Tumores de la coroides; los tumores intraoculares más comunes son melanomas malignos de la coroides. Estos usualmente ocurren luego de la pubertad e incrementan en incidencia a medida que avanza la edad. La mayoría de los melanomas malignos del tracto uveal se desarrollan a partir de melanomas benignos (nevos).
Envolturas de los vasos sanguíneos de la piamadre cubiertos por una fina capa de células ependimales que forman proyecciones vellosas en los ventrículos tercero, cuarto y lateral del cerebro. Estas secretan el líquido cefaloraquídeo.(Dorland, 27th ed)
Membrana delgada, muy vascula, que cubre la mayor parte de la región posterior del ojo entre la RETINA y la ESCLERA.
Tumores benignos o malignos que surgen a partir del plexo coroides de los ventrículos del cerebro. Los papilomas (ver PAPILOMA, PLEXO COROIDES) y carcinomas son los subtipos histológicos más comunes, y tienden a diseminarse a lo largo de los espacios ventriculares y subaracnoideos. Las características clínicas incluyen cefaleas, ataxia y alteraciones de la conciencia, que son consecuencia de la HIDROCEFALIA asociada.
Neoplasia que usualmente es benigna y que se origina a partir del epitelio cuboidal del plexo coroides y toma la forma de un PLEXO COROIDES aumentado, que puede asociarse con hipersecreción de LCR. Los tumores se presentan con frecuencia en la primera décadas de la vida con signos de incremento de la presión intracraneal que incluyen CEFALEAS; ATAXIA; DIPLOPIA; y alteraciones del estado mental. En niños es más común en los ventrículos laterales y en adultos tiende a surgir en el cuarto ventrículo. Raramente puede ocurrir la transformación maligna a carcinomas del plexo coroides. (Traducción libre del original: Adams et al., Principles of Neurology, 6th ed, p667; DeVita et al., Cancer: Principles and Practice of Oncology, 5th ed, p2072)
Tumores o cáncer del PÁNCREAS. Según los tipos de CÉLULAS DE LOS ISLOTES PANCREÁTICOS presentes en los tumores, pueden secretarse varias hormonas: GLUCAGÓN de las CÉLULAS SECRETORAS DE GLUCAGÓN, INSULINA de las CÉLULAS SECRETORAS DE INSULINA y SOMATOSTATINA de las CÉLULAS SECRETORAS DE SOMATOSTATINA. La mayoria son malignos, excepto los tumores productores de insulina (INSULINOMA).
Crecimiento anormal y nuevo de tejido. Las neoplasias malignas muestran un mayor grado de anaplasia y tienen la propiedad de invasión y metástasis, comparados con las neoplasias benignas.
Neoplasias que contienen formaciones semejantes a quistes o que producen mucina o suero.
Trastornos de la coroides entre los que se incluyen las enfermedades hereditarias, neoplasias, y otras anomalías de la capa vascular de la coroides de la úvea.
Neoplasias localizadas en los ventrículos cerebrales, incluidos los dos laterales y el tercer y cuarto ventrículos. Los tumores ventriculares pueden ser primarios (ejemplo, NEOPLASIAS DEL PLEXO COROIDEO, y GLIOMA SUBEPENDIMARIO), metastásicos desde órganos distantes, o que existan como extensiones de tumores invasivos locales a partir de estructuras cerebrales adyacentes.
Dos o más crecimientos anormales de tejidos que ocurren simultáneamente y que se suponen tener origenes apartadas. Las neoplasias pueden ser histológicamente las mismas o diferentes y pueden encontrarse en el mismo sitio o en sitios diferentes.
Tumores o cánceres de la PIEL.
Líquido que protege y circula a través de los ventrículos cerebrales, espacio subaracnoideo y conducto del epéndimo. Está formado principalmente por las secreciones de los plexos coroideos de los ventrículos cerebrales. Los orificios del cuarto ventrículo permiten al líquido fluir hacia los espacios subaracnoideos que rodean al encéfalo y a la médula espinal. La obtención de muestras de líquido cefalorraquídeo (LCR) se puede realizar mediante punción lumbar entre la tercera y cuarta vértebras lumbares. (Diccionario Mosby. 5a ed. Madrid: Harcourt España, 2000, p. 764).
Túnica vascular pigmentada que recubre al globo ocular, constituida por la COROIDES, el CUERPO CILIAR, y el IRIS, los que se continúan uno tras otro.
Tumores o cánceres del RIÑÓN.
Crecimientos anormales de tejido que siguen a una neoplasia previa pero que no son una metástasis de ésta. La segunda neoplasia puede tener el mismo o diferente tipo histológico y puede ocurrir en los mismos o diferentes órganos que la neoplasia previa pero en todos los casos surgen a partir de un evento oncogénico independiente. El desarrollo de la segunda neoplasia puede o no relacionarse con el tratamiento para la neoplasia prévia ya que el riesgo genético o los factores predisponentes pueden ser en realidad la causa.
Localización histoquímica de sustancias inmunorreactivas mediante el uso de anticuerpos marcados como reactivos.
Membrana fina que recubre los VENTRÍCULOS CEREBRALES y el canal central de la MÉDULA ESPINAL.
Tumores o cánceres del OJO.
Adenocarcinoma que produce mucina en cantidad importante. (Dorland, 28a ed)
Tumores o cánceres de la GLÁNDULA TIROIDES.
Camada de células epiteliales conteniendo pigmentación en la RETINA, el CUERPO CILIAR y en la IRIS del ojo.
Afecciones que causan proliferación de tejidos con actividad hematopoyética o de tejidos que poseen potencial embrionario hematopoyético. Todas ellas producen alteraciones en la regulación de las CÉLULAS PROGENITORAS MIELOIDES, muy frecuentemente por causa de una mutación en la PROTEINA TIROSINA QUINASA JAK2.
Túnica externa blanca, opaca y fibrosa del globo ocular, que lo cubre completamente, con excepción del segmento cubierto anteriormente por la córnea. Esencialmente es avascular pero contiene aperturas para el paso de vasos, linfáticos y nervios. Recibe los tendones para la inserción de los músculos extraoculares y contiene, en la unión corneoescleral, el seno venoso de la esclera [anteriormente denominado canal de Schlemm]. (Traducción libre del original: Cline et al., Dictionary of Visual Science, 4th ed)
Atrofia progresiva difusa, autosómica recesiva, de la coroides, pigmento del epitelio y de la retina sensitiva que comienza en la infancia.
ADN presente en el tejido neoplásico.
Tumores o cánceres del PULMÓN.
Tumores o cánceres de la GLÁNDULA PAROTIDA.
Neoplasia histológicamente benigna derivada de epitelio glandular en la que se forman acumulaciones quísticas de secreciones retenidas; en algunos casos, partes considerables de la neoplasia e incluso toda la masa pueden ser quísticas. (Stedman, 25a ed)
Neoplasias que se desarrollan a partir de alguna estructura del tejido conectivo y subcutáneo. El concepto no se refiere a las neoplasias localizadas en el tejido conectivo o blando.
Neoplasias asociados a la proliferación de un único clon de CÉLULAS PLASMÁTICAS y caracterizados por la secreción de PARAPROTEÍNAS.
Tumores o cánceres del APÉNDICE.
Enzima que requiere fosfato de piridoxal, que cataliza la formación de glutamato gamma-semialdehído y un L-aminoácido, a partir de L-ornitina y un 2-cetoácido. EC 2.6.1.13.
Tumores o cánceres de HÍGADO.
Cualquier cavidad o saco cerrado lleno de líquido, revestido por EPITELIO. Pueden ser normales o anormales, con tejidos no tumorales o tumorales.
El órgano de la vista constituido por un par de órganos globulares compuestas de una estructura más o menos esférica de tres capas especializada para recibir y responder a la luz.
Un anillo de tejido que se extiende desde el espolón de la esclerótica hasta la ora serrata de la RETINA. Consta de la porción uveal y la porción epitelial. El músculo ciliar está en la porción uveal y los procesos ciliares están en la porción epitelial.
Tumor multilocular con epitelio secretor de mucina. Se encuentra más a menudo en el ovario, pero se puede encontrar también en el páncreas, la apéndice, y raramente, en el retroperitoneo y en la vejiga urinaria. Se considera que tiene un potencial de malignidad de grado bajo.
Tumores o cáncer del OVARIO. Estos tumores pueden ser benignos o malignos. Se clasifican según el tejido de origen, como el EPITELIO superficial, las células endocrinas del estroma y las CÉLULAS GERMINATIVAS totipotentes.
Las tres membranas que rodean al ENCÉFALO y la MÉDULA ESPINAL. Son la duramadre, la piamadre y la aracnoides.
Tumores o cánceres de las GLÁNDULAS ENDOCRINAS.
Es la décima membrana de tejido nervioso del ojo. Se continúa con el NERVIO ÓPTICO, recibe las imágenes de los objetos externos y transmite los impulsos visuales hacia el cerebro. Su superficie exterior se encuentra en contacto con la COROIDES y su superficie interna con el CUERPO VÍTREO. La capa más externa es pigmentada, en tanto las nueve capas internas son transparentes.
Tumores o cáncer del TRACTO GASTROINTESTINAL, desde la BOCA al CANAL ANAL.
Carcinoma que se origina en los CONDUCTOS PANCREÁTICOS. Representa la mayor parte de los tumores malignos del PÁNCREAS.
Crecimiento anormal muevo inducido experimentalmente de TEJIDOS en animales para proporcionar modelos para el estudio de neoplasias humanas.
Neoplasias compuestas por tejido vascular. Este concepto no se refiere a neoplasias localizadas en los vasos sanguíneos.
Obras que contienen artículos de información sobre temas de cualquier campo del conocimiento, generalmente presentadas en orden alfabético, o una obra similar limitada a un campo o tema en especial.
Entrada a cada lado de la pared de la HIPOFARINGE.
Un órgano muscular en la boca que se cubre con tejido de color rosa llamada mucosa, pequeñas protuberancias llamadas papilas, y miles de papilas gustativas. La lengua está anclado a la boca y es vital para masticar, tragar, y para la voz.
Cualquiera de los dos bordes carnosos y vigorosos de la boca.
La parte media de la faringe que está atrás de la boca, inferior al PALADAR BLANDO, y superior a la base de la lengua y de la EPIGLOTIS. Esto tiene una función digestiva ya que el alimento pasa de la boca hasta la orofaringe antes de su entrada en el ESÓFAGO.
Neoplasias localizadas en la sangre y en los tejidos que la forman (médula ósea y tejido linfático). Las formas más comunes son los diversos tipos de LEUCEMIA, o LINFOMA, y las formas progresivas y que ponen en peligro la vida de los SÍNDROMES MIELODISPLÁSTICOS.
Servicio de la NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE para profesionales de la salud y público en general. Enlaza extensa información de los Institutos Nacionales de Salud y otras validadas fuentes de información sobre enfermedades y afecciones específicas.

Las neoplasias de la coroide son un tipo de crecimiento anormal (tumor) que se produce en la capa de tejido llamada coroide, ubicada detrás de la retina en el ojo. La coroide contiene vasos sanguíneos y proporciona nutrientes a los tejidos del ojo. Existen diferentes tipos de neoplasias que pueden desarrollarse en esta zona, incluyendo:

1. Melanoma de la coroide: Es el tipo más común de tumor ocular maligno en adultos. Surge del pigmento ocular (melanina) producido por las células conocidas como melanocitos que se encuentran en la capa de la coroide.

2. Hemangioma de la coroide: Es un tumor benigno compuesto por vasos sanguíneos dilatados y anormales. Puede ser congénito (presente desde el nacimiento) o adquirido más tarde en la vida.

3. Linfoma de la coroide: Es un tumor raro que se desarrolla a partir de células del sistema inmunológico, llamadas linfocitos, presentes en la coroide. Puede ser primario (originado en el ojo) o secundario (diseminado desde otro órgano).

4. Astrocitoma de la coroide: Es un tumor raro que se origina a partir de células gliales del sistema nervioso central, como los astrocitos, que pueden invadir el ojo a través del nervio óptico.

Los síntomas de las neoplasias de la coroide varían según su tamaño, localización y tipo. Pueden incluir visión borrosa, manchas flotantes, sombras en el campo visual, cambios en la apariencia del ojo y dolor ocular en casos avanzados. El diagnóstico generalmente se realiza mediante exámenes oftalmológicos especializados, como la tomografía de coherencia óptica (OCT) y la resonancia magnética (RM). El tratamiento depende del tipo y grado de la neoplasia y puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapias dirigidas.

El plexo coroídeo es una estructura anatómica localizada en la superficie de los ventrículos laterales y el tercer ventrículo del cerebro. Se trata de una red de vasos sanguíneos que se proyectan desde la arteria cerebral posterior y la arteria comunicante posterior, y están rodeados por tejido epitelial.

El plexo coroídeo es responsable de la producción del líquido cefalorraquídeo (LCR), un fluido transparente que circula alrededor del cerebro y la médula espinal, proporcionando protección y nutrición a estas estructuras. El LCR también desempeña un papel importante en el sistema de defensa del sistema nervioso central, ya que ayuda a eliminar los desechos metabólicos y las toxinas del cerebro.

Las alteraciones en la función del plexo coroídeo pueden dar lugar a diversas patologías, como la hidrocefalia (acumulación anormal de LCR en el cerebro), hemorragias intraventriculares o meningitis. Por lo tanto, es importante que el plexo coroídeo funcione correctamente para mantener la homeostasis del sistema nervioso central.

La coroide es una membrana vasculosa situada entre la retina y la sclera en el ojo. Forma parte de la capa externa del ojo y se encarga de suministrar oxígeno y nutrientes a las células de la retina, especialmente a la región macular donde se encuentra la máxima agudeza visual. La coroide contiene una gran cantidad de vasos sanguíneos y su color característico es rojo-amarronado. Las enfermedades que afectan a la coroide pueden causar pérdida de visión o ceguera.

Las neoplasias del plexo coroide son tipos raros de tumores cerebrales que se originan en el plexo coroide, una estructura situada en la parte posterior del tercer ventrículo del cerebro. El plexo coroide es responsable de producir líquido cefalorraquídeo (LCR).

Existen varios tipos de neoplasias del plexo coroide, siendo los más comunes el carcinoma del plexo coroide y el adenocarcinoma del plexo coroide. Estos tumores suelen crecer lentamente y pueden invadir estructuras cercanas, como el tejido cerebral y los ventrículos cerebrales.

Los síntomas de las neoplasias del plexo coroide pueden variar dependiendo del tamaño y la ubicación del tumor, pero algunos de los más comunes incluyen dolores de cabeza, náuseas, vómitos, cambios en la visión, problemas de equilibrio y coordinación, y convulsiones.

El tratamiento de estas neoplasias puede incluir cirugía para extirpar el tumor, radioterapia y quimioterapia. Sin embargo, debido a su localización y a la cercanía a estructuras vitales del cerebro, el tratamiento puede ser desafiante y el pronóstico varía dependiendo del tipo y del grado de malignidad del tumor.

El papiloma del plexo coroide es un tipo muy raro de tumor cerebral. Se origina en el plexo coroide, que es una parte del sistema de circulación cerebroespinal y se encuentra en los ventrículos laterales del cerebro. Este tumor suele crecer lentamente y puede bloquear el flujo de líquido cefalorraquídeo (LCR), lo que puede provocar un aumento de la presión intracranial y otros síntomas asociados.

Los síntomas más comunes del papiloma del plexo coroide incluyen dolores de cabeza, náuseas, vómitos, visión doble o borrosa, dificultad para caminar o mantener el equilibrio, y convulsiones. El diagnóstico se realiza mediante resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC) de la cabeza, y se confirma con una biopsia del tumor.

El tratamiento suele consistir en la extirpación quirúrgica del tumor, seguida a veces de radioterapia o quimioterapia. Sin embargo, el pronóstico depende del tamaño y la localización del tumor, así como de si se ha podido extirpar completamente. En algunos casos, este tipo de tumor puede reaparecer después del tratamiento.

Las neoplasias pancreáticas se refieren a crecimientos anormales y no controlados de células en el páncreas, que pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Los tumores benignos no suelen ser mortales, pero si siguen creciendo, pueden causar problemas debido a la presión física que ejercen sobre los órganos cercanos.

Por otro lado, las neoplasias malignas, también conocidas como cáncer de páncreas, son muy graves y potencialmente letales. El cáncer de páncreas se divide en dos tipos principales: adenocarcinoma exocrino y tumores neuroendocrinos pancreáticos (TNE). El adenocarcinoma exocrino es el tipo más común y representa alrededor del 90% de todos los cánceres de páncreas. Se origina en las glándulas que producen los jugos digestivos. Los TNE, por otro lado, se desarrollan en las células productoras de hormonas del páncreas y suelen crecer más lentamente que el adenocarcinoma exocrino.

El cáncer de páncreas es una enfermedad muy agresiva y difícil de detectar en sus etapas iniciales, lo que hace que el pronóstico sea generalmente malo. Los factores de riesgo incluyen tabaquismo, obesidad, diabetes, edad avanzada y antecedentes familiares de cáncer de páncreas.

Neoplasia es un término médico que se refiere al crecimiento anormal y excesivo de tejido en el cuerpo, lo que resulta en la formación de una masa o tumor. Este crecimiento celular descontrolado puede ser benigno (no canceroso) o maligno (canceroso).

Las neoplasias benignas suelen crecer lentamente y raramente se diseminan a otras partes del cuerpo. Por lo general, pueden ser extirpadas quirúrgicamente y rara vez representan un peligro para la vida. Ejemplos de neoplasias benignas incluyen lipomas (tumores grasos), fibromas uterinos y pólipos intestinales.

Por otro lado, las neoplasias malignas tienen el potencial de invadir tejidos adyacentes y propagarse a otras partes del cuerpo a través del sistema linfático o circulatorio, un proceso conocido como metástasis. Estos tipos de neoplasias pueden ser altamente agresivos y dañinos, pudiendo causar graves complicaciones de salud e incluso la muerte. Ejemplos de neoplasias malignas incluyen carcinomas (cánceres que se originan en los tejidos epiteliales), sarcomas (cánceres que se originan en el tejido conectivo) y leucemias (cánceres de la sangre).

El diagnóstico y tratamiento tempranos de las neoplasias son cruciales para garantizar los mejores resultados posibles en términos de salud y supervivencia del paciente.

Neoplasias quísticas, mucinosas y serosas son términos utilizados en patología para describir diferentes tipos de crecimientos anormales o tumores. A continuación, se presenta una definición médica breve de cada uno:

1. Neoplasias quísticas: Son tumores que contienen uno o más espacios huecos llenos de líquido u otro material. Estos espacios pueden ser grandes en relación con el tamaño total del tumor. Las neoplasias quísticas pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

2. Neoplasias mucinosas: Son tumores que producen y acumulan una sustancia llamada mucina, la cual es un componente normal del moco. Estos tumores pueden crecer dentro de los órganos o por fuera de ellos, comprimiendo los tejidos circundantes. Las neoplasias mucinosas también pueden ser benignas o malignas.

3. Neoplasias serosas: Son tumores que secretan un líquido claro y acuoso similar al líquido sinovial o pleural. Estos tumores suelen desarrollarse en la membrana serosa que recubre los órganos huecos, como el estómago, los intestinos delgado y grueso, y los pulmones. Las neoplasias serosas pueden ser benignas o malignas, aunque las formas malignas son más comunes.

En resumen, las neoplasias quísticas, mucinosas y serosas son diferentes tipos de tumores que se caracterizan por la presencia de espacios llenos de líquido, acumulación de mucina o secreción de un líquido claro, respectivamente. Pueden ser benignas o malignas y requieren evaluación médica para determinar su naturaleza exacta y el plan de tratamiento más adecuado.

Las enfermedades de la coroide se refieren a un grupo de trastornos oculares que afectan la coroide, una capa del ojo rica en vasos sanguíneos que contiene melanocitos y está situada entre la retina y la esclerótica. La coroide desempeña un papel vital en el suministro de nutrientes y oxígeno a los tejidos oculares, especialmente a la retina. Cuando se ven afectadas, pueden surgir diversas condiciones que van desde leves a graves y pueden conducir a una disminución de la visión o incluso a la ceguera en casos avanzados.

Existen diferentes tipos de enfermedades de la coroide, entre las que se incluyen:

1. Degeneración macular asociada a la edad (DMAE): La DMAE es una afección ocular progresiva que afecta principalmente a personas mayores de 50 años. Existen dos tipos principales de DMAE: la forma seca (atrofia) y la húmeda (exudativa). La DMAE húmeda se caracteriza por el crecimiento anormal de vasos sanguíneos debajo de la mácula, la parte central de la retina responsable de la visión aguda. Estos vasos sanguíneos pueden filtrar líquido y sangre en la coroide y dañar las células fotorreceptoras de la retina, lo que lleva a una pérdida de visión central.

2. Membrana epirretiniana: Una membrana epirretiniana es una capa delgada y transparente de tejido que se forma sobre la superficie interna de la retina, incluidas las zonas adyacentes a la mácula. Aunque no siempre cause problemas visuales, en algunos casos puede causar distorsión o disminución de la visión central debido a la tracción sobre la retina. La formación de una membrana epirretiniana se asocia con diversas condiciones, como la degeneración macular relacionada con la edad, el desprendimiento de retina y la inflamación ocular.

3. Coroidopatía serosa central: La coroidopatía serosa central es una afección que afecta principalmente a hombres jóvenes y se caracteriza por el acúmulo de líquido debajo de la retina en la mácula. Se desconoce la causa exacta de esta afección, pero se cree que está relacionada con problemas vasculares o inflamatorios en la coroide. Los síntomas pueden incluir visión borrosa, distorsión visual y manchas oscuras flotantes en el campo visual. En muchos casos, la afección se resuelve espontáneamente, pero en otros puede causar daño permanente a las células fotorreceptoras de la retina y provocar pérdida de visión central.

4. Quiste coroideo: Los quistes coroideos son pequeñas bolsas llenas de líquido que se forman en la capa coroidea debajo de la retina. A menudo no causan síntomas y se descubren durante un examen ocular rutinario. Sin embargo, en algunos casos, los quistes coroideos pueden provocar distorsión visual o pérdida de visión si crecen lo suficiente como para afectar la retina. El tratamiento generalmente no es necesario a menos que el quiste cause problemas visuales significativos.

5. Tumores coroideos: Los tumores coroideos son crecimientos anormales en la capa coroidea debajo de la retina. Pueden ser benignos o malignos y pueden causar diversos síntomas, como visión borrosa, manchas flotantes, distorsión visual o pérdida de visión. El tratamiento depende del tipo y la gravedad del tumor y puede incluir cirugía, radioterapia o quimioterapia.

En conclusión, existen varias afecciones que pueden afectar la capa coroidea debajo de la retina. Algunas de estas condiciones no causan síntomas y se descubren durante un examen ocular rutinario, mientras que otras pueden provocar diversos problemas visuales. Si experimenta algún cambio en su visión o tiene preocupaciones sobre su salud ocular, es importante programar una cita con un oftalmólogo para un examen completo.

Las neoplasias del ventrículo cerebral se refieren a los tumores que se originan en las cavidades líquidas (ventrículos) dentro del cerebro. Estos tumores pueden ser benignos o malignos y su crecimiento puede bloquear el flujo de líquido cefalorraquídeo (LCR), lo que resulta en un aumento de la presión intracraneal y una variedad de síntomas, como dolores de cabeza, náuseas, vómitos, alteraciones visuales y cambios en el nivel de conciencia.

Existen varios tipos de neoplasias del ventrículo cerebral, incluyendo:

1. Astrocitoma del ventrículo cerebral: es un tumor que se origina en las células gliales (astrocitos) del sistema nervioso central. Puede ser benigno o maligno y su localización dentro del ventrículo cerebral puede causar hidrocefalia obstructiva.

2. Ependimoma: es un tumor que se origina en las células ependimarias que recubren los ventrículos cerebrales. Puede ser benigno o maligno y su crecimiento puede bloquear el flujo de LCR.

3. Meduloblastoma: es un tumor cerebral primario maligno que se origina en la glándula pineal o en los tejidos circundantes del cuarto ventrículo. Es más común en niños y puede diseminarse a través del sistema nervioso central.

4. Colesteatoma: es una neoplasia benigna rara que se origina en las células epiteliales de la trompa de Eustaquio o del seno maxilar y puede invadir el cráneo, causando hidrocefalia obstructiva.

5. Carcinoma metastásico: es un tumor maligno que se ha diseminado al cerebro desde otra parte del cuerpo. Puede localizarse en los ventrículos cerebrales y causar hidrocefalia obstructiva.

El tratamiento de estas neoplasias depende del tipo de tumor, su localización y extensión, y el estado general del paciente. La cirugía, la radioterapia y la quimioterapia pueden utilizarse solas o en combinación para tratar estos tumores. En algunos casos, se puede utilizar un shunt ventricular para aliviar la hidrocefalia obstructiva. La rehabilitación y el seguimiento a largo plazo son importantes para garantizar una buena calidad de vida después del tratamiento.

Neoplasias Primarias Múltiples (NPM) es un término médico que se refiere a la presencia simultánea o sucesiva de más de un cáncer primario en el organismo, es decir, dos o más tumores malignos independientes en diferentes localizaciones anatómicas, que no guardan relación entre sí y no son metástasis del mismo.

Las NPM pueden ser sincrónicas, cuando los tumores se diagnostican al mismo tiempo, o metacrónicas, cuando hay un intervalo de tiempo entre el diagnóstico de cada uno de ellos. Las NPM pueden deberse a diferentes factores de riesgo, como la predisposición genética, la exposición a radiaciones o determinados agentes químicos y ambientales, o hábitos tóxicos como el consumo de tabaco y alcohol.

El diagnóstico y tratamiento de las NPM requieren una evaluación multidisciplinar y un enfoque personalizado, ya que cada tumor puede presentar diferentes características biológicas y clínicas, y precisar de un tratamiento específico. Además, es importante establecer un seguimiento a largo plazo para detectar precozmente la aparición de nuevos tumores y mejorar el pronóstico y la supervivencia de los pacientes.

Las neoplasias cutáneas, también conocidas como crecimientos anormales o tumores de la piel, se refieren a un amplio espectro de condiciones donde las células de la piel proliferan de manera descontrolada. Estas lesiones pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

Las neoplasias cutáneas benignas incluyen diversos tipos de lunares, verrugas, fibromas y quistes. Por lo general, crecen lentamente, permanecen localizadas y rara vez representan un peligro para la vida si se diagnostican y tratan a tiempo.

Por otro lado, las neoplasias cutáneas malignas más comunes son el carcinoma basocelular, el carcinoma escamoso y el melanoma. Estos tipos de cáncer de piel pueden invadir los tejidos circundantes e incluso diseminarse a otras partes del cuerpo (metástasis), lo que puede poner en peligro la vida del paciente.

El diagnóstico y el tratamiento oportunos son cruciales para garantizar una buena evolución clínica de los pacientes con neoplasias cutáneas. La prevención, mediante la protección adecuada contra los rayos ultravioleta (UV) del sol y el reconocimiento precoz de las lesiones sospechosas, juegan un papel fundamental en la reducción de la incidencia y mortalidad asociadas con estas afecciones.

El líquido cefalorraquídeo (LCR) es un fluido claro y estéril que circula en el espacio subaracnoideo del sistema nervioso central, rodeando el cerebro y la médula espinal. Este líquido cumple varias funciones vitales, entre ellas:

1. Protección mecánica: El LCR actúa como un cojín que amortigua los golpes y protege al cerebro y la médula espinal de traumatismos o lesiones.
2. Homeostasis del medio interno: Ayuda a mantener un entorno constante dentro del sistema nervioso central, regulando la presión intracraneal y el pH, así como los niveles de glucosa y sales minerales.
3. Transporte de nutrientes y eliminación de desechos: El LCR transporta nutrientes desde la sangre hacia las células nerviosas y lleva desechos metabólicos lejos de ellas, lo que ayuda a mantener un ambiente saludable para el correcto funcionamiento del sistema nervioso central.
4. Barrera protectora: El LCR forma parte de la barrera hematoencefálica, que separa el tejido cerebral del torrente sanguíneo y regula el paso de sustancias entre ambos.

El líquido cefalorraquídeo se produce en los ventrículos cerebrales por las células epiteliales del plexo coroides, y luego fluye hacia el espacio subaracnoideo a través de conductos especializados llamados aqueductos. Después, el LCR es reabsorbido en la sangre a través de los senos venosos durales gracias al proceso de absorción activa llevado a cabo por las células endoteliales de los vasos sanguíneos. La producción y reabsorción de LCR es un proceso continuo que ayuda a mantener su volumen y composición constantes.

La úvea, también conocida como túnica vasculosa, es el nombre dado a la parte media del ojo compuesta por tres estructuras: iris, cuerpo ciliar y coroides. Es la capa vascular del ojo que contiene melanocitos (células pigmentarias) y se extiende desde la parte posterior del ojo hasta el borde frontal donde se une con la esclerótica (la parte blanca del ojo). La úvea desempeña un papel importante en el suministro de nutrientes y oxígeno a los tejidos oculares, así como en la regulación del tamaño de la pupila. Los trastornos de la úvea pueden dar lugar a diversas condiciones oftalmológicas, como uveítis (inflamación de la úvea), melanoma uveal (cáncer de úvea) o hemorragia subconjuntival.

Referencias:
1. "Anatomy and Physiology of the Eye." Merck Manual, www.merckmanuals.com/professional/eye-disorders/biology-of-the-eye/anatomy-and-physiology-of-the-eye.
2. "Uvea." StatPearls [Internet]., U.S. National Library of Medicine, 16 Jan. 2023, www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK542278/.

Las neoplasias renales, también conocidas como tumores o cánceres renales, se refieren a un crecimiento anormal y descontrolado de células en los riñones. Estos crecimientos pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Las neoplasias renales más comunes son el carcinoma de células claras, el carcinoma papilar y el carcinoma de células renales de células escamosas. Los síntomas pueden incluir sangre en la orina, dolor de espalda o costado, pérdida de peso y fiebre. El tratamiento depende del tipo y estadio de la neoplasia y puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapias dirigidas.

En patología, el término "neoplasia primaria secundaria" se refiere a un tumor que se desarrolla en un sitio distinto al del tumor primario original (la neoplasia primaria inicial), pero en el mismo individuo. Este nuevo crecimiento anormal de células es independiente y no derivado directamente del tumor primario, sino que resulta de la capacidad de las células cancerosas para diseminarse a través del cuerpo, un proceso conocido como metástasis.

En otras palabras, una neoplasia primaria secundaria no es una recidiva o recurrencia del tumor original, sino un nuevo tumor maligno que se ha originado independientemente en otra parte del cuerpo. Este fenómeno puede ocurrir como resultado de la exposición a factores de riesgo comunes, como el tabaquismo o la exposición a radiaciones, o debido a la diseminación previa y clínicamente no detectada de células cancerosas.

Es importante distinguir entre neoplasias primarias secundarias y recidivas locales o metástasis, ya que cada uno de estos procesos tiene implicaciones diferentes en términos de pronóstico y manejo clínico.

La inmunohistoquímica es una técnica de laboratorio utilizada en patología y ciencias biomédicas que combina los métodos de histología (el estudio de tejidos) e inmunología (el estudio de las respuestas inmunitarias del cuerpo). Consiste en utilizar anticuerpos marcados para identificar y localizar proteínas específicas en células y tejidos. Este método se utiliza a menudo en la investigación y el diagnóstico de diversas enfermedades, incluyendo cánceres, para determinar el tipo y grado de una enfermedad, así como también para monitorizar la eficacia del tratamiento.

En este proceso, se utilizan anticuerpos específicos que reconocen y se unen a las proteínas diana en las células y tejidos. Estos anticuerpos están marcados con moléculas que permiten su detección, como por ejemplo enzimas o fluorocromos. Una vez que los anticuerpos se unen a sus proteínas diana, la presencia de la proteína se puede detectar y visualizar mediante el uso de reactivos apropiados que producen una señal visible, como un cambio de color o emisión de luz.

La inmunohistoquímica ofrece varias ventajas en comparación con otras técnicas de detección de proteínas. Algunas de estas ventajas incluyen:

1. Alta sensibilidad y especificidad: Los anticuerpos utilizados en esta técnica son altamente específicos para las proteínas diana, lo que permite una detección precisa y fiable de la presencia o ausencia de proteínas en tejidos.
2. Capacidad de localizar proteínas: La inmunohistoquímica no solo detecta la presencia de proteínas, sino que también permite determinar su localización dentro de las células y tejidos. Esto puede ser particularmente útil en el estudio de procesos celulares y patológicos.
3. Visualización directa: La inmunohistoquímica produce una señal visible directamente en el tejido, lo que facilita la interpretación de los resultados y reduce la necesidad de realizar análisis adicionales.
4. Compatibilidad con microscopía: Los métodos de detección utilizados en la inmunohistoquímica son compatibles con diferentes tipos de microscopía, como el microscopio óptico y el microscopio electrónico, lo que permite obtener imágenes detalladas de las estructuras celulares e intracelulares.
5. Aplicabilidad en investigación y diagnóstico: La inmunohistoquímica se utiliza tanto en la investigación básica como en el diagnóstico clínico, lo que la convierte en una técnica versátil y ampliamente aceptada en diversos campos de estudio.

Sin embargo, la inmunohistoquímica también presenta algunas limitaciones, como la necesidad de disponer de anticuerpos específicos y de alta calidad, la posibilidad de obtener resultados falsos positivos o negativos debido a reacciones no específicas, y la dificultad para cuantificar con precisión los niveles de expresión de las proteínas en el tejido. A pesar de estas limitaciones, la inmunohistoquímica sigue siendo una técnica poderosa y ampliamente utilizada en la investigación y el diagnóstico de diversas enfermedades.

El epéndimo es una capa delgada y cilíndrica de células neuroepiteliales gliales especializadas llamadas ependimocitos. Se encuentra en el sistema nervioso central (SNC) y reviste los ventrículos cerebrales y el canal central de la médula espinal. El epéndimo desempeña varias funciones importantes, incluida la producción del líquido cefalorraquídeo (LCR), la absorción del exceso de LCR, la función de barrera entre el SNC y el torrente sanguíneo, y la participación en la reparación y regeneración de lesiones en el SNC. Los defectos en la estructura o función del epéndimo pueden estar asociados con diversas afecciones neurológicas, como la hidrocefalia y algunos tipos de cáncer cerebral.

Neoplasia es un término general que se refiere al crecimiento celular anormal o a la formación de un tumor. Cuando se utiliza en relación con el ojo, "neoplasias del ojo" se refiere a los diversos tipos de tumores que pueden desarrollarse en cualquier parte del ojo o sus estructuras adyacentes. Estos tumores pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).

Las neoplasias del ojo se clasifican según la parte específica del ojo en la que se originan. Algunos ejemplos comunes de neoplasias oculares incluyen:

1. Nevo: Un tumor benigno formado por células pigmentadas llamadas melanocitos. Puede desarrollarse en la conjuntiva (membrana que recubre el exterior del ojo) o en la úvea (la capa media del ojo, compuesta por iris, cuerpo ciliar y coroides).

2. Melanoma uveal: Un tumor maligno que se origina en los melanocitos de la úvea. Es el tipo más común de cáncer primario del ojo en adultos.

3. Retinoblastoma: Un cáncer agresivo y raro que afecta a las células fotorreceptoras de la retina, especialmente en niños menores de 5 años. Puede ser hereditario o esporádico (ocurre sin antecedentes familiares).

4. Linfoma intraocular: Un tipo raro de cáncer que se origina en los glóbulos blancos llamados linfocitos y afecta al humor vítreo o a la úvea.

5. Carcinoma de células escamosas: Un tumor maligno que se desarrolla a partir de las células epiteliales que recubren la superficie del ojo, como la conjuntiva.

6. Hemangioma: Un tumor benigno compuesto por vasos sanguíneos anormales que puede crecer en el iris, el cuerpo ciliar o la coroides. En raras ocasiones, puede volverse maligno y transformarse en un hemangiosarcoma.

El tratamiento de los tumores oculares depende del tipo, tamaño, localización y grado de malignidad. Puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia, termoterapia o terapias dirigidas específicas para el tipo de cáncer. La detección temprana y la atención médica especializada pueden mejorar significativamente los resultados del tratamiento y preservar la visión en la medida de lo posible.

El adenocarcinoma mucinoso es un tipo raro de cáncer que se forma en las glándulas y produce una sustancia llamada mucina. La mucina es un líquido similar al moco que se encuentra normalmente en las membranas mucosas, como la nariz, los pulmones y el estómago.

En un adenocarcinoma mucinoso, las células cancerosas producen una gran cantidad de mucina, lo que hace que el tumor sea blando y gelatinoso al tacto. Este tipo de cáncer puede ocurrir en varias partes del cuerpo, incluyendo los pulmones, el páncreas, el colon y el recto.

Los síntomas del adenocarcinoma mucinoso dependen del lugar donde se encuentre el tumor. Por ejemplo, si el cáncer está en el pulmón, los síntomas pueden incluir tos persistente, dificultad para respirar y dolor en el pecho. Si el cáncer está en el colon o el recto, los síntomas pueden incluir sangrado rectal, cambios en los hábitos intestinales y dolor abdominal.

El tratamiento del adenocarcinoma mucinoso depende del tamaño y la ubicación del tumor, así como de si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Los tratamientos pueden incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de estos. La supervivencia a largo plazo para las personas con adenocarcinoma mucinoso varía ampliamente y depende de varios factores, como el estadio del cáncer en el momento del diagnóstico y la respuesta al tratamiento.

Las neoplasias de la tiroides se refieren a crecimientos anormales en la glándula tiroidea, que pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). La glándula tiroidea está ubicada en la parte frontal del cuello y es responsable de producir hormonas importantes para el metabolismo, crecimiento y desarrollo del cuerpo.

Existen varios tipos de neoplasias de la tiroides, incluyendo:

1. Adenomas: Son tumores benignos que se originan en las células foliculares o en las células C de la glándula tiroidea. Los adenomas no son cancerosos y raramente causan síntomas, aunque algunos pueden crecer lo suficiente como para ser palpables o visibles.
2. Carcinomas: Son tumores malignos que se originan en las células de la glándula tiroidea. Existen varios tipos de carcinomas de tiroides, incluyendo el carcinoma papilar, el carcinoma folicular, el carcinoma medular y el carcinoma anaplásico. El tratamiento y el pronóstico dependen del tipo y del estadio del cáncer.
3. Linfomas: Son tumores malignos que se originan en los glóbulos blancos (linfocitos) de la glándula tiroidea. Los linfomas de tiroides son raros y suelen ocurrir en personas mayores de 60 años. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia.
4. Sarcomas: Son tumores malignos que se originan en el tejido conectivo o en los vasos sanguíneos de la glándula tiroidea. Los sarcomas de tiroides son extremadamente raros y suelen ser agresivos. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia.

El diagnóstico y el tratamiento de los tumores de tiroides requieren la evaluación y la atención de un equipo multidisciplinario de especialistas, incluyendo endocrinólogos, cirujanos, radiólogos, patólogos y oncólogos.

El epitelio pigmentado ocular, también conocido como epitélio pigmentario retinal periférico, es una capa celular pigmentada en la parte posterior del ojo que forma parte del sistema visual. Se encuentra justamente por detrás de la úvea y cubre aproximadamente el 10% del área total de la retina, específicamente en su sector periférico.

Este tejido desempeña varias funciones vitales para el ojo:

1. Protección: Los pigmentos presentes en estas células ayudan a absorber la luz excesiva que entra al ojo, evitando así que se refleje dentro de la cavidad ocular y distorsione la visión (un fenómeno conocido como destello visual).

2. Mantenimiento de la orientación: Las células del epitelio pigmentado ocular están unidas a los fotorreceptores (conos y bastones) de la retina, manteniéndolos en su posición correcta y ayudando a preservar la integridad estructural de la retina.

3. Reciclaje de los pigmentos visuales: Desempeña un papel importante en el reciclaje de los fotopigmentos presentes en los bastones, como la rodopsina, después de su activación por la luz durante el proceso visual.

4. Fagocitosis: Las células del epitelio pigmentado ocular fagocitan (ingieren) los segmentos externos desgastados de los fotorreceptores, ayudando a mantener la salud y la transparencia del humor vítreo.

5. Regulación metabólica: Participa en el intercambio nutricional y metabólico entre la retina y los vasos sanguíneos de la coroides, suministrando oxígeno y nutrientes a los fotorreceptores y eliminando sus desechos metabólicos.

La disfunción o degeneración del epitelio pigmentario puede conducir a diversas enfermedades oculares, como la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) y la retinitis pigmentosa. Por lo tanto, mantener la salud de este tejido es crucial para preservar una visión adecuada.

Los trastornos mieloproliferativos (TMP) son un grupo de condiciones cancerosas en las que se produce un crecimiento excesivo y anormal de ciertos tipos de glóbulos sanguíneos en la médula ósea. La médula ósea es el tejido esponjoso dentro de los huesos grandes donde se producen las células sanguíneas.

Hay varios tipos de TMP, incluyendo:

1. Leucemia mieloide crónica (LMC): Caracterizada por un aumento en el número de glóbulos blancos inmaduros (llamados blastos) en la médula ósea y en la sangre.

2. Policitemia vera: Una afección en la cual hay un exceso de glóbulos rojos en la sangre, lo que puede provocar coágulos sanguíneos y aumentar el riesgo de ataque cardiaco o accidente cerebrovascular.

3. Trombocitemia esencial: Un trastorno en el que hay un número excesivo de plaquetas (componentes sanguíneos involucrados en la coagulación) en la sangre, lo que puede provocar sangrado o coágulos sanguíneos.

4. Mielofibrosis primaria: Una afección en la cual se produce cicatricial anormal en la médula ósea, dificultando la producción de células sanguíneas normales y provocando anemia, fatiga e infecciones frecuentes.

5. Neoplasia mieloide aguda (AML): Una forma agresiva y rápidamente progresiva de cáncer en la que se produce un gran número de células sanguíneas anormales y no funcionales en la médula ósea.

Estos trastornos pueden causar una variedad de síntomas, como fatiga, debilidad, pérdida de peso, sudoración nocturna, fiebre e infecciones frecuentes. El tratamiento depende del tipo y gravedad del trastorno y puede incluir terapia con medicamentos, radioterapia o trasplante de células madre.

La esclerótica es la parte fibrosa y blanca del ojo que forma la mayor parte del exterior del globo ocular. Es opaca, resistente y menos elástica en comparación con la conjuntiva, la membrana transparente que recubre la esclerótica y es visible en el borde de los párpados. La esclerótica ayuda a mantener la forma del ojo y proporciona un soporte estructural para los músculos extraoculares que controlan los movimientos oculares. Aunque generalmente es blanca, su color puede variar en diferentes individuos, y ciertas condiciones médicas pueden causar cambios en el color de la esclerótica.

La atrofia girata, también conocida como atrofia muscular giratoria o miopatía nemalínica distal, es una enfermedad muscular hereditaria rara y progresiva. Se caracteriza por la degeneración y pérdida de los músculos, especialmente en las extremidades inferiores y los brazos. La debilidad muscular comienza en los pies y tobillos, y luego se extiende a las pantorrillas y los muslos. En algunos casos, también puede afectar los músculos de la cara, la garganta y los pulmones.

La atrofia girata es causada por mutaciones en el gen NYX, que codifica una proteína llamada merosina. Esta proteína desempeña un papel importante en la estabilidad y mantenimiento de los tejidos conectivos entre las fibras musculares. Las mutaciones en el gen NYX provocan una disminución o ausencia completa de merosina, lo que lleva a la degeneración y pérdida de los músculos.

La enfermedad se hereda de forma autosómica recesiva, lo que significa que una persona debe heredar dos copias del gen mutado (una de cada padre) para desarrollar la enfermedad. Los síntomas suelen aparecer durante la infancia o la adolescencia y empeoran gradualmente con el tiempo. No existe cura conocida para la atrofia girata, y el tratamiento se centra en aliviar los síntomas y mantener la movilidad y la función muscular tanto como sea posible.

El ADN de neoplasias se refiere al material genético que constituye el material genético anormal en una célula cancerosa o neoplásica. Las mutaciones en el ADN pueden causar un crecimiento y división celular descontrolado, lo que lleva al desarrollo de una neoplasia o tumor.

Las neoplasias se clasifican como benignas o malignas, según su capacidad para invadir tejidos circundantes y metastatizar a otros órganos. Las mutaciones en el ADN pueden ocurrir espontáneamente, ser heredadas o estar asociadas con factores ambientales, como la exposición a radiación ionizante o productos químicos cancerígenos.

El análisis del ADN de neoplasias puede proporcionar información valiosa sobre el tipo y origen del cáncer, así como sobre las posibles opciones de tratamiento y pronóstico. La secuenciación del genoma completo o la detección de mutaciones específicas en genes particulares pueden ayudar a determinar la sensibilidad de un tumor a ciertos fármacos, lo que permite una terapia dirigida más precisa y eficaz.

Las neoplasias pulmonares, también conocidas como cánceres de pulmón, se refieren a un crecimiento anormal y descontrolado de células en los tejidos del pulmón. Pueden ser benignas o malignas. Las neoplasias pulmonares malignas se clasifican en dos categorías principales: carcinomas de células pequeñas y carcinomas de células no pequeñas, que a su vez se subdividen en varios tipos histológicos.

Los factores de riesgo para desarrollar neoplasias pulmonares incluyen el tabaquismo, la exposición a agentes químicos cancerígenos como el asbesto o el arsénico, y la contaminación del aire. Los síntomas pueden variar dependiendo del tipo y el estadio de la neoplasia, pero algunos de los más comunes incluyen tos crónica, dolor en el pecho, dificultad para respirar, sibilancias, hemoptisis (toser sangre), fatiga y pérdida de peso involuntaria.

El diagnóstico se realiza mediante una serie de pruebas que pueden incluir radiografías de tórax, tomografías computarizadas, broncoscopias, biopsias y análisis de sangre. El tratamiento depende del tipo y el estadio de la neoplasia pulmonar y puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapias dirigidas. La tasa de supervivencia varía ampliamente dependiendo del tipo y el estadio de la enfermedad en el momento del diagnóstico.

Las neoplasias de la glándula parótida se refieren a un crecimiento anormal o tumor en la glándula salival más grande del cuerpo, conocida como la glándula parótida. Estos tumores pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).

Los tumores benignos son los más comunes y suelen crecer lentamente, siendo asintomáticos en muchos casos. Sin embargo, si crecen lo suficiente, pueden causar molestias o dificultad para masticar, hablar o incluso deglutir.

Por otro lado, los tumores malignos son menos frecuentes pero más preocupantes porque tienen el potencial de extenderse (metástasis) a otras partes del cuerpo. Los síntomas asociados con estos tumores pueden incluir dolor, hinchazón rápida, dificultad para mover los músculos faciales y parálisis facial.

El tratamiento depende del tipo y grado de la neoplasia. Para los tumores benignos, el tratamiento generalmente implica la extirpación quirúrgica. En cambio, para los tumores malignos, el tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estos.

Es importante destacar que si bien cualquier persona puede desarrollar un tumor en la glándula parótida, fumar aumenta el riesgo de padecer este tipo de neoplasias. Además, ciertas afecciones genéticas también pueden incrementar la probabilidad de sufrir estos tumores.

Un cistoadenoma es un tipo de tumor que se desarrolla en las glándulas y está compuesto por células epiteliales que producen fluidos. Este tumor forma uno o más quistes llenos de líquido, y puede ser benigno o canceroso (maligno). Los cistoadenomas suelen ocurrir en las glándulas mamarias, los ovarios y el hígado. Los síntomas pueden variar dependiendo de la ubicación del tumor y pueden incluir dolor, hinchazón o un bulto palpable en la región afectada. El tratamiento puede incluir cirugía para extirpar el tumor, especialmente si es canceroso o causa molestias significativas.

Las neoplasias de los tejidos conjuntivo y blando se refieren a un grupo heterogéneo de tumores que surgen en los tejidos conectivos y blandos del cuerpo humano. Estos tejidos incluyen el tejido adiposo (grasa), muscular liso, fibroso, vasculatura, neural y otros tejidos sueltos.

La palabra "neoplasia" significa crecimiento anormal de tejido, por lo que estas neoplasias se caracterizan por el crecimiento excesivo y descontrolado de células en los tejidos conjuntivos y blandos. Pueden ser benignas o malignas (cáncer).

Las neoplasias benignas suelen crecer lentamente, no invaden los tejidos circundantes y rara vez se diseminan a otras partes del cuerpo. Por otro lado, las neoplasias malignas, también conocidas como sarcomas, tienen el potencial de invadir estructuras adyacentes y pueden diseminarse (metástasis) a otros órganos y tejidos a través del sistema circulatorio o linfático.

El tratamiento y pronóstico de estas neoplasias dependen del tipo específico, el grado de diferenciación celular, la localización, el tamaño y la extensión del tumor, así como de la edad y el estado general de salud del paciente. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estos.

Las neoplasias de células plasmáticas son un tipo de cáncer que se origina en las células plasmáticas, un tipo de glóbulo blanco que forma parte del sistema inmunitario y produce anticuerpos. Estos tipos de cáncer incluyen mieloma múltiple, gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS) y macroglobulinemia de Waldenstrom.

El mieloma múltiple es una enfermedad en la cual las células plasmáticas cancerosas se multiplican descontroladamente en la médula ósea, donde pueden dañar los huesos y comprometer la producción de glóbulos rojos y blancos sanos.

La gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS) es una afección pre-maligna en la que hay un aumento anormal de células plasmáticas en la médula ósea, pero no hay evidencia de daño a los órganos o tejidos. Sin embargo, algunas personas con MGUS pueden desarrollar mieloma múltiple u otros tipos de cáncer de células plasmáticas.

La macroglobulinemia de Waldenstrom es un tipo raro de linfoma no Hodgkin que afecta a las células plasmáticas y se caracteriza por la producción excesiva de una proteína anormal llamada inmunoglobulina M (IgM). Esta enfermedad puede causar diversos síntomas, como anemia, fatiga, pérdida de peso y moretones fáciles.

El tratamiento de las neoplasias de células plasmáticas depende del tipo y grado de la enfermedad, así como de la salud general del paciente. Puede incluir quimioterapia, terapia dirigida, trasplante de células madre y radioterapia.

Las neoplasias del apéndice se refieren a crecimientos anormales y descontrolados de tejido en el apéndice, que puede ser benigno o maligno (cáncer). El tipo más común de neoplasia benigna es el tumor de hamartoma, mientras que los tumores carcinoides son los tumores malignos más frecuentes. Otros tipos de cáncer que pueden afectar al apéndice incluyen el adenocarcinoma, el sarcoma y el linfoma. Los síntomas de las neoplasias del apéndice pueden incluir dolor abdominal, náuseas, vómitos, pérdida de peso y sangre en las heces. El tratamiento depende del tipo y grado de la neoplasia y puede incluir cirugía, quimioterapia o radioterapia.

La Ornitina-Oxo-Ácido Transaminasa (OKT o OAT), también conocida como Ornitina Aminotransferasa (OAT), es una enzima mitocondrial que desempeña un papel importante en el metabolismo de aminoácidos. La OKT cataliza la transferencia de un grupo amino desde la ornitina a un α-oxoácido, como el ácido alfa-cetoglutarato, para formar glutamato y un nuevo α-aminoácido.

Esta reacción es crucial en el ciclo de la urea, un proceso metabólico que ocurre en los vertebrados y algunos invertebrados, y que permite eliminar el exceso de nitrógeno en forma de urea. La OKT está presente en altas concentraciones en el hígado, pero también se puede encontrar en otros tejidos como el riñón, corazón y músculo esquelético.

Un aumento en los niveles séricos de OKT puede ser un indicador de daño hepático, especialmente en casos de hepatitis aguda o cirrosis hepática, por lo que su medición se utiliza como un parámetro en el diagnóstico y seguimiento de estas afecciones.

Las neoplasias hepáticas se refieren a un crecimiento anormal o tumoración en el hígado. Pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

Las neoplasias hepáticas benignas más comunes incluyen hemangiomas, que son tumores formados por vasos sanguíneos, y adenomas hepáticos, que se desarrollan a partir de células hepáticas. Estos tipos de tumores suelen ser asintomáticos y no representan un peligro inmediato para la salud, aunque en algunos casos pueden causar complicaciones si crecen demasiado o se rompen.

Por otro lado, las neoplasias hepáticas malignas más frecuentes son el carcinoma hepatocelular (CHC) y el colangiocarcinoma. El CHC se origina a partir de células hepáticas dañadas, especialmente en presencia de cirrosis o hepatitis viral crónica. El colangiocarcinoma se desarrolla en los conductos biliares dentro o fuera del hígado. Ambos tipos de cáncer son potencialmente letales y requieren tratamiento agresivo, que puede incluir cirugía, quimioterapia o radioterapia.

La detección temprana de estas neoplasias es crucial para mejorar el pronóstico del paciente. Por lo tanto, se recomienda realizar exámenes periódicos, especialmente en personas con factores de riesgo como la infección por virus de la hepatitis B o C, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la exposición a sustancias químicas tóxicas.

Un quiste es un saco pequeño lleno de líquido, aire u otra sustancia. Se forma alrededor de una estructura normal de tejidos u órganos del cuerpo. Los quistes pueden ocurrir en casi cualquier parte del cuerpo. Pueden crecer en la piel, los órganos internos como el hígado, riñones y ovarios, así como también en tejidos conjuntivos.

La mayoría de los quistes son benignos (no cancerosos), pero algunos pueden ser malignos (cancerosos). Su tamaño puede variar desde ser tan pequeños que no se puedan sentir, hasta ser lo suficientemente grandes como para desplazar los órganos cercanos.

Los quistes suelen desarrollarse sin causar ningún síntoma y a menudo se descubren durante exámenes médicos de rutina o por casualidad. Sin embargo, si un quiste se rompe, infecta o causa inflamación, entonces podría producir dolor o molestias. El tratamiento depende del tamaño, ubicación y tipo del quiste. Algunos quistes desaparecen sin tratamiento, mientras que otros pueden necesitar ser drenados o incluso extirpados quirúrgicamente.

El ojo, también conocido como glóbulo ocular, es el órgano sensorial responsable de la recepción y procesamiento de estímulos visuales en humanos y animales. Se compone de varias partes que trabajan juntas para permitir la visión:

1. La córnea: es la parte transparente y externa del ojo que protege el interior y ayuda a enfocar la luz.
2. El iris: es el anillo de color alrededor de la pupila que regula la cantidad de luz que entra en el ojo, dilatándose o contraiéndose.
3. La pupila: es la abertura negra en el centro del iris a través de la cual la luz entra en el ojo.
4. El cristalino: es una lente biconvexa situada detrás de la pupila que ayuda a enfocar la luz en la retina.
5. La retina: es la membrana interna del ojo donde se encuentran los fotorreceptores (conos y bastones) que convierten la luz en impulsos nerviosos.
6. El nervio óptico: es el haz de fibras nerviosas que transmite los impulsos nerviosos desde la retina al cerebro, donde se interpretan como imágenes visuales.
7. El humor acuoso y el humor vítreo: son líquidos claros que llenan diferentes partes del ojo y ayudan a mantener su forma y función.

La salud ocular es fundamental para una buena visión y calidad de vida, por lo que es importante someterse a exámenes oftalmológicos regulares y proteger los ojos de lesiones y enfermedades.

El cuerpo ciliar es una estructura del ojo que desempeña un papel importante en el proceso de acomodación, por el cual el ojo se enfoca en objetos situados a diferentes distancias. Se encuentra dentro del ojo, justo detrás del iris (la parte coloreada del ojo) y consiste en músculos y tejidos conectivos modificados.

La función principal del cuerpo ciliar es producir el humor acuoso, un líquido transparente que llena la cámara anterior del ojo entre el cristalino y la córnea. El humor acuoso nutre las estructuras dentro del ojo y ayuda a mantener su forma y tamaño constantes. La producción de humor acuoso está controlada por los músculos del cuerpo ciliar, que pueden contraerse y relajarse para regular la cantidad de líquido producido.

Cuando el ojo se enfoca en objetos cercanos, los músculos del cuerpo ciliar se relajan, lo que hace que el cristalino se haga más esférico y aumente su poder de refracción, permitiendo al ojo ver claramente los objetos cercanos. Cuando el ojo se enfoca en objetos lejanos, los músculos del cuerpo ciliar se contraen, lo que hace que el cristalino se aplane y disminuya su poder de refracción, permitiendo al ojo ver claramente los objetos lejanos.

El malfuncionamiento del cuerpo ciliar puede llevar a diversas afecciones oculares, como la presbicia (pérdida de la capacidad de acomodación con la edad), el glaucoma (aumento de la presión intraocular) y las cataratas (opacificación del cristalino).

Un cistoadenoma mucinoso es un tipo específico de tumor que se forma en los órganos con revestimiento de mucosa, como el ovario, la glándula salival o el pulmón. Este tumor está compuesto por células que producen y secretan una sustancia viscosa y gelatinosa llamada mucina.

El cistoadenoma mucinoso se caracteriza por tener una estructura quística, con uno o varios sacos llenos de líquido mucinoso. La pared del quiste está formada por células epiteliales que producen y secretan mucina.

La mayoría de los cistoadenomas mucinosos son benignos, pero en algunos casos pueden ser cancerosos o tener el potencial de volverse cancerosos con el tiempo. Los síntomas más comunes asociados con este tipo de tumor incluyen dolor abdominal, hinchazón y alteraciones menstruales en las mujeres.

El tratamiento del cistoadenoma mucinoso depende del tamaño y localización del tumor, así como de si es benigno o canceroso. En la mayoría de los casos, el tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica del tumor.

La definición médica de 'Neoplasias Ováricas' se refiere al crecimiento anormal y desregulado de células en uno o ambos ovarios, lo que resulta en la formación de tumores. Estos tumores pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Las neoplasias ováricas pueden originarse directamente en los tejidos ováricos (tumores primarios) o spread a los ovarios desde otros órganos (tumores secundarios o metastásicos).

Existen varios tipos de neoplasias ováricas, incluyendo tumores epiteliales, tumores germinales y tumores del estroma. Los tumores epiteliales son el tipo más común y pueden ser benignos o malignos. Los tumores germinales se originan en las células que producen los óvulos y suelen presentarse en mujeres más jóvenes. Por último, los tumores del estroma surgen de las células que producen hormonas en el ovario.

El tratamiento de las neoplasias ováricas depende del tipo y grado de malignidad, así como del estadio de la enfermedad. La cirugía es a menudo el pilar del tratamiento, seguida de quimioterapia y/o radioterapia en los casos de neoplasias malignas. La detección temprana de estas neoplasias es crucial para mejorar el pronóstico y aumentar las posibilidades de éxito del tratamiento.

Las meninges son membranas protectoras del sistema nervioso central en los humanos y otros animales. Ellas recubren el cerebro y la médula espinal desde el interior del cráneo y la columna vertebral. Hay tres capas de meninges: la duramadre (la más externa y resistente), la aracnoides (la intermedia) y la piamadre (la más interna, que está en contacto directo con el tejido cerebral). Estas membranas ayudan a proteger el sistema nervioso central de lesiones y infecciones, proporcionan un suministro de sangre a través de vasos sanguíneos y contienen líquido cefalorraquídeo, que actúa como amortiguador y facilita la circulación de nutrientes y desechos.

Las neoplasias de las glándulas endocrinas se refieren a un crecimiento anormal y descontrolado de células en las glándulas endocrinas, que son parte del sistema endocrino y producen hormonas. Estos crecimientos pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).

Las glándulas endocrinas más comunes afectadas por neoplasias incluyen:

1. Glándula tiroides: La glándula tiroidea produce hormonas que regulan el metabolismo, crecimiento y desarrollo. Los tumores en la glándula tiroides pueden ser foliculares, papilares, medulares o anaplásicos, y pueden ser benignos (adenomas) o malignos (carcinomas).

2. Glándulas suprarrenales: Las glándulas suprarrenales producen hormonas esteroides y catecolaminas. Los tumores en las glándulas suprarrenales pueden ser benignos (adenomas) o malignos (feocromocitomas).

3. Páncreas: El páncreas produce hormonas como insulina y glucagón, así como enzimas digestivas. Los tumores en el páncreas pueden ser benignos (islet cell adenoma) o malignos (insulinoma, glucagonoma, VIPoma).

4. Paratiroides: Las glándulas paratiroideas producen hormona paratiroidea, que regula los niveles de calcio en la sangre. Los tumores en las glándulas paratiroideas pueden ser benignos (adenomas) o malignos (carcinomas).

5. Hipófisis: La hipófisis produce varias hormonas, incluyendo la hormona del crecimiento, prolactina, tirotropina, corticotropina y gonadotropinas. Los tumores en la hipófisis pueden ser benignos (prolactinoma, acromegalia) o malignos (carcinomas).

6. Timo: El timo produce linfocitos T y otras hormonas. Los tumores en el timo pueden ser benignos (timoma) o malignos (carcinomas).

Los síntomas de los tumores endocrinos dependen del tipo de tumor y la glándula afectada. Algunos tumores no producen síntomas hasta que se han extendido, mientras que otros pueden causar síntomas graves incluso en etapas tempranas. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapia dirigida.

La retina es una membrana delgada y transparente que recubre la parte interna del ojo y desempeña un papel crucial en el proceso de visión. Está compuesta por varias capas de células sensibles a la luz, llamadas fotorreceptores (conos y bastones), que captan la luz entrante y la convierten en impulsos nerviosos.

Estos impulsos viajan a través del nervio óptico hasta el cerebro, donde se interpretan como imágenes visuales. La retina también contiene otras células especializadas, como los ganglios y las células amacrinas, que ayudan a procesar y analizar la información visual antes de enviarla al cerebro.

La parte central de la retina, llamada mácula, es responsable de la visión central y detallada, mientras que las áreas periféricas de la retina proporcionan una visión más amplia pero menos nítida. La preservación de la salud y la función retinales son esenciales para mantener una buena visión y detectar temprano cualquier enfermedad o trastorno relacionado con la retina, como la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), el desprendimiento de retina o la retinopatía diabética.

Las neoplasias gastrointestinales se refieren a un crecimiento anormal y desregulado de tejidos en el tracto gastrointestinal, que puede ser benigno o maligno (cáncer). Estos crecimientos celulares se denominan neoplasias o tumores.

En el tracto gastrointestinal, las neoplasias pueden ocurrir en cualquier parte, desde la boca hasta el ano. Algunos tipos comunes de neoplasias gastrointestinales incluyen:

1. Adenomas: crecimientos benignos que a menudo se encuentran en el colon y el recto. Sin embargo, algunos adenomas pueden volverse cancerosos con el tiempo.

2. Carcinoides: tumores neuroendocrinos que generalmente se desarrollan en el intestino delgado, pero también pueden ocurrir en el estómago, el colon y el recto. La mayoría de los carcinoides son benignos, pero algunos pueden ser cancerosos y diseminarse a otras partes del cuerpo.

3. Linfomas: tumores que se desarrollan en el sistema inmunológico y afectan a los glóbulos blancos. Pueden ocurrir en cualquier parte del tracto gastrointestinal, pero son más comunes en el estómago y el intestino delgado.

4. Cánceres: incluyen carcinomas de células escamosas, adenocarcinomas y sarcomas. Los cánceres gastrointestinales pueden ser muy agresivos y crecer rápidamente, invadiendo tejidos circundantes y diseminándose a otras partes del cuerpo.

Los síntomas de las neoplasias gastrointestinales varían según la ubicación y el tipo de tumor. Algunos síntomas comunes incluyen sangrado rectal, dolor abdominal, cambios en los hábitos intestinales, pérdida de apetito y pérdida de peso inexplicable. El tratamiento depende del tipo y la etapa del tumor y puede incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de estos.

El carcinoma ductal pancreático es un tipo específico de cáncer que se forma en los conductos que transportan los jugos digestivos desde el páncreas hasta el intestino delgado. Este tipo de cáncer se desarrolla a partir de las células que recubren los conductos, conocidas como células ductales.

El carcinoma ductal pancreático es el tipo más común de cáncer de páncreas, representando aproximadamente el 90% de todos los casos de cáncer pancreático. Es una enfermedad agresiva y generalmente se diagnostica en etapas avanzadas, lo que dificulta su tratamiento y reduce las posibilidades de éxito del tratamiento.

Los síntomas del carcinoma ductal pancreático pueden incluir dolor abdominal superior persistente, pérdida de apetito, pérdida de peso involuntaria, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), y heces de color claro. El tratamiento puede incluir cirugía, quimioterapia y radioterapia, dependiendo del estadio y la localización del cáncer en el momento del diagnóstico.

En la medicina y la biomedicina, el término "neoplasias experimentales" se refiere al crecimiento anormal y descontrolado de tejidos vivos cultivados en un entorno de laboratorio. Estas neoplasias son generadas a propósito por investigadores científicos para estudiar los procesos biológicos subyacentes al desarrollo del cáncer y probar nuevas estrategias terapéuticas.

El término "neoplasia" se utiliza en medicina para describir el crecimiento descontrolado de células que puede dar lugar a tumores benignos o malignos. En el contexto de investigaciones experimentales, estas neoplasias se desarrollan mediante la manipulación genética y química de células vivas en cultivo.

Los científicos utilizan diferentes técnicas para inducir la formación de neoplasias experimentales, como la introducción de oncogenes (genes que promueven el crecimiento celular descontrolado) o la inactivación de genes supresores de tumores (genes que regulan la división celular y previenen la formación de tumores). También se pueden emplear productos químicos y radiaciones para inducir mutaciones y promover el crecimiento anormal de células.

El estudio de neoplasias experimentales es fundamental para comprender los mecanismos moleculares que conducen al desarrollo del cáncer y para evaluar la eficacia y seguridad de nuevos tratamientos contra esta enfermedad. Los investigadores pueden observar de cerca el crecimiento y comportamiento de estas neoplasias, analizar las vías moleculares alteradas y probar diferentes estrategias terapéuticas, como fármacos, inmunoterapias o terapias génicas.

En resumen, las neoplasias experimentales son crecimientos anormales de tejidos cultivados en laboratorio, generadas intencionalmente para estudiar los mecanismos del cáncer y evaluar nuevos tratamientos contra esta enfermedad.

Neoplasia de tejido vascular es un término general que se utiliza para describir el crecimiento anormal y descontrolado de células en los vasos sanguíneos o linfáticos. Estos crecimientos pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).

Las neoplasias benignas de tejido vascular incluyen hemangiomas, que son tumores formados por vasos sanguíneos, y linfangiomas, que se componen de vasos linfáticos. Estos tipos de tumores suelen crecer durante el desarrollo fetal o en la infancia, pero a veces pueden aparecer en adultos. La mayoría de los hemangiomas y linfangiomas no requieren tratamiento, ya que pueden desaparecer por sí solos con el tiempo. Sin embargo, algunos casos pueden causar problemas estéticos o funcionales y pueden necesitar ser tratados con cirugía, láser o medicamentos.

Las neoplasias malignas de tejido vascular se denominan angiosarcomas y sarcomas de los vasos linfáticos. Estos tumores son raros pero agresivos y pueden crecer rápidamente, invadir tejidos circundantes y diseminarse a otras partes del cuerpo (metástasis). El tratamiento suele incluir cirugía para extirpar el tumor, seguida de radioterapia o quimioterapia para destruir las células cancerosas restantes.

En general, las neoplasias de tejido vascular pueden causar síntomas como dolor, hinchazón, sangrado o cambios en la piel. Si se sospecha una neoplasia de tejido vascular, es importante buscar atención médica especializada para un diagnóstico y tratamiento adecuados.

No existe una definición médica específica para "Enciclopedias como Asunto" ya que esta frase parece ser una expresión coloquial o un título en lugar de un término médico. Sin embargo, si nos referimos al término "enciclopedia" desde un punto de vista educativo o del conocimiento, podríamos decir que se trata de una obra de consulta que contiene información sistemática sobre diversas áreas del conocimiento, organizadas alfabética o temáticamente.

Si "Enciclopedias como Asunto" se refiere a un asunto médico en particular, podría interpretarse como el estudio o la investigación de diferentes aspectos relacionados con las enciclopedias médicas, como su historia, desarrollo, contenido, estructura, impacto en la práctica clínica y la educación médica, entre otros.

Sin un contexto más específico, es difícil proporcionar una definición médica precisa de "Enciclopedias como Asunto".

El seno piriforme, también conocido como fosa piriforme, es un espacio situado en la región lateral del cuello. Es un espacio en forma de pirámide o cono invertido que se extiende desde la base del cráneo (porción lateral del hueso occipital) hasta el nivel de la apófisis transversa de la segunda vértebra cervical (C2).

Este espacio está limitado por varias estructuras musculares y fasciales. Lateralmente, limita con el músculo esternocleidomastoideo; medialmente, con el músculo recto anterior del cuello; anteriormente, con la fascia cervical profunda; y posteriormente, con los músculos elevador de la escápula y splenius capitis.

El seno piriforme contiene varios vasos sanguíneos y nervios importantes, como el tronco simpático, la vena yugular interna, la arteria carótida interna, y los nervios glosofaríngeo (IX), vagus (X) y accesorio (XI). Debido a su proximidad a estas importantes estructuras vasculares y neurológicas, el seno piriforme es de interés clínico en diversas áreas, como la anestesiología, la cirugía de cuello y la medicina de emergencia.

La lengua es un órgano muscular móvil situado en el suelo de la cavidad oral, que desempeña funciones importantes tanto en el sistema digestivo como en el sistema nervioso. Forma parte del aparato gustativo y es responsable de la percepción de los sabores dulce, salado, amargo y ácido.

La lengua está recubierta por una mucosa que contiene papilas gustativas, pequeños receptores sensoriales especializados en detectar moléculas químicas presentes en los alimentos y bebidas. También tiene glándulas salivales que producen saliva para ayudar a la digestión de los alimentos.

Además, la lengua desempeña un papel crucial en el habla, ya que es responsable de articular sonidos y formar palabras mediante el movimiento coordinado de sus músculos. La parte anterior de la lengua se utiliza para proyectar los sonidos hacia el paladar o los dientes, mientras que la parte posterior ayuda a formar consonantes al bloquear o redirigir el flujo de aire.

En términos anatómicos, la lengua se compone de dos tipos principales de tejido: el músculo y la mucosa. El músculo de la lengua se divide en cuatro grupos: intrínsecos (que modifican la forma de la lengua), extrínsecos (que conectan la lengua con otras estructuras craneales), genioglosos (que tiran hacia abajo y adelante) y hipoglosos (que mueven la lengua hacia los lados). La mucosa de la lengua contiene glándulas serosas y mucosas, vasos sanguíneos y nervios.

En resumen, la lengua es un órgano muscular complejo con diversas funciones importantes en el cuerpo humano, incluyendo la percepción del gusto, la fonación, la deglución y la manipulación de los alimentos.

El labio es la estructura muscular y cutánea que forma la abertura anterior de la boca en los seres humanos y otros animales. Hay dos labios: el labio superior y el labio inferior. El labio superior es generalmente más grande que el labio inferior.

Desde un punto de vista médico, el labio es importante por varias razones. En primer lugar, desempeña un papel importante en la función oral, como comer, beber, hablar y sonreír. En segundo lugar, el labio puede verse afectado por diversas condiciones médicas, como defectos de nacimiento (p. ej., labio leporino), infecciones (p. ej., herpes simple), traumatismos y cánceres (p. ej., carcinoma de células escamosas).

El tratamiento de las afecciones del labio depende de la causa subyacente. Por ejemplo, el labio leporino puede requerir cirugía reconstructiva, mientras que el herpes simple se trata con medicamentos antivirales. El cáncer del labio generalmente se trata con cirugía seguida de radioterapia o quimioterapia.

La orofaringe es la parte superior del tracto digestivo y el tracto respiratorio que se encuentra justo detrás de la cavidad oral o boca. Se extiende desde la base del cráneo hasta el nivel del segundo y tercer anillo traqueal, donde limita con la hipofaringe o glotis. La orofaringe es parte de la región conocida como la faringe, que también incluye la nasofaringe y la hipofaringe.

La orofaringe desempeña un papel importante en tanto la deglución como la respiración. Durante la deglución, los alimentos son impulsados desde la boca a través de la orofaringe hacia el esófago para su digestión posterior. Durante la respiración, el aire pasa a través de la orofaringe en su camino hacia los pulmones.

La orofaringe está compuesta por tejido muscular y mucoso y contiene varias estructuras importantes, como las amígdalas palatinas o " vegetaciones", el paladar blando y la úvula o campanilla. Las infecciones o inflamaciones de la orofaringe pueden causar diversos síntomas, como dolor de garganta, dificultad para tragar y fiebre.

Las neoplasias hematológicas se refieren a un grupo de trastornos relacionados con la producción y el funcionamiento de las células sanguíneas en el sistema hematopoyético. Esto incluye diferentes tipos de cáncer que afectan a los glóbulos blancos (leucemias), los glóbulos rojos (mielomas y macroglobulinemias) y las plaquetas (trombocitopenias).

Estas enfermedades se caracterizan por un crecimiento y división celular descontrolado, lo que lleva a la acumulación anormal de células inmaduras o maduras en la médula ósea, el torrente sanguíneo o los ganglios linfáticos. La proliferación de estas células anormales puede interferir con la producción y función normal de las células sanguíneas sanas, lo que provoca diversos síntomas y complicaciones clínicas.

Los subtipos específicos de neoplasias hematológicas incluyen leucemias agudas y crónicas, mieloma múltiple, macroglobulinemia de Waldenström, linfomas Hodgkin y no Hodgkin, y diversas formas de trastornos mieloproliferativos y mielodisplásicos. El diagnóstico y el tratamiento de estas enfermedades requieren un enfoque multidisciplinario que involucre a especialistas en hematología, oncología, patología y otros campos médicos relacionados.

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