La acatalasia se puede diagnosticar mediante pruebas de sangre y análisis de heces, y se trata generalmente con una dieta baja en grasas y una combinación de vitaminas y suplementos nutricionales. Sin tratamiento, la enfermedad puede progresar y causar problemas graves como la neuropatía diabética, la ceguera, la enfermedad hepática y el fallo orgánico.
La acatalasia es una enfermedad genética que se hereda de los padres, y puede ser diagnóstica en el período prenatal mediante análisis de sangre del feto. Los síntomas pueden presentarse en la infancia o en la adolescencia, y pueden incluir fatiga, debilidad, dolor abdominal, problemas de visión y dificultades para caminar.
La acatalasia es una enfermedad muy grave y puede ser mortal si no se trata adecuadamente. Por esta razón, es importante que los pacientes con esta enfermedad reciban atención médica constante y un tratamiento personalizado para evitar complicaciones graves.