las contracciones isotónicas ocurren cuando los músculos se acortan mientras producen fuerza y el objeto que están moviendo cambia de posición. Hay dos tipos de contracciones isotónicas: concéntricas y excéntricas. En una contracción concéntrica, el músculo se acorta y produce movimiento, como cuando levantas una pesa. Por otro lado, en una contracción excéntrica, el músculo se alarga mientras resiste la fuerza, como cuando bajas lentamente la pesa para controlar su descenso.

2. Las contracciones isométricas ocurren cuando los músculos se tensan y producen fuerza sin que haya cambio en la longitud del músculo ni movimiento del objeto. Un ejemplo de esto es empujar contra un objeto inamovible, como una pared.

3. Las contracciones auxotónicas son una combinación de isotónicas y isométricas, en las que el músculo se acorta mientras resiste la fuerza. Un ejemplo de esto es levantar un peso mientras te paras sobre una superficie inestable, como una pelota de equilibrio.

La contracción muscular también puede clasificarse en voluntaria e involuntaria. Las contracciones voluntarias son controladas conscientemente por el cerebro y el sistema nervioso central, mientras que las contracciones involuntarias son automáticas y no requieren control consciente.

La capacidad de los músculos para contraerse y relajarse es fundamental para la movilidad y el funcionamiento adecuado del cuerpo. Las lesiones, enfermedades o trastornos que afectan la contracción muscular pueden causar debilidad, rigidez, dolor y otros síntomas que impacten negativamente en la calidad de vida.

La artritis es una afección médica que causa inflamación e hinchazón en uno o más articulaciones del cuerpo. Esta inflamación puede causar dolor, rigidez y dificultad para mover las articulaciones afectadas. Existen diversos tipos de artritis, incluyendo la artritis reumatoide, la osteoartritis y la artritis psoriásica, cada una con diferentes causas y síntomas específicos.

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune que ocurre cuando el sistema inmunológico ataca accidentalmente los tejidos sanos del cuerpo, especialmente las membranas sinoviales que recubren las articulaciones. Esto puede causar inflamación crónica y daño articular progresivo.

La osteoartritis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones que se produce cuando el cartílago que protege los extremos de los huesos se desgasta con el tiempo, lo que lleva a la fricción entre los huesos y causa dolor e inflamación.

La artritis psoriásica es una forma de artritis que ocurre en personas con psoriasis, una afección cutánea crónica que causa enrojecimiento, picazón y descamación de la piel. En algunas personas con psoriasis, la inflamación también puede afectar las articulaciones, causando artritis psoriásica.

El tratamiento de la artritis depende del tipo y gravedad de la enfermedad. Puede incluir medicamentos para aliviar el dolor y reducir la inflamación, fisioterapia, ejercicio y cambios en el estilo de vida. En algunos casos, la cirugía puede ser necesaria para reemplazar o reparar articulaciones gravemente dañadas.

El reflejo H o reflejo de Hunter es un reflejo plantar profundo que involucra la contracción del músculo extensor largo de los dedos y el tibial anterior en respuesta a un estímulo aplicado al dorso del pie. Este reflejo se utiliza en examen neurológico para evaluar el funcionamiento del sistema nervioso periférico y central, particularmente los nervios ciáticos y femoral y las vías corticoespinales. Su ausencia o anormalidad puede indicar una lesión en estas áreas y es un signo de patología neurológica como la enfermedad de la neurona motora superior o la esclerosis múltiple.

La fijación interna de fracturas es un procedimiento quirúrgico ortopédico en el que se utilizan varios dispositivos médicos, como placas, tornillos, clavos o barras, para mantener los fragmentos óseos rotos en su lugar mientras la fractura sana. Estos dispositivos se insertan directamente dentro del hueso a través de pequeñas incisiones o cortes.

El objetivo principal de la fijación interna es restaurar la integridad estructural y la función normal del hueso lo más pronto posible después de una fractura compleja. Ayuda a mantener la alineación correcta de los extremos rotos durante el proceso de curación, reduce el dolor y la probabilidad de complicaciones asociadas con las fracturas, como la mala unión o desalineación de los huesos.

Después de la cirugía, generalmente se requiere un período de inmovilización y rehabilitación para permitir que el hueso sane correctamente. La duración del proceso de curación depende de varios factores, como la gravedad de la fractura, la ubicación del hueso afectado y la salud general del paciente.

Es importante tener en cuenta que, aunque estos dispositivos de fijación interna desempeñan un papel crucial en el proceso de curación, no siempre son permanentes. En algunos casos, pueden ser necesarios procedimientos adicionales para quitarlos una vez que el hueso ha sanado por completo.

Los fenómenos fisiológicos musculoesqueléticos hacen referencia a los procesos y funciones normales que ocurren en el sistema musculoesquelético. Este complejo sistema está formado por los músculos, huesos, tendones, ligamentos, articulaciones y otros tejidos conectivos que trabajan juntos para permitir el movimiento del cuerpo, mantener la postura y proteger órganos internos.

Algunos ejemplos de fenómenos fisiológicos musculoesqueléticos incluyen:

1. Contracción muscular: proceso mediante el cual los músculos se acortan y engrosan, generando fuerza para producir movimiento.
2. Relajación muscular: proceso opuesto a la contracción, en el que los músculos se alargan y adelgazan, permitiendo el movimiento articular.
3. Movimiento articular: cambio de posición de dos o más superficies óseas en relación entre sí, facilitado por la acción de los músculos que se insertan en esos huesos.
4. Homeostasis articular: mantenimiento del equilibrio químico y físico dentro de las articulaciones, mediante la producción y eliminación adecuada de líquidos sinoviales y el control de la temperatura.
5. Crecimiento y desarrollo musculoesquelético: procesos mediante los cuales los músculos y huesos aumentan de tamaño, fuerza y complejidad durante el crecimiento y maduración del individuo.
6. Reparación y regeneración tisular: capacidad del sistema musculoesquelético para repararse a sí mismo después de una lesión o enfermedad, mediante la producción de nuevas células y tejidos.
7. Control neuromuscular: integración de los sistemas nervioso y muscular para coordinar el movimiento y mantener la postura corporal.
8. Propiocepción: percepción consciente o inconsciente de las posiciones relativas de las diferentes partes del cuerpo en el espacio, facilitada por los receptores nerviosos presentes en los músculos, tendones y articulaciones.

Estas funciones son esenciales para mantener la salud y el bienestar del sistema musculoesquelético, así como para garantizar una buena calidad de vida y un alto nivel de rendimiento físico en las diferentes actividades diarias.

La robótica en el contexto médico se refiere al campo que involucra el diseño, desarrollo, construcción y uso de robots y sistemas robóticos en aplicaciones clínicas y de atención médica. Estos robots pueden ser utilizados directamente por profesionales médicos para asistirlos en procedimientos quirúrgicos (como la cirugía asistida por robot), rehabilitación o cuidado del paciente, o indirectamente para mejorar la eficiencia y efectividad de los procesos de atención médica.

La robótica en la medicina puede ofrecer una serie de ventajas, incluyendo una mayor precisión y control en procedimientos quirúrgicos complejos, la capacidad de realizar operaciones menos invasivas con menores riesgos para el paciente, y la posibilidad de extender las capacidades humanas en tareas repetitivas o exigentes físicamente.

Ejemplos de aplicaciones médicas de la robótica incluyen:

1. Cirugía asistida por robot: Los cirujanos utilizan robots para realizar procedimientos quirúrgicos complejos, como cirugías cardíacas, neurológicas o urológicas, con mayor precisión y control. El robot más conocido en este campo es el da Vinci Surgical System.
2. Rehabilitación robótica: Los dispositivos robóticos pueden ayudar a los pacientes con discapacidades físicas a recuperar la movilidad y fuerza, proporcionando asistencia en tareas terapéuticas y entrenamiento de habilidades motoras.
3. Asistencia en el cuidado del paciente: Los robots pueden ser utilizados para ayudar a los cuidadores en la atención diaria de pacientes, como el movimiento y transferencia de pacientes con limitaciones físicas o la asistencia en la alimentación y higiene personal.
4. Telemedicina y telesalud: Los robots pueden facilitar la comunicación remota entre médicos y pacientes, permitiendo consultas y seguimientos a distancia.
5. Farmacia robótica: Los sistemas automatizados de preparación de medicamentos pueden ayudar a reducir los errores en la dispensación de fármacos y mejorar la eficiencia en el proceso de llenado de recetas.
6. Robótica en diagnóstico: Los robots pueden asistir en procedimientos de diagnóstico, como biopsias o endoscopias, proporcionando una visión más precisa y controlada de los tejidos internos.
7. Investigación y desarrollo: La robótica puede contribuir al avance de la investigación médica y el desarrollo de nuevas tecnologías, como la impresión 3D de tejidos y órganos o la creación de modelos anatómicos virtuales para la simulación quirúrgica.

La robótica en medicina tiene el potencial de mejorar los resultados clínicos, reducir los errores humanos y aumentar la eficiencia en la prestación de atención médica. Sin embargo, también plantea desafíos éticos y regulatorios que deben abordarse para garantizar un uso adecuado y seguro de estas tecnologías.

Una ortesis de pie es un dispositivo externo aplicado al pie con el objetivo de corregir, proteger, asistir o en su defecto, reemplazar la función del pie dañado. Puede ser rígida, semirrígida o flexible, dependiendo de los requerimientos específicos del paciente.

Estas ortesis se utilizan a menudo para tratar diversas condiciones del pie y el tobillo, como esguinces de repetición, fascitis plantar, metatarsalgia, dedos en martillo, pronación excesiva o supinación, juanetes, pie plano o cavus. También pueden ser útiles después de una cirugía para mantener la posición correcta mientras el tejido cicatriza.

La prescripción y ajuste de una ortesis de pie generalmente es realizada por un podólogo, fisioterapeuta o ortopedista, quien tomará en cuenta factores como la estructura del pie, el patrón de marcha, los síntomas y las actividades diarias del paciente.

La inmovilización, en el contexto médico, se refiere al proceso de restringir o limitar el movimiento de una extremidad u otra parte del cuerpo. Esto generalmente se realiza para proteger una lesión, como un hueso roto, una articulación dislocada o una tendinitis inflamada, evitando así movimientos que podrían empeorar la lesión o causar dolor.

La inmovilización se puede lograr mediante diversos métodos, dependiendo de la ubicación y la gravedad de la lesión. Algunos de estos métodos incluyen:

1. Férulas: Son dispositivos rígidos que se utilizan para mantener una extremidad en una posición específica. Pueden ser hechas de fibra de vidrio o yeso y se ajustan alrededor de la lesión.

2. Tablas de tracción: Se utilizan principalmente para las fracturas de fémur (hueso del muslo) y otras lesiones graves en las extremidades inferiores. Una tabla de tracción ayuda a mantener la extremidad alineada correctamente y a reducir la presión sobre los tejidos circundantes.

3. Inmovilizadores de columna: Se utilizan para inmovilizar la columna vertebral después de una lesión grave, como una fractura o un desplazamiento de las vértebras. Estos dispositivos mantienen la columna vertebral en una posición neutra y evitan movimientos que podrían causar más daño o parálisis.

4. Aspiración de articulaciones: En algunos casos, se puede inmovilizar una articulación mediante la introducción de aire o gas en el espacio articular para crear presión y limitar el movimiento. Este método se utiliza con menor frecuencia que otros métodos de inmovilización.

La duración de la inmovilización depende del tipo y gravedad de la lesión. Después de un período de inmovilización, es posible que sea necesaria una rehabilitación gradual para ayudar a restaurar el rango de movimiento y la fuerza muscular en la zona afectada.

La definición médica de "Antepié Humano" se refiere a la parte delantera o anterior del pie humano, que está debajo de la articulación del tobillo y justo por delante del mediopié. El antepié está compuesto por los huesos metatarsianos y las falanges de los dedos. Esta área es importante en el apoyo del peso corporal durante el caminar, correr y saltar, y es comúnmente donde ocurren lesiones como juanetes, dedos en martillo y fascitis plantar. También conocido como el "ball of the foot" en inglés. Es importante mantener la salud del antepié para garantizar una buena movilidad y función del pie.

Los estudios de seguimiento en el contexto médico se refieren a los procedimientos continuos y regulares para monitorear la salud, el progreso o la evolución de una condición médica, un tratamiento o una intervención en un paciente después de un período determinado. Estos estudios pueden incluir exámenes físicos, análisis de laboratorio, pruebas de diagnóstico por imágenes y cuestionarios de salud, entre otros, con el fin de evaluar la eficacia del tratamiento, detectar complicaciones tempranas, controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. La frecuencia y el alcance de estos estudios varían dependiendo de la afección médica y las recomendaciones del proveedor de atención médica. El objetivo principal es garantizar una atención médica continua, personalizada y oportuna para mejorar los resultados del paciente y promover la salud general.

La Enfermedad Arterial Periférica (EAP), también conocida como enfermedad vascular periférica o arteriopatía obliterante periférica, es una afección médica que se caracteriza por el endurecimiento y estrechamiento de las arterias periféricas, principalmente en las extremidades inferiores (piernas), pero también puede afectar los brazos. Esto ocurre como resultado de la acumulación de placa (aterosclerosis) en las paredes de los vasos sanguíneos.

La placa está compuesta por grasas, colesterol, calcio y otras sustancias presentes en la sangre. Con el tiempo, esta acumulación provoca un estrechamiento y endurecimiento de las arterias, lo que reduce el flujo sanguíneo hacia los tejidos periféricos. La EAP puede manifestarse con síntomas como dolor en las piernas al caminar (claudicación intermitente), piel fría o pálida, llagas o úlceras que no cicatrizan, cambios de color en la piel y en casos graves, gangrena.

La EAP es un indicador de un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infarto de miocardio e ictus, por lo que su detección y tratamiento tempranos son cruciales para prevenir complicaciones mayores y mejorar la calidad de vida del paciente. El diagnóstico se realiza mediante exploraciones no invasivas, como la prueba de doppler o la angiografía por resonancia magnética. El tratamiento puede incluir cambios en el estilo de vida, medicamentos, procedimientos endovasculares o cirugía vascular.

La hemiplejía es un término médico que se refiere al parálisis o pérdida significativa del movimiento en una mitad del cuerpo. Afecta usualmente a los brazos y las piernas de un lado del cuerpo. Esta condición es comúnmente causada por lesiones en el cerebro, particularmente en el hemisferio cerebral opuesto al lado afectado del cuerpo. Las causas más comunes incluyen accidentes cerebrovasculares (ACV), tumores cerebrales o infecciones que dañan el tejido cerebral. La gravedad de la hemiplejía puede variar desde una leve debilidad hasta una parálisis completa. También pueden presentarse otros síntomas asociados, como pérdida de sensibilidad, problemas de visión o dificultad para hablar, dependiendo del área específica del cerebro que haya sido dañada. El tratamiento generalmente incluye fisioterapia, terapia ocupacional y en algunos casos, medicamentos o cirugía.

Los miembros artificiales, también conocidos como prótesis, son dispositivos médicos utilizados para reemplazar partes del cuerpo que faltan o están ausentes debido a diversas razones, como enfermedades congénitas, traumatismos o amputaciones. Estos miembros artificiales pueden ser de diferentes tipos, dependiendo de la parte del cuerpo que reemplacen.

Existen prótesis para extremidades superiores (brazo y mano), extremidades inferiores (pierna y pie), ojos, oídos y otros órganos. Los miembros artificiales pueden ser simples, como una extremidad inferior simple que ayuda a la persona a caminar, o sofisticados, con incorporación de tecnología avanzada que permite el control de movimientos precisos e incluso proporcionar sensaciones táctiles.

El objetivo principal de los miembros artificiales es restaurar la función y apariencia física lo más cercano posible a la normalidad, mejorando así la calidad de vida de las personas que los necesitan.

La crioterapia es un tratamiento médico que implica el uso del frío intenso con fines terapéuticos. Puede involucrar el enfriamiento localizado de pequeñas áreas del cuerpo, como en el caso del uso de cubos de hielo o parches refrigerantes, o el enfriamiento general del cuerpo entero, como en el caso de las cámaras de crioterapia.

La aplicación del frío intenso puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor, disminuir el metabolismo celular y ralentizar la conducción nerviosa, lo que puede ser beneficioso en el tratamiento de lesiones deportivas, dolores musculares, inflamaciones articulares y diversas afecciones de la piel.

En la crioterapia localizada, se suele utilizar un gel refrigerante o una máquina que sopla aire frío sobre el área afectada. En la crioterapia corporal total (WBC, por sus siglas en inglés), el paciente entra en una cámara especial donde es expuesto a aire muy frío (-110°C a -160°C) durante un breve período de tiempo (generalmente entre 2 y 4 minutos).

Aunque la crioterapia se considera generalmente segura cuando se realiza correctamente, pueden ocurrir efectos secundarios como congelación, daño en los tejidos y lesiones nerviosas si no se controla adecuadamente la temperatura y el tiempo de exposición. Por lo tanto, es importante que la crioterapia sea administrada por personal médico capacitado.

La paresia es un término médico que se refiere a una debilidad parcial o leve en uno o más músculos. A diferencia de la parálisis, donde hay una falta completa de movimiento, los individuos con paresia pueden todavía mover el músculo afectado, pero no con la misma fuerza o control que lo harían normalmente. La paresia puede ser causada por varias condiciones médicas, incluyendo lesiones en la médula espinal, enfermedades neurológicas como esclerosis múltiple o enfermedad de Parkinson, o enfermedades musculares como distrofia muscular. El tratamiento para la paresia depende de la causa subyacente y puede incluir fisioterapia, medicamentos o cirugía.

La fuerza muscular, en términos médicos, se refiere a la capacidad máxima de un músculo o grupo de músculos para ejercer una fuerza contra una resistencia externa en una contracción muscular voluntaria. Se mide generalmente en newtons (N) o libras-fuerza (lbf). Es un componente importante de la fuerza, el poder y la resistencia física. La evaluación de la fuerza muscular es común en la práctica clínica y en la investigación para medir el estado funcional, la salud ósea, el riesgo de caídas y lesiones, y la respuesta al entrenamiento de resistencia. También desempeña un papel fundamental en la realización de las actividades diarias e influye en la calidad de vida general.

La técnica de Ilizarov es un método de cirugía ortopédica utilizado para el alargamiento y reconstrucción ósea. Fue desarrollada por el Dr. Gavriil Abramovich Ilizarov en Rusia a fines de la década de 1950.

La técnica implica la aplicación de un marco circular externo a la extremidad afectada, que está compuesto por varillas metálicas unidas por tornillos y pernos. A través de pequeñas incisiones, los alambres se insertan en el hueso y se conectan al marco.

Una vez aplicado el marco, se puede realizar un corte controlado en el hueso (osteotomía) mientras el paciente lleva el marco. La separación gradual de los extremos del hueso se logra mediante la rotación diaria de tornillos especiales en el marco, lo que resulta en la formación de nuevo tejido óseo (consolidación) entre los extremos del hueso.

Este proceso se conoce como distracción osteogénesis y permite alargar gradualmente el hueso y mejorar su forma, longitud y alineación. La técnica también puede utilizarse para corregir deformidades óseas y articulares complejas, así como para tratar lesiones y enfermedades óseas graves.

La técnica de Ilizarov ha demostrado ser una opción efectiva en el tratamiento de diversas afecciones ortopédicas, incluidos los defectos óseos congénitos o adquiridos, las fracturas complicadas, la artrosis y la reconstrucción pos-traumática. Sin embargo, requiere un período prolongado de hospitalización y un cuidadoso seguimiento clínico y radiológico para garantizar una correcta consolidación ósea y evitar complicaciones.

Los traumatismos de la pierna se refieren a lesiones físicas que ocurren en cualquier parte de la extremidad inferior, desde la cadera hasta el pie. Estas lesiones pueden ser causadas por una variedad de eventos, como accidentes automovilísticos, caídas, deportes de contacto y objetos contundentes o afilados.

Los traumatismos en la pierna pueden variar en gravedad desde moretones y esguinces leves hasta fracturas complejas y lesiones en los tejidos blandos, como desgarros de ligamentos, músculos o tendones. En casos graves, los traumatismos en la pierna pueden incluso resultar en daño a los vasos sanguíneos y nervios, lo que puede llevar a complicaciones más serias, como la pérdida de movilidad o sensación en la pierna.

El tratamiento para los traumatismos en la pierna dependerá del tipo y gravedad de la lesión. En casos leves, el descanso, la compresión y el hielo pueden ser suficientes para promover la curación. Sin embargo, en casos más graves, puede ser necesaria la intervención quirúrgica para estabilizar las fracturas o reparar los tejidos dañados. El pronóstico también varía dependiendo de la gravedad de la lesión, pero con el tratamiento adecuado, la mayoría de las personas pueden recuperarse completamente de un traumatismo en la pierna.

Un reflejo anormal, también conocido como reflejo patológico, se define en el campo médico como una respuesta involuntaria excesiva, ausente o inapropiada a un estímulo normal. Estos reflejos no suelen ser vistos en individuos sanos y pueden indicar la presencia de una lesión nerviosa, daño cerebral o trastorno neurológico.

Un ejemplo comúnmente citado de un reflejo anormal es el reflejo de Babinski, donde se frota suavemente la planta del pie desde el talón hacia los dedos. En condiciones normales, esto desencadena una respuesta en la que los dedos se flexionan hacia abajo. Sin embargo, en ciertas afecciones, como un daño en la médula espinal o enfermedades neurológicas graves, la respuesta puede ser que los dedos se extiendan hacia arriba, lo que indica un reflejo anormal.

Otros ejemplos de reflejos anormales incluyen el reflejo de sobresalto anormal (reflejo de Mierson), el reflejo palmomenoral anormal y el reflejo de parpadeo anormal, entre otros. Estas anormalidades pueden ser evaluadas por médicos y especialistas en neurología como parte de un examen físico completo para ayudar a diagnosticar diversas condiciones médicas o neurológicas subyacentes.

La articulación metatarsofalángica es una articulación en el pie que se encuentra entre las falanges (huesos de los dedos) y los metatarsianos (los huesos más largos de la parte delantera del pie). Es una articulación condiloide, lo que significa que la superficie articular de uno de los huesos es ovalada y encaja en una superficie articular similarmente ovalada en el otro hueso.

La función principal de esta articulación es permitir el movimiento de flexión y extensión de los dedos del pie, así como un cierto grado de movimiento lateral. Las articulaciones metatarsofalángicas son importantes para la marcha y el equilibrio, ya que ayudan a distribuir el peso del cuerpo sobre la planta del pie durante el paso.

Las lesiones o enfermedades que afectan a las articulaciones metatarsofalángicas pueden causar dolor, hinchazón y dificultad para caminar. Algunos ejemplos de condiciones que pueden afectar a estas articulaciones incluyen la artritis reumatoide, los espolones calcáneos y las fracturas de los metatarsianos o falanges.

Las modalidades de fisioterapia se refieren a diferentes tipos de tratamientos físicos y tecnológicos que se utilizan en la fisioterapia para aliviar el dolor, mejorar la circulación, promover la curación de lesiones, aumentar el rango de movimiento y capacidad funcional, y restaurar la fuerza y la condición física. Estos tratamientos pueden incluir:

1. Terapia manual: que incluye técnicas como masaje, manipulación y movilización articular para relajar los músculos tensos, reducir el dolor y mejorar la movilidad.

2. Calor y frío: el calor se utiliza para aumentar el flujo sanguíneo y relajar los músculos, mientras que el frío se utiliza para reducir la inflamación y el dolor.

3. Electroterapia: que incluye la estimulación eléctrica nerviosa transcutánea (TENS), la estimulación muscular electrónica (EMS) y la terapia de corriente interferencial (ICBT). Estos tratamientos utilizan impulsos eléctricos para aliviar el dolor, mejorar la circulación y promover la curación.

4. Ultrasonido: utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para penetrar en los tejidos profundos y aumentar el flujo sanguíneo, lo que puede ayudar a reducir el dolor y mejorar la curación.

5. Láser terapéutico: utiliza luz láser de baja intensidad para estimular los tejidos y promover la curación.

6. Magnetoterapia: utiliza campos magnéticos para aumentar el flujo sanguíneo y reducir la inflamación.

7. Terapia acuática: se realiza en una piscina o tanque de agua y puede incluir ejercicios de bajo impacto, masajes y otros tratamientos para aliviar el dolor y mejorar la movilidad.

8. Termoterapia: utiliza calor o frío para aliviar el dolor y reducir la inflamación. El calor puede ayudar a relajar los músculos y mejorar la circulación, mientras que el frío puede ayudar a reducir la hinchazón y el dolor.

9. Masaje terapéutico: utiliza técnicas de masaje para aliviar el dolor, reducir la tensión muscular y mejorar la movilidad.

10. Quiropráctica: se basa en la manipulación manual de las articulaciones y los tejidos blandos para aliviar el dolor y mejorar la función del sistema nervioso.

Artralgia es un término médico que se utiliza para describir el dolor articular o dolores en las articulaciones. La artralgia puede afectar a una sola articulación (monoarticular) o varias articulaciones al mismo tiempo (oligoarticular o poliarticular). El dolor articular puede variar en intensidad, desde leve hasta severo, y puede estar asociado con otros síntomas como hinchazón, enrojecimiento, calor y limitación del movimiento articular.

La artralgia no es una enfermedad específica, sino un síntoma que puede ser causado por una variedad de condiciones médicas, incluyendo la artritis inflamatoria (como la artritis reumatoide o la gota), lesiones articulares, infecciones articulares, trastornos del tejido conectivo, enfermedades autoinmunes y ciertos medicamentos.

El tratamiento de la artralgia depende de la causa subyacente. Puede incluir antiinflamatorios no esteroideos (AINE), fisioterapia, ejercicio terapéutico, modificación del estilo de vida y, en algunos casos, cirugía articular. En caso de presentar artralgia, se recomienda buscar atención médica para determinar la causa subyacente y recibir un tratamiento adecuado.

La supinación es un movimiento del antebrazo y la mano donde éstos giran de forma que la palma queda hacia arriba, en sentido lateral o anterior. Más específicamente, la supinación se produce cuando el radio (hueso de la parte externa del antebrazo) cruza sobre el cúbito (hueso de la parte interna), lo que permite que los músculos de la parte posterior del antebrazo giren la mano y la palma hacia arriba. Este movimiento es importante en muchas actividades cotidianas, como voltear una hoja de papel, agarrar un objeto con la palma hacia arriba o realizar un swing de tenis. Los problemas de supinación pueden causar dolor o dificultad para realizar estos movimientos.

La osteotomía es un procedimiento quirúrgico ortopédico en el que se corta o se secciona un hueso en un punto específico. Esto se realiza con el objetivo de corregir deformidades óseas o alteraciones del alineamiento, como las producidas por artrosis, displasia de cadera o rodilla vara. Después de la osteotomía, el hueso se fija en la nueva posición deseada utilizando diferentes técnicas, como placas, clavos o tornillos, hasta que cicatriza y se solidifica (un proceso conocido como consolidadción). La osteotomía puede realizarse en diversas partes del esqueleto, dependiendo de la afección que se esté tratando.

Los huesos metatarsianos son una parte importante del esqueleto humano, más específicamente, forman parte del pie. Hay cinco huesos metatarsianos en cada pie, numerados desde el lateral (o externo) del pie hacia el mediado: el primer metatarsiano, segundo metatarsiano, tercer metatarsiano, cuarto metatarsiano y quinto metatarsiano.

Estos huesos se extienden desde la base del tarso (la parte posterior del pie) hasta los dedos, articulándose con los huesos tarsianos en su extremo proximal (más cercano a la pierna) y con las falanges (los huesos de los dedos) en su extremo distal (más alejado de la pierna).

Los huesos metatarsianos desempeñan un papel fundamental en la estructura y funcionalidad del pie, ya que ayudan a soportar el peso del cuerpo y permiten la flexión dorsal (hacia arriba) y plantar (hacia abajo) del pie, así como la flexión y extensión de los dedos. Las afecciones que involucran a estos huesos pueden causar dolor y dificultad para caminar o realizar otras actividades.

La dimensión del dolor, en el contexto médico, se refiere a los diferentes aspectos o componentes que contribuyen a la experiencia global del dolor de un individuo. Estos aspectos pueden incluir:

1. Intensidad: Este es el componente sensorial del dolor y se mide en una escala cuantitativa, como una escala numérica (de 0 a 10) o una escala verbal descriptiva ("sin dolor", "leve", "moderado", "grave").

2. Calidad: Se refiere a la naturaleza del dolor y puede incluir adjetivos como agudo, sordo, punzante, ardiente, opresivo, etc.

3. Localización: Es el lugar físico donde el paciente siente el dolor. Puede ser específico o generalizado.

4. Duración: Se refiere al tiempo durante el cual una persona ha estado experimentando dolor. Puede ser agudo (de minutos a días) o crónico (tres meses o más).

5. Patrón: Describe cómo cambia el dolor con el tiempo. Puede ser continuo, intermitente o paroxístico.

6. Contexto: Incluye factores psicológicos, sociales y ambientales que pueden influir en la percepción y manejo del dolor.

7. Respuesta emocional: Refleja cómo el dolor afecta las emociones y el estado de ánimo de una persona, lo que puede variar desde ansiedad y depresión hasta irritabilidad o miedo.

8. Impacto funcional: Describe cómo el dolor afecta la capacidad de una persona para realizar sus actividades diarias normales, como trabajar, hacer ejercicio, dormir, etc.

9. Respuesta al tratamiento: Es la medida en que el dolor responde a diferentes intervenciones terapéuticas.

Estas dimensiones ayudan a los profesionales sanitarios a evaluar y gestionar eficazmente el dolor, proporcionando un enfoque integral y personalizado del manejo del dolor.

La cinestesia es la capacidad de percibir y ser consciente del movimiento y posición de las partes del cuerpo, así como la sensación de tensión en los músculos y articulaciones. También se le conoce como "sentido propio" o "sentido cinestésico".

Este sentido es proporcionado por los receptores situados en los músculos, tendones y articulaciones, que detectan el grado de estiramiento y contracción de los músculos y la posición relativa de las diferentes partes del cuerpo. La información proveniente de estos receptores es procesada por el sistema nervioso central y utilizada para controlar y coordinar el movimiento muscular, así como para mantener el equilibrio y la postura.

La cinestesia permite realizar movimientos precisos y coordinados, como escribir, tocar un instrumento musical o practicar deportes. También desempeña un papel importante en la percepción del esfuerzo físico y la fatiga muscular.

En algunas ocasiones, la cinestesia puede verse afectada por lesiones en el sistema nervioso o por enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple o el parkinson, lo que puede provocar problemas en el control y coordinación de los movimientos.

El Hallux Valgus es una deformidad del pie donde se produce una desviación lateral (hacia afuera) del dedo gordo (hallux), acompañada a menudo por un ángulo aumentado entre el hallux y el primer metatarsiano (el hueso más cercano al dedo gordo). Esta condición también se conoce comúnmente como "juanete". Puede causar dolor, dificultad para caminar, inflamación e incomodidad significativos si no se trata. Es más común en mujeres y generalmente es hereditario o resulta de usar calzado restrictivo durante un período prolongado de tiempo.

La fascitis plantar es una afección común que involucra inflamación e irritación en el fascia plantar, una banda gruesa y fuerte de tejido conectivo que se extiende desde el talón hasta los dedos de los pies, ayudando a soportar el arco del pie. Cuando esta banda se somete a un estrés excesivo, puede desarrollarse microdesgarro en la fascia, lo que provoca dolor e inflamación.

El síntoma más común de la fascitis plantar es un dolor agudo o punzante en el talón o la parte inferior del pie, especialmente después de periodos de inactividad o después de haber estado sentado durante un tiempo prolongado. El dolor suele ser peor por las mañanas o después de períodos de descanso, y puede aliviarse con el movimiento y el estiramiento suave del pie.

La fascitis plantar es a menudo causada por una combinación de factores, como el sobreentrenamiento o el aumento repentino de la actividad física, especialmente en deportes que involucran correr y saltar; el uso de calzado inapropiado o desgastado; la obesidad o el aumento de peso repentino; y la edad avanzada. También puede estar asociada con ciertas condiciones médicas, como el pie plano o el pie pronador, que pueden poner una mayor tensión en la fascia plantar.

El tratamiento de la fascitis plantar suele ser conservador y puede incluir descanso y reducción de la actividad física, hielo, estiramientos suaves del pie y el tendón de Aquiles, fisioterapia, medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) y el uso de plantillas o soportes para el arco. En casos más graves o persistentes, se pueden considerar opciones de tratamiento adicionales, como la inyección de corticosteroides o la cirugía.

La cinta atlética, también conocida como cinta métrica o cinta de medir, es un instrumento de medición flexible que se utiliza en el campo del deporte y la medicina del ejercicio para medir diversas distancias y dimensiones relacionadas con el rendimiento físico y la salud.

La cinta atlética suele estar hecha de tela, plástico o metal, y cuenta con marcas impresas en centímetros y pulgadas para facilitar su uso. Se emplea comúnmente para medir la circunferencia de diferentes partes del cuerpo, como la cintura, la cadera, los brazos o las piernas, con el fin de evaluar la composición corporal y la salud en general.

Además, la cinta atlética también se utiliza para medir distancias en pistas de atletismo, campos de fútbol o canchas de baloncesto, entre otros, con el fin de garantizar que se cumplan las normas y reglamentos establecidos.

En definitiva, la cinta atlética es una herramienta sencilla pero muy útil en el ámbito del deporte y la salud, que permite realizar mediciones precisas y fiables de diferentes parámetros relacionados con el rendimiento físico y la salud.

La arteria braquial es una importante arteria en el cuerpo humano que suministra sangre oxigenada a los brazos y antebrazos. Se origina en la unión de las dos arterias axilares, justo por debajo del borde inferior del músculo redondo mayor en el hueco de la axila.

La arteria braquial desciende a través del triángulo bicipital, entre los músculos bíceps y coracobraquial, y luego pasa por detrás del borde medial del bíceps para entrar en el canal de la bicipital. En esta ubicación, se encuentra muy superficial y es fácilmente palpable.

A medida que desciende por el brazo, la arteria braquial da varias ramas importantes, incluyendo las arterias colaterales profundas del brazo, la arteria circunfleja humeral posterior y la arteria nutricia del húmero. Luego de dar estas ramas, la arteria braquial se divide en las arterias radial y ulnar a nivel del pliegue del codo.

La arteria braquial es una arteria vital para el suministro de sangre al brazo y cualquier problema o daño en esta arteria puede resultar en la pérdida de irrigación sanguínea a los tejidos del brazo, lo que podría causar dolor, entumecimiento, debilidad o incluso necrosis tisular en casos graves.

Los ligamentos colaterales, en términos médicos, se refieren a los ligamentos situados en la parte lateral o externa de las articulaciones. Su función principal es restringir ciertos movimientos articulars para mantener la estabilidad y alineación apropiada de las estructuras óseas adyacentes.

Existen dos tipos principales de ligamentos colaterales:

1. Ligamentos colaterales mediales (también conocidos como ligamentos del lado interno o ligamentos de la cara tibial): Estos se encuentran en el lado interior de las articulaciones, especialmente en las rodillas y los tobillos. Ayudan a prevenir el exceso de movimiento hacia el centro de la articulación.

2. Ligamentos colaterales laterales (también conocidos como ligamentos del lado externo o ligamentos de la cara fibular): Estos se localizan en el lado exterior de las articulaciones, principalmente en las rodillas y los tobillos. Su función es limitar el movimiento hacia afuera de la articulación.

En algunos casos, debido a traumatismos o esfuerzos excesivos, los ligamentos colaterales pueden sufrir lesiones como distensiones o desgarros, lo que puede causar inestabilidad articular y dolor. El tratamiento de estas lesiones dependerá de su gravedad y podrá incluir desde reposo relativo, hielo, compresión y elevación (RICE), hasta fisioterapia o intervenciones quirúrgicas en casos más severos.

Los fijadores externos, también conocidos como dispositivos de contención externa, son aparatos ortopédicos utilizados en traumatología y cirugía ortopédica para mantener alineadas y estabilizadas fracturas óseas y luxaciones articulares. Consisten en barras, varillas o tubos unidos a una estructura rígida que se sujeta al cuerpo mediante diferentes tipos de fijación, como tornillos, clavijas, bandas elásticas o correas.

Existen diversos tipos de fijadores externos, entre los que se incluyen:

1. Fijador de Ilizarov: Inventado por el cirujano ruso Gavriil Abramovich Ilizarov en la década de 1950, este fijador consiste en anillos metálicos unidos por varillas transversales y longitudinales. Los anillos se colocan alrededor de la extremidad afectada y se sujetan mediante alambres que atraviesan el hueso y los tejidos blandos. Este tipo de fijador permite realizar correcciones graduales de deformidades óseas y articulares, así como alargamientos controlados de huesos cortos o ausentes.

2. Fijador de Taylor Spatial Frame: Es un sistema de fijación externa computerizado que permite corregir deformidades complejas del miembro inferior, como las producidas por secuelas de poliomielitis, enfermedades congénitas o accidentes graves. El marco está formado por seis varillas unidas a dos anillos alfa y dos anillos beta, que se ajustan mediante tornillos para conseguir la corrección deseada. La planificación y seguimiento del tratamiento se realiza con software específico que calcula los movimientos necesarios en cada fase del proceso.

3. Fijador de monotubo de Wagner: Consiste en un tubo metálico hueco que se une a dos varillas unidas a placas de acero colocadas sobre el hueso. Se utiliza principalmente para tratar fracturas complejas o infectadas del miembro inferior, ya que permite estabilizar la extremidad y facilitar el drenaje de posibles infecciones.

4. Fijador de Orthofix: Es un sistema modular de fijación externa que consta de varillas unidas a placas metálicas colocadas sobre el hueso. Se utiliza principalmente para tratar fracturas complejas o infectadas del miembro superior e inferior, así como para corregir deformidades óseas y articulares.

Los fijadores externos ofrecen varias ventajas sobre los métodos tradicionales de tratamiento de fracturas y deformidades óseas:

- Permiten mantener la alineación y estabilidad del hueso durante el proceso de curación, incluso en casos de fracturas abiertas o infectadas.
- Facilitan el acceso a la zona afectada para realizar procedimientos quirúrgicos adicionales, como el lavado y drenaje de infecciones.
- Permiten corregir gradualmente las deformidades óseas mediante la adaptación del fijador externo, lo que reduce la necesidad de cirugías adicionales.
- Son una alternativa a los injertos óseos en casos de pérdida de sustancia ósea importante.

Sin embargo, también presentan algunas desventajas:

- Pueden ser incómodos y limitar la movilidad del paciente durante el período de tratamiento.
- Existe un riesgo de infección en la piel y los tejidos circundantes debido al contacto directo con el fijador externo.
- Requieren un seguimiento regular por parte del equipo médico para asegurar una correcta adaptación y evitar complicaciones.

En conclusión, los fijadores externos son una herramienta útil en el tratamiento de fracturas complejas, infecciones óseas y deformidades óseas. Aunque presentan algunas desventajas, su capacidad para adaptarse y corregir gradualmente las deformidades óseas los convierte en una alternativa atractiva a los injertos óseos y otras técnicas quirúrgicas más invasivas.

El Metatarso es la parte más anterior y central del pie, que se encuentra por encima de los dedos. Consiste en cinco huesos largos y estrechos (metatarsianos) que se articulan con los huesos del tarso (la parte trasera del pie) y los phalanges (los huesos de los dedos).

Cada metatarso tiene una base (parte posterior), un cuerpo y una cabeza (parte anterior). La cabeza de cada metatarso se articula con la falange proximal del dedo correspondiente, mientras que la base se articula con los huesos del tarso.

El metatarso desempeña un papel importante en la estabilidad y el movimiento del pie, ya que ayuda a soportar el peso del cuerpo y a impulsar el pie durante la marcha y la carrera. Las lesiones o trastornos del metatarso pueden causar dolor, hinchazón e incapacidad para caminar o correr normalmente.

El estado de descerebración es un término médico que se utiliza para describir un estado específico en la lesión de la médula espinal. Se refiere a la situación en la que la médula espinal está seccionada o dañada justo por encima del nivel del bulbo raquídeo, el cual controla funciones vitales como la respiración y la frecuencia cardíaca.

Este tipo de lesión neurológica grave interrumpe las vías nerviosas que van desde el cerebro al resto del cuerpo, lo que resulta en una pérdida completa de la función sensorial y motora por debajo del nivel de la lesión. Sin embargo, algunas funciones autónomas como la frecuencia cardíaca y la respiración pueden continuar gracias al control reflejo mantenido por los centros nerviosos en el tronco encefálico y bulbo raquídeo.

Es importante destacar que este estado requiere atención médica inmediata y cuidados intensivos, ya que a menudo conlleva complicaciones significativas relacionadas con la regulación de las funciones corporales vitales. Además, el pronóstico para la recuperación suele ser muy limitado en estos casos.

La claudicación intermitente es un síntoma que se caracteriza por dolor, calambres o cansancio en los músculos de la pierna, especialmente en la pantorrilla, que ocurre durante el ejercicio o caminata y desaparece con el reposo. Este síntoma se debe generalmente a una inadecuada irrigación sanguínea en las extremidades inferiores, secundaria a una enfermedad vascular periférica, como la arterioesclerosis o la enfermedad de Buerger. La claudicación intermitente es un signo de advertencia de que la persona puede estar en riesgo de desarrollar complicaciones más graves, como úlceras o gangrena, si no se trata adecuadamente la enfermedad subyacente.

La Terapia por Ejercicio, en términos médicos, se refiere a un tipo de intervención terapéutica que utiliza diferentes modalidades de actividad física planificada y controlada con fines curativos, preventivos, rehabilitadores o de promoción de la salud. Está diseñada e implementada por profesionales sanitarios especializados, como fisioterapeutas o terapeutas deportivos, para mejorar, mantener o restaurar las capacidades funcionales y físicas del individuo.

El programa de ejercicios se personaliza según las necesidades, limitaciones y objetivos del paciente, considerando factores como su estado de salud, condición física, historial médico y preferencias personales. Puede incluir una variedad de actividades, desde entrenamiento de fuerza y resistencia hasta ejercicios de flexibilidad y equilibrio, con el propósito de mejorar la resistencia cardiovascular, aumentar la fuerza muscular, promover la movilidad articular, corregir desequilibrios musculares o mejorar la coordinación y el control motor.

La terapia por ejercicio se utiliza ampliamente en diversas poblaciones, desde personas sanas que desean mantener un estilo de vida activo hasta aquellas con patologías crónicas como enfermedades cardiovasculares, respiratorias, neurológicas o metabólicas, así como en pacientes postoperatorios o en procesos de rehabilitación tras una lesión. Su objetivo principal es ayudar al individuo a alcanzar y mantener un nivel óptimo de bienestar físico, funcional e intelectual, reducir el riesgo de complicaciones asociadas a la inactividad física y mejorar su calidad de vida en general.

La osteocondritis es una afección en la que el tejido cartilaginoso y el hueso subcondral (el tejido esponjoso justo debajo del cartílago) en una articulación se inflaman y mueren. A veces, un fragmento de hueso o cartílago se desprende, quedando suelto dentro del espacio articular. Esta afección a menudo ocurre en articulaciones que soportan peso, como la rodilla o el tobillo.

La osteocondritis puede ser causada por una lesión aguda o repetitiva en una articulación, una disminución del flujo sanguíneo a un área del hueso o una combinación de factores. Los síntomas pueden incluir dolor e hinchazón en la articulación afectada, rigidez y limitación del movimiento, y bloqueos articulares ocasionales. El tratamiento puede incluir descanso, inmovilización, fisioterapia y, en algunos casos, cirugía.

Los estudios prospectivos, también conocidos como estudios de cohortes, son un tipo de diseño de investigación epidemiológica en el que se selecciona una población en riesgo y se sigue durante un período de tiempo para observar la aparición de un resultado o evento de interés. A diferencia de los estudios retrospectivos, donde los datos se recopilan de registros existentes o por medio de entrevistas sobre eventos pasados, en los estudios prospectivos, los datos se recopilan proactivamente a medida que ocurren los eventos.

Este tipo de estudio permite la recogida de datos estandarizados y actualizados, minimiza los problemas de rememoración y mejora la precisión en la medición de variables de exposición e intermedias. Además, los estudios prospectivos pueden permitir la evaluación de múltiples factores de riesgo simultáneamente y proporcionar una mejor comprensión de la relación causal entre la exposición y el resultado. Sin embargo, requieren un seguimiento prolongado y costoso, y pueden estar sujetos a sesgos de selección y pérdida a follow-up.

Las fracturas intraarticulares son un tipo de fractura que involucran la superficie articular o el cartílago de un hueso. Estas fracturas pueden ocurrir en cualquier articulación del cuerpo, pero son más comunes en las articulaciones de la muñeca, tobillo y rodilla.

Las fracturas intraarticulares se clasifican en dos categorías principales: fracturas articulares desplazadas y no desplazadas. Las fracturas articulares desplazadas ocurren cuando los extremos de los huesos se separan y están desalineados, lo que puede requerir cirugía para corregir. Por otro lado, las fracturas articulares no desplazadas ocurren cuando los extremos de los huesos permanecen alineados, pero aun así pueden causar daño en la superficie articular y requerir tratamiento médico.

Estas fracturas pueden ser causadas por una variedad de factores, incluyendo traumatismos directos o indirectos, como caídas, accidentes automovilísticos o lesiones deportivas. Los síntomas más comunes de las fracturas intraarticulares incluyen dolor intenso, hinchazón y moretones en la articulación afectada, dificultad para mover la articulación y en algunos casos, deformidad visible.

El tratamiento de las fracturas intraarticulares depende del tipo y gravedad de la lesión. En general, el objetivo es restaurar la alineación y estabilidad articular lo más cerca posible de su estado normal para minimizar el riesgo de artritis postraumática y otras complicaciones a largo plazo. El tratamiento puede incluir inmovilización con un yeso o férula, cirugía para reparar o reemplazar la superficie articular dañada, fisioterapia y rehabilitación posterior al tratamiento.

La parálisis cerebral se define en medicina como un grupo de trastornos del movimiento y la postura, debidos a daños en el cerebro que ocurren antes, durante o después del nacimiento. La lesión cerebral afecta los músculos, haciendo que se tensen y endurezcan (espasticidad) o que se muevan de manera involuntaria. También puede afectar la capacidad para hablar, comer, respirar y aprender.

Los síntomas varían ampliamente, desde casos leves donde una persona tiene dificultad con movimientos precisos hasta casos graves en los que una persona no puede caminar y necesita cuidados intensivos durante toda su vida. Aunque la parálisis cerebral es un trastorno de por vida, la mayoría de las personas con esta afección pueden vivir largas y productivas vidas si reciben un tratamiento médico y terapéutico apropiado.

La causa principal suele ser una lesión en el cerebro o un problema durante el desarrollo del cerebro antes del nacimiento, durante el parto o después de nacer. Los factores de riesgo incluyen infecciones durante el embarazo, complicaciones durante el parto que privan al bebé de oxígeno, lesiones en la cabeza y enfermedades que afectan la circulación sanguínea al cerebro. A veces, la causa es desconocida. No se considera una enfermedad progresiva, lo que significa que no empeora con el tiempo, aunque los síntomas y la discapacidad pueden cambiar a medida que el niño crece y se desarrolla.

La definición médica generalmente aceptada de dolor es la siguiente: "El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada con una lesión tisular real o potencial o descrita en términos de dicha lesión".

Esta definición proviene de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP por sus siglas en inglés). Es importante notar que el dolor es subjetivo y personal, lo que significa que solo puede ser experimentado por el individuo que lo siente. A menudo se describe en términos de intensidad (leve, moderado, severo) y calidad (agudo, crónico, sordo, agudo, punzante, etc.). El dolor puede servir como una función protectora al advertir sobre daños potenciales o reales en el cuerpo, pero a veces puede persistir más allá de su propósito útil y convertirse en un problema de salud en sí mismo.

En el contexto médico, la rotación se refiere al movimiento en el que un objeto gira o se mueve alrededor de un eje fijo. Este término se utiliza a menudo en anatomía y fisiología para describir el movimiento de ciertas partes del cuerpo. Por ejemplo, la rotación del antebrazo ocurre cuando el hueso inferior del brazo (el radio) gira alrededor de su eje, cambiando la orientación del antebrazo y la mano en el espacio.

También se utiliza en farmacología para describir el cambio en la posición de un paciente durante el tratamiento con terapias específicas, como la terapia intratecal o la quimioterapia, con el fin de maximizar su eficacia y minimizar los efectos secundarios.

En otro contexto, la rotación se refiere al proceso de asignar a los estudiantes de medicina y a los residentes a diferentes unidades clínicas o especialidades durante sus estudios y formación, con el objetivo de adquirir una amplia gama de habilidades y experiencia clínica.

El edema, también conocido como hinchazón, es un término médico que se refiere a la acumulación excesiva de líquido en los tejidos corporales. Este líquido se filtra desde los vasos sanguíneos y se acumula en los espacios intersticiales entre las células, causando hinchazón e inflamación en la zona afectada. El edema puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero es más comúnmente observado en las extremidades inferiores, como los pies y los tobillos.

El edema puede ser causado por una variedad de factores, incluyendo lesiones, infecciones, venosas o linfáticas insuficiencia, desequilibrios hormonales, enfermedades renales o hepáticas, y ciertos medicamentos. También puede ser un signo de enfermedades más graves, como insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), o cáncer.

El tratamiento del edema depende de la causa subyacente. Puede incluir el uso de diuréticos para ayudar al cuerpo a eliminar el exceso de líquido, compresión de las extremidades afectadas, elevación de las extremidades por encima del nivel del corazón, y evitar permanecer en una posición sentada o de pie durante períodos prolongados. En algunos casos, el tratamiento de la causa subyacente puede ayudar a resolver el edema.

La amputación es el procedimiento quirúrgico en el que se extirpa una extremidad o parte de ella, como un brazo, pierna, dedo u otra parte del cuerpo. Esta cirugía se realiza por diversas razones, como la pérdida de la circulación sanguínea en una extremidad, una infección grave que no responde al tratamiento, un tumor maligno o un trauma grave.

La amputación puede ser planificada con anticipación o puede ser una emergencia médica. Antes del procedimiento, se pueden realizar exámenes y pruebas para determinar la mejor manera de llevar a cabo la cirugía y garantizar el mejor resultado posible.

Después de la amputación, el paciente puede necesitar rehabilitación y fisioterapia para ayudarlo a adaptarse a su nueva situación y recuperar la movilidad y la independencia lo antes posible. También pueden ser necesarios dispositivos especiales, como prótesis, para ayudar al paciente a realizar sus actividades diarias.

La amputación es una cirugía grave que puede tener consecuencias físicas y emocionales importantes. Por lo tanto, es importante que el paciente reciba apoyo y asistencia adecuados durante todo el proceso de recuperación.

Los Procedimientos Quirúrgicos Reconstructivos son intervenciones quirúrgicas destinadas a restaurar la forma y función normal de un tejido corporal que ha sido dañado o perdido debido a una enfermedad, trauma, infección o malformación congénita. Estos procedimientos pueden involucrar el trasplante de tejidos, injertos de piel, colocación de implantes o la reconstrucción de estructuras complejas como huesos, músculos, ligamentos y vasos sanguíneos.

La cirugía reconstructiva se diferencia de la cirugía estética en que está diseñada principalmente para mejorar la función, aunque también puede mejorar la apariencia. Los procedimientos quirúrgicos reconstructivos se utilizan a menudo en áreas como la cirugía ortopédica, la cirugía plástica y la cirugía maxilofacial. El objetivo es restaurar la anatomía normal asociada con la función y la apariencia aproximadas a las condiciones previas al daño o la enfermedad.

La medicina deportiva es una rama específica de la medicina que se ocupa del cuidado médico, cirugía y rehabilitación de lesiones y enfermedades en atletas y otras personas activas físicamente. Los profesionales en este campo, llamados médicos deportivos o especialistas en medicina del deporte, brindan atención preventiva, diagnóstica y terapéutica a problemas de salud relacionados con el ejercicio y el deporte.

Esto puede incluir lesiones agudas como esguinces, distensiones o fracturas, así como lesiones crónicas o sobrecargas que se desarrollan con el tiempo, como tendinitis o bursitis. Además, los médicos deportivos también pueden asesorar sobre la prevención de lesiones, el entrenamiento adecuado y la nutrición, y pueden colaborar estrechamente con otros profesionales de la salud, como fisioterapeutas, entrenadores y psicólogos deportivos.

La medicina deportiva también se ocupa del tratamiento médico y quirúrgico de los atletas de alto rendimiento, así como de la evaluación y el asesoramiento sobre el estado físico y la aptitud para el deporte en diferentes poblaciones, desde niños hasta adultos mayores. El objetivo final es ayudar a las personas a mantenerse activas y saludables, mejorando su rendimiento deportivo y previniendo lesiones y problemas de salud relacionados con el ejercicio.

Un cadáver es el cuerpo de un ser humano o animal que ha muerto y ha comenzado el proceso de descomposición. En términos médicos, se utiliza a menudo en el contexto de la autopsia, que es una examen minucioso del cadáver para determinar la causa de la muerte y obtener información sobre las condiciones médicas subyacentes.

Después de la muerte, los procesos naturales de descomposición comienzan a descomponer el cuerpo. Durante este proceso, los tejidos se descomponen y los fluidos corporales se drenan, lo que puede hacer que el cadáver se vuelva rígido (rigor mortis) y cambie de apariencia. La autopsia es una herramienta importante en la investigación de muertes súbitas, violentas o inexplicables, ya que puede ayudar a determinar la causa de la muerte y proporcionar pistas importantes sobre cualquier enfermedad subyacente o lesión que pueda haber contribuido a la muerte.

Es importante tener en cuenta que el tratamiento y manejo de cadáveres está regulado por leyes y reglamentos específicos en cada país y región, con el fin de garantizar el respeto y la dignidad del fallecido y prevenir la propagación de enfermedades infecciosas.

Una radiografía es un procedimiento diagnóstico que utiliza rayos X para crear imágenes de estructuras internas del cuerpo. Durante la realización de una radiografía, un paciente se ubica entre una placa radiográfica y una fuente de rayos X. Los electrones en los rayos X son dirigidos hacia el cuerpo donde son absorbidos por diferentes tejidos corporales en diversas cantidades. Los huesos y los objetos metálicos absorben la mayor parte de los electrones, lo que hace que aparezcan blancos o claros en la imagen final. Los tejidos blandos como los músculos, los órganos y las grasas absorben menos electrones, por lo que aparecen más oscuros o más sombreados. Esta diferencia de absorción permite la visualización de estructuras internas en la placa radiográfica, que luego se procesa y se convierte en una imagen médica. Las radiografías son útiles para detectar fracturas óseas, tumores y otras afecciones que afectan los huesos y los tejidos circundantes.

La debilidad muscular, en términos médicos, se refiere a una reducción en la fuerza y potencia de los músculos esqueléticos. Esta condición puede afectar a uno o varios músculos y puede ser el resultado de diversas causas, que van desde problemas neuromusculares hasta enfermedades sistémicas o incluso efectos secundarios de ciertos medicamentos.

La debilidad muscular puede manifestarse como dificultad para levantar objetos, realizar movimientos precisos o mantener una postura durante un período prolongado. También puede provocar fatiga muscular temprana y dolor. En casos graves, puede interferir con las actividades diarias normales e incluso hacer que sea difícil realizar tareas simples como caminar o subir escaleras.

Es importante destacar que la debilidad muscular no debe confundirse con la fatiga, que es una sensación temporal de agotamiento después del ejercicio, aunque ambas condiciones pueden coexistir en algunas afecciones. Si experimenta debilidad muscular persistente o inexplicable, debe buscar atención médica para determinar la causa subyacente y recibir un tratamiento apropiado.

La contractura es una condición médica en la cual un músculo o tejido circundante se acorta o endurece, lo que limita los movimientos y puede causar dolor. Puede ser el resultado de una lesión, enfermedad o simplemente por el uso excesivo o mantenido de una postura. En casos graves, la contractura puede bloquear por completo el rango de movimiento de una articulación. El tratamiento puede incluir fisioterapia, terapia ocupacional, medicamentos para aliviar el dolor y en casos más severos, cirugía.

En realidad, "factores de tiempo" no es un término médico específico. Sin embargo, en un contexto más general o relacionado con la salud y el bienestar, los "factores de tiempo" podrían referirse a diversos aspectos temporales que pueden influir en la salud, las intervenciones terapéuticas o los resultados de los pacientes. Algunos ejemplos de estos factores de tiempo incluyen:

1. Duración del tratamiento: La duración óptima de un tratamiento específico puede influir en su eficacia y seguridad. Un tratamiento demasiado corto o excesivamente largo podría no producir los mejores resultados o incluso causar efectos adversos.

2. Momento de la intervención: El momento adecuado para iniciar un tratamiento o procedimiento puede ser crucial para garantizar una mejoría en el estado del paciente. Por ejemplo, tratar una enfermedad aguda lo antes posible puede ayudar a prevenir complicaciones y reducir la probabilidad de secuelas permanentes.

3. Intervalos entre dosis: La frecuencia y el momento en que se administran los medicamentos o tratamientos pueden influir en su eficacia y seguridad. Algunos medicamentos necesitan ser administrados a intervalos regulares para mantener niveles terapéuticos en el cuerpo, mientras que otros requieren un tiempo específico entre dosis para minimizar los efectos adversos.

4. Cronobiología: Se trata del estudio de los ritmos biológicos y su influencia en diversos procesos fisiológicos y patológicos. La cronobiología puede ayudar a determinar el momento óptimo para administrar tratamientos o realizar procedimientos médicos, teniendo en cuenta los patrones circadianos y ultradianos del cuerpo humano.

5. Historia natural de la enfermedad: La evolución temporal de una enfermedad sin intervención terapéutica puede proporcionar información valiosa sobre su pronóstico, así como sobre los mejores momentos para iniciar o modificar un tratamiento.

En definitiva, la dimensión temporal es fundamental en el campo de la medicina y la salud, ya que influye en diversos aspectos, desde la fisiología normal hasta la patogénesis y el tratamiento de las enfermedades.

La neuropatía diabética se refiere a un tipo de daño nervioso que ocurre como complicación de la diabetes. Se desarrolla gradualmente, a menudo durante muchos años, y es más común en personas con diabetes de larga data y mal controlada. La causa exacta no se conoce completamente, pero se cree que está relacionada con los niveles altos y prolongados de glucosa en la sangre.

Esta afección puede causar una variedad de síntomas dependiendo del tipo de nervio dañado. Puede afectar los nervios que controlan las sensaciones (neuropatía sensorial), los movimientos (neuropatía motora) o las funciones autónomas (neuropatía autónoma).

La neuropatía sensorial puede causar entumecimiento, hormigueo, dolor u otras anomalías en las manos, brazos, piernas y pies. El dolor a menudo se describe como punzante o quemante. La neuropatía motora puede provocar debilidad muscular, dificultad para caminar y balancearse. La neuropatía autónoma puede afectar los sistemas digestivo, cardiovascular, urinario y genital, causando problemas como diarrea, hipotensión ortostática, incontinencia e impotencia.

El tratamiento de la neuropatía diabética se centra en controlar los niveles de glucosa en la sangre, mantener una buena salud general y aliviar los síntomas. Esto puede implicar medicamentos para el dolor, fisioterapia, cambios en la dieta y estilo de vida, y controles regulares con un médico.

La amputación es la extirpación quirúrgica de parte de un miembro o extremidad del cuerpo, como un brazo, pierna, mano o pie. Esto puede ser necesario debido a una variedad de razones, incluyendo traumatismos severos, enfermedades circulatorias, cáncer o infecciones graves que no responden al tratamiento.

Los pacientes amputados requieren atención médica y de rehabilitación especializada para ayudarlos a adaptarse a su nueva situación y maximizar su función y movilidad. La readaptación puede incluir fisioterapia, terapia ocupacional, prótesis y aparatos ortopédicos, y asesoramiento psicológico para ayudar a los pacientes a enfrentar los desafíos emocionales y sociales que pueden surgir después de una amputación.

La atención médica posterior a la amputación también incluye el manejo del dolor, la prevención de complicaciones como infecciones y úlceras en la piel, y la promoción de un estilo de vida saludable para prevenir problemas adicionales relacionados con la circulación y la salud cardiovascular.

En términos médicos, una rotura se refiere a la ruptura o interrupción completa o parcial de un tejido, órgano u otra estructura anatómica. Puede ser el resultado de un traumatismo, enfermedad degenerativa, desgaste natural o condiciones patológicas. Las roturas pueden ocurrir en diferentes tipos de tejidos como músculos (desgarro muscular), tendones (rotura de tendón), ligamentos (esguince o distensión), huesos (fractura) e incluso vasos sanguíneos (desgarro vascular). Los síntomas asociados con una rotura dependen del tipo y la gravedad de la lesión, pero generalmente incluyen dolor, inflamación, moretones, debilidad o incapacidad para usar la parte afectada del cuerpo. El tratamiento varía según el caso, desde el reposo y la aplicación de hielo hasta la cirugía reconstructiva en casos graves.

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