Policitemia Vera
Trombocitemia Esencial
Janus Quinasa 2
Mielofibrosis Primaria
Trastornos Mieloproliferativos
Células Precursoras Eritroides
Aloe
Eritropoyetina
Flebotomía
Receptores de Trombopoyetina
Eritropoyesis
Granulocitos
Receptores de Eritropoyetina
Hidroxiurea
Venodisección
Hematócrito
Mutación Missense
Hematopoyesis Extramedular
Células Eritroides
Mutación
Sustitución de Aminoácidos
Proteínas Ligadas a GPI
Ensayo de Unidades Formadoras de Colonias
Síndrome de Budd-Chiari
Isoantígenos
Leucemia Mieloide Crónica Atípica BCR-ABL Negativa
Cromosomas Humanos 19-20
Trombopoyetina
Médula Ósea
Células Madre Hematopoyéticas
Enciclopedias como Asunto
Viscosidad Sanguínea
La policitemia vera es un trastorno de la sangre poco común en el que el cuerpo produce demasiados glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Este exceso hace que la sangre sea más espesa de lo normal, lo que puede causar problemas graves, como coágulos sanguíneos o ataques al corazón.
La policitemia vera ocurre cuando hay una mutación en un gen específico, conocido como JAK2V617F, en las células madre de la sangre. Esta mutación hace que las células sanguíneas se dividan y crezcan de manera descontrolada. Aunque la causa exacta de esta mutación no se conoce, se sabe que aumenta con la edad. La enfermedad es más común en personas mayores de 60 años.
Los síntomas de la policitemia vera pueden incluir: enrojecimiento de la cara, el cuerpo o los oídos; picazón de la piel, especialmente después del baño; dolor de cabeza; visión borrosa; sensación de plenitud en el estómago; sangrado inusual; moretones fáciles; y cansancio.
El tratamiento generalmente se centra en reducir la cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas en la sangre para prevenir complicaciones. Esto puede lograrse mediante procedimientos como flebotomías regulares (extraer sangre), quimioterapia o medicamentos que reducen la producción de células sanguíneas. La aspirina también se puede recetar para ayudar a prevenir coágulos sanguíneos.
La policitemia es un trastorno sanguíneo en el que hay un aumento anormalmente alto en el número de glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas en la sangre. Sin embargo, el término se utiliza más comúnmente para referirse a un tipo específico de esta afección llamada policitemia vera, que es un trastorno maligno de la médula ósea donde hay una sobreproducción de glóbulos rojos. Esto puede causar que la sangre se vuelva más espesa de lo normal, lo que aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos y otros problemas de salud. Los síntomas pueden incluir dolores de cabeza, mareos, cansancio, enrojecimiento de la cara, visión borrosa y moretones fáciles. El tratamiento generalmente implica procedimientos para reducir el volumen de sangre y mantener bajo control los síntomas.
La trombocitemia esencial (TE) es un trastorno mieloproliferativo crónico raro, caracterizado por un aumento anormalmente elevado en el número de plaquetas (también conocidas como trombocitos) en la sangre. Esta afección es causada por una sobreproducción de megacariocitos (células madre de las plaquetas) en la médula ósea.
La TE se diagnostica cuando el recuento de plaquetas está persistentemente por encima de 450,000-600,000 por microlitro de sangre, que es dos a tres veces más alto que el rango normal. Aunque el aumento de plaquetas generalmente se considera benigno, aproximadamente el 20% al 30% de los pacientes con TE pueden desarrollar complicaciones graves, como trombosis (coágulos sanguíneos) y hemorragias (sangrado).
La causa exacta de la TE sigue siendo desconocida, pero se cree que está relacionada con mutaciones genéticas adquiridas en células hematopoyéticas (células sanguíneas), como el gen JAK2 V617F. Este trastorno es más común en adultos mayores y tiene una ligera preferencia por el sexo femenino.
El tratamiento de la TE depende de los síntomas y complicaciones presentes en cada individuo. Algunos pacientes pueden no requerir tratamiento si su condición es asintomática, mientras que otros pueden necesitar medicamentos para reducir el recuento de plaquetas o terapias más agresivas, como quimioterapia o trasplante de células madre, en casos graves y complejos. El seguimiento y control regulares con un especialista en hematología son cruciales para garantizar una atención adecuada y prevenir complicaciones potencialmente mortales.
JANUS quinasa 2 (JAK2) es una proteína que desempeña un papel importante en la transducción de señales, específicamente en las vías de señalización JAK-STAT. La transducción de señales es el proceso por el cual las células responden a diversas señales externas e internas. Las vías JAK-STAT están involucradas en la respuesta celular a varias citocinas, hormonas y factores de crecimiento.
La proteína JAK2 tiene enzimas tirosina quinasa intrínsecas que agregan grupos fosfato a los residuos de tirosina en otras proteínas, lo que desencadena una cascada de eventos que conducen a la activación de genes y la síntesis de proteínas.
Las mutaciones en JAK2 se han relacionado con varias enfermedades, particularmente trastornos mieloproliferativos crónicos (MPN), como la policitemia vera, la trombocitopenia esencial y la mielofibrosis primaria. La mutación más común es el cambio de valina a fenilalanina en la posición 617 (V617F). Esta mutación constitutiva conduce a una activación continua de JAK2, lo que resulta en un crecimiento y proliferación celular desregulados.
En resumen, JANUS quinasa 2 es una proteína clave en la transducción de señales que desempeña un papel crucial en el control del crecimiento y la diferenciación celulares. Las mutaciones en este gen se han relacionado con varios trastornos hematológicos, incluidos los trastornos mieloproliferativos crónicos.
La mielofibrosis primaria (MPF), también conocida como neoplasia mieloproliferativa crónica con fibrosis y anemia, es un tipo raro de cáncer de la médula ósea que afecta la producción de células sanguíneas. Se caracteriza por un aumento en la proliferación anormal de las células sanguíneas inmaduras (células madre) en la médula ósea, lo que provoca una reacción de cicatrización excesiva y la formación de tejido fibroso.
Este proceso hace que haya menos espacio en la médula ósea para la producción de células sanguíneas sanas, lo que lleva a una disminución en el conteo de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas en la sangre. Como resultado, los pacientes con MPF pueden experimentar una variedad de síntomas, como fatiga, debilidad, infecciones frecuentes, moretones y hemorragias.
La mielofibrosis primaria es una enfermedad crónica y progresiva, lo que significa que empeora gradualmente con el tiempo. En algunos casos, la enfermedad puede evolucionar hacia una forma más agresiva de leucemia. Aunque no existe cura para la mielofibrosis primaria, existen tratamientos disponibles que pueden ayudar a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Los trastornos mieloproliferativos (TMP) son un grupo de condiciones cancerosas en las que se produce un crecimiento excesivo y anormal de ciertos tipos de glóbulos sanguíneos en la médula ósea. La médula ósea es el tejido esponjoso dentro de los huesos grandes donde se producen las células sanguíneas.
Hay varios tipos de TMP, incluyendo:
1. Leucemia mieloide crónica (LMC): Caracterizada por un aumento en el número de glóbulos blancos inmaduros (llamados blastos) en la médula ósea y en la sangre.
2. Policitemia vera: Una afección en la cual hay un exceso de glóbulos rojos en la sangre, lo que puede provocar coágulos sanguíneos y aumentar el riesgo de ataque cardiaco o accidente cerebrovascular.
3. Trombocitemia esencial: Un trastorno en el que hay un número excesivo de plaquetas (componentes sanguíneos involucrados en la coagulación) en la sangre, lo que puede provocar sangrado o coágulos sanguíneos.
4. Mielofibrosis primaria: Una afección en la cual se produce cicatricial anormal en la médula ósea, dificultando la producción de células sanguíneas normales y provocando anemia, fatiga e infecciones frecuentes.
5. Neoplasia mieloide aguda (AML): Una forma agresiva y rápidamente progresiva de cáncer en la que se produce un gran número de células sanguíneas anormales y no funcionales en la médula ósea.
Estos trastornos pueden causar una variedad de síntomas, como fatiga, debilidad, pérdida de peso, sudoración nocturna, fiebre e infecciones frecuentes. El tratamiento depende del tipo y gravedad del trastorno y puede incluir terapia con medicamentos, radioterapia o trasplante de células madre.
De acuerdo con la información disponible en el Instituto Nacional de Salud (NIH) de EE.UU., el pipobromán es un compuesto que se ha utilizado en el tratamiento del cáncer, específicamente en algunos tipos de leucemia y tumores cerebrales. Sin embargo, actualmente no se considera una opción de tratamiento común debido a la disponibilidad de fármacos más eficaces y con menos efectos secundarios.
El pipobromán actúa inhibiendo la síntesis de ADN en las células cancerosas, lo que puede impedir su crecimiento y propagación. Sin embargo, también puede afectar a las células sanas, particularmente aquellas que se dividen rápidamente, como las células de la médula ósea y del sistema gastrointestinal, lo que puede causar efectos secundarios graves.
Es importante mencionar que el uso del pipobromán debe ser supervisado por un profesional médico capacitado, ya que su administración requiere un cuidadoso monitoreo y ajuste de dosis para minimizar los riesgos y maximizar los beneficios terapéuticos. Además, el pipobromán no está aprobado por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.) para su uso en el tratamiento del cáncer.
La trombocitosis es un trastorno caracterizado por un conteo anormalmente alto de plaquetas (también conocidas como trombocitos) en la sangre. Las plaquetas son células sanguíneas pequeñas sin núcleo que desempeñan un papel crucial en la coagulación sanguínea y la prevención de hemorragias.
En condiciones normales, el recuento promedio de plaquetas se encuentra entre 150,000 y 450,000 por microlitro de sangre. Cuando el conteo de plaquetas es superior a 450,000 por microlitro de sangre, se considera trombocitosis.
La trombocitosis puede ser primaria o secundaria. La trombocitosis primaria, también conocida como síndrome mieloproliferativo crónico, es una afección en la que el cuerpo produce un exceso de plaquetas debido a un trastorno en la médula ósea. La trombocitosis secundaria o reactiva se desarrolla como resultado de otras condiciones médicas, como infecciones, anemia, inflamación, trauma, cáncer u otros trastornos hematológicos.
La trombocitosis puede ser asintomática y descubierta accidentalmente durante un examen de sangre rutinario. Sin embargo, en algunos casos, los pacientes pueden experimentar síntomas como moretones fáciles, hemorragias nasales o gingivales, dolores de cabeza, visión borrosa, vértigo y, en raras ocasiones, accidentes cerebrovasculares.
El tratamiento de la trombocitosis depende de su causa subyacente. Si se debe a una afección subyacente, el objetivo principal es tratar esa condición. En casos de trombocitosis secundaria grave o trombocitosis primaria, pueden utilizarse diversos medicamentos y procedimientos para reducir los niveles de plaquetas y prevenir complicaciones.
Las células precursoras eritroides, también conocidas como eritroblastos o células progenitoras eritroides, son un tipo de célula sanguínea inmadura que se encuentra en la médula ósea. Se originan a partir de las células madre hematopoyéticas y se diferencian gradualmente en glóbulos rojos maduros, o eritrocitos, durante el proceso de eritropoyesis.
A medida que las células precursoras eritroides maduran, experimentan una serie de cambios morfológicos y funcionales. Inicialmente, tienen un núcleo grande y visible, y luego van perdiendo el núcleo a medida que maduran. También aumenta su producción de hemoglobina, la proteína que transporta oxígeno en la sangre, y disminuye su tamaño y contenido de ADN.
Las células precursoras eritroides desempeñan un papel crucial en la producción de glóbulos rojos, que son esenciales para el transporte de oxígeno a los tejidos y órganos del cuerpo. La anemia y otras condiciones médicas pueden ocurrir cuando hay una disminución en la producción de células precursoras eritroides o una interrupción en su diferenciación y maduración.
La definición médica de 'Aloe' se refiere a una especie del género botánico Aloe, originaria de África. La más conocida es la Aloe vera (también llamada Aloe barbadensis), que tiene propiedades medicinales y cosméticas.
La pulpa de las hojas de Aloe vera se ha utilizado durante siglos en la medicina tradicional para tratar una variedad de afecciones cutáneas, como quemaduras, heridas, eccemas e inflamación. Contiene varios compuestos activos, incluyendo aloína, antraquinonas, polisacáridos y vitaminas, que le confieren propiedades antiinflamatorias, antibacterianas, antifúngicas y cicatrizantes.
En la actualidad, el gel de Aloe vera se utiliza en una amplia gama de productos cosméticos y dermatológicos, como cremas hidratantes, lociones solares y productos para el cuidado de la piel. También se consume oralmente en forma de suplemento dietético o jugo para tratar diversas afecciones digestivas, como acidez estomacal, estreñimiento y úlceras gástricas.
Aunque existen numerosos estudios que respaldan los beneficios del Aloe vera para la salud, también se han reportado efectos secundarios adversos en algunos casos, como diarrea, dolores abdominales y reacciones alérgicas. Por lo tanto, se recomienda consultar a un profesional médico antes de utilizar productos de Aloe vera con fines terapéuticos.
La eritropoyetina (EPO) es una hormona glicoproteína que se produce principalmente en el riñón en respuesta a la hipoxia o falta de oxígeno. Es responsable de regular la producción de glóbulos rojos en la médula ósea. Estimula la proliferación y diferenciación de los precursores eritroides, lo que lleva a un aumento en la producción de glóbulos rojos (eritropoyesis), mejorando así la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno. La eritropoyetina también se puede sintetizar artificialmente y se utiliza en el tratamiento de anemias causadas por diversas afecciones, como insuficiencia renal crónica o quimioterapia oncológica. Sin embargo, el uso indebido de EPO para mejorar el rendimiento deportivo está prohibido y se considera dopaje.
La flebotomía es un procedimiento médico en el que se realiza una incisión o punción en una vena para extraer sangre u otras fluidos corporales. Esta técnica se utiliza con diversos fines, como diagnósticos de laboratorio, donación de sangre o terapias médicas específicas.
El proceso implica esterilizar la zona de punción, insertar una aguja en la vena (generalmente en el brazo) y vaciar la sangre o fluido deseado en un tubo o contenedor especialmente diseñado para este fin. Después de completar el procedimiento, se retira la aguja, se aplica presión sobre la zona para detener cualquier sangrado y se cubre con un apósito adhesivo.
Es importante que este procedimiento lo realice personal calificado y entrenado, como enfermeras, técnicos de flebotomía o médicos, ya que una mala técnica puede causar dolor al paciente, hematomas, infecciones u otras complicaciones.
Los receptores de trombopoyetina son proteínas transmembrana que se encuentran en la superficie de las células precursoras de plaquetas, también conocidas como megacariocitos. Estos receptores interactúan y se unen específicamente a una hormona reguladora llamada trombopoyetina (TPO).
La unión de la trombopoyetina a sus receptores desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la proliferación, diferenciación y maduración de los megacariocitos en plaquetas funcionales. Por lo tanto, los receptores de trombopoyetina desempeñan un papel crucial en la regulación de la producción y el recuento de plaquetas en la sangre.
La estimulación de estos receptores también puede desencadenar señales que promueven la supervivencia y la protección de los megacariocitos contra la apoptosis o muerte celular programada. La trombopoyetina y sus receptores son objetivos terapéuticos importantes en el tratamiento de trastornos hematológicos asociados con recuentos bajos de plaquetas, como la trombocitopenia inducida por fármacos o la anemia aplásica.
La eritropoyesis es un proceso fisiológico que ocurre en la médula ósea y se refiere a la producción y maduración de los glóbulos rojos, también conocidos como eritrocitos o hematíes. Estas células sanguíneas tienen como función principal transportar el oxígeno desde los pulmones hacia los tejidos y órganos del cuerpo, así como llevar dióxido de carbono desde los tejidos hacia los pulmones para ser expulsado.
El proceso de eritropoyesis está controlado por diversas hormonas y factores de crecimiento, siendo la eritropoyetina (EPO) una de las más importantes. La EPO es producida principalmente por el riñón en respuesta a bajos niveles de oxígeno en los tejidos, estimulando así la formación y maduración de los precursores eritroides en la médula ósea.
El proceso de eritropoyesis puede dividirse en varias etapas:
1. Proliferación: Durante esta etapa, las células madre hematopoyéticas se dividen y diferencian en células progenitoras eritroides (ERPs). Estos ERPs continúan multiplicándose y diferenciándose en eritroblastos.
2. Maduración: Los eritroblastos van perdiendo su núcleo y orgánulos citoplasmáticos, transformándose en reticulocitos. Estas células aún contienen algunos ribosomas y mitocondrias, pero ya no tienen núcleo.
3. Ensamblaje y expulsión: Los reticulocitos maduran en glóbulos rojos maduros en un proceso que involucra la síntesis, ensamblaje y transporte de hemoglobina, así como la eliminación de los últimos orgánulos citoplasmáticos. Una vez completado este proceso, los glóbulos rojos son liberados a la circulación sanguínea.
La duración del ciclo eritrocitario completo es de aproximadamente 7 días, y la vida media de los glóbulos rojos en circulación es de alrededor de 120 días. El proceso de eritropoyesis está regulado por diversos factores, incluyendo la eritropoyetina (EPO), el hierro, la vitamina B12 y el ácido fólico. Las deficiencias en estos nutrientes o en la producción de EPO pueden dar lugar a anemias, como la anemia ferropénica o la anemia por déficit de EPO.
Los granulocitos son un tipo de glóbulos blancos, también conocidos como leucocitos, que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunológico. Su nombre se deriva de la apariencia granular que tienen bajo un microscopio, lo que refleja la presencia de gránulos dentro de sus citoplasmas.
Existen tres tipos principales de granulocitos: neutrófilos, eosinófilos y basófilos. Cada uno tiene un tamaño y forma distintivos y desempeña diferentes funciones en la respuesta inmunitaria.
1. Neutrófilos: Son los granulocitos más comunes y representan alrededor del 55-70% de todos los leucocitos. Tienen un núcleo segmentado con varias lóbulos conectados por finos filamentos. Su función principal es combatir las infecciones bacterianas y fagocitar (ingerir y destruir) los patógenos invasores.
2. Eosinófilos: Representan alrededor del 1-3% de todos los leucocitos. Poseen un núcleo bi-lobulado o esférico con gránulos grandes y redondos en su citoplasma. Los eosinófilos desempeñan un papel importante en la respuesta a las infecciones parasitarias, especialmente helmintos (gusanos). También están involucrados en reacciones alérgicas y procesos inflamatorios.
3. Basófilos: Son el tipo menos común de granulocitos, representando solo alrededor del 0,5-1% de todos los leucocitos. Tienen un núcleo irregular con gránulos grandes y oscuros en su citoplasma. Los basófilos desempeñan un papel en la respuesta inmunitaria al liberar mediadores químicos, como histamina, durante reacciones alérgicas e inflamatorias.
En resumen, los granulocitos son células blancas de la sangre que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunológico. Cada tipo de granulocito (neutrófilos, eosinófilos y basófilos) tiene funciones específicas en la defensa contra patógenos invasores, reacciones alérgicas e inflamatorias.
Los receptores de eritropoyetina son proteínas transmembrana que se encuentran en las células progenitoras eritroides (CFU-E) y los precursores eritroblásticos tempranos en la médula ósea. Estos receptores se unen específicamente a la hormona eritropoyetina (EPO), que es producida por el riñón en respuesta a bajos niveles de oxígeno en la sangre.
La unión del EPO a los receptores de eritropoyetina desencadena una cascada de eventos intracelulares que conducen a la activación de varias vías de señalización, incluyendo las vías JAK2/STAT5, PI3K/AKT y MAPK. Esto resulta en la promoción de la proliferación, supervivencia y diferenciación de las células progenitoras eritroides, lo que lleva a un aumento en la producción de glóbulos rojos.
Las mutaciones en los receptores de eritropoyetina o en las vías de señalización asociadas pueden conducir a trastornos hematológicos como la policitemia vera, una enfermedad maligna caracterizada por un aumento anormal en el número de glóbulos rojos en la sangre.
La trombosis es un proceso médico en el que se forma un coágulo sanguíneo (trombo) dentro de un vaso sanguíneo, lo que puede obstruir la circulación sanguínea. Estos coágulos pueden formarse en las venas o arterias y su desarrollo está relacionado con diversos factores, como alteraciones en el flujo sanguíneo, cambios en las propiedades de la sangre y daño al endotelio vascular (revestimiento interno de los vasos sanguíneos).
La trombosis venosa profunda (TVP) es una forma común de trombosis que ocurre cuando un coágulo se forma en las venas profundas, generalmente en las piernas. Si partes de este coágulo se desprenden y viajan a los pulmones, puede causar una embolia pulmonar, una afección potencialmente mortal.
La trombosis arterial también es peligrosa, ya que los coágulos pueden bloquear el flujo sanguíneo hacia órganos vitales, como el cerebro, el corazón o los riñones, lo que puede derivar en accidentes cerebrovasculares, infartos de miocardio o insuficiencia renal, respectivamente.
El tratamiento y prevención de la trombosis implican medidas como anticoagulantes, trombolíticos (para disolver coágulos), dispositivos mecánicos para evitar la formación de coágulos y cambios en el estilo de vida, como ejercicio regular y evitar el tabaquismo.
La hidroxiurea es un agente quimioterapéutico que se utiliza principalmente en el tratamiento de la anemia falciforme. Es un analógico de la hidracina y funciona mediante la inhibición de la síntesis de ADN, lo que resulta en una disminución de la formación de glóbulos rojos anormales (con forma de hoz) y una reducción de las complicaciones vasculares asociadas con la enfermedad.
También se puede usar en el tratamiento de algunos tipos de cáncer, como los tumores malignos de células grandes y determinados trastornos mieloproliferativos crónicos. La hidroxiurea se administra por vía oral y su dosis y frecuencia de administración dependen de la afección tratada, la respuesta al tratamiento y los efectos secundarios.
Es importante recalcar que el uso de fármacos como la hidroxiurea debe ser supervisado por un profesional médico capacitado, ya que pueden tener efectos secundarios importantes y requieren un seguimiento adecuado para garantizar su eficacia y seguridad.
La venodisección es un procedimiento quirúrgico que se utiliza para tratar las venas varicosas graves. En esta intervención, el cirujano abre la vena afectada, la limpia de cualquier tejido anormal y luego la despega de los tejidos circundantes. Después, el cirujano corta la vena dañada y cierra la incisión. La sangre que anteriormente fluía a través de la vena varicosa ahora es desviada hacia venas sanas adyacentes.
Este procedimiento se realiza generalmente bajo anestesia local o regional, y los pacientes pueden regresar a sus actividades normales en un par de semanas. Aunque la venodisección es una intervención efectiva para aliviar el dolor y la hinchazón asociados con las venas varicosas, también tiene algunos riesgos potenciales, como moretones, infecciones, coágulos sanguíneos o reacciones a la anestesia. Por lo tanto, antes de someterse a este procedimiento, es importante discutir todos los posibles beneficios y riesgos con un médico capacitado.
El hematocrito es un término medico que se refiere a la proporción o fracción de volumen de glóbulos rojos (eritrocitos) en relación con el volumen total de sangre. Se mide mediante un análisis de sangre y los valores normales pueden variar ligeramente dependiendo del género y la edad, pero generalmente se encuentran entre el 40-54% en hombres y 36-48% en mujeres. Un hematocrito alto puede ser un signo de deshidratación, policitemia o enfermedades cardiovasculares, mientras que un hematocrito bajo puede indicar anemia, deficiencia de hierro, talasemia o leucemia.
Una mutación missense es un tipo específico de mutación en el ADN que causa la sustitución de un solo nucleótido (la unidad básica de los genes), lo que resulta en la producción de un aminoácido diferente en la proteína codificada. Esta alteración puede tener diversos efectos en la función de la proteína, dependiendo de dónde ocurra y cuán crucial sea el aminoácido reemplazado.
En algunos casos, una mutación missense podría no afectar significativamente la función de la proteína, especialmente si el aminoácido original y el nuevo son químicamente similares. Sin embargo, cuando el cambio ocurre en un dominio crucial de la proteína o involucra aminoácidos con propiedades químicas muy diferentes, esto puede conducir a una pérdida total o parcial de la función de la proteína.
Las mutaciones missense pueden asociarse con diversas enfermedades genéticas, dependiendo del gen y la proteína afectados. Por ejemplo, algunas mutaciones missense en el gen BRCA1 aumentan el riesgo de cáncer de mama y ovario hereditario.
La hematopoyesis extramedular es un proceso de producción de células sanguíneas que ocurre en sitios fuera de la médula ósea, el sitio normal donde se produce la hematopoyesis. Bajo condiciones normales, la mayoría de los componentes de la sangre, como glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, se producen en la médula ósea.
Sin embargo, en ciertas situaciones clínicas, como enfermedades graves que afectan la médula ósea o como efecto secundario de algunos tratamientos médicos, como la quimioterapia y la radioterapia, la capacidad de la médula ósea para producir células sanguíneas puede verse comprometida. En estos casos, el cuerpo puede recurrir a sitios extramedulares, como el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos, para producir células sanguíneas adicionales.
La hematopoyesis extramedular es un mecanismo de reserva que puede ayudar al cuerpo a mantener la producción de células sanguíneas en situaciones de estrés o enfermedad, pero no es suficiente para reemplazar por completo la función de la médula ósea. Por lo tanto, la hematopoyesis extramedular se considera un proceso compensatorio y no una vía principal de producción de células sanguíneas en condiciones normales.
Las células eritroides, también conocidas como glóbulos rojos o hematíes, son las células sanguíneas más abundantes en el cuerpo humano. Su función principal es transportar oxígeno desde los pulmones a los tejidos y dióxido de carbono desde los tejidos a los pulmones para su eliminación.
Las células eritroides son producidas en la médula ósea, donde maduran y adquieren su forma bicóncava y flexible, lo que les permite pasar a través de los vasos sanguíneos y capilares más pequeños para llegar a todos los tejidos del cuerpo.
Estas células contienen hemoglobina, una proteína que se une al oxígeno y al dióxido de carbono, lo que les permite transportar estos gases. La vida útil promedio de las células eritroides en el cuerpo humano es de aproximadamente 120 días, después de los cuales son eliminadas por el bazo y otros órganos reticuloendoteliales.
Las condiciones que afectan la producción o la función de las células eritroides pueden causar anemia, una afección en la que los tejidos no reciben suficiente oxígeno, lo que puede provocar síntomas como fatiga, debilidad y falta de aliento.
En términos médicos, una mutación se refiere a un cambio permanente y hereditable en la secuencia de nucleótidos del ADN (ácido desoxirribonucleico) que puede ocurrir de forma natural o inducida. Esta alteración puede afectar a uno o más pares de bases, segmentos de DNA o incluso intercambios cromosómicos completos.
Las mutaciones pueden tener diversos efectos sobre la función y expresión de los genes, dependiendo de dónde se localicen y cómo afecten a las secuencias reguladoras o codificantes. Algunas mutaciones no producen ningún cambio fenotípico visible (silenciosas), mientras que otras pueden conducir a alteraciones en el desarrollo, enfermedades genéticas o incluso cancer.
Es importante destacar que existen diferentes tipos de mutaciones, como por ejemplo: puntuales (sustituciones de una base por otra), deletérreas (pérdida de parte del DNA), insercionales (adición de nuevas bases al DNA) o estructurales (reordenamientos más complejos del DNA). Todas ellas desempeñan un papel fundamental en la evolución y diversidad biológica.
La sustitución de aminoácidos en un contexto médico se refiere a un tipo de mutación genética donde ocurre un cambio en la secuencia de aminoácidos en una proteína. Esto sucede cuando un codón (una secuencia específica de tres nucleótidos en el ADN que codifica para un aminoácido particular) es reemplazado por otro codón, lo que resulta en la incorporación de un diferente aminoácido en la cadena de proteínas durante el proceso de traducción.
La sustitución de aminoácidos puede tener diversos efectos sobre la función y estructura de las proteínas, dependiendo del tipo de aminoácido que sea reemplazado y su ubicación en la cadena de proteínas. Algunas sustituciones pueden no afectar significativamente la función de la proteína, especialmente si los aminoácidos involucrados tienen propiedades químicas similares. Sin embargo, otras sustituciones pueden alterar la estructura tridimensional de la proteína, interferir con su capacidad para interactuar con otras moléculas o afectar su estabilidad y, en última instancia, resultar en una disfunción o enfermedad.
Las sustituciones de aminoácidos son comunes en las mutaciones genéticas y pueden ser la causa subyacente de varias enfermedades hereditarias, como la fibrosis quística, anemia falciforme y algunos trastornos neurológicos. El estudio de estas sustituciones es crucial para comprender los mecanismos moleculares de las enfermedades y desarrollar posibles tratamientos y terapias.
Las proteínas unidas a GPI, también conocidas como glicosilfosfatidilinositol-unidas a las proteínas, son un tipo de proteínas que están unidas a la membrana celular por medio de un enlace a un lipídeo llamado glicosilfosfatidilinositol (GPI). Este tipo de anclaje permite que estas proteínas se localicen y funcionen principalmente en la membrana plasmática de células eucariotas.
Las proteínas unidas a GPI desempeñan diversas funciones biológicas importantes, como la participación en procesos de adhesión celular, señalización celular y la formación de estructuras celulares especializadas. Algunos ejemplos de proteínas unidas a GPI incluyen las proteínas de adhesión celular, enzimas, proteínas transportadoras y receptores de hormonas y factores de crecimiento.
La unión de estas proteínas a la membrana celular mediante el GPI es un proceso postraduccional complejo que involucra la adición de una molécula de GPI a la extremidad carboxilo-terminal de la proteína. Esta modificación postraduccional permite que las proteínas unidas a GPI sean reconocidas y transportadas hacia la membrana plasmática, donde permanecen unidas al lipídeo y pueden desempeñar sus funciones específicas.
El recuento de plaquetas, también conocido como trombocitos o plaquetas sanguíneas, es el número de plaquetas presentes en una unidad de volumen de sangre. Las plaquetas son fragmentos celulares pequeños sin núcleo que desempeñan un papel crucial en la coagulación sanguínea y la prevención de hemorragias. Cuando se produce una lesión en un vaso sanguíneo, las plaquetas se activan, aglutinan en el sitio de la lesión y forman un tapón para detener el sangrado.
El recuento normal de plaquetas suele oscilar entre 150.000 y 450.000 plaquetas por microlitro (µL) o por milímetro cúbico (mm3). Un recuento de plaquetas por debajo de 150.000/µL se denomina trombocitopenia, mientras que un recuento superior a 450.000/µL se conoce como trombocitemia. Las fluctuaciones en el recuento de plaquetas pueden estar asociadas con diversas condiciones médicas, infecciones o efectos secundarios de medicamentos y, por lo tanto, es esencial monitorizar los niveles de plaquetas en pacientes en riesgo o con afecciones subyacentes.
Los megacariocitos son células grandes que se encuentran en la médula ósea y son los precursores directos de las plaquetas. Normalmente, miden entre 50-100 micras de diámetro y contienen numerosos gránulos citoplasmáticos. Durante el proceso de maduración, estas células se fragmentan en pequeños segmentos, llamados proplaquetas, que finalmente se liberan al torrente sanguíneo como plaquetas funcionales. Los megacariocitos desempeñan un papel crucial en la hemostasis, ya que las plaquetas son esenciales para la detención del sangrado y la reparación de los vasos sanguíneos dañados. La producción y maduración adecuadas de megacariocitos están controladas por diversos factores de crecimiento y citocinas, como el trombopoyetina. Las anomalías en la producción o función de los megacariocitos pueden dar lugar a trastornos hemorrágicos, como la trombocitopenia, o a un aumento excesivo del número de plaquetas, como la trombocitemia.
El ensayo de unidades formadoras de colonias (CFU, por sus siglas en inglés) es un método de laboratorio utilizado para contar bacterias y otras células que se reproducen mediante fisión binaria. Este ensayo mide la concentración de organismos vivos en una muestra, proporcionando un recuento cuantitativo de las unidades formadoras de colonias.
La técnica general implica diluir una muestra seriada y luego distribuirla sobre un medio de cultivo sólido adecuado para el crecimiento del microorganismo en estudio. Luego, se incuba el medio durante un período de tiempo específico que permita la formación de colonias visibles. Cada colonia representa una única célula original que se dividió y formó una colonia visible a partir de la dilución apropiada.
El recuento de CFU se expresa como el número de unidades formadoras de colonias por mililitro (CFU/mL) o por gramo (CFU/g), dependiendo del tipo de muestra. Este método es ampliamente utilizado en microbiología clínica, investigación biomédica y control de calidad ambiental e industrial.
Es importante mencionar que el ensayo de CFU no siempre refleja la cantidad total de organismos presentes en una muestra, ya que algunas bacterias pueden no ser capaces de formar colonias en ciertos medios o condiciones. Además, los factores como el crecimiento inhibido por antibióticos u otros compuestos pueden afectar la precisión del recuento de CFU.
El síndrome de Budd-Chiari es una afección rara pero grave que ocurre cuando las venas que drenan la sangre del hígado se bloquean, generalmente por un coágulo sanguíneo. Esto puede provocar una acumulación de sangre en el hígado, lo que puede dañar las células hepáticas y causar inflamación.
Los síntomas pueden variar desde leves hasta graves e incluyen hinchazón abdominal, dolor abdominal, náuseas, vómitos, ictericia (color amarillento de la piel y los ojos), fatiga, sangrado fácil y confusión. En casos graves, puede provocar insuficiencia hepática aguda o crónica, ascitis (acumulación de líquido en el abdomen) e incluso la muerte.
El síndrome de Budd-Chiari se diagnostica mediante una combinación de historial médico, examen físico y pruebas de diagnóstico por imágenes, como ecografías Doppler, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas. El tratamiento puede incluir anticoagulantes para prevenir la formación de coágulos adicionales, procedimientos para eliminar los coágulos existentes y cirugía para reabrir o bypass las venas bloqueadas. En algunos casos, se puede necesitar un trasplante de hígado.
Los isoantígenos son antígenos que difieren entre individuos de la misma especie. Estos antígenos se encuentran comúnmente en los glóbulos rojos y otras células sanguíneas, y desencadenan una respuesta inmunitaria cuando son transferidos de un individuo a otro dentro de la misma especie. Los isoantígenos también se conocen como antígenos de histocompatibilidad o simplemente como "tipos sanguíneos". Las reacciones contra isoantígenos pueden causar complicaciones graves en trasplantes de órganos y transfusiones de sangre, a menos que el donante y el receptor sean compatibles en términos de estos antígenos.
La Leucemia Mieloide Crónica Atípica BCR-ABL Negativa, también conocida como Leucemia Mieloide Crónica de Fenotipo no Philadelphia, es un tipo raro y específico de leucemia crónica que se caracteriza por un aumento anormal en la producción de células mieloides maduras (un tipo de glóbulos blancos) en la médula ósea y en la sangre periférica. A diferencia de la Leucemia Mieloide Crónica típica, esta forma no presenta la fusión del gen BCR-ABL, que es responsable de la producción de una proteína anormal llamada P210 o P190, asociada con el crecimiento y proliferación celular descontrolada.
En su lugar, en la Leucemia Mieloide Crónica Atípica BCR-ABL Negativa se han identificado otras anomalías genéticas y moleculares que contribuyen al desarrollo de la enfermedad, como mutaciones en genes como ASXL1, RUNX1, SETBP1 o JAK2. Estas alteraciones genéticas conducen a cambios en los patrones de expresión génica y señalización celular, resultando en una proliferación excesiva y acumulación de células mieloides anormales en la médula ósea y en la sangre.
Los síntomas de esta forma de leucemia pueden ser similares a los de la Leucemia Mieloide Crónica típica, incluyendo fatiga, debilidad, pérdida de peso, sudoración nocturna, aumento de infecciones y moretones o sangrado fácil. El diagnóstico se realiza mediante una combinación de exámenes clínicos, análisis de sangre completos y pruebas especializadas, como citogenética y secuenciación de genes. El tratamiento puede incluir terapias dirigidas, quimioterapia y trasplante de células madre, dependiendo del estadio y las características moleculares específicas de la enfermedad.
Los cromosomas humanos 19 y 20 son dos de los 23 pares de cromosomas que se encuentran en las células humanas. Cada persona normalmente tiene dos copias de cada cromosoma, una heredada de la madre y otra del padre. Los cromosomas contienen genes, que son segmentos de ADN que contienen el código para construir y mantener las funciones corporales.
El cromosoma 19 es un cromosoma pequeño, mediano en tamaño, y es el quinto cromosoma más denso en genes. Contiene entre 1400 y 1500 genes y cubre alrededor del 1,2% del total de ADN en las células. Algunas condiciones genéticas asociadas con el cromosoma 19 incluyen el síndrome de DiGeorge, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la deficiencia de coagulación factor XIII.
El cromosoma 20 es también un cromosoma pequeño y contiene entre 800 y 900 genes. Cubre alrededor del 1,1% del total de ADN en las células. Algunas condiciones genéticas asociadas con el cromosoma 20 incluyen la enfermedad de Alzheimer temprana, la sordera neurosensorial no sindrómica y la deficiencia de alfa-1-antitripsina.
Es importante destacar que, aunque se han identificado algunas condiciones genéticas asociadas con estos cromosomas, muchos genes en los cromosomas 19 y 20 aún no se comprenden completamente y siguen siendo objeto de investigación.
La trombopoyetina es una hormona glicoproteica que se produce principalmente en los megacariocitos del tejido medular óseo. Está encargada de regular la producción y maduración de las plaquetas, también conocidas como trombocitos, dentro de la médula ósea. La trombopoyetina se une a su receptor específico, el receptor de trombopoyetina (c-Mpl), en los precursores de las plaquetas, lo que estimula la proliferación, diferenciación y supervivencia de estas células sanguíneas. La producción de trombopoyetina está controlada por una retroalimentación negativa: cuando el número de plaquetas en circulación es bajo, los niveles de trombopoyetina aumentan para estimular la producción de más plaquetas; por el contrario, cuando hay un exceso de plaquetas, los niveles de trombopoyetina disminuyen, lo que reduce la producción de nuevas plaquetas. La trombopoyetina también puede desempeñar un papel en la angiogénesis y la hematopoyesis general.
La médula ósea es el tejido esponjoso y graso que se encuentra en el interior de la mayoría de los huesos largos del cuerpo humano. Es responsable de producir células sanguíneas rojas, blancas y plaquetas. La médula ósea contiene células madre hematopoyéticas, que son las células madre inmaduras capaces de diferenciarse en todos los tipos de células sanguíneas maduras.
Existen dos tipos principales de médula ósea: la médula ósea roja y la médula ósea amarilla. La médula ósea roja es el sitio activo de producción de células sanguíneas, mientras que la médula ósea amarilla está compuesta principalmente por tejido adiposo (grasa). En los recién nacidos y en los niños, la mayor parte del esqueleto contiene médula ósea roja. A medida que las personas envejecen, el cuerpo va reemplazando gradualmente la médula ósea roja con médula ósea amarilla, especialmente en los huesos largos y planos como las costillas, el cráneo y el esternón.
La médula ósea puede verse afectada por diversas condiciones médicas, como anemia, leucemia, linfoma y mieloma múltiple. También puede ser dañada por tratamientos médicos, como la quimioterapia y la radioterapia. En algunos casos, se pueden realizar trasplantes de médula ósea para reemplazar el tejido dañado y restaurar la producción normal de células sanguíneas.
En genética, el término "homocigoto" se refiere a un individuo que ha heredado dos alelos idénticos para un gen determinado, uno de cada padre. Esto significa que ambos alelos de los dos cromosomas homólogos en un par de cromosomas son iguales. Puede ocurrir que esos dos alelos sean la misma variante alélica normal (llamada también wild type), o bien dos copias de una variante alélica patológica (como en una enfermedad genética). El término contrario a homocigoto es heterocigoto, que se refiere a un individuo que ha heredado dos alelos diferentes para un gen determinado.
Las células madre hematopoyéticas (HSC, por sus siglas en inglés) son un tipo particular de células madre found in the bone marrow, responsible for producing all types of blood cells. These include red blood cells, which carry oxygen to the body's tissues; white blood cells, which are part of the immune system and help fight infection; and platelets, which help with blood clotting.
HSCs are self-renewing, meaning they can divide and create more HSCs. They also have the ability to differentiate into any type of blood cell when needed, a process known as potency. This makes them incredibly valuable in the field of medicine, particularly in the treatment of blood disorders, cancers, and immune system diseases.
Doctors can extract HSCs from a patient's bone marrow or blood, then manipulate them in a lab to produce specific types of cells needed for transplantation back into the patient. This process is known as stem cell transplantation, and it has been used successfully to treat conditions such as leukemia, lymphoma, sickle cell anemia, and immune deficiency disorders.
It's important to note that there are different types of HSCs, each with varying degrees of potency and self-renewal capacity. The two main types are long-term HSCs (LT-HSCs) and short-term HSCs (ST-HSCs). LT-HSCs have the greatest ability to self-renew and differentiate into all blood cell types, while ST-HSCs primarily differentiate into specific types of blood cells.
In summary, Células Madre Hematopoyéticas are a type of stem cell found in bone marrow responsible for producing all types of blood cells. They have the ability to self-renew and differentiate into any type of blood cell when needed, making them valuable in the treatment of various blood disorders, cancers, and immune system diseases.
La esplenomegalia es un término médico que se refiere al aumento del tamaño del bazo más allá de sus límites normales. El bazo es un órgano situado en el lado superior izquierdo del abdomen, debajo de las costillas, que desempeña un papel importante en la función inmunológica y en la eliminación de glóbulos rojos viejos o dañados.
La esplenomegalia puede ser causada por diversas condiciones médicas, como infecciones (por ejemplo, mononucleosis infecciosa, endocarditis bacteriana), enfermedades hematológicas (por ejemplo, anemia de células falciformes, leucemia), trastornos del hígado (por ejemplo, cirrosis, hepatitis), afecciones malignas (por ejemplo, linfoma, cáncer de médula ósea) y enfermedades autoinmunes (por ejemplo, artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico).
Los síntomas asociados con la esplenomegalia pueden variar dependiendo del tamaño del bazo y de la causa subyacente. Algunos pacientes pueden no presentar ningún síntoma, mientras que otros pueden experimentar dolor o molestias en el lado izquierdo superior del abdomen, sensación de plenitud después de comer pequeñas cantidades de alimentos, fatiga, anemia, infecciones frecuentes y dificultad para respirar (si el bazo agrandado comprime los pulmones).
El diagnóstico de esplenomegalia generalmente se realiza mediante un examen físico, seguido de estudios de imágenes, como ecografías o tomografías computarizadas, para confirmar y evaluar la gravedad del agrandamiento del bazo. El tratamiento dependerá de la causa subyacente y puede incluir medicamentos, cambios en el estilo de vida o, en casos graves, una intervención quirúrgica para extirpar el bazo (esplenectomía).
No existe una definición médica específica para "Enciclopedias como Asunto" ya que esta frase parece ser una expresión coloquial o un título en lugar de un término médico. Sin embargo, si nos referimos al término "enciclopedia" desde un punto de vista educativo o del conocimiento, podríamos decir que se trata de una obra de consulta que contiene información sistemática sobre diversas áreas del conocimiento, organizadas alfabética o temáticamente.
Si "Enciclopedias como Asunto" se refiere a un asunto médico en particular, podría interpretarse como el estudio o la investigación de diferentes aspectos relacionados con las enciclopedias médicas, como su historia, desarrollo, contenido, estructura, impacto en la práctica clínica y la educación médica, entre otros.
Sin un contexto más específico, es difícil proporcionar una definición médica precisa de "Enciclopedias como Asunto".
La leucocitosis es un término médico que se refiere a un recuento elevado de glóbulos blancos (leucocitos) en la sangre. Los glóbulos blancos son una parte importante del sistema inmunológico y ayudan a combatir infecciones y enfermedades. Sin embargo, un nivel excesivamente alto de glóbulos blancos puede indicar la presencia de diversas condiciones médicas, como infecciones, inflamación, respuesta al estrés, trastornos malignos (como leucemia) o enfermedades autoinmunes. Es importante notar que un recuento levemente elevado de glóbulos blancos no siempre es motivo de preocupación y puede deberse a factores transitorios, como el ejercicio o el uso de ciertos medicamentos. Sin embargo, niveles persistentemente altos requieren una evaluación médica adicional para determinar la causa subyacente y establecer un tratamiento apropiado.
La viscosidad sanguínea es una medida de la resistencia del flujo sanguíneo en el sistema circulatorio. Se refiere a la capacidad de la sangre para fluir a través de los vasos sanguíneos y está determinada por varios factores, incluyendo el número y tamaño de las células sanguíneas (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas), el nivel de proteínas en plasma y el grado de agregación plaquetaria.
La unidad de medida más comúnmente utilizada para la viscosidad sanguínea es centipoise (cP). La sangre normal tiene una viscosidad aproximadamente cinco veces mayor que el agua, lo que ayuda a mantener los glóbulos rojos en contacto cercano entre sí para facilitar la entrega de oxígeno a los tejidos corporales. Sin embargo, niveles elevados de viscosidad sanguínea pueden dificultar el flujo sanguíneo y aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos, enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares. Por otro lado, niveles bajos de viscosidad sanguínea pueden provocar hemorragias y anemia.