Las benzodiazepinas son un tipo de fármacos depresores del sistema nervioso central que se utilizan principalmente para tratar el insomnio, la ansiedad y los ataques de pánico. También pueden administrarse antes de procedimientos médicos como sedantes o relajantes musculares. Las benzodiazepinas actúan aumentando la acción del neurotransmisor GABA (ácido gamma-aminobutírico) en el cerebro, lo que produce efectos sedantes, anticonvulsivantes, muscle relaxants y anxiolíticos.
Los ejemplos comunes de benzodiazepinas incluyen alprazolam (Xanax), clonazepam (Klonopin), diazepam (Valium) y lorazepam (Ativan). Aunque las benzodiazepinas pueden ser eficaces para tratar una variedad de condiciones, están asociadas con un riesgo de dependencia y abuso, por lo que generalmente se recomienda limitar su uso a cortos períodos de tiempo.
Los efectos secundarios comunes de las benzodiazepinas incluyen somnolencia, mareos, debilidad y falta de coordinación. Los efectos secundarios más graves pueden incluir amnesia, confusión, depresión y problemas respiratorios. El uso a largo plazo de benzodiazepinas también se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia en adultos mayores.
Debido al potencial de efectos secundarios graves y la posibilidad de dependencia, las benzodiazepinas solo deben utilizarse bajo la supervisión cuidadosa de un profesional médico. Si tiene preguntas sobre el uso de benzodiazepinas o sobre sus riesgos e interacciones potenciales con otros medicamentos, hable con su proveedor de atención médica.